InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Marzo 2011, 14

14.03.11

Entre la luz y la tiniebla - Eternidad, la eternidad... la nuestra

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Eternidad, la eternidad… la nuestra

Si hay algo que el Creador, en su infinita Misericordia, quiso y quiera para su Creación, es que habite las praderas de su definitivo Reino y que pueda gozar de las mismas con entera satisfacción de su espíritu.

Ante la turbación del corazón de sus discípulos se refirió Jesús a lo que es tan buscado y tan anhelado. Lo recoge el discípulo amado en su evangelio (Jn 12-2-4) cuando el Maestro dice que “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino

Y es que no nos basta, al parecer, con que se nos diga que la eternidad nos ha sido ganada por quien, con su Pasión, nos salvó sino que es necesario que el Mesías insista en que no pasemos tribulación por lo escatológico, por lo porvenir, sino que se encarga de decirnos que es Él mismo quien nos lo está preparando.

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