10.11.25

Amigo de Lolo – Saber escribir cerca de Dios

Manuel Lozano Garrido, Lolo: La buena persona que contó la mejor noticia -  Diócesis de Jaén

Ciertamente, cuando alguien quiere llevar a cabo una labor como la de escribir y hacerlo lo mejor posible lo más conveniente es tener unas buenas fuentes en las que basar eso que se quiere emprender. Y por eso, en determinadas ocasiones, no sale la cosa según lo previsto bien por falta de las mismas, bien por error en ellas.

Lo que pasa con Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo para todo aquel que lo conozca algo o lo más de cerca posible, es que sabía muy bien a qué fuente acudir para saciar la sed, primero y, luego, para hacer fructificar en un tanto por ciento muy elevado el haber bebido de tal fuente.

El caso es que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la principal fuente en la que Lolo bebió fue, exactamente, Dios. Sí, el Creador y Todopoderoso Adonai.

Sí, alguien podría decir que a lo mejor nos hemos pasado un poco con una pretensión de tal enjundia. Sin embargo, basta ver, por así decirlo, la producción literaria del Beato de Linares (Jaén, España) para determinar fácilmente que sí, que es oro todo lo que reluce y que tal forma de relucir ha de tener cotas muy altas de aprendizaje.

Sentirse muy cerca de Dios no es algo que sólo nos beneficie espiritualmente sino que puede llegar a ser absolutamente crucial en el camino que cada cual llevemos y por el que nos conduzcamos hacia el definitivo Reino de Dios llamado Cielo. Y Lolo, según decimos, supo hacer eso, sentirse cerca de Dios, de tal manera que

- fue capaz de conocer hasta qué punto su Padre del Cielo quería que siguiese por el camino que había empezado,

- se percató de la Voluntad de su Creador para ser tierno y mostrar un corazón de carne,

- supo dejar ver en sus escritos que la bondad tiene algo más que mérito de cara a Dios,

- alcanzó una altura más que alta en el conocimiento de cómo afrontar el sufrimiento y la enfermedad,

- quiso mostrar que era posible decir lo que su corazón sentía y que lo que sentía sirviese para otros muchos en situaciones parecidas a la suya e, incluso, con ninguna enfermedad a cuestas,

- hizo ver que no es imposible cumplir con la Voluntad de Dios aunque muchas veces se nos haga difícil seguirla,

- abrió su corazón de tal manera que todo el Amor del Todopoderoso lo vertió en sus escritos que son instrumento espiritual de alto valor.

Podemos ver, según nosotros entendemos, que el Beato Lolo supo muy bien tener en cuenta lo que significaba su cercanía a Dios y no estar, para nada, alejado de Quien lo había creado y mantenido en el mundo. Y es verdad que, por muy difícil que eso nos pueda parecer a la gran mayoría de creyentes católicos (incluso del resto de cristianos que en el mundo hay) no es poca verdad que en Lolo nos encontramos a un creyente que, de verdad, sabía que lo era y por eso  su cercanía a Dios fructificó mucho y más que mucho.

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (136)

Luceros, cometas, montañas y ríos, no igualan la trascendencia que tiene un acto libre del alma humana.”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

9.11.25

La Palabra del Domingo  -  Domingo, 9  de noviembre de 2025

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Jn 2, 13-22

13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.14 encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: ‘Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.’ 17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: = El celo por tu Casa me devorará. = 18 Los judíos entonces le replicaron diciéndole: ‘Qué señal nos muestras para obrar así?’ 19 Jesús les respondió: ‘Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.’ 20 Los judíos le contestaron: ‘Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?’ 21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. 22 Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

Una ira más que justa

Cumpliendo con la Ley, como siempre hiciera, Jesús acude a Jerusalem para celebrar la Pascua, fiesta fundamental de la religión judía y en lo que se llevaban a cabo todas las ceremonias correspondientes en recuerdo de hechos históricos y en la que la presencia de Dios se sabía esencial.

Sin embargo, y como también dijera Él mismo, su relación con la Ley era de algo más que mero cumplimiento, había venido para darle que la norma de Dios se ejerciera de forma efectiva, es decir, como Abbá creía que debía ser y para lo que la había establecido.

El Templo era lugar de culto, y como tal, tenía delimitadas zonas para diversos tipos de personas, fueran judíos o fueran gentiles. Y era en el patio de estos últimos donde se habían establecido los negociantes que, con sus puestos, llenaba sus bolsillos con las economías de los que acudía a ese lugar sagrado.

Sin embargo, el hecho de que el Mesías la emprendiera a golpes, cosa tan poco usual en Él, con algo, era debido, por una parte, a la circunstancia del lugar donde se llevaba a cabo aquella labor y por otra, y sobre todo por otra, ya que el acento lo ponía en el porqué de aquel negocio, es en lo que habían convertido al Templo.

En cuanto a lugar, está claro que la ocupación del lugar destinado a los gentiles privaba, a estos, de la posibilidad de acudir a ese espacio e, incluso, de acercarse a la Ley de Dios. El caso es que el mismo hecho de no permitir aquello era lo que a Jesús le sacaba de su tranquilo juicio. Él, que había encontrado, muchas veces, en los gentiles mayor fe que en los propios israelitas (Mt 8, 10-13, que es el caso del centurión que pidió curación para un criado suyo, a cuya petición, y en la forma como la hizo respondió Jesús que as aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande) no podía permitir que se dispusiese, de esa forma, de ese lugar en la casa de Dios.

