J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – En general, sobre la obra de Tolkien

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Seguramente, este artículo podría haber sido escrito al principio de esta serie que encabeza la Tierra Media y que va dirigida a J.R.R. Tolkien. Sin embargo, no es poco cierto que la experiencia en la práctica de escribir sobre el profesor de Oxford le permite a uno ver las cosas mucho mejor cuando se ha dicho, aunque sea, algo sobre el autor, entre otros, de El Hobbit y El Señor de los Anillos. Podemos decir, por tanto, que vale la pena no correr más de la cuenta cuando es posible decir de forma más adecuada lo que se piensa sobre esto. Y, claro, no es nada malo, como podemos imaginar. 

No sé si lo hemos dicho antes pero el que esto escribe ha llegado, digamos, tarde (en el tiempo y en la edad) a la lectura de las obras de nuestro autor. Eso, por ejemplo, le produce una, digamos, “sana envidia” (aunque la envidia nunca es sana, creemos que se nos entiende) cuando lee que alguien dice que se leyó alguna de las obras citadas arriba a los 15 años de edad (incluso antes) y que, desde entonces, han pasado algunos decenios… 

La envidia a la que nos referimos arriba tiene mucho que ver con ciertas imposibilidades que lastran mucho el quehacer del que esto escribe. Y es que la obra de Tolkien (padre) afecta más allá de la simple lectura y se mete, digamos, en el corazón del lector de tal forma que ya nada puede ser igual. Y estamos seguros de que esto se entiende a la perfección. Pero hay temas, como por ejemplo, el de las lenguas a las que se les dio una Tierra Media para existir, que, en fin, se nos escapan como las Águilas de Thorondor, su Rey.

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Como sabe cualquiera que sea lector habitual (incluso ocasional) de J.R.R.Tolkien, el universo creado por este bendecido hombre es mucho más que lo que dejó escrito sobre el papel (mucho papel, eso sí) Y es que tanto los personajes como los escenarios, aún sabiendo que no son reales en el sentido que damos a la palabra “realidad”, transcienden más allá de la obra escrita y nos hacen pensar y preguntarnos acerca de la misma existencia de la Tierra Media y si, en verdad, no nos gustaría haber estado en ella, así, realmente. Y ya sabemos cuál es la respuesta… 

Es fácil que alguien diga que esto no son más que necedades. Pero eso lo puede decir quien no ha sentido traspasar su alma por alguna escena, para tal persona, memorable que, incluso, le ha hecho llorar. Y ha hecho, ha podido hacer, por ejemplo, de determinadas expresiones de las muchas que contienen los libros de J.R.R. Tolkien unas que lo sean importantes para su vida. Así, por ejemplo, cuando lee que una estrella brilla en la hora del encuentro de dos personas o, también, cuando alguien le desea a alguien que las estrellas brillen hasta que se acabe el camino que haya emprendido o vaya a emprender… en fin, no podemos negar que eso puede ser una buena forma de llevar una existencia de la que se puede predicar bondad y buenos modos de comportarse. 

Decir algo que pueda resultar significativo de la obra de este gran hombre de las letras universales, para el que esto escribe, está fuera de lugar. Ni hay capacidad suficiente en el pensamiento para hacer eso y, ni siquiera, va a pretender decir algo que pueda resultar novedoso a tal respecto. Lo que pasa es que no se trata de eso sino de hacer constar, aunque sea, la impresión que le produce leer a aquel que, queriendo hacer las cosas bien, las hizo bien. 

Sabemos, de todas formas, que Tolkien afecta, en el buen sentido, de forma muy distinta a cada persona. Es decir, cada lector de su obra sabe que lo que ha leído puede reflejarse en su vida, o no y, hasta es posible que quiera parecerse a determinado personaje bien sea en el proceder o en el aspecto que sea. 

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Podemos decir que si muchos, en su tiempo, hicieron risa de aquella obra incipiente de un profesor (pensemos en muchos de sus compañeros de profesión o en simples lectores e, incluso, él mismo sabe que eso es así y puede ser así) con el paso de los años (decenios, muchos, desde entonces) las cosas han cambiado mucho. Y lo han hecho porque lo que puso sobre el papel aquel particular hobbit (así se consideraba él mismo) llega a las mismísimas entrañas de quien lo lee. Es decir, no se queda ahí, en la superficie como pasa con tantas otras cosas escritas sin pasión y con ansia pecuniaria. No. La obra de J.R.R. Tolkien, al estar escrita con el corazón, y tras un notable esfuerzo, refleja una voluntad claramente amante de lo que se hace y es que lo que se hace se lleva a cabo sabiendo que tiene un sentido y que el mismo no es ajeno a su propio ser y a su propio pensamiento. 

La obra de nuestro autor, podemos decir, lucha en cada página por quedarse bien dentro de nosotros, sus lectores. Y lo consigue por una sencilla razón: nos vale y nos sirve para ver que lo mejor es posible y que el Mal puede ser, al fin, vencido. Que no hay, pues, imposibilidades si se tiene valentía de espíritu y perseverancia de voluntad. En fin… toda una novedad en los tiempos que nos ha tocado vivir…

 Y, ya, para terminar, digamos que estas palabras, torpes y atropelladas, no quieren más que poner sobre la mesa que agradecemos, como tantas veces hemos hecho, digamos, en privado, que haya habido alguien, un ser humano hermano nuestro, que con su trabajo de escritor haya querido llevarnos lejos estando tan cerca de nosotros. Y eso, se diga lo que se diga, no es poco sino mucho y muy mucho, si ustedes me entienden…

   

 

Eleuterio Fernández GuzmánErkenbrand de Edhellond  

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy: 

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos. 

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

2 comentarios

  
Pablo
Pues sí. Tolkien entró en mi vida con 14, (hace treinta años) y allí se quedó. Pero a veces añoro cuando era una cosa más "marginal" que un producto de consumo de masas. ¿No crees?


EFG

En realidad, a mí no me parece mal del todo que las "masas" (sea cual sea la cantidad esa) conozcan la obra del profesor de Oxford aunque sí creo que hay que huir de la manipulación de su obra para intereses particulares.
14/06/19 6:19 AM
  
M. Angeles
Tiene razón en que se le mete a uno en el alma. Mi padre me leyó el Hobbit y el Señor de los Anillos cuando tenía 6 años, y desde entonces el segundo se convirtió en mi libro favorito, nunca desbancado.

Pablo, el consumo de masas no ha sido tanto Tolkien como la ingente cantidad de imitadores o seguidores. Como yo empecé por Tolkien, ni siquiera conseguí acabar un libro de la dragonlance, pues no había comparación. Pero conozco personas cuyo camino fue el inverso, que por gustarles la dragonlance acabaron leyendo a Tolkien y diciendo: "Esto es otro nivel."

EFG

Es cierto. Recientemente, he escrito un artículo para esta serie (creo que para el mes de octubre que viene) sobre la influencia de Tolkien no sólo en la literatura. Pero en la literatura podemos decir que ha sido más que notable. O si no... que vea cualquiera Juego de Tronos y verá a qué me refiero. Es más, el propio autor del libro en el que se basa la serie ha reconocido la influencia del profesor de Oxford en lo que ha escrito él mismo. Vamos, cómo que no se nota...
14/06/19 2:22 PM

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