¿Como se dirá “fin del mundo” en ruso?

Después de las noticias aparecidas sobre la secta que fue descubierta en Rusia, reproducimos a continuación un artículo que analiza este tema. Su autor es el experto argentino Alberto Miguel Dib.

No es la primera vez, ni será la última. Otra vez nos enteramos de una secta rusa esperando el Fin del Mundo, lo que podría pasar inadvertido, sino fuera por las condiciones en que vivían los niños de esa comunidad.

Al parecer, investigando posibles refugios de extremistas religiosos, debido a un atentado ocurrido a mediados de Julio 2012, las autoridades de la Republica Federada Rusa de Tartaristán (antigua Tartaria, cuya población es mayoritariamente islámica), se encontraron, en las afueras de Kazán con el bunker de los denominados “fayzrahmanitas”, una secta apocalíptica musulmana liderada por un anciano “profeta” de 83 años de edad, de nombre Fayzrahman Satarov.

La ciudad de Kazán es la capital de Tartaristán. Se encuentra a orillas del Rio Volga, en el Distrito Federal del mismo nombre (Volga) y a unos 800 km al este de Moscú.

Cuentan las crónicas periodísticas que en el año 1964, Fayzrahman Satarov, un religioso musulmán, manifestó haber tenido una “visión” en la que se anunciaba el fin del mundo. Pero el tiempo pasó y, esta idea se fue arraigando en su práctica de la fe y en sus acciones con miras al futuro.

Luego de 30 años, en 1.994, Satarov se autoproclamó “profeta” y poco después compró una propiedad de 700 m2 (setecientos metros cuadrados), a la que transformó en un bunker de 7 (siete) plantas subterráneas y declaró “estado islámico independiente”, donde no existe otra Ley que no sea la suya.

Fue a comienzos de la primera década del siglo XXI que el “profeta” Satarov ordenó a sus seguidores que fueran a vivir a esas “catacumbas” que habían cavado en su propiedad, y allí permanecieron hasta el 1 de agosto de 2012, que intervinieron las autoridades estatales.

Esas “catacumbas” cavadas en lo profundo, eran un complejo en el que los aproximadamente 70 (setenta) miembros de la secta, entre los cuales había 27 niños, vivían en celdas de 2 por 3 metros, en condiciones insalubres y antihigiénicas, sin luz eléctrica, calefacción, ni ventilación. El líder y algunos de sus colaboradores más cercanos se encargaban de las provisiones de agua y alimentos, pero el resto tenía prohibido asomar a la superficie.

Esta espera del fin de los tiempos hizo que muchos de los niños (entre los que hay un bebé de 6 meses de vida, pero el resto rondan entre los 18 meses y los 17 años), no tuvieran instrucción educativa, ni controles médicos adecuados, ni conocieran (literalmente) la luz del sol… A causa de todo ello, Satarov y otros líderes de la secta fueron acusados formalmente por maltrato infantil.

Como decíamos, esto no es nuevo. Ya en el siglo VII (615 d.C., aproximadamente), podemos citar ciertas referencias sobre el fin del mundo en el Islamismo. Para entonces, el punto central de las más antiguas revelaciones tiene carácter escatológico y relaciona la idea del fin del mundo con el juicio que lo precederá: “en este juicio todos los hombres, los vivos y los muertos resucitados, deberán responder de sus hechos ante Allah”.

Muchas sectas surgidas a partir de reinterpretaciones de la fe ortodoxa rusa, se hacen presentes en este informe y, entre ellas podemos mencionar (en el siglo XIX) a los starodubowzi y otros, que sostenían que en Starodub (Smolensko) era imposible alcanzar la santidad, razón por la cual se trasladaron a Tschernobol (Volinia), rechazaron el juramento, se negaron a prestar servicio militar, dieron a los zares el nombre de anticristos y anunciaron la proximidad del fin del mundo.

Por si fuera poco, para el día 1º de mayo de 1900, los jenochowzi esperaban el fin del mundo. En Polonia se adhirieron a los adventistas americanos y hoy en día no son otra cosa que adventistas americanos de apariencia ortodoxa. También los imjaslawzi, o veneradores del nombre de Dios, están emparentados con el espiritualismo de los raskolniki y comparten con los jenochowzi las tendencias apocalípticas.

Y también, otro caso que podemos citar es el de Kondratij Malewannyj que, influido por los chlysti y los stundisti, creó una nueva secta nacida en la comarca de Kiev que pronto se extendió por la Rusia meridional y por Siberia.

Según pudo saberse, Malewannyj afirmaba que él era Dios y Cristo y, de hecho, todos sus discípulos (muy numerosos) le adoraban como tal. Aunque fue ingresado en un manicomio, siguió en contacto con su nueva iglesia, escribiéndole unas “pastorales de Jesús”. Tiempo después, en 1905, fue puesto en libertad y se apresuró a reorganizar el movimiento de los malewanzi.

Posteriormente, Iwan Lysenko, su sucesor, afirmaba que Malewannyj había sido Dios Padre y que él mismo era Cristo, el hijo de Dios. Las ideas escatológicas imperantes en la secta de los malewanzi tenían que ver con su convencimiento de la proximidad del fin del mundo.

Para ir terminando esta reseña de antecedentes, mencionaremos a Yuri Krivanogov y María Tsvigun (a) María Devi Christos, líderes de la “Fraternidad Blanca”, detenidos en Kiev, Ucrania, junto a sus seguidores, ya que habían anunciado el fin del mundo para el 24 de Noviembre de 1993. El acto criminal no fue, obviamente, el anuncio, sino que sus líderes propiciaban un suicidio colectivo para la ocasión…

Y, finalmente, en el año 2008, un grupo de 29 (veintinueve) personas autodenominado “la auténtica Iglesia Ortodoxa”, liderado por el “profeta” Piotr Kuznetsov (de 43 años de edad), se atrincheró en una cueva de Nikolskoie, Penza, a 500 km al sudeste de Moscú, esperando el fin del mundo para el mes de mayo. Como dato, sustancialmente complementario a esta información, agregaremos que Kuznetsov estaba internado en un neuropsiquiátrico, con diagnostico de esquizofrenia, al momento de predecir el apocalipsis.

Como podemos ver, nihil novum sub sole (Nada nuevo bajo el sol), aunque algunos no puedan verlo…

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