9.08.19

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Cuando la pérdida es ganancia

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“Así debe ser!, ¡así debe ocurrir!, cuando las cosas importantes, las cosas realmente importantes, están en peligro, alguien debe perderlas, alguien debe sacrificarse para que sus seres queridos, sus amigos y su pueblo las conserven”.

Rodrigo Álvarez Zenteno, “Dos respuestas al final del camino”

en “Tolkien: raíces y legado”.

 

No hay duda alguna, lo dijo nuestro profesor, que él había tomado conciencia de que había escrito una obra católica cuando revisó El Señor de los Anillos. En un principio, no había tenido tal intención pero, como era de esperar en un hombre de fe profunda y arraigada en su corazón, le salió lo que debía salir…

Hay muchos temas que podríamos traer aquí sobre la influencia de su catolicismo en una obra tan extensa (felizmente extensa, podemos decir) como es El Señor de los Anillos. Pero hay uno que muestra el fin mismo de la vida de quien sabe que debe sacrificarse por los demás hasta, si es necesario, dar su vida por todos. Y es, exactamente, lo que hizo Jesucristo. Y el profesor de Oxford nos muestra tal posibilidad en más de una ocasión, con más de un personaje y muestra y demuestra que sí, que eso es posible y que, a veces, es la única salida ante una determinada situación.

El título de este artículo, el que dedicamos al mundo de Tolkien, tiene todo ver con lo que supone, en efecto, darse para el prójimo que es, y al cabo, una característica típica de quien no piensa, en exclusiva, en sí mismo sino que tiene en cuenta las necesidades ajenas. Es bien cierto que a eso se le suele llamar solidaridad en grado sumo pero nosotros preferimos otro término, caridad, que encierra algo más que entregarse por una causa porque supone tener un sentido último para hacer eso. Y es en esto hay algo más que simple altruismo…

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6.08.19

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" –Amar al prójimo

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Amar al prójimo

 

“Cada mañana, la ortopedia que una madre coloca sobre el tobillo inútil de un hijo, gustaría de abrocharla sobre esa planta suya de mujer que pisa con brío los adoquines y las aceras. El chaleco que se apura del jornal, un hombre se lo embute a la mujer o a la hija y tirita gozosamente en las frías madrugadas de invierno. El amor crece y se corona gloriosamente asumiendo el martirio de la criatura de elección. Se quema la vida por el doble de nuestra entraña y uno agoniza entre el revuelo de campanas que provoca el amor complacido.” (El sillón de ruedas, p. 102)

 

Es más que cierto, y sabemos que lo dijo Aquel que todo lo conocía, como Dios hecho hombre, y mucho había vivido como mortal, que hay algo en lo que se resume la Ley y los Profetas. Y sí, nos referimos al amor al prójimo.

Recordemos aquello: “y amarás al prójimo como a ti mismo”.

Esto es bastante sencillo de entender pero no siempre lo llevamos a cabo. Y es que son muchas las veces que no podemos recorrer la distancia que hay entre la teoría y la práctica. En principio, de todas formas, la cosa no parece tan difícil de comprender.

Amar al prójimo supone saber, primero, quién es; luego, aplicar la teoría que tan bien nos sabemos a tal quién es. Y ahí, muchas veces, fallamos.

Sobre esto no estaría mal recordar aquellas palabras de Jesucristo que venían a decir su madre y sus hermanos son aquellas personas que escuchan la Palabra de Dios y la llevan a sus corazones para luego, sacar de ellos el bien para el prójimo y el máximo y mayor amor para el Creador.

Bien. Ya sabemos a qué debemos atenernos si queremos saber a qué refiere nuestro hermano Manuel Lozano Garrido, a la sazón Beato de la Iglesia que fundara Cristo y que, con el tiempo, se le dio el nombre de católica.

Nuestro Beato de Linares (Jaén, España) nos pone unos ejemplos de lo que es el amor al prójimo. De todas formas, es más que seguro que cualquiera que le esto (y quien no lo lea también) pondría ejemplos sin cuento de lo que es amar a nuestro prójimo.

Creemos, de todas formas, que lo que importa no es eso (con ser importante, por supuesto, porque centra el qué y el quién) sino que eso supone que el amor que mostramos por quien nos necesita es claro ejemplo de que hemos entendido, primero, la Palabra de Dios y, luego, que la hemos llevado a la práctica de forma correcta, como Dios quiere que sea llevada.

