22.04.23

La Palabra para el Domingo - 23 de abril de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 23 de abril de 2023 sino sábado, 22. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

   

Lc 24, 13-25

“13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 17 Él les dijo: ‘¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?’ Ellos se pararon con aire entristecido. 18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: ‘¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?’ 19 Él les dijo: ‘¿Qué cosas?’ Ellos le dijeron: ‘Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que fuese él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23   y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.’ 25 Él les dijo: ‘¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?’ 27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29 Pero ellos le forzaron diciéndole: ‘Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.’ Y entró a quedarse con ellos. 30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.31       Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32 Se dijeron uno a otro: ‘¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?’ 33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: ‘¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!’ 35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.”

COMENTARIO

Los de Emaús como ejemplo


Muy sintomático es este ejemplo que los discípulos de Emaús nos ofrecen a todos los cristianos. Del todo a la nada casi de inmediato y sin solución de continuidad. Es prueba, además, de lo que puede suponer para un discípulo de Jesucristo tener una fe débil y tibia. 

Como viene a ser normal, y lógico, la naturaleza del hombre le lleva, nos lleva, a huir del peligro y a no afrontarlo. Cleofás y su compañero huyen, tratan de evitar, quizá, una persecución que acabara con sus vidas como acababa de ocurrir con la de su Señor. Pero, lo que no sabían era que, en ese camino de regreso al pasado, que viene a ser este ir a Emaús, huyendo de la bondad y refugiándose en el anonimato, volverían a encontrarse con su misma vida. Y así fue. 

El caso es que estos dos seguidores de Cristo iban discutiendo por el camino. Seguramente irían debatiendo sobre qué había pasado y, sobre todo, qué iba a pasar a partir de ese momento, si lo que aconteció en Jerusalén tenía sentido para ellos y cuál debería ser la interpretación que debían darle. Imagino que sería una discusión apasionada, por el tema de que trataba, y contenida, en gestos, por miedo a ser descubiertos. Llevaban, dice el texto, un aire entristecido, o, lo que es lo mismo, podemos constatar que estaban afectados por la muerte de Jesús y que eso los llevaba a esa situación de perplejidad en la que se encontraban. 


En esto que la voz de alguien, a quien no reconocieron, les saca de su acaloramiento hablador. Era importante, pienso yo, el que no supieron, en un principio quien era para, luego, reconocerlo en el gesto de partir el pan, símbolo primordial en la predicación de Jesús. 

El camino de Emaús - Radio Talismán - ¡Pasión por Cristo!

La conversación que tiene lugar entre un desconocido, para ellos, Jesús, y los de Emaús, es clara expresión de la relación que muchas veces puede tenerse con Dios y, entre nosotros, con su Hijo. Cleofás y su acompañante, a pesar de sus dudas, plantean a Jesús una pregunta que, más bien, se la podían haber planteado a ellos mismos. Parece que ellos no habían llegado a comprender muy bien al Mesías y a su mensaje. Y es que a pesar de todo lo sucedido, y sobre lo que inquieren a Jesús, se les ha olvidado, lo esencial, muy pronto: tres días después de la muerte física de Jesús ya corren a esconderse y eso que pensaban que era que les traía la salvación, pero no un tipo de salvación como la que ellos querían, sino una salvación espiritual. Ellos deseaban, como otros tantos judíos, un levantamiento de la población bajo los mandos del Enviado, que sería, así, un caudillo militar que arrasara el invasor. Lo que pretendían era la llegada de un Reino nuevo, pero sustentado en el viejo, en el antiguo de Israel. 

Sin embargo, aún les quedaba algo de esperanza; no había, por así decirlo, muerto el recuerdo de Jesús. Unas mujeres de las suyas, de sus seguidoras se entiende, decían haber visto el sepulcro vacío a unos ángeles que les habían hablado. Y para confirmarlo, como si pensaran que las mujeres, llevadas por su mayor sensibilidad, habían tenido visiones, unos hombres, algunos de los nuestros, dice el texto, se habían acercado para comprobar que era cierto lo que decían aquellas seguidoras de Cristo. Aquí también podemos apreciar bastante desconfianza propia, por otra parte, de la concepción que, aquella época, se tenía de la mujer. Y Jesús también rompe con esto, con esto también. 

Y es que cuando Jesús ha de intervenir, forzado por la situación pues veía que sus discípulos se perdían en los aledaños de la fe, es cuando, haciendo uso de sus conocimientos de las Sagradas Escrituras, les de pruebas inequívocas de que lo que le había sucedido, sin aún decir que era Él, ya estaba escrito. Desde Moisés, pasando por todos los profetas (bien seguro que también Isaías), les relata pasajes en los que se habla del Mesías, el Enviado que tenía que venir, sufrir, entregarse y morir para que el perdón de los pecados se hiciera efectivo, real, cierto. 

Ante esto, estos discípulos de Emaús comienzan a reencontrarse con la figura presente de Jesús, y con ese quédate con nosotros, síntoma de que su presencia les era agradable y que su conversión volvía a tomar forma, empieza a abrírseles los ojos. 

Hoy, nuestro Emaús es el mundo.

Como les había dicho en la última cena, el pan, su cuerpo, entregado por todos, fue el instrumento del cual se sirvió para que aquellos discípulos, duros de corazón, le reconociesen y, abriendo los ojos del alma se diesen cuenta, en ese mismo momento, que cuando les hablaba de los profetas algo les decía que aquello de lo que aquel desconocido les estaba hablando le remitía a Él mismo. Y que aún no habían descubierto, dentro de ellos, que ese arder del corazón tenía una razón exacta. 

Y entonces, se ven en la imperiosa necesidad de contar de comunicar lo sucedido, retornar a la fe que tenían y volver a Jerusalén. Han perdido el miedo, y quieren hacérselo saber a los suyos. 

Por su parte, los otros discípulos, los apóstoles más los que los acompañaban, les confirma que estaban en lo cierto: Jesús había resucitado, como dijo, que la aparición a las mujeres era cierta porque, para confirmar su retorno, también se había aparecido a Simón, que su esperanza no estaba rota sino que permanecía incólume, totalmente vigorosa, preparada para ser anunciada. 

Los de Emaús, por su parte, les hacen partícipes del descubrimiento que hacen, de la apertura de sus ojos, que estaban retenidos, de que, al partir el pan, signo inequívoco de quien lo hacía, habían reconocido las manos, el rostro, la mirada del Maestro. Así, alegres por eso vieron cómo, en ese mismo instante, una vez se les rebeló la Verdad, Jesús desaparecía. Y es que había cumplido su misión. Y eso es lo que les transmitían, para hacerles ver que, desde ese momento, Jesús sería, para todo el mundo, en una universalidad comprensible, la Palabra de Dios viviente en nuestros corazones y que, en la Eucaristía, su presencia es, siempre, real.

  
PRECES 
 
Por todos aquellos que pierden la esperanza.

Roguemos al Señor.


Por todos aquellos que no confían en Dios y su poder.