Expulsión de los mercaderes del templo. El Greco - Arguments

Pero, quizá, lo que más enervó a Jesús de lo que vio en el Templo, fue el hecho de que la concepción de la fe que habían llegado a formarse sus contemporáneos, no estuviese de acuerdo con lo que debería ser correcta interpretación de la misma. El caso es que el panorama que pudo contemplar: cambistas que posibilitaban, a extranjeros, el uso de la moneda válida allí (seguramente con usura en ese cambio), vendedores de animales para sacrificios (seguramente con precios abusivos aprovechando la casi obligatoriedad de compra de esos animales en ese lugar sagrado) y para las ofrendas a Dios, etc, le debió de producir una sensación tan extraña a su amor al Padre y lo que Éste quería que no pudo evitar esa reacción. Si dijera id, pues, a aprender qué significa aquello de “Misericordia quiero, que no sacrificio” (Mt 9, 13) refiriéndose al texto de Oseas (6,1-6) que decía porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos, era porque sabía que la voluntad de Dios era muy otra a la que hacía que sus semejantes actuasen como lo hacían: unos con claros intereses económicos, beneficiándose de todo lo que rodeaba al Templo, otros atrapados por la Ley que, tras su interpretación, había tergiversado su sentido verdadero y que avocaba a ese comportamiento.

Es por esto que cuando sus discípulos recordaron aquel texto del Antiguo Testamento sobre el celo de tu casa (Salmo 69, 10) no hicieron más que confirmar, otra vez, que en aquellas Sagradas Escrituras, su figura, la figura del Mesías, ya estaba contemplada y que, ahora, sólo se hacía real lo que allí estaba latente.

Y los judíos, sus hermanos en la fe, siempre preocupados por lo material y lo tocable, demandan un signo, una señal, algo que les haga ver, o mejor dicho, entender, que lo que hacía y decía tenía sentido, un sentido que estuviera de acuerdo a las convicciones que se habían formado de la Ley de Dios.

Y Jesús, conocedor del futuro inmediato, les contesta con una frase enigmática para ellos, como no podía ser de otra forma, ya que su interpretación de la Ley, ciega y con la univocidad de lo constatable en sus entrañas, no les hace posible entender mejor.

La extrañeza de aquellos que oían sus palabras hemos de pensar que debió de ser grande. Que Jesús afirmara que volvería a levantar el Santuario en tres días sin especificar a qué se refería debió de hacer pensar a muchos que no estaba en sus cabales. Sin embargo, como el mensaje del Mesías era, o estaba, muchas veces, impregnado de misterio, que aquello se produjera era, si lo pensamos, lo más lógico.

El caso es que Marcos, a modo explicativo, clarifica el sentido de las palabras del Jristós (enviado, en griego): el hablaba del Santuario de su cuerpo. Claro está que el evangelista, escribiendo después de acaecido todo, ya era conocedor de la verdad y que su apoyo en los hechos sucedidos en su última Pascua, entre nosotros, sirven de ratificación de lo dicho por Jesús.

Y aquí, como tantas otras veces, tenemos materia para el comentario. Como para confirmar esto de que el cuerpo de Jesús era Santuario, Pablo dice aquello de que ¿o no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? (1 Cor 6, 19) con lo que viene a apoyarse en aquello que dijo el Maestro en aquella ocasión y nos posibilita una consideración que uniría la concepción del hombre compuesto de cuerpo y espíritu como más cercano al espíritu. Esto lo digo porque si el espíritu es eso y el cuerpo es su templo, es cierto que la destrucción voluntaria del cuerpo traerá consigo la del espíritu ya que, destruido el espacio donde mora como templo, su final, en la persona, está asegurado. Esto debe ser una llamada al buen trato, o no maltrato, que hemos de darle al aspecto físico de nuestra vida conociendo, tras lo dicho y sabido, que nuestro dulce huésped no merece ser alejado en fosa de miseria y herrumbre.

Que tuviera que producirse la resurrección de Cristo, acontecimiento tremendo si lo pensamos detenidamente, para que los que habían oído lo que dijo sobre su muerte y los efectos de la misma (como, por ejemplo, el levantamiento, en tres días, de ese Santuario) no era más que la confirmación de la naturaleza propia de aquel pueblo: constatación, con hechos, equivalía a demostración de lo dicho (recordemos, aquí, a Tomás el gemelo y a su mano, metida en el costado del resucitado…). Tan sólo así se produjeron dos hechos: los discípulos, primero, se acordaron de lo que dijo y, luego, y como consecuencia de la resurrección de entre los muertos, creyeron en las Escrituras y en las palabras de Jesús. Es decir, que, sólo en ese caso, y sucediendo lo que sucedió, permitió aceptar dos cosas: que las Sagradas Escrituras, hoy llamadas Antiguo Testamento, presentaban al Mesías como ellos lo habían visto y que, por otra parte, y en segundo lugar, las palabras del Mesías eran ciertas, confirmándolo todo.

Esto, y por muchas otras cosas más a las que el texto de hoy hace referencia aunque sin mencionar ejemplos (las señales que realizada…) permitió, o facilitó, a sus semejantes, creer que era el Emmanuel, Dios entre nosotros, pues creyeron en su nombre.

