J.R.R. Tolkien - Entre Bloemfontein y Bournemouth- Capítulo 2: Un niño llamado Ronald (niñez)

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“Y allí tenemos al niño John Ronald Reuel, de vuelta (sin haber ido… si ustedes nos entienden) de su inesperada aventura africana.”

Así terminamos  el primer capítulo de esta, esperamos, fructífera y humilde biografía de J.R.R.Tolkien. Porque nuestro amigo y escritor ha ido (lo de volver lo decimos en sentido figurado) al lugar que sería, podemos decir, su verdadera patria chica porque África fue, de todas formas, un lugar sólo para venir al mundo pero su relación con aquellas tierras fue simplemente esporádica.

Ronald había venido de África con la impresión, en su memoria, de algunos paisajes de aquellas tierras como, por ejemplo, el de la cordillera Drakensberg cuya nombre significa, nada más y nada menos, que “Cordillera del dragón”, seres cuya importancia en su obra no hace falta ser dicha aquí. Y aquello, junto con el episodio de la tarántula ya citado en el Capítulo 1… en fin, fueron haciendo cierto bagaje en su corazón que, en su tiempo, se manifestaría.

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Si bien en 1895 Mabel, madre de los Tolkien (John y Hilary, dos años menor que nuestro autor) se había traslado desde África a Birmingham, en 1896 se trasladaron, de alquiler, a Sarehole Mill, en el campiña inglesa, donde vivirían por un período de cuatro años. Y aquel fue otro episodio de su vida que le influenció notablemente pues se suele apuntar a que aquel ambiente, aquel paisaje, fue lo que sería, con el tiempo, La Comarca, su Comarca.

Podemos decir que la educación como hoy la entendemos (alumnos estabulados en los centros educativos y cosas el estilo) no ha sido siempre el ejemplo que se ha seguido. Y en tiempos de Ronald, en aquellos primeros años del siglo XX, abundaba mucho lo que hoy no pocas veces se ansía: la educación en casa alejada de centros escolares, al menos, hasta cierto momento en el que ya se hace imprescindible una educación, digamos, reglada.  Y eso es lo que le pasó a nuestro protagonista y a su hermano Arthur (segundo nombre de Hilary)

Es bien cierto y verdad que los hermanos Tolkien tuvieron una buena “institutriz”: su madre Mabel. Y es que la misma debía tener una educación bien formada porque dedicó gran parte de su tiempo, en aquellos tiernos años de sus hijos, a enseñarles en las más diversas doctrinas. Y es claro que Ronald debió mucho a aquel tipo de educación que lo introdujo, por ejemplo, en el estudio del latín y, así, dar comienzo a la invención de sus propias lenguas o lenguajes.

Con el estudio de la botánica, el futuro profesor de Oxford, empieza a tomar mucho cariño a la naturaleza; así, empieza a dibujar bocetos de escenas rurales, plantas y árboles y nada hay que decir aquí de lo que, luego, eso influirá a la hora de escribir y de describir la Tierra Media con sus diversos paisajes donde montañas, ríos, plantas, árboles y todo lo que tenga que ver con la naturaleza juega un papel crucial y forma parte de lo que hemos dado en llamar “personajes que no hablan”  en la obra de Tolkien padre pero que tanto dicen y nos dicen acerca de las aventuras y desventuras en las totales aventuras que correrían sus personajes.

Pero, como hemos dicho arriba, el estudio de las lenguas jugó un papel algo más que fundamental en el devenir de la vida de Ronald. Y es que, aunque lo enseñado por su madre, Mabel, pudiera parecer rudimentario o básico en la lengua de la Roma antigua, lo bien cierto es que Tolkien lo aprendió de forma muy rápida y lo dominó, para su edad, algo más que pronto. Y, claro, eso sería sólo el principio de lo que vendría con el tiempo…

Birmingham Tolkien Trail Mapa ilustrado Tolkien El Señor de | Etsy

El caso es que, a este respecto, cuando en 1900 Mabel y sus dos hijos se ven obligados a regresar a Birmingham (han admitido a Ronald en una escuela de tal ciudad) el joven (sólo tiene ocho años) se maravilla ante los nombres que aparecen escritos en los trenes de carbón  que van a Gales. Y, así, nombres como Nantyglo, Penrhiwceiber o Senghendydd, hacen las delicias de su corazón y van sembrando un amor hacia la lengua que no tardaría en manifestarse como un verdadero prodigio personal y, así, en bien de muchos otros.