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN
 
Padre Dios; ayúdanos a no olvidar nunca que tu Hijo resucitó para quedarse entre nosotros.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy: 

¡Tantas veces somos como los de Emaús!


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.04.23

Un amigo de Lolo – Los artículos de Lolo: prensa escrita

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Los artículos de Lolo; prensa escrita

 

Todo un mundo. Los artículos de Lolo, aquellos que dio a la luz pública en la prensa local y nacional son todo un mundo que vale la pena descubrir con lo que llenaremos nuestro corazón amplia y profundamente.

 Son cientos. Es decir, las letras que publicó en forma de tales formas de comunicación son unos cuantos cientos. Seguramente, ochocientos o cerca de ochocientos lo cual nos muestra, en primer lugar, su interés por todo le pudiera suceder y, luego, la capacidad que tenía para llevarlo a cabo. 

Podemos decir que todo lo que caía en el corazón del Beato de Linares (Jaén, España) tenía su correspondiente salida en forma de artículo aunque, de todas formas, no todos ellos eran así, digamos, como escritos que tienen tal forma sino que muchos de ellos era entrevistas o algo que mucho le gustaba hacer: encuestas sobre temas más que interesantes de los que obtenemos no pocas enseñanzas. 

Es verdad que podemos dividir todo lo que escribió fuera de sus 9 libros en dos posibilidades: la prensa escrita (los periódicos y las revistas) y, luego, su producción en la revista “Sinaí” que era el órgano de comunicación de su obra espiritual del mismo nombre y que creó, levantó y desarrolló durante bastantes años y a la cual, este que escribe, tuvo el honor de dedicar más de 50 artículos en el blog de la Fundación Lolo. 

Es cierto y verdad que aquí no vamos a citar ni todos los artículos ni todas las veces que la voz de Lolo salió en forma de letra al mundo porque eso haría este artículo muy extenso. Bastará, para conocer la dimensión de quien estamos hablando, con decir algo de lo mucho que podríamos decir y que, estamos seguros, será del gozo de los amigos de este hombre lúcido espiritualmente y grande de alma. 

De todas formas, bien podemos decir y sin temor a equivocarnos, que Lolo, en cuanto a su profesión de periodista, se la tomó tan en serio que no había tema que no tocase su verbo. 

Sus algunos cientos de artículos publicados iban referidos a tantos aspectos de la vida de su tiempo que haríamos un listado muy largo y ya hay quien ha dedicado su tesis doctoral a tal tema, a saber, María Solano Altaba con el título de Biografía periodística de Manuel Lozano Garrido (1920-1971).Medios, temática y recursos persuasivos”. 

Así, desde un Vía Crucis del siglo XX hasta muchas oraciones dedicadas a la fe católica del autor como, por ejemplo, “Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo” que trajimos a esta casa de InfoCatólica hace bien poco; o también Oración de urgencia a uno de los nuestros dedicada a la muerte de San Juan XXIII o, también, Oración desde un asilo donde, muy a diferencia de cómo se considera tal lugar, la esperanza es la dueña del mismo o, también, Oración a las doce ante un pedazo de pan o, cómo no, la Oración para amar al sufrimiento donde riza el rizo de lo bueno y especial que se puede llegar a ser entendiendo lo que tantas veces es inentendible, como podemos ver:

 

“TODO, Cristo, es fruto de amor; amor que Tú pones en el cuenco de tus manos, bien abarquilladas, y luego las relajas sobre el niño, la flor, el aire, la nobleza, el revés, la herida, para que todo susurre tu voz, tu aroma, tu aliento y tu figura.

 

Déjame pensar un momento… Sí; Tú eres amor y tu corazón se arma aglutinando todo lo que florece en el huerto y luego da la manzana sobre el mantel, el lavafrutas o los dientes del niño.

 

Amor es sentir en las raíces del pecho una succión que viene de pedacitos nuestros arraigados en el hermano, el amigo, el desconocido.

 

Amor es ver una cara sin rasgos y de pronto oírle la palabra y es nuestra palabra; Mirarle los ojos pardos y son también nuestros ojos; Caer en la cicatriz de la barbilla y es también nuestra huella de un absceso.

 

Amor del tuyo es ese y más: La palabra, los ojos pardos, la cicatriz tienen entonces el eco arameo de tus caminos, tu mirada de berbiquí que derrumbaba a Pedro, a Tomas y a Judas, el desgarrón de Longinos en esos pulmones que trasegaron el aire limpio de la inocencia absoluta y la bondad infinita.

 

Ya, Señor, puedo concluir; pero antes desearía pedirte que esta idea de tu encarnación en el dolor me la dejes quieta, inmóvil, imborrable, como en esos cortes de las películas rancias en que un hombre, se nos queda para rato con el vaso en el aire, a dos dedos de los labios.

 

Y ya que mi miseria se resiste a este trasplante glorioso de tu carne, inyecta en mi cerebro tu chispita divina para que yo vea en la mano crispada de Sebastián – en mi propia mano deforme – aquellos otros dedos que se aupaban sobre las muchedumbres para luego, dulce, pausada, armoniosamente, ir descendiendo sobre cada frente como una caricia, como un aliento, como un beso.

 

Ahora, sí, intentaré poner en el pórtico de esta mañana, las palabras de siempre, vitalizadas ya con el nuevo borrador de tu inspiración: “Señor: que yo llegue a amarte en el sufrimiento”

 

Pero es que Lolo escribe de tantos temas que resulta imposible mencionarlos todos, como decimos arriba. Sin embargo, diremos que se ocupa de la felicidad, de qué comeremos en el siglo XXI, de qué es más impresionante del nacimiento de Cristo, de la mina y de las más diversas situaciones por las que pasan sus trabajadores, de los jóvenes de Acción Católica y de su inicios dentro de la organización, de la esperanza… 

También, como no podía ser de otra forma, Lolo se ocupa de muchos de sus amigos que, en el mundo de las artes, destacaban entonces. Así, por ejemplo, de ocupa de Andrés Segovia, el guitarrista universal, de Paco Baños, el impresionante pintor de su pueblo, del escritor Pablo Ramírez, de Tom Dooley (médico americano del norte que dio su vida por los más desfavorecidos de Asia), de Angelita (aquella mujer que dijo sí al sufrimiento y fue fundadora de su obra “Sinaí”) de Fernández Pombo, también escritor, del Padre Javierre, de, de, de… 

Pero no sólo se ocupa Lolo de este tipo de temas sino que muchas veces se mete en “harina”, como suele decirse, y pasa a criticar lo que le parece criticable. Así, escribe sobre la mina y las condiciones de vida de los mineros, sobre la escuela y la necesidad de colegios, de la situación de la vivienda en su tiempo y, en fin, de todo aquello que, cree, resulta importante poner sobre la mesa aunque no pueda gustar a según qué tipo de autoridades… 

Y, abundando sobre esto, no podemos dejar de mencionar que Lolo ha descubierto, para el que esto escribe, muchos autores (escritores, poetas…) que han pasado a formar parte de mi vida. Pero eso lo dejo para otro momento porque tiene mucho que decir la cosa… 

Y ya no nos queda más que decir gracias, pues, Lolo, por tan buenos momentos y por tan buenas letras llenas de espíritu gozoso. 

