La Iglesia católica no puede reconocer al ladrón
Desconcertante y preocupante. Eso es lo que es esto.
En el Evangelio de San Lucas (12, 39) hay un texto que viene que ni pintado ahora:
“Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.”
Pues bien, en el siglo XVI hubo alguien que empezó a robar fieles y doctrina en el seno de la Iglesia católica de la que formaba parte. Tenía nombre y apellidos pero baste con decir Lutero.
Tal persona, fraile agustino a más señas, no supo cómo dar solución a sus personales pensamientos espirituales y tiró por la calle de en medio manifestando una clara oposición a Roma, al Papado y a santa doctrina que, seguramente, había jurado tener por buena y mejor.