Ante esto, Jesús, dotado de gracia divina y de un conocimiento que iba, y va, más allá de todo lo conocido, pues era Dios, y sabedor de la naturaleza y comportamiento de sus contemporáneos y hermanos, no las tenía todas consigo. Por eso profetizó su futuro y mostró, ante los oídos incrédulos de sus oyentes, que todo lo que iba a suceder ya estaba escrito y, por eso, debía de cumplirse la voluntad de Dios, a lo que parece, con la ayuda inestimable de todos.

PRECES 

Por todos aquellos que tienen, de la fe, un sentido pragmático.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren ser reprendidos por incumplir la voluntad de Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a confiar en la resurrección de la carne.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Cristo es el Templo de Dios, Templo al que debemos acudir en busca de su auxilio y misericordia.

 

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

3.11.25

Amigo de Lolo – Dies natalis: un año más en el Cielo

Programación por el Dies Natalis 2025 del beato Lolo

Cuando un creyente católico que ha vivido con lo que se llama “fama de santidad” y termina su paso por este mundo y muere es más que posible que se le atribuya a tal día la denominación de “Dies natalis”. Es decir que para los demás es seguro que ha llegado el momento de nacer para la vida eterna. Y, teniendo en cuenta que de por medio está el Juicio particular al que será sometido tal creyente es mucho decir eso, es decir, que ya goza de la visión beatífica pero…

Esto, como podemos imaginar, pasa, seguramente, con pocos creyentes cristianos porque, no podemos negarlo, muchos cargamos con muchos pecados y las cosas son como son…

Sin embargo, aquí tenemos un caso que nos muestra hasta dónde puede llegar la fe de alguien que sabe que la tiene, que muestra que la tiene y que, en fin, es un hombre de criterio, como diría San Josemaría. Y, claro, nos referimos a Manuel Lozano Garrido, siempre llamado así pero quien, con el tiempo, adquirió el honorable título de Beato aunque ni él mismo se plantease nunca llegar a serlo…

Hoy, por tanto, recordamos que un 3 de noviembre de 1971 entregó su espíritu en Linares, entrañable pueblo (consideración íntima del mismo) donde había nacido y vivido toda su vida nuestro amigo Lolo pues así era conocido ya el linarense universal. Y hoy es, por lo dicho arriba y bien merecido que lo tenía, su Dies natalis que es una expresión que dice mucho acerca de la persona que recibe lo que, en sí mismo, es un título de nobleza espiritual.

Es su Dies natalis porque desde bien pequeño tenía muy claro que su fe católica no era algo postizo ni superficial.

Es su Dies natalisporque cuando fue el momento oportuno demostró una fortaleza espiritual fuera de serie con la que se enfrentó a todos los fantasmas de la guerra.

Es su Dies natalis porque supo encauzar una vida físicamente muy preocupante por una senda que sólo son capaces de recorrer los más aptos de entre los mejores.

Es su Dies natalis porque supo aceptar la inspiración divina y nos dejó unas obras escritas que son, por decirlo pronto, inmejorables y que llenan nuestra alma.

Es su Dies natalis porque incluso en las peores circunstancias, espinosas y terribles, caminó con una alegría fuera de serie y muy gozosa.

Es su Dies natalisporque nos ha dejado un legado de espiritualidad profunda y, a la vez, sencilla que es propia de los que saben a qué han venido al mundo.

Es su Dies natalisporque … (que cada cual añada lo que crea oportuno porque hay mucho que añadir)

Es su Dies natalis, pues, porque así se ganó, ipso facto, la vida eterna.

¡Felicidades al Cielo, Lolo!

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (135)

El hilo de las estrellas no es sino el fulgor de las almas que se reflejan en el espejo del firmamento.

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

2.11.25

La Palabra del Domingo - Domingo, 2 de noviembre de 2025

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Jn 14, 1-6

1 “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.

3 Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4 Y adonde yo voy sabéis el camino.”

5 Le dice Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”
6 Le dice Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

COMENTARIO

Camino, Verdad y Vida

El día de la celebración de lo que sería la Última Cena, Jesús habló a sus discípulos de una forma directa, incluso, muchas veces, dura (según la visión humana) Inmediatamente antes de decir que no podía turbárseles el corazón, recoge san Juan la siguiente conversación (Jn 13, 34-38):

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.

Simón Pedro le dice: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.”
Pedro le dice: “¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti.”

Le responde Jesús: “¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces.”

Por eso les dice que no debía turbárseles el corazón ya que, por lo dicho por el Maestro, no parecía que les esperase un futuro inmediato demasiado bueno.

La esperanza escatológica, de lo último, de lo porvenir, de la vida eterna, la siembra Jesús, diciéndoles que si habían creído en Dios, también debía creer en Él porque, al fin y al cabo, era el Enviado, el Ungido, del Padre.

Tal creencia no debía ser, sin embargo, ciega, sino basada en la vida que habían podido vivir con Jesús. En aquellos años habían podido ver cómo actuaba Jesús, que iba a ser Cristo, y tal forma de proceder, ya debería de haberles hecho entender que su divinidad podía garantizarles que lo que les decía era, simplemente, verdad.

