18.12.25

Dos buenos nuevos libros para nuestros hijos

Los datos son los que son: los jóvenes que leen libros optan mayoritariamente por géneros que bien podemos calificar de «literatura basura», especialmente el subgénero «romantasy», con sus cada vez más abundantes dosis de erotismo (es por ello que algunos lo califican como la «pornografía de las chicas»). Pero no será por falta de buenas obras para leer. En concreto, durante los últimos meses han aparecido dos obras destinadas a un público juvenil merecedoras de atención.

En concreto, me refiero a El aullido del búho y Entre los escondidos.

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20.11.25

28.10.25

Caída de la identificación trans y contagio social

Los datos que ha dado a conocer el sociólogo Eric Kauffman, profesor de política en Birkbeck College, parecen indicar una clara tendencia en Estados Unidos: quienes se identifican como trans o no binarios en estados Unidos están disminuyendo de forma abrupta. Esta caída se refleja en tres encuestas diferentes realizadas entre alumnos universitarios.

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17.10.25

¿Razón o aborto? Tú eliges

La razón es provida, de Matthieu Lavagna, es un libro notable. Es de esos libros que seguirán siendo valiosos dentro de bastante tiempo y, por lo tanto, de los que hay que leer con atención y guardar en lugar cercano para poder consultarlo cada vez que la cuestión del aborto reaparece en las conversaciones.

El planteamiento es impecable. Sí, el aborto es un tema cada vez más tabú, el auténtico ídolo intocable e inconfesable sobre el que se sustenta el mundo nacido de la revolución sexual. Pero lo que plantea Lavagna es analizar su lógica, su racionalidad, sin estridencias ni cargar las tintas, sencillamente aplicándole un análisis riguroso y desapasionado. El resultado es devastador y las conclusiones imposibles de esquivar.

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10.10.25

Indemnizaciones por la esclavitud: una pésima idea

Entre las ideas enloquecidas que pululan por nuestro desquiciado mundo, una francamente peligrosa es la de las peticiones para que se paguen indemnizaciones colectivas por acciones cometidas hace varios siglos. Por ejemplo, por la esclavitud.

Me imagino que no hace falta que subraye mi rechazo a la esclavitud, a rebajar a un ser humano a la categoría de objeto. Pero cuando hay quien declara que determinado país occidental debería pagar una millonada en indemnización por haberse lucrado de la esclavitud, no puedo evitar ciertas reflexiones.

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