La Iglesia Universal del Reino de Dios, entre el fraude y la manipulación
Continuamos con la información relativa a la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), la secta brasileña de origen pentecostal que, como publicábamos ayer, está construyendo un templo en Montevideo. Seguimos tomando la información del diario uruguayo El País. Tras el testimonio en primera persona de un periodista, conocemos la postura de los expertos en sectas de Uruguay.
Una mañana de sanación
Estoy con los ojos cerrados y la mano en el corazón, parado a tres o cuatro metros del estrado de la secta Pare de Sufrir, en el salón del ex-cine Trocadero. “¡Quema! ¡Quema! ¡Quema!”, me grita enfurecido un pastor jovencito mientras me presiona la cabeza con sus dos manos. Esta es mi primera (y quizás última) ceremonia de la IURD.
Pasan unos minutos de las 10 de la mañana y el enorme salón, en penumbras, está casi vacío. Somos cuatro. A mi lado, una señora mayor bajita y algo encorvada, un anciano con una larga barba blanca y sobretodo oscuro, además de una mujer algo más joven y obesa. Al menos por su vestimenta, las tres personas parecen de origen humilde. Desde el hall se escuchan gritos: un pastor le está sacando “el diablo” a una mujer y a su hijo.
Yo había llegado puntualmente para la ceremonia de las 10. Me senté en tercera fila y enseguida un pastor me pasó agua por la frente y me invitó a pararme. Y acá estoy, con los ojos cerrados y un hombre gritándome al oído. “¡Salga el diablo! ¡Quema, quema! Salga toda enfermedad, todo sufrimiento”, grita él, con el inconfundible acento brasileño. Al rato se tranquiliza. “Ahora puede hablar bajito con el Señor, está curado”, me susurra, aunque yo nunca le comenté que estuviera enfermo. “¿Se siente mejor?”, pregunta él.