En la casa de mi Padre hay muchas estancias' - InfoVaticana

Uniendo lo que les dice ahora, “cuando haya ido” con aquel “Adonde voy no puedes seguirme ahora”, dicho en la conversación citada arriba, traza Jesús un camino que les ha de llevar al definitivo Reino de Dios: Él irá a la vida eterna donde preparará las “mansiones”, instancias, donde, luego, ellos/nosotros irán/iremos.

Pero la escatología tiene, digamos, una vuelta atrás. Jesús ha de volver. En la Parusía, que es la forma de llamar a la segunda venida de Jesucristo, seremos llamados para que vayamos a aquellas mansiones que habrá preparado en casa de Su Padre. Pero no podemos permanecer, hasta entonces, mirando al cielo (como harían, luego, los discípulos, en el episodio de la Ascensión de Jesús) sino, al contrario, atentos a lo que nos corresponde hacer para que, como también diría Jesús en una parábola, nos encuentre el Señor en vela cuando regrese.

Y, por último, Jesús hace una proclamación que encierra, en sí misma, todo el contenido de las Sagradas Escrituras completo y entero: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”.

Camino por donde encaminar nuestro paso. A través de Él.

Verdad en la que apoyarnos para enfrentar las asechanzas del mundo.

Vida que, como Agua Viva, sacia nuestra sed del Amor de Dios.

Sabemos, por tanto, cuáles son las indicaciones que Jesucristo, Hijo de Dios y hermano nuestro, hizo entonces que son, exactamente, las mismas que ahora nos sirven a nosotros para seguir adelante.

PRECES 

Por todos aquellos que no son capaces de desturbar su corazón.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no siguen el camino trazado por Cristo.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Señor, danos fuerza para aceptar el mensaje de Cristo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Jesucristo lo dice muy claro: es el Camino, la Verdad y la Vida. ¿Hace falta algo más?

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

1.11.25

Libro: Mes de noviembre a los Santos y a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio, de Eleuterio Fernández Guzmán

Enlace para la Novena a las Almas del Purgatorio-Purificatorio.

Mes de noviembre a los Santos ya las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio    Mes de noviembre a los Santos ya las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio

Título: Mes de noviembre a los Santos y a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 52

Precio aprox.: 5,50 € papel – 1 € Libro electrónico 

ISBN Papel: 5800113224530

ISBN eBook: 978-1-326-47341-9

Año edición: 2015

Los puedes adquirir en Lulu.

Mes de noviembre a los Santos y a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio

Hace unos meses el que esto escribe publicó un libro de título “Mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús. Y con la voluntad de querer ir ofreciendo, a los posibles lectores, instrumentos espirituales para poner nuestra fe católica en práctica, traemos hoy aquí la publicación de otro libro de título “Mes de noviembre a los Santos y a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio”.

Antes de seguir, tenemos que decir que tanto uno como otro, como cualquier otro libro de similares características, no debe ser tenido para, digamos, uso exclusivo del mes a que está, por naturaleza de la devoción, dedicado. Queremos decir que tanto al Sagrado Corazón de Jesús como a los Santos y Benditas Almas podemos, y debemos, dedicar otros muchos tiempos espirituales de nuestra vida de creyentes católicos.

Pues bien, una vez sentado esta primera, digamos, de las generales de la ley espiritual, digamos que es nuevo libro, aunque llegue unos cuantos días tarde al respecto del presente mes de noviembre, no por eso deja de ser importante (no el texto escrito por un sencillo en la fe) sino el recuerdo que hacemos de los Santos y de las Benditas Almas.

Tenemos que decir que no podíamos olvidar a la hermana muerte. Y es que para ir al Cielo o al Purgatorio-Purificatorio antes hay que morir. Y eso, por mucho que sea evidente, no puede olvidarse.

Sabemos que la Esposa de Cristo, a la sazón Iglesia Católica, tiene una muy buen intención que consiste en recordar a los que nos han precedido. Unos, con o sin fama de santidad en vida, han alcanzado el Cielo y los tenemos por Santos. Y aquí hablamos tanto de los Santos o Beatos, digamos, oficiales (por haber sido elevados a los altares por la Iglesia católica tras el correspondiente proceso legítimamente establecido y cumplido) sino todos aquellos que deben estar en el Cielo que también lo son aunque sin tal reconocimiento, como de aquellas Almas que necesitan una limpieza, una purificación. Se encuentran, las mismas, como podemos suponer, en el Purgatorio o Purificatorio.

Este libro, como es de suponer, está destinado a prestar una atención muy especial tanto a la muerte, como a los Santos y a las Benditas Almas. Y a ello están dedicas estas escasas páginas pero, esperamos, aprovechables palabras.

Al respecto de la estructura de este libro, cada día sigue el mismo esquema que comprende: una oración inicial, una cita de un autor espiritual, referida a cada particular apartado (Muerte, Santos, Almas del Purgatorio-Purificatorio) y una reflexión sobre aquello que refiere la oración inicial. No pueden faltar unas proposiciones que, a diario, nos hagan incidir en el recuerdo a la Muerte, los Santos y las Almas del Purgatorio-Purificatorio, una oración final y, por fin, una jaculatoria que podemos repetir durante el día para traer a nuestro corazón y a nuestra vida ordinaria la realidad espiritual de la que hablamos.