A veces, sí, el amar al prójimo supone un martirio. Y lo supone porque se es mártir en el sentido más directo: testigo. Y es que se testifica sobre el Amor de Dios hacia sus criaturas y porque, desde tal Amor, se aprende lo que es amar a quien lo necesita (¿No estamos nosotros más que necesitados de tantas necesidades espirituales y, por eso, Dios nos ama tanto?)

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3.08.19

La Palabra del domingo - 4 de agosto de 2019

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Lc 12, 13-21

 

“13 Uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo’. 14 El le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?’ 15 Y les dijo: ‘Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes’. 16 Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; 17 y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’ 18 Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.’ 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’ 21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios’”.

 

 

COMENTARIO

 

Los verdaderos bienes, los mejores

 

No es nada extraño que quien conocía al Hijo de Dios quisiera que, de alguna manera, interviniera en su vida. Y es que, habiendo visto o habiendo conocido lo que era capaz de hacer… en fin, nada impedía que, eso, pusiera cierto orden en la vida de sus discípulos o seguidores.

Jesucristo, sin embargo, sabía más que bien la misión para la que había sido enviado al mundo. A lo mejor había quien creía que estaba aquí para poner cierto orden en la vida de los hombres. Al contrario, por decirlo así, era la verdad: había venido al mundo a prender fuego al mundo para que el fuego de la Verdad de Dios y de la Ley del Padre purificara lo impuro.

Eso, podemos decir, tal forma de ver las cosas, no era demasiado bien entendida por aquellos que al mirar al hijo de José y de María veían, digamos, un instrumento que se podía utilizar, hacer uso de él según fueran las necesidades de cada cual.

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1.08.19

J.R. R. Tolkien -Ventana a la Tierra Media – El Espíritu de la Tierra Media

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Desde que los Elfos despiertan en Cuiviénen hasta que, por ejemplo, Frodo y sus compañeros embarcan hacia las Tierras Imperecederas después de salir victoriosos en la Guerra del Anillo, es bien cierto que pasaron muchos siglos. Es más, miles de años discurrieron en los que tantas cosas acaecieron y de las que, lógicamente, nada de ellas vamos a decir aquí porque siempre nos quedaríamos cortos, muy cortos. 

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Podemos decir que ellos, aquellos Primeros Nacidos, miraron hacia arriba y vieron las estrellas porque aún no había ni Sol ni Luna. Y quedaron maravillados con aquel espectáculo nocturno. Y entonces, precisamente entonces, creemos que pronunciaron sus primeras palabras que eran expresión, seguro, de admiración y de gozo. 

Sin embargo, y como no puede ser de otra forma cuando alguien escribe, hay un hilo que une toda esa trama que es, decimos, no sólo extensa sino, en los corazones de los lectores, gozosa y abarcadora de todo aquello por lo que vale la pena no sólo leer sino, incluso, vivir. 

Es bien cierto que J.R.R. Tolkien, a lo mejor, no quiso que eso pasase eso. Es decir, que en un principio no dijo, por ejemplo, “ahora voy a escribir de forma que pueda deducirse, alegóricamente, algo de todas las letras que puede dejar plasmadas”. 

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30.07.19

Un amigo de Lolo – Amor de Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Un amigo de Lolo – Amor de Dios

 

Amor de Dios, “ritornello” en la única y maravillosa sinfonía de su tarea creadora; amor que aflora apuradamente sobre un cúmulo de estropicios para recoser con ardor el tesoro de la ilusión, de la belleza, del amor universal, que se remontan en la gloria de la felicidad.” (El sillón de ruedas, p. 100)

 

Creemos que la expresión musical “ritornello” viene a querer decir la repetición de una determinada sección en una pieza musical. Vendría a ser, claro, como un volver a escuchar lo mismo o, en término generales, un recordar lo que ha sido antes interpretado.

El Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo, hace un uso más que conveniente de tal término para hablarnos del Amor de Dios porque, en efecto, cierta forma de ser del mismo se repite, por según cómo somos, muchas y más que muchas veces.

El caso es que si hablamos de aquella obra creadora de Dios, la Creación, así, con mayúscula, no podemos decir ni sostener que una vez llevada a cabo el Todopoderoso se olvidó de ella y la dejó, por así decirlo, sola y a sus anchas. No. Lo contrario es la verdad: creó, sí, Dios pero hasta hoy mismo nunca ha dejado sola ni sin su compañía a la Creación. Es decir, que hoy mismo (y mañana y siempre) la mantiene.

Decir eso supone mucho. Supone, por ejemplo, que sea la que haya sido a lo largo de la historia de la humanidad la actuación de su semejanza, nuestro Creador siempre ha salido en su defensa y auxilio. Y baste, por ejemplo, el caso de Noé y el diluvio universal o de la salvación del esclavizado pueblo judío en Egipto, etc.

