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20.02.13

Aleteia: ¿Son cristianos los testigos de Jehová?

El portal católico Aleteia, apoyado por la Santa Sede (Consejos Pontificios para las Comunicaciones Sociales y para la Promoción de la Nueva Evangelización) continúa con la publicación de preguntas y respuestas en torno a la fe. Si unos días atrás el tema abordado era si los mormones son o no cristianos, en esta ocasión el sacerdote español Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) acaba de contestar a una cuestión parecida y que suscita gran interés. Reproducimos a continuación lo que ha explicado a Aleteia.

Pregunta: Los Testigos de Jehová predican por las calles, van con la Biblia en la mano… pero ¿se les puede considerar cristianos?

Respuesta: Los testigos de Jehová se presentan como “cristianos”, se consideran el cristianismo verdadero y parecen aferrarse a la Biblia como única norma para sus doctrinas y prácticas. Sin embargo, en una nueva forma de arrianismo, rechazan que Jesucristo tenga naturaleza divina y rechazan la Trinidad de Dios, además de manipular la Sagrada Escritura.

REFERENCIAS

1. Los testigos de Jehová afirman que la única fuente de revelación de Dios es la Biblia, pero la interpretan de forma fundamentalista y sesgada.

La apariencia cristiana de la secta se debe, en primer y principal lugar, a la centralidad que le dan a la Sagrada Escritura en su doctrina y en su vida. Su “Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras” contiene multitud de errores conscientes y voluntarios que reafirman sus doctrinas, sometiendo así la revelación a los dictados de la corporación empresarial que dirige a los testigos, la Watchtower Bible and Tract Society de Nueva York. Se han cambiado, por ejemplo, muchos versículos que desacreditan directamente las posiciones no cristianas de la organización sobre Dios, Jesucristo, la escatología o la Iglesia.

Dicho esto, hay que añadir que, partiendo de la defensa protestante del libre examen de la Escritura por parte de cada individuo iluminado por el Espíritu Santo, los testigos de Jehová han pasado a una interpretación “libre” por parte de la organización que dirige a los adeptos y les marca de forma férrea e infalible (aunque cambie según las épocas) cómo tienen que leer, interpretar y aplicar la Biblia en la vida cotidiana. Algunos elementos se verán subrayados sobremanera, mientras otros aspectos de la revelación serán marginados en la doctrina y en la praxis de la secta.

Informe de Óscar Gerometta sobre los testigos de Jehová


2. En las puertas de los “Salones del Reino” (sus sedes) y en sus publicaciones leemos que pone “testigos cristianos de Jehová”, pero para ellos Jesús no es Dios, así que se sitúan fuera de la fe cristiana.

Los testigos de Jehová defienden que Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres, pero no tiene naturaleza divina. Es hijo de Dios, pero sólo el más excelso de las criaturas, es creado y no engendrado, contraviniendo así la fe de todas las Iglesias y comunidades cristianas. Según ellos, considerar a Jesús como Dios es una “paganización” de la doctrina cristiana originaria, al hacer formar parte al Maestro de una tríada ajena a la revelación bíblica. Es el segundo en importancia en el universo, siempre por debajo de Jehová.

Por lo tanto, el monoteísmo de los testigos de Jehová es estricto y no trinitario, y se acerca en su comprensión de la divinidad de Dios y de la identidad de Cristo a la doctrina del islam, pero añadiéndole un elemento de corporalidad de Dios, del que saben su ubicación física: su trono se asienta sobre la constelación de las Pléyades. En su resumen dogmático, los testigos afirman que “Jehová es el único Dios verdadero”, y poco después dicen: “Jesucristo es el Hijo unigénito de Dios, el único creado directamente por Dios. Jesús fue la primera creación de Dios… nunca pretendió ser igual a Dios”. Sin embargo, en las palabras y en las obras de Cristo puede observarse su autocomprensión divina.

Artículo de Luis Santamaría: “La cristología de los testigos de Jehová”
Programa de Radio María España “Conoce las sectas” sobre esta cuestión de Cristo en los testigos de Jehová



3. No sólo consideran a Jesús un ser creado, sino que además lo identifican con el arcángel Miguel y deforman el sentido de su muerte y resurrección.