Previamente se han puesto unas sencillas oraciones para cada día en cuanto a una oración a San José para obtener una buena muerte, la dedicada a los Santos y la que corresponde a las Benditas Almas del Purgatorio-Purgatorio según sea cada una de las decenas que estemos haciendo.

A esto se han añadido una serie de oraciones (7 por apartado de los tres de los que consta el libro) para servir de ayuda espiritual en el menester de traer a nuestro presente tanto a los Santos como a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio.

Les ponemos, para que sirva de orientación, el Índice del Libro:

Introducción                                                                

Oraciones de comienzo para cada día                                    

1. Decena a la muerte.

2. Decena a los Santos.

3. Decena a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio.

ORACIONES E INVOCACIONES

Sobre la muerte

Piadoso ejercicio para alcanzar una buena muerte.                     

Aceptación de la muerte.                                                 

Oración a María para una buena muerte.                                  

Salmo 23.                                                                     

Oración de San Agustín.                                                  

Para pedir la gracia de bien morir.                                           

Oración para la hora de la muerte.  

Sobre los santos/A los santos

Letanía de los santos.                                                            

A San Miguel Arcángel, para pedir la protección del  Cielo.               

Oración a nuestro Ángel Custodio.                                           

Oración a San Juan Pablo II.                                                   

Oración a San Juan Diego.                                               

Oración a San Rafael Arnáiz Barón.                                          

Oración para obtener la beatificación de Marta Robin.                       

Por las almas del Purgatorio-Purificatorio

Oración a San Nicolás de Tolentino.                                         

Oración a San Agustín por las Almas del Purgatorio- Purificatorio.     

Oración para las Almas del Purgatorio-Purificatorio.                   

Decenario por las Almas del Purgatorio-Purificatorio.                        

Oración de Santa Gertrudis por las Almas del Purgatorio-Purificatorio.                

Oración a la Virgen María por las Almas del Purgatorio-Purificatorio.   

               

Como cualquiera que haya tenido conocimiento del libro referido al Sagrado Corazón de Jesús se podrá dar cuenta, la estructura de ambos libros es la misma. Y es que queremos dar unidad a este tipo de instrumentos espirituales y es la voluntad del que esto escribe seguir con ellos según sea la voluntad de Dios, su gracia y su santa Providencia. Amén.

NOTA ESPECIAL: El que esto escribe, por ignorancia, puso en este libro una oración para pedir la Beatificación de Marta Robin. Sin embargo, gravísimas desavenencias acerca de la real situación espiritual reflejada en los escritos de la creyente francesa desaconsejan tenerla en cuenta si es que alguien se hace con un ejemplar de este libro.La pueden tener, por tanto, por no puesta. Dicho está. 

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Las Almás del Purgatorio esperan nuestras oraciones y ellas se lo merecen. 

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

27.10.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Lo que nos corresponde en la redención

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena - Lo que nos corresponde en la Redención.

La Redención la amasó Él junto a un pan escaso y moreno, una fatiga de músculos que sierran y el recorte económico de un hogar honrado.” (Beato Lolo, de su libro “Cartas con la señal de la Cruz”)

Hay quien, creyendo que expresan una confianza absoluta en Dios, Padre Todopoderoso y Creador nuestro y de todo lo existente, deja todo lo que le corresponde a sus vidas en manos del Padre.

Eso, dicho así, podría parecer lógico porque ¿a quién mejor referirse?

Es posible, incluso, que su propia salvación, la de quien eso cree, también se deje en manos de Dios.

Siendo importante saber que sólo teniendo en cuenta al Todopoderoso nos vamos a salvar, es cierto y verdad que eso, por decirlo así, no es suficiente (entiéndase esto pues Dios puede hacer que alguien se salve y ya está) porque, en el común de los casos, en la forma ordinaria de vivir en el mundo, también nosotros debemos hacer algo para nuestra salvación. Y el Beato de Linares (Jaén, España) lo dice aquí, en el texto arriba traído, con toda claridad.

Nos habla Lolo, refiriéndose a Dios ciertamente, que la Redención (así con mayúscula) la preparó el Creador no sólo consigo mismo, con su sola voluntad, sino que esperaba que el ser humano, la criatura creada a su imagen y semejanza, también hiciera algo para alcanzarla.

Todo lo que aquí dice Lolo supone, y es, propio de la actividad del ser humano. Es decir, que cuando habla del “pan escaso y moreno”, se está refiriendo a la necesidad también de intervención en la Redención de las personas menos favorecidas por el devenir social; también habla del esfuerzo, del trabajo diario de esos “músculos que sierran” y, en fin, de algo que ni era nada extraño en tiempos de Manuel Lozano Garrido ni lo es ahora mismo. Y nos referimos a las escaseces que suelen haber en un hogar que Lolo llama “honrado” queriéndonos decir que en tales hogares es posible que se den tales escaseces pero que no se moverá el mismo por caminos no santos…

Podemos ver que de estas palabras de nuestro amigo Manuel entendemos que en eso de la Redención (que es un término grande e importante para el hombre) la mano de Dios será la más importante pero la nuestra, la de cada uno de nosotros, tampoco es moco de pavo, como se diría popularmente. Es más, sin la misma, sin nuestra propia voluntad de tender hacia nuestra propia salvación, es casi seguro que la Redención no nos llegue ni nos toque recibirla.