Amén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación 


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”


“Hay muchas cosas que no veo y otras que tampoco entiendo, pero una simple verdad de Dios me llena y me deslumbra”, 14) ”

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

15.04.23

La Palabra para el Domingo - 16 de abril de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 16 de abril de 2023 sino sábado, 15. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

   
Jn 20, 19-31

   
“19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar  donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con vosotros.’ 20  Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21 Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.’ 22  Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’ 24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor.’ 25 Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.’ 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros.’ 27 Luego dice a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.’ 28 Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío.’ 29 Dícele Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído’. 30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre”.

COMENTARIO

Todo se confirmó

 
Para que todo lo que hizo tuviera sentido tuvo que aparecerse, Jesús, a sus discípulos que, con miedo, estaban escondidos. Miedo que era, no podemos negarlo, plenamente justificado conociendo, como conocían, el pensar de sus hermanos en la fe judía. Sólo así comprendieron todos los, para ellos, extraños mensajes que habían recibido de Él y que, en su tiempo, no entendieron. 

Y se presentó ante ellos con la paz por delante, como deseándoles lo mejor, la tranquilidad del alma, la mejor forma de manifestarse, la expresión pura y simple de su ser. 

Para que acabaran de creer, les enseñó las marcas de su Pasión. Así, todo se cumplía, la comprensión de sus seguidores fue total. 

Señor mío y Dios mío" - Un mensaje cada día - YouTube

Pero no bastó con esto. Era fundamental que, sobre ellos, exhalara el Espíritu Santo; que, como prometió, fuera conveniente, para ellos que Él se fuera, se marchara al Padre, porque enviaría otro paráclito, otro defensor, ese Espíritu que les iba a guiar, dirigir, marcar el camino hacia Dios. 

Y también llevó a cabo el primer envío después de darles a aquel. Una misión: predicar el Evangelio, esa buena noticia que debían de llevar a todos,  con el poder de perdonar pecados, y de retener los que creyeran que debían ser retenidos. Todo un poder legítimo, significativo, creador de un nuevo mundo basado en su ejemplo, en su amor, en la Verdad que Él trajo, otros brazos para Dios. 


Y como era esencial llevar a cabo una definición, el establecimiento de un concepto claro y diáfano de Fe, lo hace en cuanto Tomás, llamémosle el incrédulo, duda de su presencia ocho días antes, ante sus apóstoles, allí, entre ellos, ante sus hermanos de fe. 

Y como este apóstol debía tocar para creer, ver para creer, mirar para creer, le conmina a lo que todos sabemos: trae tus dedos, mira mis manos, etc., ante lo cual no pudo salir otra cosa de su boca que la tan conocida expresión de Señor mío y Dios mío pues comprendió, en aquel justo momento, que el Maestro era no sólo Maestro sino Señor y Dios. 

Ante esta expresión de sumisión a Cristo, éste, define, de una manera radical (de raíz), básica, imperecedera, lo que es la Fe: creer sin haber visto; sin haber visto, dijo. Ahí reside el elemento fundamental de nuestra expresión como cristianos y como hijos de Dios: asentimos ante unos hechos, unas realidades que no somos capaces de comprender. Sin embargo, creemos, tenemos Fe. Y otra cosa que no sea eso, el cuestionar estos hechos y estas realidades con el pretexto de no ser demostrables es, ciertamente, la mejor manera de permanecer alejados del Mesías y, por tanto, de Dios, al que no vemos, pero oramos, seguros, como estamos, de que nos escucha pues, para esto resucitó Cristo.

PRECES

Por todos aquellos que no confían en Dios y en su poder.

Roguemos al Señor.


Por todos aquellos que no tienen esperanza en Cristo.

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener siempre en nuestro corazón la salvación que nos has procurado.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

 

¡Señor mío y Dios mío¡ ¿Hay mejor expresión de fe?


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

 

10.04.23

Un amigo de Lolo – La relación de Lolo con el mundo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Estamos más que seguros que Manuel Lozano Garrido, Lolo, vivió a lo largo de su vida en un mundo dividido en dos mitades, a saber: uno antes de perder la vista y otro, claro está, después de pasar a engrosar el número de los ciegos que había en España. Y ya podemos imaginar que no era lo mismo ver que no ver y, dada su especial situación física… mucho menos que era eso. Sin embargo, podemos decir que el Beato de Linares (Jaén, España) puso al mal tiempo buena cara y, ante la adversidad, ni se arredró ni nada por el estilo sino que se comportó como un verdadero campeón de la vida y de la existencia o, vamos, como un superhéroe de la espiritualidad más profunda. Super Lolo, bien podríamos decir, ataviado con capa del corazón y con su arma (no tan secreta) de la fe. 


Pero, claro, hubo un antes y un después… 

El antes de quedarse ciego

Sabemos, por sus propios libros y por las personas que lo conocieron en el tiempo anterior a perder la visión fruto de la enfermedad degenerativa que padecía, que Lolo era una persona interesada, digamos así pronto, por todo. Es decir, que nuestro amigo, muy a pesar (o, mejor, por eso mismo) de la situación física por la que pasaba desde los primeros años de la década del 40 del siglo pasado, el XX, era una persona ávida de información sobre todo aquello que sucedía a su alrededor y, por ende, por todo lo que sucedía en el resto de España y en el mundo mismo y todo completo. 

Ya podemos imaginar que Manuel Lozano Garrido se empapó de todo lo que contaba la prensa de su época (entendiendo a la misma como a los periódicos), supo todo lo que se decía en las revistas y, seguros estamos de ello, sería un fiel oyente de la radio de la que también formó parte durante un tiempo al trabajar para la misma de la manera que era requerida su intervención.

Lolo no dejaría sin tocar capa alguna de información porque así lo demuestran los muchos artículos que escribió y publicó en la prensa local y nacional sin olvidar para nada su labor con su creación de nombre “Sinaí” donde trabajó más que mucho (junto con otras personas) y a la que dedicó, como obra suya que era, muchas horas de su vida.  Y por eso podemos decir, sin temor a equivocarnos, que antes de perder la vista Lolo era un verdadero entusiasmado de su trabajo. 

Y, entonces, aquel hombre que vivía la vida desde su sillón de ruedas, mostró, ahora sí quedó bien demostrado, que quien quiere… puede. 



El después de quedarse ciego

 

No es poco cierto que perder la vista ha de ser algo terrible, en sí misma considerada tan pérdida. Sin embargo, en el caso de Lolo la cosa era aún peor porque se añadió a sus padecimientos el no poder ver. Y sí, estamos seguros de que le tuvo que pesar mucho y más que mucho como, también estamos seguros de esto, nos pasaría a cualquiera de nosotros. 

Lolo, sin embargo, no se arredró. 

