InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Pedem litterae

16.01.13

Ad pedem litterae-Hermanos en la red-P. Ramiro Pellitero

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

La luz que buscamos suele estar más cerca de lo que creemos. En realidad, Dios está en nuestro propio corazón.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Ramiro Pellitero

Presentación del artículo del P. Ramiro Pellitero .

Es muy importante, para un creyente, saber de dónde viene su fe. Pero aún es más importante tener en cuenta a quién tiene que acogerse cuando tenga que acogerse a alguien.

El autor del artículo, el P. Ramiro Pellitero, acude a buena fuente trayendo el mismo la Audiencia del Santo Padre del pasado 2 de enero. En ella habló del papel de Jesús y de María con relación a nuestra fe. Por eso es importante reconocer que el origen de Jesús es “Dios Padre” y que María, su Madre y nuestra Madre María, en palabras de Benedicto XVI, “pertenece en modo irrenunciable a nuestra fe en el Dios que obra, que entra en la historia. Ella pone a disposición toda su persona, ‘acepta’ convertirse en lugar en el que habita Dios”.

También se refiere, propio de este tiempo de final de la Navidad, del Bautismo, del de Jesús y del nuestro. El del Hijo de Dios sirvió para que el Creador se regocijara con Cristo y el segundo, el nuestro propio, para darnos una nueva vida. Otra cosa es, como dice el P. Ramiro Pellitero “cómo se concreta, en nuestro caso, ese nacer de nuevo’”.

Ahí, cada cual, ha de hacer según le dicte su corazón de hijo de Dios pero en Jesús y María tenemos un ejemplo más que evidente para seguir.

Y, ahora, el artículo del P. Ramiro Pellitero.

Ramiro Pellitero Iglesias

La fe, un renacer con la fuerza de Dios

¿Qué tiene que ver el origen de Jesús con la fe? ¿Qué podemos aprender de la actitud de María en ese origen? ¿De qué nos puede servir esto ante las dificultades? Al comienzo del año, y en la “cuesta” de Enero, nos conviene plantearnos cómo nos ayuda la fe.

De esto se ocupó Benedicto XVI en su audiencia general del 2 de enero, con el título: “Fue concebido por obra del Espíritu Santo”. Ante la gruta de Belén surge la pregunta de cómo pudo aquel Niño cambiar radicalmente el curso de la historia. Y aún otra pregunta más profunda, que hizo Pilatos: “¿De dónde eres tú?” (Jn. 19, 9).

Jesús había dicho “Yo soy el pan bajado del cielo” (Jn. 6, 41), pero muchos no le habían querido escuchar, pensando que conocían bien a su padre y a su madre (cf. Jn. 6, 42). Y luego les había insistido: “Yo no he venido de mí mismo, pero el que me ha enviado, a quien vosotros no conocéis, es veraz” (Jn. 7, 28).

El Papa se detiene mostrando cómo el origen de Jesús está claro en los Evangelios, sobre todo en las palabras del ángel Gabriel a María. Al mismo tiempo, todo ello nos enseña acerca de lo que supone la fe cristiana.

El verdadero origen de Jesús

Los cuatro Evangelios, señala Benedicto XVI, responden con claridad a la pregunta de dónde viene Jesús: su verdadero origen es Dios Padre, pero de una manera muy distinta a cualquier otro profeta o enviado por Dios. “El Espíritu Santo –se lee en el Evangelio según San Lucas– vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios» (Lc 1, 35). Y en el de San Mateo, las palabras dirigidas a San José: “Lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo” (Mt 1, 20).

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26.12.12

Ad pedem litterae-Hermanos en la red - P. Pablo Cabellos Llorente

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Panecillos de meditación

lama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios espera de sus hijos que tengan un comportamiento de tales. No abandones tal filiación por seguir al mundo y a sus mundanidades.
Y, ahora, el artículo de hoy.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

La sociedad en la que nos ha tocado vivir tiene mucho de conformista. En base a llevar a cabo una forma de vida relativista, lo que hace quien gobierna acaba por ser asimilado por el cuerpo social y, así, que el Estado se haya ido adueñando de demasiadas parcelas de la vida común, se ha convertido, casi, en una realidad que es aceptada como de lo más normal.

Dice, por eso mismo, el autor del artículo aquí traído, que “los estatismos reinantes en Europa –sean cual sea el giro político del gobernante- acaban con la creatividad, impulso y capacidad de emprender de muchos ciudadanos y sociedades menores”. Y es que, en efecto, aquel “que inventen ellos” de Miguel de Unamuno bien se puede aplicar diciendo eso de que “piensen ellos” y cuando ellos son un grupo ideológico concreto es más que posible que acaben barriendo, de forma excesiva, para casa.

¿Podemos, sin embargo, zafarnos de una presión tan grande como ejerce el Estado sobre las personas y sobre su dignidad?

Podemos, eso es cierto. Y lo haremos si somos una “sociedad de emprendedores, de hombre creativos lanzados al bien común, de sujetos generosos incapaces de la usura, de sociedad con praxis de buen gobierno”. Entonces, en tales comportamientos y tales circunstancias, “seremos aptos para salir de esta crisis económica y de la humana”.

