Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -16
Plan de santidad

Que el fuego de tu Amor no sea un fuego fatuo. -Ilusión, mentira de fuego, que ni enciende en llamas lo que toca, ni da calor
S. Josemaría
Camino, 412

Ser santos ha de ser un objetivo al que cualquier cristiano tenemos que tender. Aunque, seguramente, es difícil de alcanzar tal meta.

Pero es difícil no porque, en sí misma, sea inalcanzable sino porque, al fin y al cabo, no ha de ser una meta sino, al contrario, un caminar con tal sentido.

Para eso, recomienda el autor de “Camino” una trilogía que no es, precisamente, fácil de entender. Así, en el punto 387 de su obra dice lo siguiente:

El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos:

La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza
”.

Entonces, para ser santos ¿tenemos que ser intransigentes, coaccionar y no tener vergüenza?

Pues sí y no. No en cuanto que no hay que entenderlo de la manera a como se entienden tales palabras y sí en cuanto tales términos lo son en el sentido espiritual.

Por ejemplo, en cuanto a la santa desvergüenza (que no es la que muchos católicos tienen al no enfrentarse, con su fe en el corazón, a todos aquellos que la zahieren) bien hace S. Josemaría en relacionarla con el infantil comportamiento que, al fin y al cabo, es el que nos llevará al definitivo Reino de Dios.

Pero tenemos que estar atentos a lo que quiere decir (punto 389):

La santa desvergüenza es una característica de la “vida de infancia". Al pequeño, no le preocupa nada. —Sus miserias, sus naturales miserias, se ponen de relieve sencillamente, aunque todo el mundo le contemple…
Esa desvergüenza, llevada a la vida sobrenatural, trae este raciocinio: alabanza, menosprecio…: admiración, burla…: honor, deshonor…: salud, enfermedad…: riqueza, pobreza…: hermosura, fealdad…
Bien; y eso… ¿qué?

Por tanto, la vida de “infancia” espiritual es la que hará posible ser admitidos en el Reino de Dios porque, por ejemplo, el pequeño pone su confianza total en su padre. Así, nosotros, también tenemos que hacer lo mismo con nuestro Creador: confianza absoluta, entrega a su voluntad… pues todo depende de Él así como todo depende, a tal edad infantil, de nuestro padre.

En cuanto a la intransigencia no poco tiene que decir el fundador del Opus Dei porque no nos conviene transigir en temas de fe.

Si “transigir” es Consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o verdadero, a fin de acabar con una diferencia”, ya podemos estar en la completa seguridad que lo que, en verdad, nos corresponde, es, en efecto, la “santa intransigencia”.

Y todo esto porque (punto 394) “La transigencia es señal cierta de no tener la verdad. —Cuando un hombre transige en cosas de ideal, de honra o de Fe, ese hombre es un… hombre sin ideal, sin honra y sin Fe”.

O, lo que es lo mismo, es un creyente tibio del que no puede decirse nada que sea muy bueno con relación a su fe.

Por otra parte, coaccionar a alguien es obligarlo a hacer alguna cosa o a llevar a cabo determinado comportamiento.

Pues, aunque esto resulte duro de decir y, es más, de entender, hacer lo mismo con alguien en materia de fe puede, simplemente, salvarlo para la vida eterna.

Así (punto 399) “Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide…, ¿no vamos a poder emplear la misma coacción —la santa coacción— para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?

Por tanto, teniendo en cuenta que (punto 398) “hay una “santa coacción” no deberíamos olvidar tal espiritual realidad y, cuando corresponda, ponerla en práctica.

No olvidemos, por otra parte, que coaccionar en espíritu es, seguramente, dar oportunidad de salvación. Y, al fin al cabo, procurar la santidad ajena tampoco es tan mala cosa…

Por otra parte la página dedicada a las obras de S. Josemaria, en el apartado dedicado a “Camino”, y, en concreto, en el capítulo titulado ”El Plan de tu santidad” trata, precisamente, sobre el tema al que hoy nos referimos.

Ahora, lo que sigue, es lo que yo entiendo, como cristiano (no miembro del Opus Dei aunque creyente en su espiritualidad) al respecto:

1 Serás santo si quieres serlo. Sólo así se pone la primera piedra de tal esforzado camino..

2 ¿Yo, santo?, te puedes preguntar. Y esto lo haces porque te imaginas que los santos son personas que acometieron grandes azañas. Y es cierto, porque, primero, no sucumbieron al mundo y, después, pusieron todas sus humanas fuerzas en ser divinos. Y eso no es, precisamente, poco.

3 Desde lo poco también se es santo. Lo que importa es que ese poco no sea mundano sino que tenga una visión de eternidad.

4 Pídele a Dios santidad. No creas que vas a poder con tus solas fuerzas.

5 Recuerda que Jesucristo pidió y oró mucho al Padre. Para ser santo no puedes romper ese hilo que te une a Dios.

6 Empieza, hoy mismo, a querer ser santo. Siempre hay un primer momento para todo.

7 La mejor manera de ser santo es, simplemente, serlo.

8 No dudes que la santidad es posible. Tal duda es mal síntoma para la misma.

9 Que no puedan decir de ti que, con tu comportamiento, eres como uno de aquellos falsos profetas de los que Jesús dijo aquello de la piel de cordero.

10 El Fiat que, al estilo de María, puedes ofrecer a Dios sólo es el principio de tu santidad. No olvides que la madre de Cristo siguió siendo santa.

11 ¿Puede haber algo mejor que ser hijo de Dios y empezar a reconocerlo llevando una vida santa?

12 Santos ha habido muchos a lo largo de los siglos. Pero tú has de ser, al menos, como ellos quisieron serlo una vez.

13 La luz de Dios nos muestra el camino para llegar al definitivo Reino de Dios. Es ella una buena ocasión para ser santos; al menos, para intentarlo.