En realidad, no es que no se arredrara sino que casi todos los libros que publicó los escribió después de perder la vista… 

Esto, dicho así, podría parecer raro pues… si no veía, ¿cómo podía publicar como lo hizo?

Es cierto que aquí entran en juego otras muchas personas que echaron una mano (vamos, muchas manos) al bueno de Manuel. Y, sin embargo, eso no disminuye para nada el valor de lo que hizo Lolo desde que perdió la vista hasta el día (casi el mismo) que subió a la casa del Padre, un 3 de noviembre de 1971. 

Lolo escribió libros pero siguió publicando artículos en la prensa local y nacional, como hemos dicho antes, con un ritmo que es casi inimaginable para alguien que no ve y que, como es obvio, no puede tener acceso a lo escrito en los medios de comunicación como tenía antes de no poder ver nada. Sin embargo, eso a nuestro amigo parece que no le importó nada. Y cuál no sería su espíritu que lo contagió a muchas personas (empezando por su todo-todo Lucy, su hermana)  que pusieron todo de su parte para que aquello que salía de la mente pero, sobre todo, del corazón de Lolo no quedara ahí, como no dicho o escrito sino que, al contrario, muchas personas pudieran gozar de eso. Y no sólo gozaron entonces, conforme iba publicando sino que hoy mismo, nosotros, tantos años después de su marcha al Cielo, seguimos gozando mucho y más que mucho.

Lolo, por tanto, al perder la vista, se agrandó como persona y se vino arriba, así de simple y sencillo. Y eso, se diga lo que se diga, sólo lo pueden hacer aquellos que están tocados por la mano de Dios. ¿o no?

En fin… hemos podido darnos cuenta de cómo era Lolo y de cómo, muy a pesar de todos los pesares que podamos atribuir a su vida, se relacionaba con el mundo y de cómo nos sirve de ejemplo ante todos nuestros quejidos y nuestros lamentos.  

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”
“La verdad, como el alba, nos trae la luz y la alegría; por eso Dios es así de infinitamente iluminante y jubiloso  (13)

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

8.04.23

La Palabra para el Domingo - 9 de abril de 2022

Resultado de imagen de SAnta BibliaComo es obvio, hoy no es domingo 9 de abril de 2023 sino sábado, 8. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

  
Jn 20, 1-9


“1 El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. 2 Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.’ 3 Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. 6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, 7 y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9 pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos”.


COMENTARIO

 Y ¡Resucitó!

 
Aunque no podamos decir que sepamos lo que pensaron aquellos dos discípulos asustadizos (Pedro y Juan) no es poco cierto que podemos hacernos una idea de lo que pasó por sus corazones cuando aquella mujer, María Magdalena, entró corriendo donde estaban escondidos por miedo a los judíos, y les dijo que no estaba el cuerpo del Maestro. 

Aquella mujer, por cierto, amaba mucho a Jesús. Va al sepulcro cuando aún es de noche. Quiere visitar al Maestro y, seguramente, acabar de arreglar su cuerpo porque, por las prisas del viernes es posible que no terminaran las labores propias en tal caso. Y allí que acude, presurosa aprovechando las primeras horas del día.

Pero lo que encuentran no les gusta. En realidad, es posible que no acudiera ella sola al sepulcro porque el texto de San Juan pone en boca de María Magdalena “no sabemos dónde lo han puesto”. Serían, pues, las santas mujeres que acompañaron a Jesús en el tránsito de su Pasión las que fueran allí para hacer lo que tuvieran que hacer.

Los discípulos más arrojados, Juan y Pedro, el amado de Jesús y el primus inter pares (primero entre iguales) salen corriendo. Es decir, el más joven de ellos y quien sería el encargado por Jesús de dar forma a su Iglesia, no pueden resistir la situación: si, además de haberlo matado de aquella forma ahora robaban su cuerpo… 

Y resucitó al tercer día... - Parroquia San Pedro Apóstol (Málaga)

En realidad, aún no acababan de entender que todo lo que Jesús les había dicho muchas veces: moriría y, luego, resucitaría… al tercer día. Y aquel domingo era, precisamente, el tercer día. 

Pedro, que llega después de Juan, ve lo que ha pasado. Es, sin duda, el de más edad y llega más tarde que Juan pero tiene preeminencia entre los apóstoles y no duda lo más mínimo en entrar. Mientras, Juan se queda en la puerta esperando y, cuando entra dentro se da cuenta de que las telas que habían cubierto al Señor no están tiradas por tierra (propio de un robar el cuerpo) sino que estaban puestas tal como las habían dejado en el cuerpo como si hubiera “salido” del mismo de una forma misteriosa y maravillosa. Y eso le hace creer pues no es de extrañar que Jesús le hubiese dicho, en alguna ocasión (en confidencia de quien sabía tener mucha fe y confianza) que tal sería su Resurrección. Por eso creyó cuando vio pues se había confirmado todo lo dicho por el Maestro.


Y no es poco cierto que en los apóstoles discurriera, por sus corazones, una doble seguridad: Jesús había resucitado (como verían muy pronto y comprobarían por ellos mismos) sino que, además, eso confirmaba que todo lo que el Maestro había dicho se había cumplido y todo, pues, era verdad de la verdadera. No debe extrañarnos, por tanto, que todo el miedo que, hasta entonces, había dominado sus vidas (por miedo a sufrir muerte semejante a la de Jesús) se trocar en osadía, en alegría, en gozo y, en fin, en arrojo propio de quien ya no tiene más miedo sino que se da cuenta de que la vida eterna está a su alcance. Y, ante eso, no hay obstáculo alguno que se les pueda enfrentar.


PRECES

Por todos aquellos que no creen en la Resurrección de Cristo.

 

Roguemos al Señor.

 
Por todos aquellos que no tienen esperanza en la vida eterna.

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a confiar en todo lo dicho y hecho por Jesucristo.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  
Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

 

Y resucitó como había dicho.


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

2.04.23

Un amigo de Lolo – Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Es cierto y verdad que hoy no es Viernes Santo pero, teniendo en cuenta que será muy pronto y que este artículo se publica hoy lunes de esta nueva Semana Santa, vale la pena traer aquí una oración que ha alcanzado una fama bien ganada porque en ella, nuestro amigo Lolo dice verdades como puños o, mejor, como corazones. 

Aquí queda, pues, esta singular y certera oración: 

Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo 

“Cristo Jesús, hermano nuestro:

 Déjame decir antes que nada que a Ti, sobre el Calvario, no te clavaron sobre unos leños barnizados; ni que pasaste por la vida escoltado por los guardaespaldas que usan los poderosos; ni que tu hora definitiva tuvo arcos de triunfo y bandas de música, sino apenas el ruido de una losa sepulcral que se parte. Tú, el Rey de Reyes, tienes también sobre ellos la primacía y la corona de la sencillez, el aire y el modo de ir por la vida con eso que nosotros, con ojos humanos, llamamos la vulgaridad de un Juan Nadie. Nazaret te vio bajo el ángulo gris de hombre trabajador, y los traficantes que acudieron aquel día a comerciar a Jerusalén sólo notaron, hasta la hora del terremoto y los portentos, tu áspera apariencia de hombre condenado, eso que aún hoy se repite de vez en cuando en cualquier cantera o en el patio de una fortaleza. 

