Serie José María Iraburu - Fin de la serie .- Gracias P. Iraburu
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“Entre los laicos católicos más fervientes se da hoy, sin
duda, una ruptura con el mundo tanto más enérgica cuanto
más corrompido se les muestra. Pero todavía en muchos,
permítaseme esta opinión, es esa ruptura muy insuficiente,
incluso entre los mejores: perdura en buena
medida una cierta complicidad con el mundo secular que
quizá en otras épocas fuera prudente y viable. Todavía
hoy el Éxodo es insuficiente.”
(“Evangelio y utopia”. 3, Encarcelados en el mundo, pág 36)
Han pasado, casi exactamente, cinco meses desde que comencé a servirme de los libros publicados por el P. Iraburu en la Fundación Gratis Date y escribir una serie sobre los mismos. Ahora ha llegado el momento de terminar lo que entonces empecé.
Decía entonces, exactamente el 26 de marzo del presente 2011, que “Estoy más que seguro que esta serie va a ser algo sorprendente como lo es la persona objeto de la misma. También estoy seguro que ni siquiera tal persona se la espera pues ya he tenido la prudencia de no comunicarle nada por si acaso me convencía de no escribirla. Lo digo por lo del ser modesto de quien ha escrito tan magna obra espiritual objeto de mi humilde acercamiento”. Y ha sido como escribí entonces porque, a lo largo de los artículos escritos he podido descubrir la figura impresionante de una persona entregada, en su particular hacer, a Cristo y a su Iglesia, la católica. Además ha supuesto un abrir los ojos del alma a muchas realidades de las que sólo tenía, el que esto escribe, conocimiento superficial y que ahora se ha visto ampliado con la lectura de los cientos de páginas que componen la obra de José María Iraburu publicada en la Fundación Gratis Date.
Por otra parte, tengo que agradecer a las personas que han querido acercarse por este humilde blog de InfoCatólica para conocer, algo más (porque mejor sólo es posible leyendo lo que ha escrito en tales libros el P. Iraburu). Hasta el día de hoy o, mejor, hasta el artículo, último, de hoy mismo, han sido 7875 vistas únicas las que se han contabilizado por el método que seguimos en esta casa. Seguramente muchos pensarán que son pocas personas y que, en realidad, tampoco es para tanto. Sin embargo, al que esto escribe le parece más que importante que un número de personas como puede deducirse de los mismos (una media de más de 400 por artículo que podríamos considerar distintas o diferentes) tengan, ahora, del P. Iraburu un conocimiento intelectual más acertado.
Esto, claro, no me lo deben a mí sino, en todo caso y siempre, a quien sabe plasmar, por escrito, la doctrina y el ser de la Iglesia católica y que no es otra persona que José María Iraburu, sacerdote.
Como cualquiera puede comprobar la cita que he utilizado para este último artículo es la misma que utilicé para el primero. No es por falta de imaginación por mi parte ni porque no tenga ganas de buscar otra sino por la sencilla razón de que refleja una situación verdaderamente triste y que no es otra que considerar el hecho según el cual hay muchos católicos (habla de laicos pero, a lo mejor, habría que incluir a muchos otros que se encuadran en otro orden espiritual) que se dejan dominar por el mundo y que a su religión la aparcan cuando pueden y como pueden la dejan de lado cuando no les conviene.
Si hay algo que bien se puede sacar como conclusión de lo leído y de lo gozado en los libros del P. Iraburu es que puede entreverse, claramente, que conoce la realidad espiritual del creyente católico (al menos, el español pero no sólo el español) y que se da cuenta de que mucho está perdido en relación a la que mantiene el mismo con la realidad que le circunda. O se es de Cristo o se es del mundo porque ambas cosas no pueden ser y si se intenta se hará a costa, seguramente, de la creencia, de Jesucristo y, así, de Dios.
No quiere decir esto que José María Iraburu manifieste una actitud negativa a lo largo de la obra aquí traída sino que de lo que conoce, analiza y disecciona lo que hay es lo que hay y no se puede esconder la realidad de las cosas llevando a cabo una actuación políticamente correcta o que convenga al mundo.
No quiero alargarme más porque creo que todo lo que tenía que decir ya lo he dicho a lo largo de estas decenas de páginas escritas en esta serie. Sí, sin embargo, me gustaría acabar de una forma que es la mejor que conozco y que no es otra que decir ¡Gracias, P. Iraburu! por lo entregado y ¡Gracias por ser un cristiano de sólido ser católico!
Que Dios le bendiga siempre aunque creo, francamente, que ya lo hace.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Para el Evangelio de cada día.
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2 comentarios
Has hecho un laborioso y buen trabajo de presentación de mis escritos principales. Dios te lo pague.
Va hacia ti mi gratitud, mi afecto y mi bendición +
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EFG
Muchas gracias, por supuesto, de mi parte hacia su labor y su incansable trabajo.
Que Dios le bendiga siempre.
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