Panamá: el líder de una secta, detenido por maltratar a sus adeptos

El pasado 13 de abril, los medios de comunicación de Panamá empezaron a publicar noticias sobre algo recurrente en un lugar concreto del país (la comarca Ngäbe Buglé), relacionado con el fenómeno sectario. Uno de los primeros fue Radio Panamá, que titulaba así su primera información: “Tres niños y dos mujeres fueron torturados por una secta en Bocas del Toro”.

Recogemos a continuación, con un orden eminentemente cronológico, lo que han ido dando a conocer los medios panameños, para tener una idea lo más completa posible de lo que se sabe que ha pasado.

Niños y mujeres golpeados y quemados

Tres menores y dos mujeres fueron brutalmente golpeados y quemados por una secta religiosa de la que formaban parte, según Radio Panamá. Todo ocurrió en la comunidad de Kusapín, en Isla Peterson, en la provincia de Bocas del Toro, cuando el líder de la secta realizaba un ritual de la religión Mama Tata y golpeó y quemó a las víctimas, que se trasladaron al hospital de Chiriquí Grande por sus propios medios.

Tras lo ocurrido, el Ministerio Público, a través de la Fiscalía de Bocas del Toro, inició una investigación, y la sección de Homicidio y Femicidio se trasladó a la Comarca Ngäbe Buglé; mientras que el Servicio Nacional Aeronaval se desplazó al lugar para capturar al líder de la secta. La defensora de los derechos de los niños, Lucy Córdoba, manifestó que ésta no es la primera vez que ocurren casos así en la Comarca, por lo que instó a las autoridades a tomar cartas en el asunto.

En Panamá América leemos que se conoció que, en medio del ritual, el líder de la secta (denominado “el Mesías”) golpeaba brutalmente a estas personas, causándoles graves lesiones. De forma extraoficial se conoció que resultaron heridos dos mujeres y tres niños que estaban en medio de este culto, a quienes el supuesto líder o pastor les decía que los golpeaba para sacarles los malos espíritus, y los quemaba para sacarles supuestamente los demonios.

Primeras detenciones y rescates

El 14 de abril, Radio Panamá publicaba que la Fiscalía Regional de Bocas del Toro, a través de la Sección Especializada de Homicidio y Femicidio, mantenía aprehendidas a tres personas presuntamente vinculadas al delito contra la vida e integridad personal por los hechos registrados en isla Peterson.

“A media noche nos reportaron la aprehensión de más de 3 personas”, dijo el director de la Policía, John Dorheim, quien también adelantó que también fueron auxiliadas y sacadas del área más de 10 víctimas, “y el día de hoy se siguen las investigaciones en el terreno”, agregó, tal como recogía Carolina Sánchez en El Siglo.

Personal de la Fiscalía se trasladó al lugar de los hechos tras iniciar la investigación de oficio ante el reporte del ingreso de los heridos en el hospital de Chiriquí Grande la tarde anterior, y con el apoyo del Servicio Nacional Aeronaval (SENAN) el día 14 se evacuó a otras 19 personas, llevadas a evaluación por parte del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses para establecer otras posibles víctimas.

De acuerdo con las primeras diligencias practicadas, se trata de un hecho registrado durante la realización de un ritual en el que participaban unas 50 personas, miembros de una supuesta secta. Las tres personas detenidas fueron llevadas por la Fiscalía ante el Juzgado de Garantías para las legalizaciones de las aprehensiones, imputación de cargos y aplicación de medidas cautelares.

El fiscal superior de Bocas del Toro, Julio Vergara, no descartaba entonces nuevas aprehensiones producto de los hechos registrados en isla Peterson e indicó que el desarrollo de las investigaciones determinará el número preciso de víctimas.

Atentado contra los derechos humanos

La Defensoría del Pueblo, a través de sus regionales de los distritos de San Félix, en Chiriquí y de Bocas del Toro, se trasladó a Bocas del Toro, específicamente a Chiriquí Grande y Changuinola, para conocer las vulneraciones a los derechos humanos de las víctimas ingresadas en el hospital, tal como informaba Mileika Lasso en La Estrella de Panamá.

En una nota de prensa, el ombudsman panameño, Eduardo Leblanc González, manifestó: “En la Defensoría protegemos la libertad de culto, pero no permitimos que bajo el nombre de un Dios se haga este tipo de actos. Leblanc recordó que ya se han dado otros casos en la comarca, y con este último sería la tercera ocasión.

