Interrumpimos aquí la serie de artículos sobre las últimas acusaciones que se han lanzado en los EE.UU. contra la Iglesia de la Cienciología (ver entregas 1ª y 2ª) para volver a casa, a España. Porque la noticia es, cuanto menos, sorprendente. Iván Arjona, el presidente de la Cienciología en España, se ha despachado ayer mismo con una nota de prensa -lógicamente triunfalista- en la que la secta se felicita por haber logrado que el nacimiento de su fundador aparezca en el “calendario religioso” oficial de España.

Sí. El nacimiento de L. Ronald Hubbard, fundador de la Iglesia de la Cienciología, aparece en el calendario que publica en su página web la Fundación Pluralismo y Convivencia, dependiente del Ministerio de Justicia del Gobierno español, y que promueve las actividades de las “minorías religiosas". Su objetivo primero era subvencionar todo lo no cultual realizado por las entidades religiosas con notorio arraigo (judíos, musulmanes y evangélicos). Después el notorio arraigo se ha ampliado a otros grupos (budistas, mormones y testigos de Jehová).

Ahora es el turno de “aupar” a otros grupos. Aunque sean tan controvertidos como la Iglesia de la Cienciología. Aunque continúen multiplicándose las acusaciones de víctimas y ex-adeptos por todo el mundo, como estamos mostrando en esta serie de artículos de la prensa norteamericana. España no sólo ha reconocido a la Cienciología como entidad religiosa (año 2007), sino que también parece que le va dando “puntos” para llegar a algún reconocimiento especial, como el notorio arraigo. Desde luego, esta organización no sólo está de moda entre los actores de Hollywood… sino también en las Administraciones de algunos países. De hecho, ya en diciembre de 2009 se le reconoció su status de “entidad de carácter social", como informamos en este mismo blog.

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Continuamos (ver artículo anterior) con la traducción al español, realizada por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), del artículo de Laurie Goodstein en The New York Times relatando las últimas denuncias que pesan sobre la Iglesia de la Cienciología.

El Puente a la Libertad Total

Cienciología es una “religión esotérica” en la que la fe se revela poco a poco a los que invierten su tiempo y dinero para dominar las enseñanzas de L. Ronald Hubbard. Los cienciólogos creen que los seres humanos se ven obstaculizados por los recuerdos negativos de sus vidas pasadas, y que mediante la aplicación de la “tecnología” de L. Ronald Hubbard, pueden llegar a un estado conocido como “clear” (claro).

Pueden pasar cientos de horas sesiones personales de “auditación”, manteniendo agarrados los mandos plateados de un e-metro mientras un auditor les hace preguntas y toma notas sobre lo que dicen y sobre las lecturas del e-metro.

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Después del interés que ha suscitado el artículo anterior de este blog, en el que la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) ofrecía en español la primicia de la actualidad de la Iglesia de la Cienciología y sus acusaciones en los EE.UU., hemos decidido continuar con la traducción de los artículos de la prensa norteamericana que los medios informativos hispanohablantes no se atreven o no les conviene divulgar. Lo hacemos, en varias entregas, con el artículo “Romper con la Cienciología”, escrito por Laurie Goodstein en The New York Times, y que ha levantado el revuelo internacional.

¿Ex-adeptos o enemigos?

Criados como cienciólogos, Christie King Collbran y su marido, Chris, fueron reclutados cuando eran adolescentes para trabajar en el personal del cuerpo de élite que mantiene en marcha la Iglesia de la Cienciología, conocido como la Organización del Mar o Sea Org.

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Los medios de comunicación españoles no han dicho nada. Callan. Sin embargo, en los EE.UU. y en otros lugares los medios han publicado noticias sobre duras acusaciones que pesan sobre la Iglesia de la Cienciología. Según algunos conocedores del tema, van cayendo los muros de silencio que ha habido tradicionalmente en torno a la secta. Publicamos un resumen reciente de la situación actual del tan controvertido grupo, traducido por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) de una información de Paul Wachter en AOL News.

Nuevas acusaciones de dos ex-adeptos de la Cienciología son las últimas de una lista creciente de acusaciones de abusos que se han lanzado contra el grupo en el último año. Y posiblemente sean las más difíciles en los 50 años transcurridos desde que el escritor de ciencia ficción L. Ron Hubbard creara la secta.

El pasado 6 de marzo, The New York Times publicó un largo artículo sobre el caso de una pareja en la Organización del Mar –la Sea Org, el personal de élite de la Cienciología– que dijeron haber trabajado largas horas por una miseria. Una vez que decidieron marcharse de la secta, se vieron obligados a “firmar confesiones falsas sobre su vida personal y su trabajo, pagar la Iglesia miles de dólares que dijeron que debían de cursos y asesoramiento, y aceptar las consecuencias de que sus padres, hermanos y amigos miembros de la Iglesia corten toda comunicación con ellos”, según el rotativo.

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Después de haber visto en el artículo anterior algunas observaciones genéricas sobre la reencarnación y su difusión en Occidente, ahora me fijo en el individuo. ¿Quién es el creyente en la reencarnación? ¿Por qué una persona que ha nacido y ha crecido en una civilización con raíces cristianas en un proceso de profunda secularización escoge esa tercera vía de una creencia de origen oriental? Los sociólogos de la religión hablan de la búsqueda permanente en el hombre actual, un contínuo bricolaje espiritual que lo sitúa ante un pluralismo en el que toda doctrina y práctica es producto susceptible de adquisición. Hay variedad en los contenidos ofertados y, cómo no, también en sus precios.

Basándose en estas consideraciones aceptadas por un gran número de estudiosos, Courtney Bender ha publicado recientemente un artículo académico sobre el tema en el Journal of the American Academy of Religion. Investigando el origen de la asunción de las creencias reencarnacionistas por parte de los norteamericanos, la autora afirma que “deben tanto a las interpretaciones del siglo XIX y comienzos del siglo XX como a los encuentros más contemporáneos con los textos e ideas de Asia”. Por lo que queda claro que no sólo se trata de un préstamo oriental, sino también de una elaboración decimonónica de doctrinas ocultistas occidentales.

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