Ventana a la Tierra Media – Y de la música surgió todo - 3

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Existía donde Ilúvatar y el Vacío exterior. Y Melkor tomó del Vacío la negritud y lo oscuro y lo trasladó junto a los demás Ainur. Y surgió una discordancia que fue el inicio de la existencia del Bien y del Mal, de la Creación y de la destrucción.

 

Aquella tarde, después de una ligera lluvia que llenó de olor a mojado los alrededores de la sala de los cuentos, había muchos que se las prometían muy felices. Aquel cuento había llegado a un momento más que emocionante y todos querían saber hasta dónde sería capaz de llegar Melkor.

Apenas habían pasado unos minutos de las 7 de la tarde cuando apareció detrás de una cortina de color verde oscuro (“como haciéndose el interesante”, comentó alguno de los presentes) aquel que les estaba alegrando más que mucho aquellos atardeceres de otoño. Se hizo un silencio expectante y todos miraron el libro que llevaba entre las manos. Sabían que debía seguir con la historia del Principio y nada mejor querían saber en este momento.

-Bueno, ya estamos otra vez aquí una semana más. Supongo que no se os habrán olvidado los dos últimos días…


-No, fue el grito unánime que salió de las gargantas de los presentes. Y no pudieron evitar aplaudir de forma más que entusiasta.


Y entonces se hizo un silencio muy acusado.  

Melkor quería tener un poder que no estaba a su alcance, continuó contando la historia. Y es que se creía mejor que aquellos había creado Eru y por eso le molestó tanto lo que le había dicho y luego, cuando le dijo Ilúvatar aquello de que era él quien lo había creado todo y Melkor no tenía los poderes que quería, acabó por enfadar a tan poderoso Ainur.

Ainur (ITA) - Discografía, line-up, biografía, entrevistas, fotos

 -Pero ¿por qué se enfadó Melkor? Era muy poderoso, más que muchos de sus hermanos, quiso saber Ankelor, hijo de Kelor.

Bueno, la verdad es que aunque podía ser considerado como de los primeros de los Ainur (a lo mejor el primero de ellos) él creía que era el mejor de todos y por eso quiso hacer una música distinta, como sabéis. Lo que pasa es que su música no era sólo distinta y no como quería Eru que fuera sino que estaba hecha contra la música de los demás y eso fue lo que preocupó a Ilúvatar y por eso le tuvo que decir que no se creyera que era más ni mejor. 

Pues bien, sabía Eru que debía continuar la enseñanza que merecía su creación. Y les mostró algo haciendo que, mientras antes sólo oían, ahora pudieran también ver. Y todo pudieron verlo. 

-¿Y qué vieron, qué vieron?, no pudo evitar preguntar uno de los presentes. 

Pues vieron lo que, con su música habían hecho. 

Pero no pudo evitar decirle a Melkor que, por muy importante que se creyera, lo que había creado él no era más que una parte de todo lo creado a partir de la música inicial del Principio. Y, es más, que incluso su creación, la de Melkor, debía prestar tributo a la gloria general de todo aquello que, por si lo había olvidado, había salido del corazón de Eru… 

Ya podéis imaginar que el rencor iba aumentando en el corazón de Melkor. 

De todas formas, aunque aquel momento fue muy importante para la vida de los Ainur (habían visto su obra, antes sólo escuchada) no todo lo iba a revelar Ilúvatar pues había cosas que no quería que conociesen por el bien de ellos mismos…

 -Muy bien, pero ¿qué vieron?, insistió el mismo de antes.

Marcin Witkowski on Twitter: "#Eru #Iluvatar #silmarillion #Tolkien… "

Nada más y nada menos, que la llegada a los Hijos de Ilúvatar (Elfos y hombres) a aquel lugar que tan maravilloso era para los Ainur (menos para uno, como podéis imaginar…) Y llegaron con el tercer tema pues no aparecieron ni en el primero ni el segundo. Y también de los lugares donde iban a vivir, entonces, en aquel primer momento. Y ellos, los Ainur, nada hicieron para que unos y otros allí aparecieran pues fue obra exclusiva de Eru

Es verdad que se extrañaron mucho de ver a las criaturas que no conocían. Veían que eran muy distintas a ellos mismos pero las amaron desde aquel mismo momento porque vieron que eran bellas y libres y que sólo podían haber salido de la mente y el corazón de Ilúvatar. 

Fueron, por tanto, los Elfos considerados los Primeros Nacidos y los Hombres, los Seguidores, pues aparecieron después de que los primeros vieran las estrellas y se enamoraran de ellas y de la noche. 

Sin embargo, es verdad que los Ainur eran creación primera de parte de Eru pero eso no impidió que quisieran conocer más de la existencia de Elfos y Hombres y de lo que tendría que venir. Y eso les daba esperanza y confianza en Aquel que los había creado a todos. 

En realidad, hubo uno a quien nada gustó que Elfos y Hombres dieran sus primeros pasos… 

-¿Era Melkor, era Melkor?, preguntaron a coro los presentes. 

En efecto, era aquel Ainur que, siendo tan poderoso no se dio cuenta de que todo había sido creado para bien y para el bien de los que amaban a Ilúvatar.

 

(Continuará)

 

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

1 comentario

  
Tulkas
Estas vacaciones me he leído “Perelandra” y “Out of the Silent Planet” de Lewis (por favor pronunciadlo Legüis). No me han gustado tanto como “Esa horrible fuerza” que leí hace años.

Aunque en lo literario no son Tolkien (les falta esa genialidad para el diálogo y para la descripción) si que me parecen en algún punto superiores a Tolkien: en la reinterpretación de la mitología grecolatina y, bueno, los Oyarsa de Lewis son más interesantes y sorprendentes que los Valar, o puede que lo interesante sea su interacción con seres humanos.


El problema de Melkor, a mi modo de ver, es que no es un personaje suficientemente “satánico”. Incluso Sauron lo es más. Melkor no me convence. En las Guerras de Beleriand a veces parece que la razón está de su parte. Le falta mezquindaz, que sí tiene, por ejemplo, el Diablo haciendo de sí mismo en Perelandra.

EFG

Lo siento pero yo no me he leído esas obras de Lewis pero no podemos dejar de reconocer que Melkor es malo de solemnidad.
19/08/21 2:54 AM

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