Y es que en eso, también en eso, la libertad que Dios nos da, tiene su efecto. Y Lolo bien que lo sabía.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (134)

Más difícil e impresionante que ordenar los luceros es armonizar las facultades del alma”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

26.10.25

La Palabra del Domingo - Domingo, 26 de octubre de 2025

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Lc 18, 9-14

9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: 10 ‘Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.’

13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’ 14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.’”

COMENTARIO

Publicanos o fariseos como ellos

El mensaje que Cristo nos deja en esta conversación con aquellos que le escuchan es verdaderamente terrible. Queremos decir que desnuda, pone a la luz del día, las carencias espirituales de muchas personas. Pero, sobre todo, pone los puntos sobres muchas vocales que falsean o pretenden falsear la realidad espiritual de muchos hijos de Dios.

Al Templo acudían muchas personas. Es de suponer, imaginamos que debía ser así, para tener una conversación con Dios en la que se exponían sus cuitas y, al parecer, sus demostraciones de falta de modestia y de humidad.

Entre aquellas personas Jesús escoge a dos. Eran ejemplo de lo que debía ser un hijo de Dios y lo que nunca se debía querer ser.

Aquellos que estaban seguros de su fe, aquellos que creían tener la sartén por el mango e iban por el mundo alardeando de lo que eran, hacían como aquel fariseo. Estaban tan seguros de sus bienes espirituales que se atrevían a juzgar a su prójimo. Y eso es lo que hacía aquel fariseo al respecto del publicano que veía al final del templo.

Veamos algo sintomático de la seguridad espiritual que se puede llegar a tener: al fariseo lo imaginamos muy cercal del altar del templo; al publicado, muy al final, casi como si quisiera esconderse.

▷ “Dos hombres subieron al templo a orar” | Adelante la Fe - Información y  Noticias católicas

En primer lugar, el fariseo decía cumplir con toda la ley. Seguramente era cierto pero había olvidado algo que Jesús le recrimina en esta parábola: no era nada humilde sino, al contrario, demasiado soberbio. Y este hombre no pide a Dios que sea compasivo con él porque cree estar en la verdad con su forma de hacer las cosas sin darse cuenta de que peca mucho y más que mucho siendo así de soberbio…

El otro hombre, el publicano, que era considerado pecador tan sólo por lo que hacía al recaudar impuestos, sabía cómo era, se conocía muy bien: él se sabía pecador y pedía perdón a Dios por eso.

¿Qué diferencia esencial hay entre una y otra persona?

En realidad, la diferencia que existe entre una y otra persona es la actitud que manifiestan una y otra persona: el fariseo no se siente pecador y no pide perdón a Dios; el publicano sí se siente pecador y, al contrario que el primero, sí pide perdón.

Aquí radica el mensaje primordial de esta parábola que, además, Cristo, dice y deja bien dicho. Y tiene que ver con la actitud que mantenemos y que es tenida muy en cuenta por Dios Padre.

Con esto queremos decir que la humildad no es una virtud que queda muy bien cuando se aplica a los demás. No. Ser humilde es casi, sin casi, un mandato de Dios dado a toda su descendencia. Y es que no quiere que seamos como el fariseo que, de forma soberbia, se pone muy por encima del resto de personas sin darse cuenta de la viga que tiene alojada no en un ojo sino en los dos.

La humildad, pues, ha de ser el punto sobre el que, en su día y en su tiempo, se nos ensalzará o se nos humillará. Y vale la pena, por tanto, darnos cuenta de qué actitud, a tal respecto, tomamos y vamos a tomar a lo largo de nuestra vida: ser como aquel fariseo o ser como aquel publicano.

PRECES 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no se dan cuenta de que son pecadores.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que prefieren ser soberbios.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser humildes.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Deberíamos preguntarnos si preferimos ser como el fariseo o como el publicano…

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

20.10.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Hilo directo con Dios es la oración

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Hilo directo con Dios es la oración

La oración no es el espejo del cuarto de baño, donde uno se fija para ver sus vanidades, sino una ventana abierta por donde se ve el rostro iluminado de Dios.” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, n.º 906)

Como podemos imaginar, Manuel Lozano Garrido tenía una relación muy fluida con Dios a través de la oración. En primer lugar, porque tenía muy claro lo mismo que dice en el texto que hemos traído hoy y, luego, porque no podía entender su vida sin ese hilo que lo unía a su Padre Eterno y Creador.

Por ejemplo, en su libro “Bienvenido, amor” y, en concreto, en el número 585 del mismo dice esto: La oración es un generoso camino de devolución de la visita de Dios. Y eso ha de querer decir que podemos mantener una relación con el Todopoderoso a través de este instrumento espiritual que es, eso, la oración.

Pero si hay un ejemplo maravilloso con el que el Beato Lolo manifiesta todo su amor por el prójimo y que es una manifestación palmaria de lo que para él era la oración es la Oración de los enfermos donde, como podemos imaginar, él mismo se veía no sólo reflejado sino, exactamente, incluido de pleno derecho:

¡Señor, nosotros, los enfermos, nos acercamos a Ti!

Somos los “inútiles” de la humanidad. En todas partes estorbamos…

No podemos echar nuestra parte a la economía maltrecha del hogar difícil.