Los que en esta tarde venimos a Ti sabemos muy bien de ese ángulo de madera sin cepillar que son las cruces; las cruces, Señor, que si uno no sabe cargar a su modo pasan la piel como las astillas que descarnan. Por muy bonitas que salgan en las procesiones y las pinten en los cuadros, las cruces nunca serán objetivamente bellas. Cristo: fuiste tan maravillosamente paradójico que hoy cualquier criatura se puede llamar a sí misma crucificada y no pecar contra la soberbia. Desde que la plantaste a mitad de camino entre la divinidad y el barro de los hombres, la Cruz es confluencia y encrucijada de amor. Lo que Tú cargaste de más de nuestro calibre de criaturas, nosotros podemos tomarlo de tu parcela de Dios. Te miramos, y, como nosotros, tienes manos que pueden acariciar, ojos con los que revisar limpiamente, pies con las agujetas de los buenos caminos, corazón para trajinar la sangre y rodarla mansamente por todas las venas del mundo. Tú, Cristo, sabes de llagas y heridas; de disnea que atenaza y ahoga; de fiebre que revienta los termómetros; de sed que pone los paladares como la tierra del cántaro recién cocido. Por eso, a Ti, Dios y hombre circunscrito a esa órbita de los cuatro clavos, nosotros, los pobres hombres y mujeres, los olvidados, los silenciosos, los que viven la hora dura de los seres en la cuneta; nosotros, digo, alzamos la frente sobre esta epidermis sin brillo de las cosas para ver sólo la credencial de hermano nuestro, de gemelo nuestro, que a las tres de la tarde de un día como hoy firmaste con sangre al sol y al viento de una fecha de primavera. Mira, ¿ves?, yo, uno cualquiera, tengo conciencia, y lo grito, de mi naturaleza de barro,  tan cerca de la de la hormiga; pero quiero airear ese injerto de sobrenaturalidad y esperanza que nos has cosido con la redención. Desde las tres de la tarde del Viernes Santo todos los hombres estamos como “encielados”. Aunque la culpa nos seque y nos haga, las más de las veces, como postes de telégrafos. Es lo de menos, porque el verdor y la frescura los dan de nuevo la vitalidad de tu sangre y la transfusión de tu Gracia. 

De cara a la pena de tus cinco boquetes en la pasión, uno baja la cabeza con cierto pudor de decir que sale de meditar tu muerte con una sensación de alegría. Y es verdad, porque lo que al fin queda sobre el griterío de la multitud deicida es el volteo de las campanas de la Resurrección. Fíjate, Cristo, que nosotros estamos aún en la flagelación y la esponja de vinagre cuando no nos escuece todavía el preámbulo del dolor, ese beso de Judas que es la caída del paraíso. A veces, uno mismo se sorprende mordiendo los labios o con un reguero de lágrimas que arden por las mejillas: es el dolor físico, el imperativo humano que gesticula en la carne; pero Tú, que eres médico de almas y tienes rayos X para la conciencia, sabes de ese poso dorado que es la alegría de nuestro corazón. 

El dolor es una llamada tuya y un privilegio que canta en nuestra vida con la bravura de un río joven. Por eso, antes que nada, te damos, Señor, las gracias por la distinción de tu mirada, por la promoción de nuestras vidas al área redentora. Lo que vale, lo que nos pone de rodillas sobrecogidos de misterio es esa emoción de comprobar una por una tus pisadas y sentir que es nuestra sandalia la que se puede amoldar a tu huella, desmenuzar tus peripecias de condenado a muerte, el cargo de la Cruz, las caídas o el despojo, y hallarlas paralelas en los matices dolorosos de unas criaturas corrientes y molientes.”

 

Aquel Viernes y todos los Viernes Santos desde entonces 

 

Después de leer (vamos, releer por haber sido leído tantas otras veces…) este texto del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, nos queda muy poco que decir porque el mismo lo dice todo. 

En realidad, podemos decir que, a tenor de esta tan especial oración, estamos seguros de poder reconfortar nuestra alma en la certeza de que Cristo, el Hijo de Dios en su Pasión, nos permite tenerlo tan en cuenta en nuestra vida y en nuestras cruces, que casi lo vemos a Él cargando con ellas. 

Cristo, por tanto, murió pobre con nada en el cuerpo pero con el corazón lleno de Amor y con el alma bien llenita de dicha. 

Cristo, en su Cruz y con su Cruz nos abrió el Cielo. 

Cristo nos enseñó a cargar con nuestras cruces siendo Él ejemplo de cómo hacerlo. 

Cristo no fue masoquista y soportó la Cruz porque quiso y por Amor. 

Cristo, desde su Cruz, nos mostró que estaba vivo y que siempre lo iba a estar para siempre, siempre, siempre. 

Cristo es gemelo nuestro en el dolor y en el sufrimiento.

Cristo, con aquella Cruz, nos abrió las puertas del Cielo. 

Cristo, a pesar de nuestras maldades y pecados, revitaliza nuestro corazón y nuestra alma. 

Cristo resucitó y por eso nuestra ve no es vana. 

Cristo nos enseñó que, en dolor, hay alegría y en el sufrimiento bien entendido una camino hacia la vida eterna.

 Cristo nos enseñó, con su ejemplo a pisar por dónde él pisó. 

Cristo, en fin, quiso que nosotros, corrientes y molientes como somos, podamos decir alto y claro que somos hijos de Dios…¡Y lo somos!

 

Y así, todos los Viernes Santo que en el mundo han sido desde aquel primero y, si me apuran, cada uno de los días que, desde entonces, han permitido y ofrecido nuestra salvación. 

Y ahora, por favor, vuelvan a leer esta gozosa oración.

 

 Amén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

 

Panecillo de hoy:

 

Nunca un sufrimiento fue tan fructífero.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

 

“El sol del pensamiento divino no tiene manchas (12)”

 ……………………………

 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

1.04.23

La Palabra del Domingo - 2 de abril de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 2 de abril de 2023 sino sábado, 1. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.


Mt 27, 11-54

  

“11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ Respondió Jesús: ‘Sí, tú lo dices.’ 12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada. 13 Entonces le dice Pilato: ‘¿No oyes de cuántas cosas te acusan?’ 14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido. 15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran. 16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás. 17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: ‘¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?’, 18 pues sabía que le habían entregado por envidia. 19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: ‘No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.’ 20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. 21 Y cuando el procurador les dijo: ‘¿A cuál de los dos queréis que os suelte?’, respondieron: ‘¡A Barrabás!’ 22 Díceles Pilato: ‘Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?’ Y todos a una: ‘¡Sea crucificado!’ - 23  ‘Pero ¿qué mal ha hecho?’, preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: ‘¡Sea crucificado!’ 24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos  delante de la gente diciendo: ‘Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.’ 25Y todo el pueblo respondió: ‘¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!’ 26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado. 27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la  cohorte.28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; 29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: ‘¡Salve, Rey de los judíos!’; 30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. 32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz. 33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, ‘Calvario’, 34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo. 35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes. 36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle. 37   Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: ‘Este es Jesús, el Rey de los judíos.’ 38Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: 40 ‘Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!’ 41   Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo: 42 ‘A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. 43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: “Soy Hijo de Dios."‘ 44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados con él. 45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. 46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: = ‘¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?’, = esto es: = ‘¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?’ = 47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: ‘A Elías llama éste.’ 48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber. 49 Pero los otros dijeron: ‘Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.’ 50Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu. 51En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron. 52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. 53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos. 54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: ‘Verdaderamente éste era Hijo de Dios.’”
   



