La Nueva Jerusalén, secta tradicionalista mexicana vinculada a la política

A dos semanas de que pobladores fieles al autodenominado obispo Martín Le Tours destruyeron la única escuela oficial del poblado de Nueva Jerusalén (Michoacán, México), tal como publicamos en Info-RIES, no hay un solo detenido por estos hechos, a pesar de las reiteradas declaraciones del gobierno de Michoacán de que habrá castigo para todos los responsables. Reproducimos aquí los reportajes publicados en el diario El Universal por Dalia Martínez.

Impunidad de la secta

El presidente municipal de Turicato, Salvador Barrera, asegura que hay “impunidad” en este caso. Él, junto con una patrulla municipal, acompañaron a El Universal en recorrido por esta población de la meseta purépecha. Fundada hace 40 años, la Nueva Jerusalén logró hace seis años abrir la escuela Vicente Guerrero. En la actualidad, al menos 200 alumnos recibían clases en las aulas que fueron destruidas a golpes de mazo por los pobladores fieles a la Virgen del Rosario, que argumentaron que enseñaban “cosas del diablo”.

Las dos aulas destinadas al preescolar, siete a primaria y dos para la telesecundaria estuvieron custodiadas por la Policías Estatal hasta el 3 de julio; se retiraron del plantel por órdenes del gobierno del Estado, al considerar que no había peligro de un ataque. Para el viernes 6 de julio y a primera hora la escuela estaba siendo destruida ante los ojos impasibles del subsecretario de Gobierno, Fernando Cano, que llegó a eso de las 10 de la mañana al lugar, alertado por uno de los vecinos.

Los gobiernos estatal y municipal justifican la no intervención de las fuerzas públicas: por una parte, por los menos de 20 policías municipales que estaban en servicio ese día; por otra que “no hubo manera de trasladar a refuerzos policiacos para detener a nadie en flagrancia, dado lo retirado del lugar”, según declaró el subsecretario de Gobierno, a pesar de que existe la subprocuraduría de Tacámbaro, a menos de 100 kilómetros de distancia. Unos días después, padres de familia y el presidente municipal de Turicato exigieron al gobierno la intervención pronta y expedita ante la amenaza que han lanzado nuevamente los seguidores de Le Tours sobre sus detractores.

Amenazas: la Virgen “quiere sangre”

Según han denunciado los pobladores que viven alrededor de La Ermita, centro de oración principal, donde viven y duermen los obispos y padres ordenados por Martín Le Tours, los amagos se dan al caer la noche. Entonces se oyen risas, cánticos y las amenazas que advierten que la Virgen “quiere sangre” y que quien no se vaya antes del 20 de agosto será desalojado por la fuerza y quemada sus vivienda.

Eso lo niega categóricamente el encargado del orden de la Nueva Jerusalén, Cruz Cárdenas, que literalmente dice que para él “no hay ni hubo ningún delito que perseguir” en el derrumbe de la escuela. En todo caso, señala, “el gobierno tuvo la culpa al no avisar ni pedir permiso para poner la escuela, para tomar en cuenta a la comunidad que, hasta donde sé no quiere esa escuela, porque ya tenía una, y ahí hay igualmente monjitas que enseñan”.

Coordenadas geográficas e históricas de la secta

La Nueva Jerusalén sobresale de todo el territorio de Turicato apenas se entra a la tenencia de Puruarán. Es un monte alto, verde, excepcional, que posee una vista despejada y clara desde donde se observa todo el valle azucarero. Desde la llamada “Cuenca Celeste” —el templo mayor de oración de la Nueva Jerusalén— se dominan todos los alrededores de Turicato, casi hasta Tacámbaro. Es una tierra fértil y generosa donde principalmente se cultiva el maíz y la caña de azúcar.

Ahí, en un predio propiedad del estado, en tierras ejidales que pertenecen a la tenencia de Puruarán, hace casi 40 años decidió Nabor Cárdenas Mejorada fundar “un lugar lejos de la contaminación del mundo”. En 1965, el Concilio Vaticano II aprobó reformas a la liturgia eclesiástica. Entre las que destaca que las Misas ya no se oficiarían en latín, sino en la lengua original de cada país, y que los católicos vieran a los miembros de otras religiones como prójimos y no como enemigos.

