El millonario desembarco de la Cienciología en Buenos Aires

“El millonario desembarco porteño de la Cienciología". Así titulaba recientemente un reportaje sobre la Iglesia de la Cienciología en Buenos Aires la revista Noticias, del diario Perfil, firmado por Federico Fahsbender, que revela que la “religión” de los actores de Hollywood compró un histórico edificio porteño.

Un edificio histórico a restaurar

Hay cultos que no pueden esperar. Para la Cienciología –registrada desde 2008 en la Secretaría de Culto como la Iglesia de Scientology de Argentina– el tiempo de avanzar es ahora, y avanzar en grande. Sobre la calle Sarmiento al 1300, el viejo edificio de la Unione Operai Italiani, que solía ser propiedad de la asociación de inmigrantes italianos Unione e Benevolenza, es todavía una sombra venerable de la antigua Buenos Aires: reformado en 1913 por el arquitecto italiano Virginio Colombo, es uno de los más claros ejemplos del estilo art nouveau con un salón de bailes mítico, un edificio reverenciado por generaciones de estudiantes de arquitectura y protegido por la Ley de Patrimonio Histórico porteña.

Tras décadas de desuso, su fachada comenzó a caerse a pedazos; el lugar sufrió derrumbes, incendios y el avance de ratas y palomas. Se decidió venderlo. Hoy, en el frente del lugar, un nuevo cartel de obra anuncia el nombre del nuevo dueño: la Iglesia de Scientology.

El trato se cerró en diciembre de 2012. El precio final del inmueble: un millón y medio de dólares. Los costos de refacción ascienden a casi dos millones más. Esto es parte de un plan de expansión global. David Miscavige, el líder máximo del culto, dispuso desde California la creación de 70 nuevos centros alrededor del planeta. “Organizaciones ideales” es el eufemismo que empleó para una serie de templos y sedes de la Cienciología en espacios clave reconocidos por el público general para el lanzamiento definitivo de la secta a la sociedad. El viejo edificio de la calle Sarmiento será uno de ellos. Será entonces una nueva sede central en la Argentina, un nuevo templo dedicado a una fe insólita, polémica y cargada de acusaciones feroces y dramáticas.

Una secta controvertida

En los últimos veinte años, la Cienciología se convirtió en un interrogante salvaje para la vida religiosa mundial. Tom Cruise y John Travolta son sus máximos campeones y empeñan sus caras valuadas en millones de dólares para defender al culto, señalado por estafas, trato preferencial a miembros VIP, quiebre psicológico y por generar una sangría de dinero a sus fieles para separarlos de sus familias.

Es al menos complejo: parece una amalgama de psicología y autoconocimiento con afirmaciones de salvación al principio, nada sorprendente. Luego, el componente espiritual se hace sentir, con un mito originario que parece un episodio afiebrado de “Viaje a las Estrellas”. El escritor de ciencia ficción L. Ronald Hubbard fundó la Cienciología en los años 50 y se convirtió en un profeta inesperado al escribir los 18 libros básicos de la secta; Dianética es el más importante que detalla la principal técnica psicológica del grupo.

Su presencia en Argentina

Presente en el país desde mediados de los 80, con unos pocos adeptos, la Iglesia de la Cienciología abrió su primer centro argentino en el 2006 en un edificio de Ayacucho y Santa Fe. Su recepción está llena de libros y volantes. Noticias lo visitó en la tarde del pasado 22 de octubre. Un grito de una chica se oyó desde un piso superior, respondido por un coro casi marcial: ningún miembro del culto presente en la entrada se inmutó. Minutos después, el contador Gustavo Libardi, presidente local de la secta, afirmaba convencido: “La Cienciología es algo nuevo. Nunca hubo una filosofía práctica desde el punto de vista espiritual para el ser humano en el planeta”.

Si la construcción de un nuevo templo obedece a un plan internacional, es lógico pensar que la central americana del culto envía el dinero. Libardi sorprende al afirmar: “No viene un solo peso de la casa central. Venimos ahorrando desde el 2004”. El líder afirma que ya son casi 7.500 miembros en el país, con zonas fuertes como Córdoba, Tucumán y Santa Fe, más grupos en San Juan y la Patagonia. Y para el líder, la agenda es clara: “Pretendemos insertarnos en la comunidad”.

Una sede faraónica

La disposición número 1.652 con fecha de octubre de 2012 del Gobierno porteño que dio el visado de los planos de modificación y ampliación para el edificio de la calle Sarmiento explicitó el destino del lugar: “Culto”. Pero no es fácil reconstruir un lugar histórico. La burocracia se hace sentir. El ingeniero José Kohon, a cargo de la obra, explica: “Del lugar se robaron todo lo que pudieron con el tiempo. Estaba en un estado casi de demolición cuando se compró. Vamos a dejarlo como en el siglo XIX. La intención es restaurarlo tal cual”.

La legislación sobre el edificio, que protege su impronta histórica, es un obstáculo en el desarrollo de la obra. La instalación de una rampa para discapacitados fue el último escollo. Hoy el comienzo de la remodelación está a escasos pasos legales de concretarse: se convertirá en un megaedificio de 5.600 metros cuadrados. Junto a Kohon, hay dos especialistas ilustres en la reforma de edificios clásicos que también fueron contratados por la Iglesia de la Cienciología: el arquitecto Fabio Grementieri, que intervino en el Alvear Palace Hotel y en el palacio La Prensa y la restauradora Cristina Lancellotti.