14 La esperanza de ser santos no la podemos perder nunca. Al menos, tienes que saber que es, sobre todo, cosa tuya y no de nadie más. Ser santo es, sobre todo, serlo desde uno mismo.

15 La virtud de la santidad, en muchas ocasiones, es rehuída porque, bien mirada, es una cruz más que añadir a la nuestra.

16 ”Santo” Repite tal palabra, en tu corazón, muchas veces. Verás que es son dulces sus sílabas porque están en relación directa con Dios.

17 Al menos promete que, en cuanto puedas, harás propósito de enmendar lo que sabes que no haces bien. Ser santo también supone, sobre todo, eliminar las hojas muertas y secas de tu corazón.

18 No estaría mal que escribieras en un papel: “quiero ser santo, quiero ser santo, quiero ser santo”. Así, hasta que te convenzas que es, con seguridad, lo más importante que puede pasar y que puedes hacer.

19 Si pisas, metafóricamente hablando, algún charco de mal en tu vida… ojalá que tengas una buena coraza de santidad de tal manera tupida de oración y entrega que te haga decir: ¡Bah, a un santo eso no le importa! y que, de verdad, lo sientas.

20 Los primeros cristianos se llamaban, entre sí “santos”. Que se diga, de nosotros, que también lo somos.

Sin embargo, ante la dificultad que puede suponer para nosotros tratar de seguir un camino de santidad y, si eso es posible, hacernos acreedores a ella, S. Josemaría también nos ofrece un, a modo, de agarradero a donde nos podemos sujetar en caso de naufragio en nuestras intenciones.

Así, nos dice (en el punto 416) que

Sine me nihil potestis facere!” Luz nueva, mejor, resplandores nuevos, para mis ojos, de esa Luz Eterna, que es el Santo Evangelio.

—¿Pueden extrañarme “mis"… tonterías?

—Meta yo a Jesús en todas mis cosas. Y, entonces, no habrá tonterías en mi conducta: y, si he de hablar con propiedad, no diré más mis cosas, sino “nuestras cosas
“.

Y es que, al fin y al cabo, Jesús que siempre hace nuevas todas las cosas, puede renovar, en nosotros, en ansia de santidad que, como discípulos suyos, debe dirigir nuestra vida y nuestros pasos.

9 comentarios

  
Linacero
Joder, D. Eleuterio, qué pesadito está usted con San Josemaría.
10/10/09 2:24 AM
  
Eleuterio
Linacero

Podía haber dicho lo mismo sin tener que acudir a la palabra malsonante.

Por ejemplo:

-Lleva Ud. demasiadas semanas con S. Josemaría

-¿Otra vez lo mismo?

-¿Le falta mucho para acabar la serie?

-Incluso podía haber dicho: vamos a ver que dice esta semana el santo de lo ordinario porque, a lo mejor aprendo algo.

Pero esto son, sólo, sugerencias, claro porque cada cual es libre de aprovechar el tiempo aprendiendo o, simplemente, perdiendo el tiempo. Cada cual elige.

Gracias.
10/10/09 8:02 AM
  
Carlo
Un “santo” no es mas sagrado que yo y que cualquiera de nosotros.¿Como puede ser sagrado algo que ontologicamente no es nada?...Jesucristo es un ente pero yo soy un ser...¿como puede ser mas sagrado un ente que un ser?...solo el ser es ontologico y real...el ente es metafora.¿Quien fue antes el huevo o la gallina?...el huevo fue antes que la gallina...sobre todo cuando el huevo es fisico y real y el ente (la gallina) es figurado e irreal.El ser no es un mito...el ser es realidad...y realidad sublime...¿puede haber algo mas sagrado? no.
10/10/09 11:24 AM
  
Eleuterio
Carlo

Si Ud. no cree en la santidad es difícil que pueda entender lo que es un santo. Sin embargo, ha de saber que la santidad, ser santos, es, además, algo posible porque depende de la voluntad de cada cual.

Por otra parte, su costumbre de hacer, de cualquier comentario, algo materialista (pues siempre se refiere al hombre como lo único importante) no deja de ser curioso porque es más que sabido que, además, de cuerpo existe el espíritu.
10/10/09 12:01 PM
  
Urdax
Escrivá y su santa coacción... Cuánto daño a hecho a tantos. Es legítimo coaccionar para evitar un crimen, pero no para que un pavo ingrese en esa secta llamada Opus Dei y comulgue con ruedas de molino, que es para lo que los pupilos del de Barbastro emplean la famosa coacción.

Lo mejor que le puede pasar al Opus es que se reforme. O que se hunda y desaparezca. Oremos...
10/10/09 9:56 PM
  
Eleuterio
Urdax
El Opus Dei no es ninguna secta. Por tanto, el resto de su presunta argumentación cae por los suelos.
10/10/09 11:49 PM
  
Urdax
Bueno, oficialmente no lo es, pero funciona como tal. Luego mi aseveración no es invalida.
12/10/09 6:37 PM
  
ÁLVARO
El Opus Dei tiene actitudes contrarias a lo que es la Iglesia. Tiene aspectos sectarios, veamos por ejemplo, el caso de las numerarias auxiliares, el caso los niños que 'pitan ' con 14'5 años sin saber casi ni que es una vocación. El Opus Dei tiene cuestiones que atentan contra la dignidad de las personas y tiene rasgos sectarios: la corrección fraterna, por ejemplo. Entiendo que se defienda a la Iglesia pero no a los movimientos que tanto daño le hacen.
13/10/09 12:40 AM
  
alvaro
el Opus es lo más parecido a un guetto, sólo la gente que quieren, el resto que busquen otro sitio....
13/10/09 12:44 AM

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