Y es que, en verdad, como también ha reconocido Benedicto XVI, la crisis por la que pasamos no es sólo económica. Es más, es más humana, por comportamientos torcidos, que otra cosa.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

La hora de la sociedad

Pablo Cabellos Llorente

Hace unos años, me dirigí a un amigo adinerado solicitando ayuda para una tarea de gran contenido social. Su respuesta negativa me hizo pensar -entonces y ahora-, porque afirmó que para esas faenas ya existe el Estado, la Autonomía, etc. Mi reflexión venía ocasionada porque seguramente esperamos demasiado del Estado, y no precisamente de la subsidiaridad que debe impulsarle a llegar donde la sociedad no llega, pero de ningún modo a sustituirla.

Siempre me ha gustado más la expresión Sociedad del Bienestar que Estado del Bienestar. Éste es bueno para todos, muy especialmente para los más necesitados, pero los estatismos reinantes en Europa -sean cual sea el signo político del gobernante- acaban con la creatividad, impulso y capacidad de emprender de muchos ciudadanos y de sociedades menores. Desgraciadamente, ahora estamos comprobando el error de tal régimen. Y digo desgraciadamente, no por el descubrimiento del yerro, sino por las consecuencias sufridas por tantos y tan hondamente.

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12.12.12

Ad pedem litterae-Hermanos en la red - P. Pablo Cabellos Llorente

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Si sabes decir ¡No! en el momento oportuno a las proposiciones del mundo habrás dicho ¡Sí! a Dios cuando corresponde que, por cierto, es siempre.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Cuando nos planteamos cómo debemos convivir con nuestros semejantes, hacemos planteamientos acerca de lo que supone la convivencia y de si, en verdad, nos interesa o no, en el fondo, la misma.

Señala el P. Cabellos, autor del artículo aquí traído, que la convivencia debe cimentarse en una serie de valores sin los cuales la misma no es posible se lleve a cabo. Y dice que en la verdad, la libertad, la justicia y el amor son los pilares sobre los que debe comentarse una forma de vida de la que pueda decirse que, en verdad, existe convivencia.

Es bien cierto que hoy día muchos de esos valores no se tienen muy en cuenta en la vida común y que se tienen por olvidados porque, o bien políticamente son incorrectos o, simplemente, no conviene seguirlos.

Está más que bien que acabe diciendo, lo que es cierto, que lo que pasa es que, en demasiadas ocasiones, lo que pasa es que buscamos excusas para que la convivencia sea generosa y sea cordial. Y debe ser cierto.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Convivir

Pablo Cabellos Llorente

El DRAE define escuetamente el verbo del título: vivir en compañía de otro u otros. Es posible que así la Real Academia haya deseado abarcar toda posible forma de convivencia, pero parece muy pobre para la sociabilidad humana. De hecho, cuando expresamos la necesidad de convivir con todos, no nos limitamos a pensar en una yuxtaposición de unos con otros, ni siquiera en que residimos bajo un mismo techo, y tampoco que no nos peleamos con el del al lado.

El Magisterio de la Iglesia se ha referido a valores seguros para lograr la perfección personal y una convivencia social más humana. Esos valores, inherentes a la dignidad de la persona, serían la verdad, la libertad, la justicia y el amor. Así lo afirmó Juan XXIII y el Vaticano II, de un modo que a mi parecer sirve para los hombres y mujeres de cualquier creencia. Además, es obvio que este aprecio por la convivencia digna es mucho más hondo que el del diccionario citado.

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28.11.12

Ad pedem litterae-Hermanos en la red - P. Pablo Cabellos Llorente

Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Proponte, también, empezar por aquello que puede parecer insignificante pero que, al fin y al cabo, es lo primero que se hace al construir un edificio: poner la primera piedra de una buena conducta cristiana.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Ad pedem litterae

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos Llorente

No hay mejor que un cristiano, aquí católico, sepa a qué atenerse al respecto de su fe y, sobre todo, tenga en cuenta que tiene una misión que cumplir que es transmitirla.

El autor del artículo sabe lo que pasa: tanto el laicismo, desde fuera de la fe, como el catolicismo poco católico, desde dentro, arremeten contra la fe y procuran que la misma no se manifieste como debe manifestarse. En realidad se debe tener en cuenta a la misma humanidad y que la fe es importante para fijar unos criterios que a todos pueden servir. Eso, si acaso se le deja, claro.

El caso es que, a lo mejor, no interesa socialmente la fe.

Y ahora el artículo del P. Pablo Cabelllos

¿Interesa socialmente la fe?

Dirigiéndose al Parlamento Inglés y a representantes de la sociedad británica, el Papa afirmaba que el papel de la religión en el debate político no es el de proporcionar normas para el justo gobierno, sino más bien el de ayudar a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principio morales objetivos, propios de todos.