Para el padre Nabor Cárdenas Mejorada, partidario de la Iglesia ortodoxa, y que oficiaba Misa en una modesta iglesia del municipio de Lázaro Cárdenas, aquello le pareció una cosa simplemente inadmisible, una herejía. La historia pierde el hilo de cómo fue que se conocieron Nabor Cárdenas y Gabina Sánchez Romero, mujer entrada en años conocida y considerada hasta 1973 como una poderosa vidente de la localidad de Turicato a la que, dicen los lugareños, se le apareció por primera vez la Virgen del Rosario, en el paraje denominado El Callejón.

Las historias difundidas por la comunidad apuntan a que fue el 13 de junio de 1973 cuando la vidente Gabina tuvo contacto con la Virgen y ésta “le dijo” que el sacerdote Nabor era el elegido para que organizara una Misa en el cerro que llamaban El Mirador, que ahora es la “Cuenca Celeste”, a donde sólo tienen acceso “los elegidos, los bienaventurados y tocados por la divinidad”.

Los historiadores, periodistas y reportes de prensa locales afirman que Cárdenas Mejorada se trasladó de su modesta parroquia a cumplir con el mandato y “por decisión de la Virgen del Rosario” se quedó y se autonombró “Papa Nabor”. A la par, llamó a la vidente Gabina Sánchez como “Mamá Salomé”, y le otorgó el segundo puesto de mando después de él.

Con estas paternidades comenzó la historia de lo que en un principio se planteó como un centro de salvación del mundo y fue denominada la Nueva Jerusalén, que atrajo a mediados de los 70 a miles de feligreses de todas partes del país, a quienes se les hacía prometer y comprometerse (económicamente) con la obra de “la Virgen del Rosario”.

La Nueva Jerusalén fue tolerada por los gobiernos locales, estatales y federales pese a que comenzaban los rumores, ya para la década de los 80, de que todo tipo de atrocidades ocurrían en el interior del centro principal de oración, donde, hasta ahora, las 24 horas del día los 365 días del año, hay cánticos y rezos por la salvación del mundo.

Estos rumores llegaron hasta la capital michoacana. Al lugar acudió, en 1983, el obispo Néstor Guijarro, de la Santa Iglesia Católica Apostólica, Ortodoxa, Antigua y Tradicional de México, para anunciar la excomunión de la iglesia de Nabor Cárdenas. Cosas del destino: el prelado Guijarro fue uno de los tres que elevaron al trono de obispo a Papá Nabor, cuando pidió permiso a esa iglesia cismática para asentarse en definitiva en Turicato y fundar esta nueva orden.

Los guardianes de la secta

Al correr de los años otro personaje hizo su aparición en escena: Agapito Gómez Aguilar. Este hombre arribó a Michoacán casi a punto de cumplir los 48 años de edad y poco se sabe de su pasado. Como un creyente más, se instaló en la Nueva Jerusalén procedente de San José del Valle, Hidalgo. “A los 10 años de haber llegado dijo que la divinidad lo escogió a él para ser su vocero”. En un vieja cassetera, “grababa” mensajes que luego transmitía a la población afirmando que era “la viva voz de la Virgen María, la Virgen del Rosario y del general Lázaro Cárdenas del Río.

Se ganó la confianza de Papa Nabor, quien lo hizo su brazo derecho y le encargó la seguridad del lugar y la suya. El otro hombre de su confianza fue siempre el padre Santiago Mayor, con quien a la muerte de Papa Nabor, Agapito se disputaría el trono. Para 1989, Agapito Gómez formó la guardia de Jesús María, una especie de “policía de élite” encargada de dar protección al entonces guía de la Nueva Jerusalén y que ahora se la brinda al “obispo” Martín de Tours.

Esa misma guardia es la que ha sofocado cualquier intento de rebelión y expulsa por la fuerza a quienes no están de acuerdo con los preceptos que rigen a la Nueva Jerusalén. Muchos aseguran que la guardia tiene armas y que con ellas amedrentan a quienes osan disentir de Martín de Tours. Fue la misma que custodió los alrededores de la escuela Vicente Guerrero, cuando la hicieron añicos el pasado 6 de julio.