Gastamos y consumimos dolorosamente los pobres ahorros, en medicinas, en inyecciones, en apresuradas visitas de médicos…

Todos sonríen; nosotros lloramos, en silencio. Todos trabajan; nosotros descansamos, forzosamente. Quietud más fatigosa que la misma labor. No podemos levantar la silla, que ha caído; ni acudir al teléfono que suena; ni abrir la puerta, cuando toca el timbre…

No nos es permitido soñar; ni amar a una mujer o a un hombre; ni pensar en un hogar; ni acariciar, con los dedos de la ilusión, las rubias cabezas de nuestros hijos…

Y, sin embargo, sabemos… que tenemos reservada para nosotros una empresa muy grande: ayudar a los hombres a salvarse, unidos a Ti…

Haz, Señor: que conozcamos nuestra vocación y su sentido íntimo…

Recoge, Señor, como un manojo de lirios en tus manos clavadas, nuestra inutilidad, para que les des una eficacia redentora universal

La salvación del mundo la has puesto en nuestras manos. Que no os defraudemos.

Debemos reconocer, antes de seguir, que esto no ha sido más que una excusa para traer aquí estas certeras palabras que tanto dicen acerca de quien las escribe y tanto llegan al corazón de quien las lee. Pero, bueno, es una debilidad que tenemos…

Pues bien, después de esto, podemos continuar diciendo que el Beato de Linares (Jaén, España) conocía muy bien toda la virtualidad que tiene la oración porque la misma tiene una potencia espiritual grande y porque, además, tiene la capacidad, como aquí mismo nos dice nuestro amigo, de permitirnos mantener una relación con Dios. Ni más ni menos.

En efecto, cuando vamos (por así decirlo) a la oración, no debemos hacerlo con la intención que aquí, a veces, nos retrata. Es decir, no debemos en ella vernos a nosotros mismos como si nosotros fuéramos los que más importamos en el hecho de orar.

Con esto de arriba queremos decir que, como bien apunta Lolo, cuando oramos lo que debemos tener más que claro es que Dios está ahí y que nos escucha. Por eso lo de la ventana abierta porque por ella no sólo nos atenemos a nosotros mismos sino que tenemos en cuenta a la “otra” parte que es, ni más ni menos, que el Creador mismo que está ahí, a la escucha.

El caso es que el linarense universal no dice, simplemente, que podemos hablar con Dios sino que en la oración “se ve el rostro iluminado de Dios”. Y eso no es más que la constatación de que es verdad que cuando oramos somos escuchados sino que, en una manera más que cierta, podemos ver a Dios en el sentido que eso tiene. Y esto supone dar un paso más en nuestro camino espiritual hacia el definitivo Reino de Dios llamado Cielo. Y eso, Lolo, lo supo hacer, oración mediante, más que bien.

Oremos, pues, sabiendo lo que eso supone como lo sabía Lolo. No rompamos el hilo que, aunque sea fino, puede ser hilo…

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (133)

Cada hombre es un sistema planetario de vocación, aspiraciones e ideales, girando en torno al astro del corazón que las calienta y vivifica.“

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

19.10.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 19 de octubre de 2025

Resultado de imagen de SAnta BibliaLc 18, 1-8

1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. 2 ‘Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ¡Hazme justicia contra mi adversario!’ 4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.’ 6 Dijo, pues, el Señor: ‘Oíd lo que dice el juez injusto; 7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? 8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?’”.

COMENTARIO

La justicia de Dios: la Justicia

En cuanto a la oración, aquel instrumento espiritual que nos pone en contacto con Dios, es bien cierto que, en demasiadas ocasiones, no es para nosotros algo fundamental sino que recurrimos al Creador como si se tratase de un “bombero espiritual” que apague nuestras muchas necesidades y fuegos.

Con esto queremos decir que orar, querer estar con Dios en determinadas ocasiones, no es eso. No es, precisamente, un querer usar o utilizar al Todopoderoso a nuestro antojo porque, además, Dios es justo y su Justicia puede ser, por justa, terrible para nosotros.

El caso es que Jesucristo quiere que entendamos, con la parábola de aquella mujer insistente, que lo mismo debemos hacer nosotros en lo tocante a la oración.

Aquella mujer quería que se le hiciese justicia. Pero quería eso porque estaba segura de tener razón en su querella contra el adversario del que nada sabemos salvo que era, eso, adversario de la mujer perseverante.

En realidad, sólo quien entiende que está en la verdad más absoluta puede tratar de que se le haga justicia, digamos, a horas intempestivas o, simplemente, a todas horas. Y aquella mujer creía estar en tal verdad. Por eso insistía tanto y buscaba que aquel juez hiciera su trabajo… con ella.

Debemos decir que aquel juez tenía mucho que aprender de Dios y de la aplicación de justicia humana. Y es que nos dice el texto de este Evangelio de San Lucas que no temía a Dios y eso, para un juez (que ha de aplicar la justicia humana) no era nada bueno. De todas formas, no se trata aquí de dar importancia a eso sino a la insistencia de la mujer que nos marca el camino a seguir.

Reflexión del Evangelio del Domingo 29º del Tiempo Ordinario 2025. -  Catedral Virgen de los Treinta y Tres

Si ella creía tener razón en lo que sostenía… lo mismo nosotros, si creemos que Dios debe escucharnos y darnos, digamos, la razón espiritual, debemos hacer: orar con perseverancia.