Jesucristo es, para los testigos de Jehová, la primera criatura creada, y que ayudó a Jehová Dios para realizar el resto de la creación. Y dicen que antes de su encarnación se llamaba Miguel, empleando la Escritura de forma retorcida. Por lo que lo identifican con el arcángel San Miguel. No ha habido encarnación divina tal como la entienden todos los cristianos, sino la transferencia de la identidad preexistente de Jesús al germen de un hombre, que llegó a ser Mesías en el momento de su bautismo.

Por lo tanto, y como aclara el experto Manuel Guerra, para los testigos, Jesús y Miguel son la misma persona desde el momento del bautismo en el río Jordán. Al morir en la cruz quedó destruido su yo, como lo afirman del resto de seres humanos. Y al resucitar recibió un cuerpo inmaterial, porque su cuerpo físico descansa incorrupto esperando ser exhibido en el milenio que precederá al fin de los tiempos. Es decir, para ellos no recuperó su vida, sino que “fue levantado como criatura espiritual divina”.

En las apariciones a los discípulos, lo que hizo fue asumir forma corporal, como lo habían hecho los ángeles tantas veces con anterioridad. Es decir, que no ha sucedido una verdadera resurrección del ser completo de Jesús, en alma y cuerpo. Esto socava toda la fe cristiana, que como repetía San Pablo, se basa en el acontecimiento de Cristo resucitado.

Artículo de José Miguel Arraiz: “Los Testigos de Jehová y 1914”


4. Porque para ellos Jesús no es Dios, los testigos de Jehová rechazan muchos elementos importantes de la vida cristiana.

El rechazo de la divinidad de Cristo ha influido directamente en muchas de sus prácticas, que los distancian así del cristianismo, aunque se ha dado una evolución a lo largo de su historia, radicalizándose en sus signos anticristianos. Esto puede verse en el rechazo a la cruz (dicen que Jesús murió en un simple madero vertical, aunque en sus inicios aceptaron la cruz y la utilizaron), a la celebración de la Navidad, a la fórmula trinitaria del bautismo, etc.

Por supuesto, niegan no sólo el papel de la Virgen María en la obra de la salvación, algo que es materia de discusión en el diálogo ecuménico entre las Iglesias y comunidades cristianas, sino incluso su maternidad divina, algo aceptado lógicamente por todos los cristianos.

Artículos de Luis Santamaría sobre los testigos de Jehová y la Navidad: 1ª parte, 2ª parte y 3ª parte


5. El Espíritu Santo no es un ser personal para los testigos, sino la fuerza o la energía con la que Dios actúa.

Aunque no es lo menos importante de su teología dogmática no cristiana, está su consideración de la realidad del Espíritu Santo. Emplean su nombre con minúsculas y directamente no aparece en su resumen de fe. Defienden, en su monoteísmo estricto, que no puede ser una persona, sino que es “la fuerza activa de Dios… una fuerza poderosa que Dios hace emanar de sí mismo para llevar a cabo su santa voluntad”. Cuando aparece en la Biblia el Espíritu Santo como sujeto de alguna acción, los testigos de Jehová contestan que quienes lo hacen son ángeles u hombres de parte de Dios.


6. Los testigos de Jehová no sólo se consideran los cristianos verdaderos, sino que rechazan fuertemente el cristianismo como obra del demonio.

La secta equipara a todas las confesiones religiosas, sean cristianas o no, ya que los únicos cristianos de verdad en el mundo son los testigos de Jehová. Las que denominan “organizaciones religiosas dominantes” son en realidad la bíblica Babilonia, destinada a la condenación. Llegan a afirmar que “el Diablo mismo es en realidad quien recibe honra de todos los que no adoran al Dios verdadero como Él ha señalado, aunque quizás afirmen ser cristianos”. Se trata de la religión falsa.

Según las publicaciones de la secta, en los primeros siglos del cristianismo hubo una apostasía, ya que Satanás actuó para crear el papado en primer lugar, y después la reforma protestante. Por eso los testigos de Jehová no están dispuestos a participar en ninguna forma de diálogo ecuménico, ya que se consideran los únicos depositarios de la verdad divina.

