México: dos miembros de los Defensores de Cristo, a prisión por trata de personas

Dos integrantes de la secta “Defensores de Cristo” fueron sentenciados en Tamaulipas (en el noroeste de México), a seis años de prisión por el delito de trata de personas, tal como informó el pasado 10 de marzo la fiscalía general. Lo cuenta la agencia AFP.
“Los sentenciados se aprovecharon de la vulnerabilidad de la víctima para obligarla a trabajar ofreciendo cursos”, indica la institución en un escueto comunicado, que no identifica a los acusados. Los Defensores de Cristo utilizaban a esta persona para atraer o “enganchar” a más víctimas, a quienes se les asignaban actividades en las que “el trato era inhumano y deplorable” con el fin de obtener beneficios económicos.
La sentencia, emitida por un juzgado del estado de Tamaulipas, fronterizo con los Estados Unidos, es de seis años de prisión y una multa de 27.400 pesos (poco más de 1.500 dólares), así como la reparación del daño. A los acusados se les imputa el delito de trata de personas, en este caso valiéndose del “engaño y el fanatismo religioso”.
Según un comunicado, en la hipótesis de los hechos, el ilícito se encuentra especificado “para quien entregue a un tercero, o reciba para sí mismo una persona por medio de la violencia física o moral, engaño y abuso de poder para someterla a esclavitud”, tal como informa la agencia mexicana Quadratín.

Nuevo Laredo, localidad fronteriza con Texas golpeada por el narcotráfico. Agentes del Instituto Nacional de Migración y la Policía Federal de México entran en una finca en mitad de la nada, en el kilómetro 14 de la carretera a Monterrey. No actúan para desarticular un cartel de la droga. Buscan a los líderes de los «Defensores de Cristo», una secta denunciada por delitos graves y liderada por un asturiano, Ignacio González de Arriba. «Maestro Fénix», le llaman, y se hace pasar por Cristo. Así comienza su reportaje en La Nueva España el redactor Pablo Tuñón.
“Te quitan la voluntad, te hacen dudar hasta de tu propio nombre”, narró Blanca Castro (en la foto), esposa de uno de los líderes de la secta Defensores de Cristo,
Abusos sexuales, robos, fraudes y hasta obligarlas a comer vísceras de animales con la promesa de alcanzar milagros, fueron algunos de los maltratos que una coahuilense, “Ariel”, y otras mujeres padecieron dentro de la secta denominada Defensores de Cristo. Desde su exilio en algún lugar de Sudamérica, Ariel –nombre ficticio de una mujer originaria de La Laguna (Coahuila, México)-, narra en exclusiva a Vanguardia los abusos que los dirigentes del presunto grupo religioso cometieron contra las mujeres de la secta.
Días atrás, las autoridades mexicanas