Miles de personas despiden al reverendo Moon en Corea del Sur

Mujeres completamente de blanco y hombres en traje oscuro de todas las edades presentaron sus respetos en el Centro Mundial de la Paz “Cheong Shim” (“mente pura” en coreano), donde un gran retrato de Sun Myung Moon, fundador de la Iglesia de la Unificación, y que murió el pasado 3 de septiembre a los 92 años, preside el amplio pabellón central. Lo cuenta la agencia Efe.

El impresionante templo de la secta, con un aforo de unas 50.000 personas, se levanta sobre una montaña en el pintoresco enclave natural de bosques y ríos del condado surcoreano de Gapyeong, unos 60 kilómetros al este de Seúl. “Estoy muy triste, porque el reverendo era como mi auténtico padre”, confesó a Efe Bae Heung-won, de 28 años, miembro desde su nacimiento de este movimiento neocristiano de unos 3 millones de adeptos en más de 190 países que considera a Moon el nuevo mesías y “padre verdadero” de la humanidad.

A pesar de la tristeza que los fieles expresaban con palabras, apenas se escuchaban llantos frente al altar y casi todos los rostros sugerían entereza en un reflejo de la filosofía de los denominados “moonies”, que conciben la muerte no como un motivo de tristeza, sino de alegría. “En el momento de la muerte, nuestro espíritu debe sentirse más alegre y emocionado que una recién casada cuando visita a su cónyuge por primera vez”, expresó en vida Moon, famoso por haber unido en matrimonio a decenas de miles de personas en bodas colectivas simultáneas.

Protagonismo del sucesor y detalles del entierro

Con la solemne melodía Arirang -himno no oficial del pueblo coreano- como banda sonora de la ceremonia, el hijo menor del reverendo y líder de la Iglesia de la Unificación desde 2008, Hyung Jin Moon, fue el protagonista entre los vivos. El joven Moon, de 32 años, y su esposa, vestidos ambos de un blanco impoluto, guardaron silencio y dedicaron unas prolongadas reverencias al fundador ante el ojo atento de las cámaras de decenas de medios surcoreanos e internacionales.

Formado en la universidad estadounidense de Harvard, el nuevo dirigente de la secta “posee un especial liderazgo espiritual y un don para guiar a la gente”, aseguró a Efe el octogenario Bo Hi Pak, mano derecha del fallecido reverendo y presidente de la fundación cultural auspiciada por la Iglesia de la Unificación. Pak reveló que el altar dedicado a Sun Myung Moon, que permanecerá abierto hasta el próximo 13 de septiembre, recibirá, además de fieles, curiosos y medios de comunicación, al presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, y otras autoridades políticas y empresariales.

Concluido ese período de luto, el sábado 15 tendrá lugar en el templo el funeral por el reverendo, que será enterrado ese mismo día, y dos jornadas después la viuda de Moon, Hak Ja Han, “indicará a los miembros de todo el mundo las directrices a seguir” tras la muerte del “mesías”, explicó.

En total, según ANSA, 150.000 personas de todo el mundo se esperan para los nueve días de luto colectivo, hasta el 14 de setiembre, una jornada más respecto a los planes estudiados en un primer momento. El ritual elegido para el último homenaje al reverendo Moon recuerda a los matrimonios masivos que realizó el fundador de la Iglesia de la Unificación.

¿Cambios en la secta?

Sin embargo, “no se van a producir cambios importantes” en la Iglesia de la Unificación, afirmó Pak, que señaló que “la muerte de Moon servirá para inspirarnos aún más a la hora de dar continuidad a su labor”, consistente según el fallecido reverendo en buscar la paz mundial y la unidad religiosa en torno al movimiento.

En el ámbito económico, Kook Jin Moon, cuarto hijo del líder religioso, continuará al frente del imperio económico que la secta ha amasado desde su fundación en 1954 bajo el conglomerado Tongil Group. Éste abarca desde instituciones educativas y medios de comunicación en Corea del Sur, EEUU y otros países hasta un fabricante automovilístico en Corea del Norte o el Seongnam Ilhwa Chunma, el equipo de fútbol con más títulos de la K-League surcoreana.

Curiosamente, entre los asistentes del día 6 se contaban varios seguidores de este equipo, como Sam Jeon, de 32 años, que aseguró a Efe haber acudido al templo para expresar su “gratitud” al fundador del que considera el “equipo más grande de la historia de Corea”.