COMENTARIO

Pasión; Su Pasión
  
Todo estaba escrito. 

Desde hacía muchos siglos, los profetas y otras personas que se encargaron, mediando la inspiración del Espíritu Santo y, así, de Dios mismo, de escribir acerca de las tribulaciones del pueblo escogido por el Creador, habían dejado dicho, de muchas formas, lo que tenía que pasar. 

Y, en efecto, estaba pasando. 

Sobre este momento de la vida del Hijo de  Dios se ha dicho y escrito mucho porque muy importantes fueron aquellos acontecimientos para la vida de la humanidad. 

Cristo es apresado de forma indigna. Indignamente fue entregado por un apóstol indigno que entregó su alma al Diablo por unas monedas y  por no ver en Jesús al Mesías liberador-guerrero que estaban esperando muchos que, con ánimo vengativo esperaban la liberación política y social del pueblo judío.

Pero Jesús no había venido a este mundo a traer un Reino de muerte sino de paz y no de venganza sino de amor y misericordia. Y por eso estaba pasando lo que estaba pasando. 

Aquellos que lo entregan a las autoridades romanas saben que no pueden matar, por las buenas, a nadie. Y el procurador, aquel personaje dubitativo y cobarde que no quiere enfrentarse al poder de los sacerdotes judíos, es la persona ideal para conseguir el fin buscado que no es otro que acabar con la vida física de Aquel que enseñaba como ellos no sabían enseñar: con autoridad.

Todo aquel proceso judicial, como sabemos, estaba plagado de irregularidades. No importaba, eso, a quien buscaba la desaparición de Jesús y, menos aún, para los que las normas romanas no les importaban absolutamente nada. El caso era acusar a Jesús de tal forma que no pudiera sentenciarse otra cosa que no fuera su muerte… y muerte de cruz, además, infamante para el reo. 

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan - InfoVaticana

Pero todo, como decimos, estaba escrito y se tenía que cumplir.

Jesús sabe que nada de lo que diga podrá hacer cambiar de idea a los que le persiguen. Había predicado, muchas veces, en las calles de Jerusalén, en el Templo de la Ciudad Santa. Sabían, pues, lo que pensaba porque escucharon, los que debían escuchar sabiendo lo que decía, y lo que escucharon no les gustó nada. Iba contra mucho de lo establecido porque lo establecido por el hombre no era lo establecido por Dios Creador, su Padre. 

Lo que pasó luego, tras aquel impresentable proceso, tiene mucho que ver con Dios, con Jesucristo y con la salvación de la humanidad caída. 

Aquel hombre romano, aquel soldado que se dio cuenta de que el hombre que colgaba en la cruz era el Hijo de Dios hizo un gran favor al ser humano: supo apreciar la verdad en medio de aquel caos de sangre  muerte. Aquel soldado, por eso mismo, quedó justificado y nosotros, si somos capaces de darnos cuenta de eso y lo que eso significa para nosotros, también lo seremos. 
 

PRECES  

Pidamos a Dios Por todos aquellos que no ven en la muerte de Jesús la redención de la humanidad. 

Roguemos al Señor.
  
Pidamos a Dios Por todos aquellos que no creen que la sangre de Cristo salvar al mundo. 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN
  
Padre Dios; ayúdanos a agradecer la muerte de tu Hijo porque por su sangre redimiste al mundo.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán 

  

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Su Pasión y, con ella, nuestra salvación eterna.


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

27.03.23

Yo soy Amigo de Lolo

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Amigo de Lolo. Así con mayúscula… 

Esto de arriba lo decimos por lo siguiente. 

El que esto escribe, como supongo que muchos de los lectores de esto que ahora aquí pongo, tiene un pie de firma de correos electrónicos que envía. Está tomado de uno salido de la Fundación Lolo, la dirección internáutica de la cual está unas pocas líneas más abajo. 

Este texto dice esto que sigue: 

“Yo soy Amigo de Lolo

Lolo, seglar, joven de Acción Católica, periodista y escritor cristiano, inválido total, y ciego, de profundo espíritu eucarístico y mariano, hijo amante de la Iglesia, alegre en el dolor, apóstol y consejero,… ¡Esa es su tarjeta de visita! 

Conócelo en amigosdelolo.com 

Es verdad que podemos imaginar que tal texto es propio de alguien que tiene mucha admiración (espiritual y de otros tipos) por la persona a la que se dedican tales palabras. Sin embargo, es cierto y verdad que todos de tales adjetivos (pues califican y cualifican…) son tan verdad como que el Sol ilumina a la Tierra y la Luna, en su fase de llena, también. 

Tres aspectos podemos destacar aquí: 

1. Lolo, hombre, en su ser mismo y en su trabajo.

 2. Lolo, fiel hijo de Dios incardinado en la Iglesia Católica. 

3. Lolo, sobrenaturalizador de su situación física y la consecuencia de eso. 

Podemos ver que cada uno de estos aspectos caracterizan a una persona muy especial. 

En primer lugar, en cuanto a hombre que vive en el mundo que le ha tocado vivir, en el que lo ha puesto Dios mismo, es uno de aquellos que ha optado, dadas sus circunstancias, por una profesión. En su caso era la de periodista y escritor pues lo mismo se hacía cargo de publicaciones propias (Revista “Sinaí”, por ejemplo) como hacía lo propio para publicaciones ajenas como, en fin, escribía libros (9 más los que, después de su muerte, se han compuesto con textos suyos…) Y bien sabemos que es más que posible que tales labores no fueran las que él quería llevar a cabo pero dadas sus circunstancias… en fin, como que a las que pudo dedicarse y bien que se dedicó a ellas en cuerpo y, sobre todo, alma… Y es que, como sabemos, y aquí se nos dice, era inválido total y, al final de su vida… también ciego.

En segundo lugar, Lolo, quien acabara siendo Beato de la Iglesia Católica aunque él nunca creyó que pudiera llegar a serlo (hay una anécdota militar en la que afirma él mismo que no creía, eso, que llegara a ser Beato cuando alguien le espetó que tenía fama de “beato”) era más que consciente de lo que eso suponía. 