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27.07.19

La Palabra del Domingo - 28 de julio de 2019

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Lc 11,1-13

 

“1 Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.’

2 Él les dijo: ‘Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, 3 danos cada día nuestro pan cotidiano, 4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.’ 5 Les dijo también: ‘Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, 6 porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, 7 y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, 8 os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.’ 9 Yo os digo: ‘Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. 10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; 12 o, si pide un huevo, le da un escorpión? 13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’

COMENTARIO

 

Oportunidad e inoportunidad en la fe

Que los discípulos más allegados de Jesús le pidiesen que les enseñase a orar no era nada extraño. Ellos veían, aquellos doce hombres contemplaban, cómo el Maestro pasaba muchos momentos dedicados a hablar con su Padre Dios. No podían, por eso, más que ansiar conocer, al menos conocer, cómo se podía hacer eso. 

Sin duda que Cristo era ejemplo para ellos. En esto, además, era el mejor ejemplo porque su oración ellos veían que era profunda (¿Qué pensaron cuando, en su momento, en el Gethsemaní lo vieron orando de aquella forma?) y, siquiera pensar que podían hacer lo mismo les debía producir gran gozo. 

Y Jesús no lo duda.

Ya podemos imaginar que la oración que les iba a enseñar la tenían más que aprendida. Conocido por sí que era Dios hecho hombre, nada mejor para Él que saber cómo debían dirigirse a su persona para pedir y, también, para dar las merecidas gracias al Creador. 

Aquella oración, el Padre Nuestro, es, desde entonces, la que ha llevado al pueblo elegido por Dios al puerto de la salvación eterna a través de la posterior muerte de Su Hijo. Y es con ella con la que el ser humano creyente cristiano ha sido capaz de entablar gozosos encuentros con el Todopoderoso. 

Pero este texto del Evangelio San Lucas contiene mucho más y es muy rico en cuanto a riqueza espiritual. 

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26.07.19

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media. Tolkien, algo de su vida en su obra

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Es bien cierto que, a la hora de escribir, hay autores que se basan, únicamente, en lo que su mente, a través de la imaginación, puedan proporcionarles.

Hay, sin embargo, quien es capaz de hacer valer su propia vida, las experiencias habidas a lo largo de la misma así como todo aquello que le pueda haber pasado, hacer valer, decimos, todo eso (y mucho más que cada cual sabe y conoce mejor que nadie) para que quede reflejado en su obra.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que nuestro autor, el profesor de Oxford J.R.R. Tolkien, es uno de los autores citados arriba y da muestras, más que suficientes, a lo largo de su obra.

A esto bien lo podemos llamar, por tanto, “huellas de vida en su obra” porque son eso: reflejos de lo que le pasó en lo que, luego, sucedió a sus personajes.

Como es lógico, aquí no vamos a hacer una relación tan exhaustiva de lo que decimos que no haya nada más que decir. Y es que ni entra eso en nuestra capacidad (otros habrá y hay que conozcan mucho mejor que quien esto escribe la obra de Tolkien) ni podemos hacerlo porque, a lo mejor, esto resultaría interminable. Sin embargo, sí vamos a poner algunos casos que de memoria recordamos y que puedan apoyarnos en lo que aquí decimos que, es seguro, otros mucho más preparados habrán dicho antes.

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23.07.19

Un amigo de Lolo – Confianza en Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Un amigo de Lolo – Confianza en Dios

“La misma ocultación desconcertante de Dios hay que valorarla dentro de su generosidad. Si en ella se reitera el fango y la humillación suyos, el Señor sólo nos pide que colaboremos con la simple aprobación del Misterio e insiste en que no nos importe, ya que a nosotros nos queda, junto a la lima, la garlopa o las teclas de máquina, cierta intimidad divina que recrea en cada latido la futura dicha, que algún día hemos de paladear sin cortapisas.” (El sillón de ruedas, p. 107)

Confianza.

Esta palabra, que dice más que mucho de quien la pone en práctica, es un buen hilo de unión entre Dios y su semejanza y, aquí entendemos, de aquella que cree que el Creador es el Único Dios existente, que todo lo ha creado y mantiene y que es inmensamente Bueno y Misericordioso.

Así dicho, en general, nosotros manifestamos confianza cuando nos entregamos en manos, por así decirlo, de alguna persona. Y eso es lo que debemos hacer con Dios.

El Beato Manuel Lozano Garrido, que sabe muy bien que confiar en Dios no es sólo importante sino más que conveniente para sus hijos, reconoce muchas veces que Dios, que nos perdona siempre, nos espera, también siempre, cerca de su corazón. Y por eso nos pide lo que aquí y hoy nos pide.