Sin embargo, en esto hay algo que no podemos pasar por alto porque la Justicia de Dios y Todopoderoso es justa y eso supone, para nosotros, un nivel de exigencia muy alto.

Esto lo decimos por lo último que dice Cristo en este texto evangélico y que es muestra de lo que se nos pide: “¿Encontrará la fe sobre la tierra”? Y se refiere a su vuelta al mundo, en su Parusía, cuando juzgará a vivos y a muertos y cuando, en tan exacto momento, seamos juzgados por Quien todo lo creó y mantiene.

Nosotros debemos perseverar en la oración cuando de eso se trate pero la premisa mayor de nuestra fe es mantenerla y acrecentarla en cuanto seamos capaces. Dios, cuando venga a juzgarnos, hará lo propio al respecto de nuestro amor del que seremos juzgados al final de nuestra vida…

La Justicia de Dios es una Justicia con mayúsculas porque es la más justa pero la más necesaria que existe. Y nosotros, y Jesucristo nos lo dice muchas veces como ahora, debemos perseverar en nuestra fidelidad: siempre, siempre, siempre fieles al Creador.

PRECES 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no creen en la Justicia de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren prepararse para ser juzgados por Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a mantener nuestra fe y acrecentarla.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

A veces nos cansamos de orar y eso no puede quererlo el Buen Dios.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

13.10.25

Amigo de Lolo – Lolo y su reconocimiento en vida

PREMIO BRAVO | Beato Manuel Lozano Garrido, beato LoloQuien se acerca a las palabras que Lolo dejó escritas, tanto en sus libros como en los cientos de artículos que publicó en la prensa de su tiempo, es posible y seguro que no verá en las mismas ningún tipo de alago hacia sí mismo. Y con esto queremos decir que quien no conozca nada más que lo que escribió no sepa que, en vida, nuestro amigo tuvo un reconocimiento muy amplio y que era muy tenido en cuenta por aquellos que, al fin y al cabo, otorgan premios y distinciones.

Es cierto que Lolo, según dicen aquellos que le conocieron, no buscaba tales cosas sino que dedicaba su vida a llevar a cabo aquello que era su vocación. Sin embargo, sí hubo quien se dio cuenta de que, en el fondo, aquel sufriente ser humano merecía que se le reconociera lo que estaba haciendo.

En realidad, desde que publicó su primer libro de título “El sillón de ruedas” allá por el año 1961, lo bien cierto es que todo el que se llevaba a sus ojos y al corazón lo que el de Lolo inspiraba se daba cuenta de que allí, por decirlo así, había madera y que algo tan especial como lo que se estaba leyendo debía ser reconocido. Y así fue.

A partir de entonces, como decimos, los premios y distinciones que ahora ponemos (gracias a la Fundación Lolo debemos reconocer y decir) son ejemplo de cómo era considerado en su tiempo quien, entonces, era conocido como Manuel Lozano Garrido sin lo que, con el pasar de los años, vendría con su inscripción en libro de los santos con el título de Beato:

1962: Ganador de los JUEGOS FLORALES de Cazorla (Jaén)

1963: Ganador del premio FEIJOÓ de la asociación Española para El “Progreso de las Ciencias”

1964 y 1968: Becas de Literatura de la Fundación JUAN MARCH

1967: Seleccionado para el premio NADAL (Libro; “Las Estrellas se ven de noche”)

1967: Finalista del premio GABRIEL MIRÓ (Cuento; “Las Hormigas”)

1967: Ganador del premio Ciudad de Villajoyosa (Cuento; “La Trampa”)

1968: Accésit Monte Carmelo (Libro; “Reportaje sobre las cumbres)

1969: Premio Literario Olivo de Oro (Poetas de Jaén)

1969: Premio Ciudad de Salamanca (Cuento seleccionado; “La Medalla”)

1969: Tercer premio Ateneo de Valladolid (Libro; “El Árbol Desnudo”)

1969: Nombramiento Hijo Predilecto de Linares (su ciudad natal)

1970: Asignación de “su nombre a una calle de Linares
1970: Nombrado 
Consejero de Honor en el “Instituto de Estudios Jienenses”

1970: Premio de Literatura Ciudad de Quesada (Jaén)

1971: Primer premio “BRAVO” Nacional de Periodismo (Conferencia Episcopal)

Podemos ver que apenas hay un año desde que empezó a reconocérsele lo que suponía la letra de Lolo que no tuviera un premio y, entonces, un reconocimiento. Y, es más, tuvo el honor de ser el primer premio “BRAVO” relacionado con el periodismo que otorgaba, y otorga hoy día, la Conferencia Episcopal Española, en concreto la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) Y no podemos decir que fuera poco importante que tal premio empezara su andadura así sino todo lo contrario: una forma inmejorable de hacer las cosas.

En fin, no podemos negar que a Lolo se le tuvo muy en cuenta por parte de aquellas personas que eso debían hacer. Y, lo que es mejor aún… se le tuvo en cuenta, y se le tiene, por aquellos que, de una manera o de otra y en un tiempo o en otro, hemos descubierto que hay quien es capaz de ir mucho más allá de sus propias circunstancias: exactamente hasta el mismo Cielo.

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (132)

La Redención es el más abnegado acto de caridad de la justicia del Padre

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.