Los testigos de Jehová y los jóvenes católicos (más sobre la JMJ)
Como dice la conocida canción, “la vida te da sorpresas”… Y es que, si hace solamente tres días publicaba un artículo sobre la acción proselitista de algunas sectas en el contexto de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid (“La JMJ de Madrid y las sectas”), y ya decía que la realidad encontrada en este evento me hizo escribir sobre el tema, sin haberlo previsto con antelación, resulta que vuelvo a escribir. ¡Qué pesado!, dirán algunos. Pero ha sucedido algo que ha motivado este comentario adicional. El mismo día de la publicación del artículo un adepto de la secta jehovista me envió un documento valiosísimo, que él recibió a su vez de un contacto interno. No se identifica a la fuente, por motivos obvios de seguridad. Algunos podrán decirme que no es riguroso citar una fuente anónima, que podría haberme inventado yo mismo, o que podría ser una burda manipulación. Pero hay tres razones para que escriba todo esto fiándome de un documento interno: la fiabilidad de mi informador, el estilo propio de los testigos de Jehová que tiene el texto, y la confirmación que me han hecho algunos compañeros peregrinos en la JMJ de que se trata de lo que ellos vivieron en su conversación con los adeptos de la secta.
Según me comentan, se seleccionaron unos 400 jóvenes testigos de Jehová de las comunidades locales de Madrid, a los que se instruyó con el documento que aquí voy a comentar, tiempo antes de la celebración de la JMJ. La idea era acercarse a los peregrinos católicos con simpatía y naturalidad, con las instrucciones de no llevar puesta la corbata tradicional de los “publicadores” (así se llama en la jerga propia del grupo a los adeptos, ya que se dedican a publicar su doctrina difundiendo sus propias publicaciones impresas). Una imagen informal dictada por el sentido común, ya que habría impactado mucho ver a jóvenes impecablemente vestidos con la corbata y portando una cartera elegante meterse en grupos de coetáneos ataviados de camisetas, sombreros y pañoletas de colores chillones. Eso en cuanto a los varones, pero también ha habido mutación externa en el caso femenino ya que, como me confirma una peregrina de Zamora, la joven testigo que habló con ella llevaba unos pantalones vaqueros, en clara alternativa a la falda que llevan siempre.

El ecuatoriano Édison Arévalo Tituana murió en la mañana del pasado 8 de julio por negarse a recibir una transfusión de sangre debido a sus creencias religiosas. Según informa el diario La Hora, Arévalo tenía 47 años y era testigo de Jehová. Quienes pertenecen a esta secta tienen prohibido recibir la sangre de otro ciudadano aún si el riesgo es mortal. Así lo hizo Édison, que fue atropellado el 6 de julio en la mañana.
La Audiencia de Lérida ha dictado una sentencia en la que estima el recurso interpuesto por un testigo de Jehová que recibió una transfusión de sangre en contra de su voluntad, tal y como ordenó un juez atendiendo a la petición de los médicos del hospital Arnau de Vilanova que lo trataban. Así lo cuenta la agencia Efe.
Dicho así, suena muy rimbombante. La cristología es disciplina central en los estudios teológicos, ya que versa sobre Cristo, y los manuales que se emplean son ciertamente voluminosos, queriendo profundizar en la personalidad apasionante de Jesús de Nazaret, figura histórica del siglo I de nuestra era –que toma de él su nombre– y del que los cristianos decimos que es el mismo Dios encarnado. La cristología de los testigos de Jehová (TJ), sin embargo, es bastante pobre y deficiente. ¿Por qué sacar este tema ahora? Porque acabamos de celebrar la Semana Santa y, al igual que en otro artículo describí la conmemoración que los TJ hacen de la muerte de Jesús, ahora quiero aprovechar para profundizar un poco en lo que dicen de él, ya que le han dedicado un gran espacio en el número de su popular revista La Atalaya correspondiente al 1 de abril de 2011. Lo de “popular” es por su tirada (más de 42 millones de ejemplares en 188 idiomas, según dicen ellos mismos) y porque… ¿quién no ha tenido entre las manos alguna Atalaya?
Según leemos en La Gaceta de Tucumán, un hombre de 67 años murió el pasado 6 de abril en un sanatorio de Rosario (Argentina) después de negarse a recibir una transfusión sanguínea, en cumplimiento de un precepto de su secta, los testigos de Jehová. Lo informó la jueza que intervino en el caso, Raquel Cosgaya.