InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Serie P. José Rivera

4.05.13

Serie P. José Rivera - Fecundidad

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Cumplir con la voluntad, es cierto, no siempre es fácil ni resulta fácil.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

El arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, inició el proceso de canonización el 21 de noviembre de 1998. Terminó la fase diocesana el 21 de octubre de 2000, habiéndose entregado en la Congregación para la Causas de los Santos la Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad.

Pero, mucho antes, a José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (como arriba se ha traído de su Biografía), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías.

A ellos dedicamos las páginas que Dios nos dé a bien escribir haciendo uso de las publicaciones que la Fundación “José Rivera” ha hecho de las obras del que fuera sacerdote toledano.

Serie P. José Rivera
Fecundidad

Fecundidad

“El matrimonio es signo del amor de Cristo a su Iglesia. Necesidad de que la gente lo conozca así. Pero en primer término de que lo sepan -lo saboreen, penetrando sus últimas realidades- los casados. La disolución del matrimonio indica inequívocamente la obliteración de esta realidad. El casado se ha unido a Cristo -indisolublemente- a través del otro cónyuge; cualquier separación de él, es, irremediablemente, separación de Cristo. El matrimonio, bien concebido, ayuda a entender el celibato. La crisis del celibato sacerdotal manifiesta, sin más, la crisis del matrimonio. Importancia del nombre de Esposo que Cristo -y Dios- recibe en la Biblia. Mi predicación acerca de la madurez afectiva, que hace que el hijo -que somos todos- pueda tomar ya figura de esposa.”.

Estas palabras, escritas por el P. José Rivera en el volumen, de sus obras, titulado “Fecundidad” (1) clarifica, a la perfección el contenido de lo escrito, en el mismo, por el sacerdote toledano. El matrimonio, entendido desde el punto de vista católico, tiene una relación muy directa con el amor de Jesucristo y, por lo tanto, no es fácil entender que pueda haber disolución del mismo por mero capricho de alguno de los contrayentes. Y esto, teniendo en cuenta que, digamos, el propósito del matrimonio no es otro, por mucho que se quiera disimular tal verdad, es la perpetuación de especie humana, creación de Dios.

Leer más... »

27.04.13

Serie P. José Rivera - Textos proféticos

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El amor a los semejantes es propio de personas que saben que son descendencia divina.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

El arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, inició el proceso de canonización el 21 de noviembre de 1998. Terminó la fase diocesana el 21 de octubre de 2000, habiéndose entregado en la Congregación para la Causas de los Santos la Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad.

Pero, mucho antes, a José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (como arriba se ha traído de su Biografía), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías.

A ellos dedicamos las páginas que Dios nos dé a bien escribir haciendo uso de las publicaciones que la Fundación “José Rivera” ha hecho de las obras del que fuera sacerdote toledano.

Serie P. José Rivera
Textos proféticos

Textos proféticos

Este libro del P. José Rivera son dos libros. Lo decimos porque existen dos volúmenes (Textos proféticos y Textos proféticos II) que recogen aquellos que pueden así considerarse.

Estos dos libros nos muestran una faceta, otra más, muy particular del P. José Rivera. Si ya dimimos que también era poeta, no esta de más que digamos, ahora, que era profeta.

En la Introducción del primero de los 2 libros se dice, con relación al título de este (luego, otro más) libro (Textos proféticos) “porque nos descubren una dimensión fundamental de la vida y del testimonio de D. José Rivera. El fue, en medio de la Iglesia, voz profética que supo avistar el paso de la gracia por nuestras vidas personales y por tantos derroteros de la vida eclesial”.

Pues bien, estos dos libros están repletos de textos que muy bien nos pueden servir para darnos cuenta del carácter especial de este sacerdote toledano.

Así, desde lo que significa ser hijos hasta la fe o desde la figura de Jesucristo al valor del silencio, se va escanciando en nuestros corazones multitud de reflexiones que nos permiten tener una visión muy amplia del pensamiento del P. José Rivera Ramírez.