Es más, dado que había vivido cuatro años en la campiña inglesa y ahora veía cómo era la vida en la ciudad y había conocido el contraste entre el modo de vivir tranquilo y, casi, bucólico (o sin casi) del campo y el que “gozaba” ahora, con la abundancia de fábricas que, además, estaban situadas muchas veces cerca del mismo campo, no es de extrañar que tal situación acabara influyendo en su obra.

Vemos, pues, que hasta ahora hay mucho en la vida, digamos, ordinaria, de Ronald que se ha visto reflejado en su obra escrita y no podemos negar que aquellos años primeros de su existencia, en plena niñez, se le quedó grabado a sangre y fuego las diferencias tan notables que había entre una cosa y otra.

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Pero la vida de los hermanos Tolkien se ve gravemente afectada en un momento determinado: su madre, Mabel, y ellos mismos, se convierten al catolicismo y, acto seguido, su familia (anglicanos) se desentienden de ellos sin el menor rubor. Y eso iba a causar graves consecuencias, sobre todo, económicas, a la familia que había venido de África para dar a sus hijos una vida mejor que la que podían tener en aquel continente. Y si eso no fuera ya suficiente, fallece Mabel a los 34 años  de edad (afectada de diabetes antes de que se descubriera la insulina) en lo que Ronald, con el tiempo, entendería ser un verdadero martirio por su fe pues las consecuencias de haberse convertido al catolicismo fueron algo más que graves para todos ellos.

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Ronald tiene, entonces, 12 años y su hermano Hilary, 10. Y son acogidos por el padre Francis Xavier Morgan, del oratorio de Birmingham conocido por el “Tío Curro” por su ascendencia española. Ellos pasarían, así, toda su niñez en el barrio de Edgbaston. Y allí mismo, otra cosa más que influiría en su obra escrita fue que lo hicieron al lado de las torres Perrott’s y Edgbaston Waterworks que, no por casualidad, tenían un parecido más que notable con las dos torres que describiría Tolkien en El Señor de los anillos o, para ser justos y exactos, justo al revés.

El caso es que, como decimos, el P. Francis ayuda económicamente a los Tolkien y ellos se lo agradecen sirviendo en el Oratorio de Birmingham y enfrascados en sus estudios en la King Edward’s School donde Ronald no tarda en convertirse en el mejor estudiante de su clase y, claro, sobresalir  en el estudio de las lenguas. Y es que aquel lugar acabó convirtiéndose en su verdadero hogar pues el que tenían, digamos que oficial, en casa de su tía Beatrice, era en exceso lúgubre y no mantenían una relación demasiado cercana con ella.

En aquel tiempo, el joven Tolkien, Ronald, acaba haciendo que el director de la escuela (a la sazón Robert Cray Gilson que era, además, inventor y especialista en filología clásica) citada arriba se fije en él. Por eso le anima a estudiar otras lenguas pero, en el fondo, a ahondar en las mismas yendo más allá del simple conocimiento superficial de una forma de comunicarse entre personas.

De ahí a que J.R.R.Tolkien fuera inventor de palabras había menos que un paso de enano.

 

(Continuará)

   

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

Para leer el Prólogo

Para leer el Capítulo 1.

2 comentarios

  
Tulkas
No sé si eran anglicanos o bautistas, en algún sitio he leído que eran herejes y no sólo cismáticos.

EFG

Pero eran, eran y dejaron de serlo.

Por cierto, que me he tomado en serio su recomendación sobre Mabel Tolkien...
10/12/20 4:14 PM
  
Tulkas
Ya. No me refería a la bienaventurada Mabel sino a los familiares, creo que eran bautistas, no anglicanos.

Y me parece también que el tío Curro fue el tutor legal de los niños, lo cual no deja de impresionarme.

Creo recordar vagamente que en la versión extendida de ESDA de Jackson, antes de partir de Imladris hay una breve escena en la que aparece Trancos junto a una imagen de su madre. Cuando vi la escena no podía creérmelo y DUDO que sea casualidad, ¡es la típica imagen de la Virgen María! Y para colmo aparece Elrond diciendo: “ella quería proteger a su hijo y pensó que en Rivendel estaría bien”.
Yo creo que esa escena de unos 80 s es un guiño de Jackson a todos los que saben “algo más” sobre Tolkien.


EFG

De nuevo, muchas gracias por sus apreciaciones que son, para mí, más que valiosas. Y sí, la familia de Mabel... en fin...
10/12/20 10:29 PM

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