Sí. Es más que cierto que hay muchas realidades espirituales que son un verdadero misterio para nosotros. Y así, el Misterio, con mayúsculas, que puede ser el destino que Dios nos tiene preparado, hacia dónde vamos si seguimos su santa Voluntad es, eso, un gran Misterio.

¿Qué hacer, pues, en tal caso?

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20.07.19

La Palabra del Domingo - 21 de julio de 2019

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Lc 10, 38-42

 “38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.’ 41 Le respondió el Señor: ‘Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.”

  

COMENTARIO

Los amigos de Jesús

En cuanto hombre que era, el Hijo de Dios también tenía amigos. No nos referimos a los apóstoles que, por supuesto, eran amigos suyos sino a los que habían compartido su infancia y su amistad llegaba hasta ahora mismo, cuando había empezado su predicación entre el pueblo elegido por Dios. 

No podemos negar que aquellos amigos eran muy especiales. Y es que Marta, María y Lázaro se cuentan entre los que son importantes en la vida del Maestro. Y así como ahora lo vemos visitarlos, es más que seguro que muchas otras veces, no recogidas en los Evangelios, hizo lo mismo pues gustaba y gozaba con su compañía. 

Cada uno de ellos era como era. Es decir, tanto Marta, María como Lázaro tenían su forma de ser particular y en este texto del Evangelio de San Lucas, muestran, precisamente, eso.

 

Diversas actitudes ante la fe 

Ciertamente Marta estaba preocupada por atender lo mejor posible a la visita. Es decir, nos la podemos imaginar atareada de un lado para otro aunque, en realidad, no hace falta ni eso porque este texto bíblico ya nos lo dice: andaba atareada

Aquello, lógicamente, no era mala cosa porque quien recibe a alguien en su casa espera atenderlo lo mejor posible y que no pueda pensar que no lo tiene en cuenta como amigo. 

Marta, pues, dirige todo aquel movimiento que, esto sí podemos imaginárnoslo porque no se nos dice, que sería grande porque no es posible ni pensable que Jesús acudiera solo a visitar a sus amigos. Por lo menos, como poco, irían con él sus apóstoles que eran doce y no podemos dar por imposible que no fueran otros más.

Pensemos, por ejemplo que fuese Jesús con sus apóstoles. Entonces eran 13 personas que, de golpe y porrazo en una casa pueden causar un estrago grande en cuanto a circunstancias. Y eso era lo que estaba atendiendo Marta de la mejor manera posible que sería, seguramente, bastante buena. Y es que es casi seguro que tuvieran servidumbre y no vivieran ellos solos. 

 

Lo que verdaderamente importa

 

Que Marta le plantease a Jesús aquella situación (ella trabajando sin parar, María allí sentada sin hacer más que escuchar al Maestro) no es nada extraño. Sentía, es posible, hasta un poco de rabia por no poder sentarse a escuchar lo que decía su amigo a quien tan bien conocía desde hacía tantos años. 

Pero Cristo, como es de esperar, sale por otro lado que Marta no espera. 

Jesús había venido al mundo a enseñar lo importante y a desdeñar lo que era superfluo. Y eso era lo que procuraba que llegara a los corazones de aquellos que le escuchaban. Y eso era lo que hacía ahora con su amiga Marta que tan preocupada estaba con el hecho de que su hermana María no le echara una mano en la tarea de atender a la visita. 

Aunque Cristo no quisiera que aquello pudiera parecer una reprimenda lo era en toda regla. Marta debía comprender que sólo había una cosa importante: escucharlo a Él y, sobre todo, llevar a la práctica lo que enseñaba. Y no podía negar la hermana de María que esta estaba en mejor posición que la protestona y algo llorica Marta. 

 

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que creen que las cosas del mundo son más importantes que las de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar al Maestro.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a querer escuchar la Palabra en boca de Cristo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

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18.07.19

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Seres subcreados para otro mundo

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A lo mejor parece muy simplista y sencillo pero las cosas son como son: existe el Bien y el Mal y aquí ya lo hemos dicho en artículo publicado hace algunas semanas.

Por eso, en el mundo de Tolkien hay seres buenos y otros que son malos o, como se dice hoy día, lo siguiente…

Es bien cierto, francamente lo decimos, que esto puede parecer demasiado simple pero es, ciertamente, la verdad.

Es evidente que, para quien haya leído nuestro autor, los malos y los buenos están perfectamente definidos. Sin embargo, no ha de estar mal poner a cada uno en su sitio. Así, por ejemplo, tenemos:

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