Pues bien, nos dice el autor de los textos aquí traídos, que “Dios, fuente de todo-necesaria (es decir, enguanto algo existe, tiene por fuente necesaria a Dios) es Padre, Hijo, Espíritu Santo. Se hace fuente del hombre, a quien crea como hijo” (1).

Somos, por lo tanto, hijos de Dios y en tal filiación reconocemos Quién es nuestro Creador. Por tanto, “el hombre recibe libertad, pero como imagen deficiente del Padre, en la tierra tiene una libertad imperfecta; capaz del mal. Sobre esa deficiencia quedan el hombre Cristo y la Virgen, que tienen antológicamente, otra relación con Dios (Hijo unigénito-Madre del Unigénito)” (2)

¿Y qué recibimos por el hecho de ser hijos de Dios?

Leer más... »

20.04.13

Serie P. José Rivera - Poemas

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

A Dios podemos dirigirnos de muchas formas. El caso es que le Creador lo que quiere es que, en efecto, no lo olvidemos.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

Leer más... »

13.04.13

Serie P. José Rivera - Jesucristo

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Jesucristo vino al mundo para que pudiera salvarse y se cumpliese, así, la voluntad de Dios. Vino y se quedó para siempre. No deberíamos olvidarlo.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

El arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, inició el proceso de canonización el 21 de noviembre de 1998. Terminó la fase diocesana el 21 de octubre de 2000, habiéndose entregado en la Congregación para la Causas de los Santos la Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad.

Pero, mucho antes, a José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (como arriba se ha traído de su Biografía), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías.

A ellos dedicamos las páginas que Dios nos dé a bien escribir haciendo uso de las publicaciones que la Fundación “José Rivera” ha hecho de las obras del que fuera sacerdote toledano.

Serie P. José Rivera
Jesucristo

Jesucristo

No es de extrañar que un sacerdote dedique mucho de su tiempo a pensar y a meditar sobre la persona de Jesucristo, sobre lo que hizo en su vida pública y sobre lo que supuso su entrega por la humanidad. Si, además, se trata de una persona muy unida al Hijo de Dios, el resultado de tal pensamiento y tal meditación ha de ser, forzosamente, fructífero.

Ya en el Prólogo de este libro del P. José Rivera se nos dice que “Según esto, D. José se nos revela -pues él mismo se presenta-, sobre todo en las páginas de su Diario, como especialmente afinado para vivir de la ternura y del amor de Cristo, en su humanidad y en su sicología. Y sucede que fue enamorado por Cristo desde muy temprano. A partir de ese enamoramiento, toda su vida será una transformación continua al amor de Cristo, a la ternura del amor de Cristo, que se le muestra como absoluta, como infinita, como desmesurada… Así sucede en la conversión de los 17 años o en la experiencia arrebatadora de los 21, cuando decide definitivamente caminar hacia el sacerdocio, dejándolo todo por El. Y este todo para él era mucho o, al menos, así lo soñaba su juventud.” (1)

Es más, abundando en lo que supone Jesucristo para el sacerdote toledano, en su Diario, año 1972, escribió esto otro (2):

“Mi vida se me ofrece como una obra de belleza maravillosa. (Dios mío, nada hay más hermoso que el Amor! Dios, que es Amor, es Belleza). Y los 46 años ya pretéritos están apretadamente llenos de manifestaciones, de realizaciones del amor de Cristo…

Si fuera pintor, (¡qué cuadro!; si tuviera tiempo, (¡qué poema! San Juan de la Cruz pudo cantar -lo que daba su experiencia- el amor de Cristo a una esposa fiel); yo compondría el cántico del amor de Cristo al hombre que no le fue fiel jamás. Y ese matiz es todavía más bello”

Vemos, pues, que Jesucristo fue sostén de la vida del P. José Rivera y que, con su apoyo, caminó hacia el definitivo Reino de Dios, sabiendo de Quién se fiaba.

Decir, para empezar, que Jesús era hombre y que, por lo tanto, tenía cuerpo y tenía alma, nos debe parecer de lo más ordinario, por común, pero no por eso debemos reconocerlo. Así, dice el P. José Rivera que (3)

“El Nuevo Testamento insiste enormemente en la importancia de este punto cristológico, para que conste con toda certeza que Cristo es verdaderamente hombre. Por esto en los Evangelios se impone por todas partes la realidad de la naturaleza humana de Cristo.