Implicaciones políticas

Muy ligada a la historia de la Nueva Jerusalén estuvo una familia de la zona de apellido Villaseñor. El cronista y periodista Arturo Cornejo, en un artículo publicado en un periódico local, relata que María Villaseñor era una joven conocida como La Turicata, que fue habitante de la Casa del Estudiante Femenil Juana Pavón cuando llegó a Morelia a estudiar la secundaria.

María Villaseñor, como muchos jóvenes de la época fue captada por el PRI y se adhirió al poco tiempo a la Confederación Nacional Campesina (CNC); para 1973 conoció a la esposa del presidente Luis Echeverría, María Esther Zuno, y con su apoyo fue diputada. La prosperidad llegó a su vida, compró la hacienda de San Rafael en Turicato y un pedazo de poder tocó a sus hermanos. A la sombra de esa familia creció la Nueva Jerusalén. De esa comunidad obtenían mano de obra para su hacienda en la que cultivaban caña de azúcar y producían piloncillo.

En 1986, Luis Martínez Villicaña fue electo gobernador de Michoacán y María Villaseñor fue diputada nuevamente por el distrito de Tacámbaro, en la 64 Legislatura. La esposa del mandatario, Érika Hinsen, le tomó aprecio a María Villaseñor. En ese tiempo, el tráfico de drogas empezaba a ser una actividad preponderante en la entidad.

Martínez Villicaña había pasado por La Ermita, como también se conoce a la Nueva Jerusalén, en su campaña para gobernador. Lo esperaban cientos de personas vestidas con sus atuendos tradicionales. Esa usanza lo impactó profundamente y la diputada María Villaseñor fue gestora privilegiada para introducir algunos servicios a la comunidad, lo que le permitió tener un lugar especial en los actos en la Nueva Jerusalén.

El “enojo” del general

Las elecciones federales de 1988 le abrieron un boquete al PRI en Michoacán y el partido perdió casi todo. Papa Nabor hizo notar que la Nueva Jerusalén seguiría siendo un reducto del tricolor y en sus misas llamaba “comunistas, traidores y demonios” a los seguidores de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Agapito “transmitía” el mensaje del general (Lázaro Cárdenas) diciendo que “estaba enojado con su hijo y que todos deberían votar por el PRI”.

En las casillas que se instalaban en la Nueva Jerusalén todos los votos eran para el PRI. Con ello, en las elecciones municipales de 1989, los resultados fueron 1.295 a cero a favor del PRI, con lo que el hermano de María Villaseñor, Adolfo Villaseñor, ganó la alcaldía. Un largo conflicto postelectoral fue la consecuencia, hasta que en 1990 el Congreso del Estado designó a Ramiro Chávez como alcalde de Turicato. En julio de 1990, José Villaseñor, otro hermano de María, fue asesinado; más tarde, los campos de los Villaseñor fueron quemados y los pozos donde abrevaban sus animales, envenenados.

Los Villaseñor fueron perseguidos y expulsados de Turicato. María murió lejos de su tierra. Pero La Ermita permaneció fiel al PRI hasta el año 2000. La Ermita ha sido lugar obligado de visita para todos los candidatos a gobernador. Agapito y Papa Nabor se encerraban, como también lo hizo Fausto Vallejo Figueroa y Silvano Aureoles Conejo (del PRD), a escuchar el mensaje que siempre les tiene el espíritu del general Lázaro Cárdenas.

Y después la comunidad entera recibía el mensaje en directo, a través de unos altoparlantes de donde se escucha por quienes mandan a “los bienaventurados votar”, e invariablemente es por el Revolucionario Institucional. No obstante, en la campaña política de Lázaro Cárdenas Batel, para gobernador del estado, éste se rehusó a reunirse con Papa Nabor; lo mismo que Leonel Godoy Rangel, quienes sin duda, dicen, “por eso fueron maldecidos y serán perseguidos hasta el fin de sus días”.

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