Y agregó: Creemos que algo está fallando, probablemente hace falta mayor acceso del Ministerio de Desarrollo Social, de los gobiernos locales y sobre todo las autoridades de persecución del delito… por ello hemos activado a la dirección de Educación y Promoción a redoblar las giras de promoción de derechos humanos en las áreas comarcales”.

Pasividad de las autoridades

TVN informa de que el suceso podría significar que aún pudiera haber células de la secta de El Terrón, que indicaría que la misma no ha sido erradicada por completo, según advirtió la activista por los derechos humanos Lucy Córdoba. Recordó que otros casos que se dieron en años anteriores se han dado precisamente entre Kusapin y Kankintú, por lo que instó a las autoridades comarcales a ponerse en acción ante este tipo de hechos.

La activista agregó que existe un problema, y es el “silencio cultural” por parte de los dirigentes comarcales que alegan de que estas prácticas son parte de su cultura y, por ende, no dan mayores explicaciones. “Las autoridades comarcales son inactivas en estos temas, al momento de la noticia hacen pronunciamientos, pero luego, se olvidan de esta situación, añadió.

Aparte de ello, las autoridades en Panamá no están haciendo nada para prevenir el delito de la tortura“Panamá ha firmado convenios internacionales, como ejemplo, para la prevención y sanción de la tortura, convención de los derechos del niño, la Ley 285 de enero de 2022; sin embargo, esto no se está cumpliendo”, dijo Córdoba.

Fue precisamente la activista quien denunció en redes sociales los hechos que se estaban dando en esta comunidad. Indicó que el estado de los niños es estable y una de las mujeres fue trasladada al hospital de Changuinola por la gravedad de sus heridas. Además, de acuerdo con investigaciones que lleva adelante la activista, se presume que a los niños les fueron quemados los ojos con un tipo de vegetal con el que eran castigados.

Resumió que por otros miembros de la comunidad se pudo conocer que el líder de la secta, en el momento de entrar en un “trance”, comenzaba a golpear a las personas con el objetivo de sacarles “un espíritu”. Este hecho es de cuidado, considera, porque al parecer no es la primera vez que se venía dando, y el silencio de la comunidad y de familiares es de preocupación.

Reacciones institucionales

Ante la agresión de mujeres y niños por miembros de la secta, el gobierno nacional emitió un comunicado el 14 de abril señalando que trabaja una serie de acciones en esa región. Según el comunicado, del que se hace eco Mayra Madrid en Panamá América, en Isla Peterson Kusapin, 17 personas (12 menores de edad y 5 adultos) fueron agredidos por una supuesta secta religiosa, que ya está siendo investigada.

Ante los acontecimientos registrados, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) condena todo acto de violencia que atente contra la integridad física y psicológica de la población. El Mides, a través de su equipo de trabajo, brindará asistencia psicosocial a las víctimas y sus familiares, con el fin de salvaguardar su integridad física y emocional.

Las personas aprehendidas estaban pendientes de ser llevados ante un juez de Garantías, para la legalización de aprehensión, imputación de cargos y aplicación de una medida cautelar. Por su parte, el Ministerio Público informó de la captura del presunto líder de la secta.

Detalles de elementos rituales

En Telemetro, Noemí Ruiz cuenta que fueron encontrados extraños dibujos y varios elementos en la casa que era utilizada para realizar rituales religiosos y provocar quemaduras con clavos para supuestas sanaciones a las víctimas de la secta.

Se trata de la religión conocida en esta área como “Mama Tatda”, que consiste en combinar varios elementos del catolicismo con otras prácticas que realizan diversas creencias. “Querían sacarles espíritus malignos”, según señalan los moradores de la comunidad, incluyendo a participantes que conversaron con el periodista Manuel Batista, señalando que antes de las agresiones tuvieron un “culto de sanación” a quienes residen en la comunidad Paterson.

Como es de costumbre en la religión Mama Tatda, con el propósito de “sanar o liberar” a una persona, los líderes de la secta pueden utilizar ramas de cañas blancas, bejucos para amarrar cacao, picantes, clavos calientes y tizones de comején, siendo una tradición para espantar espíritus. Los moradores también aseguran que para los rituales empleaban clavos calientes para ser utilizados con las personas.

Los moradores de la población señalan que nunca habían visto que la persona foránea, Adolfo González, estaban en la secta. Muchas personas los veían, pero nunca pensaron que realizaban actos de tortura a los miembros de la secta. Los vecinos indican que anteriormente no se habían dado estos hechos en la isla. Sin embargo, señalan que, tras la llegada de una persona foránea, la cual se hacía llamar “el mesías”, todo fue cambiando.