Destaco lo anterior por su interés, pero ahora voy a referirme al papel de cada cristiano actuando libremente en la sociedad sin olvidar la fe que profesa y conociendo que, dentro de su doctrina, caben soluciones muy diversas. Celebramos un Año de la Fe y quizá sea oportuno recordar algunas ideas para creyentes y no creyentes.

Me zarandean el laicismo, por un lado, y la falta de coherencia de algunos católicos, por otro. Digo lo del laicismo porque es posible que se entienda mal el papel de los creyentes, sus deberes y obligaciones. Éstos no tratarán de imponer nada, pero sí ofertarán un tenor de vida -como escribía Tertuliano- al decir de todos admirable. Este comportamiento beneficia a la sociedad. Es verdad que no siempre es así y que no faltan reticencias por los sectarismos y fundamentalismos procedentes de una y otra parte, sin darnos cuenta de que constituimos una sola parte: la humanidad.

Por el lado católico, y ciñéndome más al presente, no escasean las conductas impropias, bien por ocultamiento de la fe cuando no es la moda ambiental, o por conducirse con géneros de vida, pensamiento, o trato con los demás, poco a nada acordes con esa fe. Las corrupciones que nos invaden, las mentiras, el desprecio de la dignidad humana, la avaricia por el poder o el tener, las guerras, el sexo concebido como mercancía u objeto banal, la despreocupación por los pobres o dolientes, la irresponsabilidad, etc. tendrían más remedio si los cristianos profesaran su fe verdaderamente, no sólo con la boca, sino con obras. Pero tampoco es justa la oposición laicista o relativista que no valora la posibilidad de construir el bien.

Pero falta recordar el servicio fundamental que, olvidado, arriesga la pérdida del resto: hemos de ofertar a Dios. En la homilía del comienzo de su Pontificado, decía Benedicto XVI: Nosotros existimos para enseñar Dios a los hombres. Si hemos renunciado a esa tarea, seguramente necesitamos volver a los comienzos: a buscar a Cristo en la Eucaristía y, antes, en la Confesión sacramental.

Pablo Cabellos Llorente

Publicado en Levante-El Mercantil Valenciano y traído a InfoCatólica con permiso expreso del autor.

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7.11.12

Ad pedem litterae-Hermanos en la red - P. Pablo Cabellos Llorente

Por la libertad de Asia Bibi.

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Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Trae el autor del artículo, el P. Pablo Cabellos, a sus letras, una expresión de Benedicto XVI en la que hace ver, seguramente, la situación por la que pasa el ser humano en nuestros días. Dice que hoy hay un “extraño olvido de Dios”. Y eso es más que cierto y es, además, el síntoma de lo que pasa, por ejemplo, con la economía, donde la falta de valores está causando lo que está causando.

En realidad, el Año de la Fe que recientemente ha abierto el Santo Padre lo es para que los católicos hagamos, aunque sea por una vez, de católicos, y con nuestra actitud, nuestra forma de ser y, también, nuestra palabra, llevemos la que es de Dios a quien la necesita. Por desconocimiento de la misma o por olvido de ella, es tarea de cada de nosotros que los montes se trasladen a causa de nuestra fe.

Por eso dice el P. Pablo Cabellos que “La fe ha de manifestarse en la honradez, en la laboriosidad, en la lealtad, en el servicio prestado sin que se note si es posible, en una sonrisa, en la veracidad, en el modo de tratar a los demás, en el espíritu de sacrificio, en la forma de vestir y de divertirse, en el dolor por la miseria y sufrimiento ajenos, en el afán de formarnos mejor en la doctrina católica para hacerla vida”. Ahí está el meollo de lo que es nuestra forma de ser y de vida.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

La Fe y los días

Pablo Cabellos Llorente

Tengo una historia real para comenzar. Jesús de Nazaret salía de Betania y sintió hambre. Vio de lejos una higuera y se acercó a ella buscando su fruto. No era tiempo de higos, por lo que no halló más que hojas. E hizo que se secara al instante. A la vuelta, viendo sus discípulos la higuera seca de raíz, la señalaron a Jesús. Éste utilizó el suceso para moverles a orar, asegurándoles que, no sólo la higuera, sino que hasta trasladarían montes si tuvieran fe. De ahí procede la conocida frase: la fe mueve montañas.

Posiblemente, un ecologista vería mal este suceso, quizá por no tener en cuenta la mayor valía de la enseñanza que la higuera misma. La doctrina es que los hombres, y los cristianos en particular, no podemos ser árbol estéril ni con la disculpa de no estar en la temporada oportuna. Porque siempre es época de producir frutos si nos guiamos por la fe.

Escribo estas líneas al comienzo del Año de la Fe que Benedicto XVI ha querido proclamar a partir del día once de octubre hasta finalizar noviembre del año próximo. ¿Con qué idea? Se puede sintetizar en unas palabras escritas el pasado año para convocar este evento. Recogía un pasaje del evangelio de san Juan en el que plantean a Jesús un interrogante. El Papa anotaba: “La pregunta planteada por los que le escuchaban es también hoy la misma para nosotros: ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios? Sabemos la respuesta de Jesús: la obra de Dios es ésta: que creáis en el que Él ha enviado. Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación".

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