Romper con Cienciología (3): ¿Cómo salir? Es tu familia, tu eternidad

Después de haber informado sobre otros asuntos de actualidad de algunas sectas, retomamos la traducción del artículo publicado hace unos días sobre la Cienciología por el New York Times (ver partes 1 y 2).

La Iglesia de la Cienciología es muy indeterminada a la hora de informar sobre el número de sus miembros. En 11 horas con un periodista a lo largo de dos días, Tommy Davis, portavoz de la secta, dio el número de miembros de la Organización del Mar (8.000), de los cienciólogos en el área de Tampa-Clearwater (12.000) y de los libros de L. Ronald Hubbard, impresos en los últimos dos años y medio (67 millones). Pero cuando le preguntaron sobre la membresía de la Cienciología, Davis dijo: “Yo no podría decirle una cifra exacta, pero ciertamente, definitivamente asciende a millones en los EE.UU. y millones en el extranjero”.

Dijo que no sabía cómo dar cuenta de las conclusiones de la Encuesta de identificación religiosa estadounidense (American Religious Identification Survey), que señalaban que el número de cienciólogos en los EE.UU. se redujo de 55.000 en 2001 a 25.000 en 2008.

Marty Rathbun, que fue lugarteniente del líder mundial de la secta, David Miscavige, es ahora uno de sus principales detractores. Las iglesias solían ser lugares concurridos donde los miembros socializaban e invitaban a los visitantes curiosos a darle una oportunidad a la Cienciología, dijo, pero ahora la Iglesia está instalando pantallas táctiles para introducir a los visitantes a la Cienciología sin necesitar mucho la actividad presencial de los cienciólogos.

“Ésa es la diferencia entre la Cienciología antigua y la nueva: la nueva Cienciología es todos estos hermosos edificios y bienes inmuebles, y no la gente”, dijo Rathbun, que es uno de varios ex-ejecutivos citados por The St. Petersburg Times en una serie de artículos del año pasado sobre los malos tratos de la secta denunciados por sus empleados.

Cuando Chris Collbran decidió que quería dejar la Sea Org (Organización del Mar), fue enviado a Los Ángeles, donde los desertores potenciales son asignados a hacer trabajos no cualificados mientras reconsideran su decisión. Su mujer, Christie Collbran, permaneció en Johannesburgo, y durante tres meses la Iglesia no les permitió ponerse en contacto entre ellos, según dijeron los Collbran.

Las cartas que se dirigieron entre ellos fueron interceptadas, dijeron. Al final, permitieron ir a Los Ángeles a la señora Collbran, pero el marido y la esposa estuvieron separados durante otros tres meses, afirmaron, mientras que pasaron por horas de sesiones de la auditación especial denominada “confesionarios”. Los auditores trataron de disuadirlos de dejar la organización, y ellos vacilaron.

No podían marcharse sin más. Por un lado, dijeron, la Iglesia tenía sus pasaportes. Pero, más importante aún, sabían que si salían de la Organización del Mar, sin pasar por el proceso de salida oficial de la secta, serían declarados “personas supresivas”, es decir, enemigos antisociales de la Cienciología. Perderían la posibilidad de vivir para la eternidad. Sus padres, hermanos y amigos que eran cienciólogos, tendrían que desconectar por completo de ellos, o arriesgarse a ser declarados “supresivos” ellos mismos.

“Tienes miedo”, dijo el señor Collbran. “Estás tan dentro de ella, es todo lo que sabes: tu familia, tu eternidad”.

Mike Rinder, que fue el portavoz de la secta durante más de 20 años, dijo que la política de desconexión se originó como una prescripción de Hubbard para saber cómo hacer frente a un cónyuge o un jefe abusivo.

Ahora, sin embargo, “la desconexión se ha convertido en una forma de controlar a la gente”, explicó Rinder, que dice que su madre, hermana, hermano, hijo e hija se han desconectado de él después de su salida de la Iglesia. “Es muy, muy frecuente”.

Davis, portavoz actual de la Iglesia de la Cienciología, dijo que los cienciólogos no son diferentes de los mormones, católicos, testigos de Jehová y Amish, que practican el rechazo o la excomunión.

“Éstos son los principios religiosos comunes”, dijo. “La supervivencia misma de una religión está supeditada a su propia protección”.

Los Collbrans volvieron a trabajar para la Iglesia en Los Ángeles, pero la señora Collbran encontró la atmósfera tan opresiva, los miembros del personal tan miserable,s que le parecía estar viviendo bajo la “ley marcial” y decidió marcharse de nuevo.

Así que intencionalmente concibió un hijo. Ella sabía que la Sea Org (Organización del Mar) no permitía a sus miembros tener hijos, y había conocido a mujeres que fueron expulsadas cuando se negaron a abortar. Esperó hasta que su embarazo llegó casi al final del primer trimestre para informar a sus superiores. Todavía tardó dos meses antes de que la Iglesia dejar que los Collbrans se fueran, en 2006, y no sin antes hacerlos firmar declaraciones juradas.

“De todas las auditaciones que hagas, hay expedientes archivados sobre ello”, dijo la señora Collbran. “Todas las cosas personales que has dicho, todos los secretos y las transgresiones, están allí guardadas. Acudieron a ese archivo, escribieron esta declaración jurada como si la hubiera escrito yo –y yo nunca escribí esta declaración, lo hizo la Iglesia– y me hicieron firmar el documento”.

También se les entregó lo que la Cienciología llama un “freeloader bill” (factura aprovechada) por servicios prestados, de 90.000 dólares, que luego bajaron a 10.000 por la negociación de la señora Collbran, y fueron pagados. Ahora tenían un hijo y no tenían dinero, pero pensaban que todavía estaban en buena posición con su Iglesia.

Davis, el portavoz de la Cienciología, dijo que la salida de los Collbrans no era inusual. La Organización del Mar es una orden religiosa que requiere una dedicación enorme, dijo, y dejar cualquier orden religiosa puede ser un proceso largo. Dijo que la Iglesia hace requerir a los funcionarios que paguen los “freeloader bills” y que firmen declaraciones juradas elaboradas por funcionarios de la Iglesia, pero sostiene que las declaraciones juradas nunca contienen información confidencial extraída de las sesiones de auditación.

“Nunca hemos violado esa confianza”, dijo Davis. “Nunca lo hemos hecho. Nunca lo haremos”. La Iglesia está prosperando en Johannesburgo, ahora que los Collbrans se han ido, señaló Davis.

(Continuará)

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