Condolencias de Corea del Norte

El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, también expresó su pésame por la muerte del reverendo Moon, fundador de la Iglesia de la Unificación, informó el 5 de septiembre la agencia estatal de noticias norcoreana (KCNA). La KCNA indicó en un breve despacho informativo que Kim Jong-un envió un mensaje de condolencias a la viuda del fallecido, Han Hak-ja, y a su familia.

“A pesar de su fallecimiento, sus esfuerzos y hazañas realizados para la reconciliación y la unidad de la nación, la reunificación del país y la paz en el mundo perdurarán para siempre”, afirmó el líder norcoreano, según el comunicado de la KCNA.

Además, Hyung Jin Moon, hijo menor del fallecido, viajó hoy, 7 de septiembre, a Corea del Norte para recibir las condolencias de ciudadanos y autoridades del país, informó a Efe un portavoz de la secta. El líder de este movimiento acogerá en un “Centro Mundial de la Paz” que la Iglesia posee en la capital norcoreana, Pyongyang, a los visitantes que deseen presentar sus respetos por la reciente muerte de su fundador.

La Iglesia de la Unificación no ha informado de cuándo regresará su líder a Corea del Sur, donde permanece abierto el período de visitas al altar del reverendo, fallecido el pasado lunes a los 92 años por complicaciones derivadas de una neumonía. El joven Moon, de 32 años, viajó acompañado de Park Sang-kwon, presidente de Pyeonghwa Motors, la firma automotriz que la Iglesia de la Unificación estableció en Corea del Norte en asociación con una empresa estatal local.

La Iglesia de la Unificación posee un 70 por ciento de Pyeonghwa Motors, que, fundada en 1999, es una de las dos compañías fabricantes de automóviles en el hermético país comunista, donde la mayoría de la población no puede permitirse poseer un coche propio.

El fallecido reverendo Sun Myung Moon construyó en torno a su secta un vasto emporio económico que incluye negocios en varios países, entre ellos Corea del Norte. A pesar de sus ideas políticas contrarias al comunismo, Moon, partidario de la unificación de la península coreana, entabló lazos de amistad desde los años 90 con las élites del régimen norcoreano e incluso se reunió con su fundador, Kim Il-sung, en 1991, tres años antes de la muerte del “líder eterno” del hermético país.

Una figura controvertida

El reverendo aseguraba que, cuado tenía 15 años, fue el mismo Jesucristo quien le solicitó completar la labor evangelizadora que le había encomendado Dios y que no pudo finalizar al ser crucificado. Mientras Moon levantaba su reinado espiritual, también se posesionaba como un magnate empresarial con negocios en medios de comunicación (entre otros el Washington Times), hostelería, industria automotriz, educación y deporte en Corea del Sur, Estados Unidos y Latinoamérica (en Brasil, la secta Moon posee cerca de 80.000 hectáreas en Mato Grosso do Sul, en la frontera con Paraguay, según explica El Espectador.

Moon, aseguran sus fieles, hizo cosas que ningún otro líder religioso ha logrado, por eso lo llaman el ‘verdadero padre’: publicó hasta 450 volúmenes de sermones, ofreció un discurso de 16 horas seguidas sin descanso y llevó su secta más de 190 países. El reverendo expandió su movimiento con un discurso neocristiano y creencias como la llegada de un segundo mesías, la comunicación con fallecidos o la predestinación divina de todo individuo. Los “moonies”, como se denominan sus seguidores, son conocidos por las masivas bodas simultáneas en las que miles de personas que no se conocían previamente se daban el “sí quiero” a la vez. En la más multitudinaria de estas ceremonias, unas 30.000 parejas contrajeron matrimonio en 1992 en el estadio olímpico de Jamsil (Seúl).

Moon estuvo preso un par de ocasiones. La primera cuando regresó a la península coreana, después de estudiar dos años de ingeniería en Tokio, y predicó en Corea del Norte, por lo cual el gobierno del país comunista lo encerró durante tres años hasta que fue liberado por la coalición liderada por EE.UU., cuando estalló la Guerra de Corea (1950-1953). Luego, en EE.UU., pasó 13 meses tras las rejas en 1984 por evasión de impuestos.

Véase también: Luis Santamaría, “Cuando muere un mesías y no nos ha salvado”.

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