A pesar de estos hechos que han consternado a todo un país, Ricardo Miranda, presidente de la juventud Ngäbe Buglé, detalla que el culto y las actividades violentas que práctica la secta en la comarca no forman parte de sus creencias.

Otras declaraciones críticas

La licenciada Lucy Córdoba, defensora de los derechos humanos, dio detalles de la situación que se vivió, tal como recoge Ángel Valdés en Radio Panamá«Dentro de los rituales utilizaban bejucos, clavos calientes, tizones, picantes aduciendo que los niños y las mujeres estaban poseídos y tenían que sacarles malos espíritus; el hombre que se hacía pasar por mesías golpeaba a las mujeres y lo más cruel es que utilizaban los picantes para tirárselos en los ojos a las mujeres y a los niños, lamentablemente posiblemente los niños puedan perder la visión», detalló Córdoba.

Mientras que el Ministerio Público el pasado 17 de abril informó en un comunicado de que 5 personas están detenidas provisionalmente vinculados a delitos Contra la Vida y la Integridad Personal en las modalidades de Tentativa de Femicidio y Privación de Libertad; además, Contra el Orden Jurídico y Familiar en la modalidad de Maltrato al Menor.

Sobre por qué no se da una alerta antes que ocurrieran estos hechos con esta secta, Córdoba considera que han normalizado este tipo de violencia. «Considero que ellos no quieren reconocer que el silencio es cultural; ellos le decían a este hombre le decían curandero, o sea que ellos creen aun que este es tipo de medicina y curaciones tradicionales, esta es una mezcla de religión y medicina tradicional, porque no se da la voz de alerta porque ellos en cierto sentido han normalizado eso, en la audiencia ellos decían en que tenían las mujeres estaban poseídas y debían sacarles eso».

Protección de los menores

Las condiciones sociales y psicológicas en las que podrían encontrarse principalmente los niños que residen en isla Peterson ha llevado al defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc, a solicitar una reunión interinstitucional para analizar la situación, tal como explica Jilma Aguilar en TVN.

Leblanc indicó que ya mantuvo conversaciones con la ministra de Desarrollo Social, María Inés Castillo, y con la Secretaría Nacional de Niñez y Adolescencia (Senniaf), para intervenir en esta isla, donde existen alrededor de 600 niños y adolescentes“Trataremos de hablar con los padres sin ese código de silencio para que regresen algunos a las escuelas, otros sean inscritos en el registro y que, de alguna forma, sean tratados”, dijo el defensor.

Parte de esta problemática es la ignorancia y falta de educación, por lo que también se reunirán con la ministra de Educación, Maruja Gorday de Villalobos. Afirmó que mucha población Ngäbe practica la religión Mama Tatda y éstos no son parte de los ritos que se practican, por lo que es muy preocupante. “Hay que analizar todo lo que está sucediendo y tener un abordaje interinstitucional, porque al ser un lugar apartado, es que no le llega respuesta del Estado”, puntualizó.

Para Leblanc, es importante enviar el mensaje a los líderes y autoridades comarcales para que hablen y recuperen la gobernabilidad de la comarca, que la presidenta del congreso acuerde con la Cacique general y recorran todos los territorios y que sean una sola voz.

Graves antecedentes en la zona

En enero de 2020, en Alto Terrón, corregimiento de Santa Catalina, también en la comarca Ngäbe-Buglé, los estamentos de seguridad intervinieron en una supuesta secta, después de recibir varias denuncias del fallecimiento de una mujer y seis menores de edad, tal como ha recordado ahora La Estrella de Panamá.

Mediante una diligencia de los estamentos de seguridad, ubicaron los cuerpos de las víctimas de la secta, los que fueron encontrados en una fosa común cerca del templo. En ese momento, la Policía Nacional y el SENAN rescataron a 15 personas integrantes de la secta maniatadas y retenidas contra su voluntad; además de que aprehendieron a otros 10 sospechosos, que fueron procesados por la fiscalía de Veraguas.

Según informa la agencia Efe, en aquella ocasión fue protagonista una secta denominada “La Nueva Luz de Dios”. Tras el polémico caso, que estremeció a la sociedad panameña, las autoridades destaparon otras presuntas sectas y procesaron judicialmente a miembros que presuntamente practicaban exorcismos.

La Mama Tatda, una religión sincretista que mezcla los principios del catolicismo con las costumbres indígenas, es la creencia más predominante en la Comarca Ngäbe Buglé.

1 comentario

  
Generalife
Parece mentira que la gente se preste a eso
19/04/23 3:03 PM

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