18.02.13

Benedicto XVI y las sectas (y 3)

Hemos visto la forma en la que Benedicto XVI ha aludido a las sectas en relación con la Palabra de Dios (exhortación Verbum Domini) y en el concreto contexto africano (exhortación Africae munus). Si, como he señalado en los artículos anteriores, se trata de las referencias de valor magisterial más destacado, no son las que ganan en cantidad. Éstas, como puede adivinar el lector que tenga algún conocimiento de la realidad de la Iglesia católica en el mundo, son las referentes a Iberoamérica (concretamente al continente suramericano, descontando a España y Portugal).

A lo largo de su pontificado, y sobre todo en los encuentros que ha tenido el pontífice con los obispos de aquella región en sus visitas ad limina apostolorum, las palabras del Papa sobre el fenómeno de las sectas y su desafío a la comunidad eclesial se han repetido, y aunque no tienen el mismo valor doctrinal que las exhortaciones apostólicas postsinodales, nos muestran, sin embargo, la preocupación de Benedicto XVI por este tema. Y, como dice una conocida expresión entre los vaticanistas, “de Roma viene lo que a Roma va”, es decir, que en las palabras del obispo de Roma puede adivinarse el eco de lo que previamente le han comunicado sus hermanos de las otras Iglesias locales.

Como punto de partida tenemos que señalar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), que se celebró en mayo de 2007 en Aparecida (Brasil), y que inauguró el mismo Papa. En enero de ese mismo año, al dirigirse a la Pontificia Comisión para América Latina, Benedicto XVI afirma que “los hombres y mujeres de América Latina tienen una gran sed de Dios”. Es por ello, sigue diciendo, que “cuando la fe no se alimenta de la oración y meditación de la Palabra divina; cuando la vida sacramental languidece, entonces prosperan las sectas y los nuevos grupos pseudo-religiosos, provocando el alejamiento de la Iglesia por parte de muchos católicos. Al no recibir éstos respuestas a sus aspiraciones más hondas, que podrían encontrarse en la vida de fe compartida, se producen también situaciones de vacío espiritual”.

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17.02.13

La secta Moon celebra la primera boda masiva tras la muerte de su fundador

La Iglesia de la Unificación, conocida vulgarmente como “secta Moon", celebró hoy, 17 de febrero, en Corea del Sur una ceremonia de boda masiva en la que contrajeron matrimonio unas 1.000 parejas de diversas nacionalidades, la primera tras el fallecimiento de su fundador, el reverendo Sun Myung Moon. Lo ha contado enseguida la agencia informativa Efe.

La ceremonia, denominada “Bendición cósmica sagrada”, se celebró en su principal templo, el Centro Mundial de la Paz “Cheong Shim", situado en el condado de Gapyeong, provincia de Gyeonggi, a 60 kilómetros al este de Seúl. El acto fue oficiado por Hak Ja Han, viuda del fundador, y contó además con la participación de unas 2.500 parejas ya casadas anteriormente por este rito, el primero que se celebra tras la “ascensión” del reverendo Moon hace más de seis meses, según detalló un comunicado remitido por la Iglesia de la Unificación.

En total, unas 20.000 personas asistieron al recinto de Gapyeong, donde los monitores de vídeo recogieron en vivo a otras 8.500 parejas que recitaron votos matrimoniales desde distintos puntos del mundo.

Sun Myung Moon, que fundó la Iglesia de la Unificación en 1956 y posteriormente se autoproclamó “mesías” de la humanidad ante sus fieles, murió el pasado 3 de septiembre a los 92 años por complicaciones derivadas de una neumonía que padecía. Ya desde 2008, Hyung Jin Moon, de 33 años e hijo menor del fundador y Hak Ja Han, fue nombrado presidente de la Iglesia de la Unificación, que asegura tener unos 3 millones de adeptos en 194 países.

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16.02.13

La gurú Isha se introduce en el ejército y otras instituciones de México

Como si se tratase de una actividad formativa e inocente, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos (México) difundió un boletín para dar a conocer la impartición de un taller de “Meditación para la Paz” a soldados de la 24 Zona Militar. Así comienza el artículo que firma Juan Pablo Proal en el medio mexicano Proceso.