Podríamos distribuir los textos en tres apartados:

1.- En cuanto a su origen, Cristo aparece como descendiente de David y los patriarcas “según la carne” (Rom 1,3; 9,5; Genealogías: Mt 1,1-17; Lc 3,23-28). Nació de una mujer (Gal 4,4). San Juan recalcará esta verdad con una frase y un término más expresivos: “El Verbo se hizo carne” (Jn 1,14); esta expresión `carne´ designa al hombre en su condición débil y mortal (Cf. Jn 3,6; 17,12).

Al lado de estos textos, están las narraciones del “Evangelio de la infancia” (Lc 1-2), en las que aparecen con todo lujo de detalles aspectos muy concretos del nacimiento y desarrollo del hombre Dios Jesucristo.

2.- Durante su vida, Cristo manifiesta la plena sujeción a las limitaciones humanas; hombre como nosotros en todo, menos en el pecado: Tiene hambre (Mt 4,2); se fatiga (Jn 4,6); experimenta la sed (Jn 4,7), el sueño (Mt 4,38) y el sufrimiento…

3.- Podríamos resaltar aparte los relatos de la Pasión de los cuatro Evangelios, en los que la humanidad de Cristo aparece recalcada y afirmada. También Hbr 10,5: “No quieres sacrificio, ni holocausto; pero me has dado un cuerpo. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad".

Cristo, por lo tanto, fue hombre y tuvo, por eso mismo, alma pues las facultados y funciones de la misma se expresa en toda radicalidad y perfección en el Hijo de Dios. Así, tanto desde el punto de vista del entendimiento humano como del de la voluntad humana (donde la rectitud, la intensidad y la sensibilidad de Jesucristo se expresan de una forma divina) se muestra que Jesucristo es hombre dotado de alma repleta de un ansia clarificadora: cumplir la voluntad de su Padre.

Leer más... »

6.04.13

Serie P. José Rivera - Navidad

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tiempo de gozo aquel en el que recordamos que nace el Hijo de Dios. No olvidemos que nació para salvarnos.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

El arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, inició el proceso de canonización el 21 de noviembre de 1998. Terminó la fase diocesana el 21 de octubre de 2000, habiéndose entregado en la Congregación para la Causas de los Santos la Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad.

Pero, mucho antes, a José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (como arriba se ha traído de su Biografía), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías.

A ellos dedicamos las páginas que Dios nos dé a bien escribir haciendo uso de las publicaciones que la Fundación “José Rivera” ha hecho de las obras del que fuera sacerdote toledano.

Serie P. José Rivera
Navidad

Adviento

Tras el Adviento, tiempo en el que esperamos a Quien tiene que venir para salvar a la humanidad, el que lo es de Navidad supone la culminación de la esperanza del pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra. Navidad viene a ser lo mismo que tiempo de certeza en la fe y de verdad hecha carne.

Es bien cierto que cualquier hijo de Dios reconoce en el tiempo de Navidad uno que lo es muy especial. Que es, por decirlo así, un misterio para nosotros. Por eso, el P. José Rivera entiende que (1)

“Como tal, como todo misterio nos desborda, rompe nuestras normas y hay que dejarse “romper". Y ésta es la raíz de la conversión.

Dios no tiene nuestros modos -es infinito- y quiere sacarnos de los nuestros para divinizarnos.

No podemos comprender (abarcar), pero sí entender -tender continuamente al misterio- penetrándolo. El Espíritu Santo nos mete en el misterio para vivir toda nuestra vida y todas nuestras actividades desde ahí.

Avivemos la esperanza, pues todo misterio es fructuoso. Y Dios nos lo revela y nos da la gracia de celebrarlo, para que lo vivamos y disfrutemos.

Tenemos dos peligros: O contemplar como si del misterio no saliesen consecuencias, como si el misterio no nos comprometiese. O sacar las consecuencias, sin arrancar de la contemplación.”

Leer más... »