Pero más allá de la construcción misma, la secta planea otra rareza en su historia argentina: su primer evento de lanzamiento. Sería el 13 de diciembre. “Se van a invitar a políticos y artistas importantes”, dice alguien cerca del culto. Libardi desliza que sí, que hay artistas y nombres reconocibles cerca de la Iglesia de la Cienciología, aunque no quiere admitir quiénes son. “Queda en ellos decirlo”, afirma.

La ofensiva anti-psiquiatría

El periodista de Noticias le plantea que este evento público es algo nuevo para los adeptos del grupo, y Libardi le dice: “vamos a tratar de que el evento se haga. Depende fundamentalmente de mis tiempos. Planeamos anunciar ahí que van a empezar en 2014 las obras de restauración”.

A la pregunta de cuán difícil es presentarse en público para la organización, dadas las críticas, el portavoz argentino de la secta responde: “en el momento en que vos vas a las cuestiones concretas, las críticas son muy pocas. Te reconozco que sí existen, pero son muy pocas las reales a lo largo del planeta. Como somos la única organización en el mundo que combate la esclavitud, el poder más grande que hay en el mundo nos combate. ¿Y cuál es ese poder?, plantea el periodista. La contestación, directa: los laboratorios.

La guerra de palabras entre la Cienciología y los laboratorios productores de psicofármacos es un clásico del discurso de la secta. Los miembros no pagan cuota, dice Libardi. La recaudación proviene de la venta de libros de Hubbard, de donativos y de las “auditorías” (así llaman a los tratamientos psicológicos y tecnológicos. Uno de ellos, incluye el uso del “e-metro”, una máquina exclusiva de la Iglesia que supuestamente mide ondas mentales negativas que la Iglesia puede sanar). Este último servicio da sus réditos económicos: 36 horas de auditoría cotizan casi 3.000 pesos, dice el líder. Esta es una de las áreas cuestionadas.

Un ex-adepto del culto revela a Noticias: Te van enganchando, es una estructura de distintos niveles que vas pasando. Cada curso sale una fortuna, siempre te están vendiendo un curso o tratamiento nuevo y de ahí sale la plata fuerte. Y saben a quién apuntar. Si te ven con guita e influencias, te dan una escalera. Si te ven pobre, te dan un tobogán”. Pero en la Cienciología –que afirma entre otras curiosidades que puede “curar” la homosexualidad– lo sobrenatural se hace sentir claramente. Hay espíritus que nos invaden, que influyen en nuestra vida, sostienen sus adeptos.

La mitología subyacente, una doctrina del espacio

Libardi apunta: “La concepción de Scientology es el entorno, el cuerpo, la mente y el ser espiritual. Ese ser espiritual maneja en un nivel consciente a esa mente y ese cuerpo. Tiene el nombre de thetán, no tiene ni materia, ni tiempo, ni ubicación en el espacio. No está en ningún lugar. El thetán tiene absoluto conocimiento, a veces hay que instruirlo un poco, en principio sabe. De dónde viene, no tenemos la menor idea. Es la causa de la vida”. Quizás, Libardi dice menos de lo que sabe.

Esos thetáns, en las cúpulas del culto –tal como fueron investigadas por medios como Los Angeles Times–, tienen una explicación mucho más alocada: fueron descritos por el profeta Hubbard como entidades espaciales similares al alma humana, que según dicen, son distribuidos desde el planeta Venus en un plan cósmico de reencarnación. También se habla de thetáns malvados producto de una masacre intergaláctica a cargo de un tirano alienígena llamado Xenu, que dinamitó a los seres dueños de estas almas en una serie de volcanes espaciales hace 75 millones de años. La tapa de Dianética, el principal libro del culto, casualmente muestra a un volcán: “Es una metáfora”, dice el jefe local.

Las controversias legales en el mundo

Los problemas legales de la Cienciología tuvieron una dimensión global. El grupo fue condenado por fraude en Francia y uno de sus líderes sentenciado a prisión; la Justicia en Bélgica también manejó acusaciones de extorsión y fraude, en España, un juicio por lesiones y asociación ilícita. La revista Time investigó, a comienzos de los 90, la extraña muerte de uno de sus miembros.

Y no es raro en Estados Unidos que un miembro arrepentido cada tanto rompa el silencio. Jenna, la sobrina del jefe supremo Miscavige, publicó un libro este año acusando al culto de separar a sus familias y controlar la vida de sus miembros, de que a los 13 años había sido obligada a contar su historia sexual y de que fue perseguida por la Iglesia tras romper lazos.

Entonces, de cara a todo esto, ¿por qué la Cienciología funciona? El antropólogo Alejandro Frigerio responde: “Es una especie de religión terapéutica, te contesta las preguntas últimas del sentido de la vida, lo hace apelando a una realidad extrahumana y sobrenatural. Es algo muy organizado, muy burocratizado, todo tiene procedimientos. Ponen un énfasis muy grande en el potencial humano, en que no tenés que dejar problema sin resolver en tu vida”. Por su parte, Libardi no teme. Hasta ríe y dice: “Cienciología para todos”.

1 comentario

  
Claudio
evidentemente la estupidez no es patrimonio solo de los norteamericanos... es un producto de exportación.
09/11/13 10:42 PM

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