El comunicado pasó desapercibido en los medios de comunicación. Pocos periódicos y noticieros lo incluyeron en sus contenidos del día siguiente. Sin embargo, no se trata de un hecho inocuo: el taller de meditación fue impartido por Isha Judd, líder de una peligrosa secta acusada de los delitos de reducción a la servidumbre, estafa, ejercicio ilegal de la medicina e inducción al suicidio.

En el boletín de la CDH Morelos fechado el 5 de febrero de este año se informa de que 200 elementos de la 24 zona militar participaron en el taller “Meditación para la Paz”, presidido por la “Embajadora de la Paz” Isha Judd, en coordinación con la Universidad Internacional y el jefe de la mencionada región castrense, Édgar Villegas. “Es algo sumamente importante que las personas que estén expuestos a situaciones muy violentas o en situaciones de alta presión tengan una capacidad de centrarse muy profundamente”, les recomendó Isha a los soldados, de acuerdo con el boletín.

Una gurú controvertida

¿Quién es Isha Judd? De acuerdo con la biografía que publica en su página de internet, es una generosa alma iluminada que “está considerada como una visionaria para el mundo moderno, siendo invitada a hablar en foros internacionales, en empresas, en cárceles de alto riesgo, con miembros de la política, del clero y del jet set internacional”. Del lado opuesto, especialistas en sectas tienen evidencia de que es una estafadora profesional que ha incurrido en delitos gravísimos.

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15.02.13

Benedicto XVI y las sectas (2)

Después de haber visto cómo aborda Benedicto XVI el desafío que las sectas plantean a la pastoral de la Iglesia desde el punto de vista de la Sagrada Escritura, acerquémonos a otra exhortación apostólica postsinodal en la que también aparece el tema. Estamos hablando, pues, de un documento con el mismo valor magisterial que tenía el anterior. Se trata de la exhortación Africae munus, publicada en 2011, dos años después de la celebración de la asamblea especial para África del Sínodo de los obispos. El tratamiento del fenómeno sectario en este texto puede sorprender a muchos, ya que está extendida la idea de que el continente más afectado por las sectas desde la perspectiva eclesial es América del Sur, pero aquí nos damos cuenta de la magnitud de este problema en África.

El Papa alemán dedica un número completo de Africae munus a este tema. Así, leemos que “en África han surgido también en los últimos decenios muchos movimientos sincretistas y sectas” (n. 91), y que “a veces es difícil discernir si son de inspiración auténticamente cristiana o simplemente fruto del capricho de un líder que pretende poseer dones excepcionales”, dando pie a la confusión de la gente. ¿Los factores que provocan este florecimiento? Se refiere a tres, tanto sociales como eclesiales: “estructuras estatales en elaboración, la erosión de la solidaridad familiar tradicional y una catequesis insuficiente”. Es en este contexto en el que “numerosas sectas explotan la credulidad y ofrecen un respaldo religioso a creencias religiosas multiformes y heterodoxas no cristianas. Destruyen la paz de los cónyuges y sus familias a causa de falsas profecías y visiones. Seducen incluso a los políticos”. El panorama es, pues, bastante negativo.

Después de este sintético repaso de la realidad y juicio severo, Benedicto XVI plantea a la Iglesia la necesidad de actuar, de responder al desafío de las sectas. “La teología y la pastoral de la Iglesia debe individuar las causas de este fenómeno, no sólo para frenar la ‘sangría’ de fieles de las parroquias que se van a otros grupos, sino también para constituir la base para una respuesta pastoral apropiada, en vista de la atracción que estos movimientos ejercen sobre ellos. Esto significa, una vez más: evangelizar en profundidad el alma africana”. Como dijo repetidamente Juan Pablo II en tantas ocasiones, lo verdaderamente importante no es que las sectas sean una competencia religiosa para la Iglesia católica, sino que han de verse como un resorte para plantearse en serio el reto de la nueva evangelización, de hacer que la persona pueda tener una experiencia de encuentro con Cristo.

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