No dudó ni lo más mínimo en mostrar y demostrar que era así, como era en cuanto a la fe. Por eso se nos dice aquí mismo eso de que tenía “profundo espíritu eucarístico y mariano” y que, además, era, “hijo amante de la Iglesia”. Y todo esto lo podemos ver más que bien en los escritos que dio al mundo para que el mundo supiese hasta dónde llegaba su fe y al arraigo profundo que tenía en su corazón todas las cosas de la Iglesia, por así decirlo. 

Pero, como bien sabemos, si hay algo en lo que destaca Lolo es en su dolor y sufrimiento. Sí. Y no es que lo acogiera con gozo como si se tratase de un comportamiento masoquista sino que supo sacar tanto de uno como del otro, consecuencias más que buenas para su vida espiritual. Y es que comprender la importancia que tiene eso para un hijo de Dios es llevar las cosas del alma, justamente, hasta donde tienen que ser llevadas y que no es, sino, lo más cerca del Todopoderoso que se puedan llevar. Y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Lolo hizo eso a la perfección. 

Sufrir, al menos físicamente, y saber que eso no tiene que ser forzosamente algo sólo malo… eso es un tesoro que, al encontrarlo, todo debemos vender para adquirirlo. Y eso también lo hizo Lolo a la perfección.

 Y ante todo esto, nosotros sólo podemos reiterar que ser Amigos de Lolo, así con mayúscula, es mucho más que sólo un honor. Y que a su ser, definido arriba, sólo podemos decir Amén, Amén y Amén.


Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

¡Qué buena cosa es saber cómo estamos en el mundo!

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

25.03.23

La Palabra para el Domingo - 26 de marzo de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 26 de marzo de 2023 sino sábado, 25. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.



Jn 11, 3-7.17.20-27.33b-45



“3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: ‘Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.’ 4 Al oírlo Jesús, dijo: ‘Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.’ 5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. 7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: ‘Volvamos de nuevo a Judea.’ 

17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. 

20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. 21 Dijo Marta a Jesús: ‘Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. 22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.’ 23 Le dice Jesús: ‘Tu hermano resucitará.’ 24 Le respondió Marta: ‘Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.’  25 Jesús le respondió: ‘Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.  ¿Crees esto?’ 27 Le dice ella: ‘Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.’ 

33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó 34 y dijo: ‘¿Dónde lo habéis puesto?’ Le responden: ‘Señor, ven y lo verás.’ 35 Jesús se echó a llorar. 36 Los judíos entonces decían: ‘Mirad cómo le quería.’ 37 Pero algunos de ellos dijeron: ‘Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?’ 38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. 39 Dice Jesús: ‘Quitad la piedra.’ Le responde Marta, la hermana del muerto: ‘Señor, ya huele; es el cuarto día.’ 40 Le dice Jesús: ‘¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?’ 41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: ‘Padre, te doy gracias por haberme escuchado. 42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.’ 43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: ‘¡Lázaro, sal fuera!’ 44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: ‘Desatadlo y dejadle andar.’ 45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.”      


 
COMENTARIO

 
Testimonio de amor 

 
El Hijo de Dios era Dios mismo pero era Dios mismo hecho hombre. Por eso, le afectaban también aquellas situaciones que, humanamente hablando, podían afectarle. No estaba, por eso mismo, tan por encima del ser humano que ni sintiese ni padeciese. Y el caso de Lázaro, su buen amigo, dice mucho acerca de eso. 

Cuando le llega la noticia de la muerte de su amigo Lázaro, con quien debió jugar en su infancia por aquellas tierras de Betania, no es de extrañar que, en un determinado momento, se echara a llorar por la muerte del amigo. Ni era de extrañar ni hubiera sido mínimamente normal que quien sabe de la muerte de un buen amigo haga como si nada hubiese sucedido. Y Jesucristo no era de tal tipo de personas. 

Sin embargo, también sabe Jesús que, como Enviado de Dios, puede hacer lo que la voluntad de su Padre quiera que no es otra cosa devolver a la vida a Lázaro, hermano de Marta y de María. Y es que un testimonio de amor como éste es muy propio de quien tiene entrañas de misericordia como Cristo tenía y tiene. 

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

Es posible que Jesús pensara, a tenor de su tierno corazón, según lo que sigue:
 
“Cuántas veces me he enfrentado al fin de la vida física, en cuántas ocasiones he tenido que ver partir al otro lado del Reino, al verdadero, donde habita mi Padre, a vecinos, a familiares, a mis amigos, cuántas veces he querido que esto tuviera remedio y cuántas veces sabía que aún no era el momento, que la voluntad de Abbá era otra, que cuando Él quisiera esto tendría solución como era en aquel naciente Paraíso donde sus primeros hijos sucumbieron a la codicia y al querer más de lo que podían entender y comprender. 

Pero Lázaro… amigo, los recuerdos acuden a mi corazón como un torrente que, desbocado, me inunda de bien y de paz y siento, como si fuera ahora mismo, tu voz llamándome en los juegos infantiles, cuando todo quedaba tan lejos, cuando tanta distancia había entre reír y sufrir, en nuestra juventud… ahora. Lázaro… cómo no acudir, cómo no deshacer ese fin que parece que te ha llegado. 

Pero ¡no!, así no. Mi interior se conmueve, amigo, y tengo que hacerlo. 

Ahora, sí, ahora ha llegado ese momento en que la gloria de mi Padre será patente, ahora, quizá, comprendan el bien que les espera si cambian su corazón y sucumben a tu Palabra que es la vida. 

Ya sé que todos esperan de mí algún hecho extraordinario, Padre, por un amigo como Lázaro, Padre, eso ya lo sé. Que vean, así, tu gloria. Por eso te pido que los comprendas, que perdones su ansia de signos. Estos que me has dado son así… Tú bien lo sabes. Te pido que manifiestes tu voluntad de salvación; por eso yo te invocaré, para que sepan que eres Tú quien actúas a través de mí, que sólo soy tu instrumento, que el resultado de todo será reclamo para la fidelidad que Tú reclamas como Tú has cumplido siempre con ellos, aunque te lo hayan puesto muy difícil muchas, muchas, muchas veces, Padre. 

Por eso, Abbá amado, yo te ruego humildemente, mansamente, que consueles la tristeza de sus conocidos, también la mía; que transformes en risas sus llantos, que puedan salir de la tiniebla que ha cubierto su corazón; que la luz, tu luz, renueve su esperanza con el bienestar de tu Gracia, que, si es posible, sea, de nuevo, renovado tu pacto con tus hijos, que sólo la vida sea vida, que la Verdad la vean, que sepan que el amor tiene cauce por donde discurrir; que contigo tus ovejas tienen donde guarecerse y que pueden, contigo, renovar su existir, volver a tu seno.”

 
Si fue así o no lo fue, eso sólo Dios lo sabe, pero a nosotros nos sirve y nos vale más que bien para darnos cuenta del amor de Cristo por sus amigos. 
 
PRECES
 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no creen en su salvación eterna. 

Roguemos al Señor.
 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no se quieren dejar curar el corazón por Jesucristo. 

Roguemos al Señor. 

ORACIÓN
 
Padre Dios; ayúdanos a ser pequeños en la fe y revélanos lo importante.

 Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán 

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

La verdad es que el Amor todo lo puede. 


Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

20.03.23

Un amigo de Lolo – Comprender a la perfección lo que supone no estar solo

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Nuestro amigo Lolo escribió para la revista “Catolicismo” (mayo de 1969) un texto de título “La Red”. Pues bien, dentro de tal escrito, al final de este, encontramos lo que tituló “No estoy solo”. Y creemos que, para empezar, vale la pena traerlo a esta casa de InfoCatólica pero, luego, es que es una verdadera maravilla que debe ser compartida, como luz que no puede esconderse debajo del celemín (cf. Mt 5,15)

Y dice lo siguiente:


“NO ESTOY SOLO

Si mi corazón conserva una galería de criaturas que tienen las manos abiertas y soy capaz de ir sacando más rosas que espinas del pasado;

si me llenan más las luces que las sombras, las risas que las lágrimas, las ilusiones que los desengaños;

si tomo el futuro con billete de esperanza y lo guardo en la maleta atiborrada de fe y de mansedumbre;

si saboreo el gozo del instante sin el virus del ayer o la quimera del mañana;

si confieso un error, me abro a un consejo, o me brindo a una ayuda;

si tanto me doy de mí que una tarde siento una sensación como de haber salido,

no estoy solo.

No estoy solo cuando alguien se muerde una lágrima para tomar la del otro; cuando el peso del mundo entero parece que doblega unos hombros y, sin embargo, no cae.

No estoy solo cuando hay quien sigue un llamamiento, se apropia una ración del dolor del mundo, traspasa una consolación que necesitaba, perdona un gran agravio, ahoga el resentimiento, espiga las rosas del corazón.

No estoy solo en la tremenda soledad del hombre que vive solo, porque ya no hay olivos con sangre desde que Cristo agonizó entre otros radicalmente solitarios.

No estoy solo, porque en el mundo no hay un hueco sin la presencia de Dios, ni un pozo donde no se refleje la estrella de un destino.

No estoy solo si me acompañan los limpios pensamientos, los bellos recuerdos, las alegres ilusiones, las esperanzas.

No estoy solo sin hombres o con hombres, a la noche o en el campo, en la vida o en la muerte, con luces o en sombras, porque Dios me ha hecho elemento de una malla que a todos nos une, para salvarnos.”



Comprender a la perfección lo que supone no estar solo  

Seguramente se me pueda llamar atrevido pero creo que es necesario hacer una indicación porque, en honor a la verdad, vale la pena hacerla. 

Con esto quiero decir que Lolo, en la primera parte del texto que hemos traído aquí hoy hace uso de condicional “si” y, al que esto escribe nunca le ha gustado tal palabra cuando, como es el caso, hay seguridad del todo en lo que se dice. Y, aunque podemos imaginar, que la humildad de Manuel Lozano Garrido le hacía escribir la misma delante de todo lo que ha escrito en el sentido que tiene la misma y que es cierta no seguridad del todo en lo que luego viene… el caso es que nosotros afirmamos con otra palabra lo que es la verdad y nos atrevemos a escribir (antes de decir lo que vamos a decir de este maravillo texto) esto: 

“como mi corazón conserva una galería de criaturas que tienen las manos abiertas y soy capaz de ir sacando más rosas que espinas del pasado;


como me llenan más las luces que las sombras, las risas que las lágrimas, las ilusiones que los desengaños;


como tomo el futuro con billete de esperanza y lo guardo en la maleta atiborrada de fe y de mansedumbre;


como saboreo el gozo del instante sin el virus del ayer o la quimera del mañana;


como confieso un error, me abro a un consejo, o me brindo a una ayuda;


como tanto me doy de mí que una tarde siento una sensación como de haber salido,


no estoy solo.”
 

¿Ven ustedes? Ahora las cosas con somo son y como eran porque Lolo, en efecto, tenía muy claro que era lo que hacía (tomar el futuro con billete de esperanza, conservar en su corazón una galería de criaturas…. etc. ) pero su falta de egoísmo o de lo que sea le hacía escribir “si” cuando, en realidad, sabemos muy bien que era “como", pues así se afirma lo que se es aunque, cambiando el “si” por el “como", Lolo seguía sin estar solo… 

Y, ahora, ya podemos seguir con que quiera Dios que seamos capaces de escribir… 

Es verdad que este texto de Lolo tiene una profundidad espiritual muy para tener en cuenta. Y es que, para empezar, todo lo que dice en primer lugar (en la parte del texto a la que hemos cambiado el “si” por el “como") muestra cómo puede ser un ser humano, creyente católico, que sabe lo que eso supone.  

Por eso, por ejemplo, sabe que, por muy malas que sean sus circunstancias físicas, es capaz de tener en cuenta, mucho más, lo bueno que lo malo. 

Por eso, por ejemplo, tiene más en cuenta lo que pueda ser luz que sombras y eso supone que tiene el corazón abierto a lo que pueda guiar sus pasos antes que quedarse anclado en la obscuridad de una mala situación personal. 

Por eso, por ejemplo, cuando se tiene muy en cuenta tanto la fe como la mansedumbre (en palabras aquí de Lolo) no es poco pensar que su vida seguirá un camino muy distinto a cuando se ignora quién se es al respecto de la filiación divina y la forma de presentarse ante lo que le pasa.  

Por eso, por ejemplo, cuando se comprende que no hay que actuar de forma egoísta cuando nos hemos equivocado o cuando dejamos que se nos puede decir lo que mejor nos conviene o cuando escuchamos la voz del necesitado, entonces es fácil adivinar un alma limpia y grande.  

Pero que es que Lolo sabe que no está sólo. Y aquí hace una relación (que no es poca cosa) de aquellas situaciones en las que él comprende que no está solo.  

Sobre esto podemos decir que Lolo no se siente solo porque sabe que hay muchas personas que dan mucho de sí mismas por el prójimo y que lo hacen de muchas formas y en diversas circunstancias. 

No está sólo cuando alguien llora por el prójimo o cuando, a pesar de sus malas circunstancias, sabe mantenerse en pie. Y eso es lo que le pasó a Lolo. 

No está solo Lolo porque sabe muy bien el Beato de Linares (Jaén, España) que Dios no ha abandonado a ninguno de sus hijos o, en fin, del resto de criaturas. Y eso lo tenía muy claro Lolo.  

No está solo Manuel Lozano Garrido porque siempre que en su corazón anide todo lo bueno que pueda existir o, en fin, todo aquello que pueda enriquecer un corazón y un alma limpios, es imposible sentirse solo. Y así era el corazón, así el alma, de Lolo.  

No está solo Lolo porque tiene por verdad que Dios nos une a todos y que, por eso mismo, nos ha concedido la salvación a todo aquel que la quiera. Y eso lo difundía Lolo. 

Y es que, ante esto, ante lo escrito por Lolo, sólo nos queda decir Amén, así es. 


Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

¡Qué buena cosa es saber cómo estamos en el mundo!

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.