Nueva Era: el embrujo de lo exótico (1)

La New Age invade silenciosamente, con sus técnicas y sus argumentos, la vida cotidiana. Reproducimos a continuación la primera parte del reportaje publicado por el semanario Alfa y Omega en su nº 671 (7/01/10), en la sección “En portada".

El Reiki, el yoga, los alimentos ecológicos, las terapias grupales…, ¿quién no tiene cerca alguna de estas alternativas? No necesariamente son negativas, todo depende de las intenciones con las que sean impartidas o recogidas. Lo que sí se hace necesario es conocer a fondo en qué consisten, para tener un criterio sólido

El Diccionario enciclopédico de las sectas, del sacerdote don Manuel Guerra, tiene más de mil páginas. En ellas uno puede hacer un recorrido, en unas ocasiones surrealista, en otras aterrador, en el que hadas, druidas, masones y satánicos conviven entre las páginas. El panorama es espeluznante, y más cuando se advierte que el objeto de tales sectas es captar a personas que, simplemente, buscaban la felicidad. Podría considerarse que las personas víctimas de las sectas suponen un pequeño porcentaje dentro del total de la sociedad. Podríamos calificarlo como el extremo en el que nadie quisiera caer, dentro de su búsqueda personal y vital.

España es tradicionalmente católica; nuestra cultura ha bebido de la tradición judeocristiana, y no hay prácticamente culto, fiesta o celebración de pueblos o ciudades que no tenga un origen cristiano. Sin embargo, lo exótico, lo diferente o novedoso, se cuela por las rendijas que se van quedando abiertas en nuestra sociedad, cada vez más descreída pero, también, más crédula. Parece que hemos perdido la fe de nuestros antepasados, y recuperamos esa necesidad de trascendencia recopilando tradiciones de pueblos con los que nunca antes habíamos tenido contacto.

¿Cómo explicar, si no, el éxito de pitonisas, la cartomancia, publicaciones New Age, tiendas de santería, terapias…, que prometen una solución a los problemas personales, el bienestar personal, el éxito en el trabajo, en el amor, en la familia? Ya no se trata sólo de sectas, en cuyas redes nadie quiere caer; hablamos de cambios de mentalidad que se van asumiendo, con el transcurso de los últimos años; hablamos de aquellas terapias orientales que, con buena voluntad en la mayor parte de los casos, se van implantando en nuestros gimnasios, hospitales, asociaciones, polideportivos…; hablamos de las innumerables páginas web donde se enseña a decorar nuestro hogar para atrapar la suerte, conjurar lo negativo y favorecer la armonía (el famoso feng shui, ¿les suena?); hablamos de cursos de meditación trascendental, vacaciones para niños y adultos a lugares sagrados como Findhorn, Stonehenge, Avalon, o el bosque de Merlín; hablamos de conciertos de músicas ceremoniales; hablamos de tantos y tantos aspectos, unos más peculiares, otros más inocentes, que conviven con nuestras costumbres y que es necesario reconocer, pero que, por lo general, provienen del movimiento cultural tan heterogéneo que conocemos como la New Age.

Creemos, con frecuencia, que nuestra época es la época de la incredulidad, del laicismo, de la secularización, del relativismo, de la nada, del aquí y ahora. Sin embargo, no es así.

Incrédulos… y muy crédulos

Don Juan Alonso, profesor de la Facultad de Teología de Navarra, afirma que, «hoy en día, pocos saben distinguir entre la fe y la credulidad, entre el auténtico creer religioso y las creencias y supersticiones. La ignorancia lleva a muchos a situar al mismo nivel la fe en Jesucristo que la creencia en los ovnis. Es paradójico: al tiempo que se ha querido quitar a Dios de la sociedad, se han llenado las librerías de los grandes almacenes de esoterismo y magia».

Y el sacerdote don Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana para el Estudio de las Sectas (RIES), considera que, si bien la New Age (de la que comenzó a hablarse con más intensidad en la década de los noventa del siglo pasado) está evolucionando en Estados Unidos, y ya se habla de la Next Age, «en España podemos decir que la New Age todavía continúa, y hay revistas, librerías, una red de centros, de terapias, de grupos… que han experimentado un fuerte repunte con la crisis. La crisis económica tiene -no lo olvidemos- un importante trasfondo espiritual. Este repunte lo observo incluso en ciudades pequeñas de nuestro país, especialmente en torno al orientalismo, en terapias que van introduciéndose, como el Reiki, y muchas convocatorias de las que no sabemos quién está detrás: qué maestros, qué grupos… Un grupo en concreto no tiene por qué tener ningún problema y puede querer enseñar ciertas técnicas de bienestar de forma inocente y positiva. Pero también -no hay que engañarse- puede acabar convirtiéndose en un grupo de manipulación psicológica, o en una secta con todas sus connotaciones negativas. La gente está demostrando mucha inseguridad, va viendo cómo todo se desmorona a su alrededor y necesita algo a lo que agarrarse».

Según el documento vaticano Jesucristo, portador del agua de la vida, que publicó, en 2003, el Consejo Pontificio de la Cultura sobre la Nueva Era, ésta es, en gran parte, «una reacción frente a la cultura contemporánea». No se trata de un nuevo movimiento religioso, ni es lo que normalmente se entiende como culto o secta. Se trata, en el fondo de «una cultura sincretista que incorpora muchos elementos diversos y que permite compartir intereses o vínculos en grados distintos y con niveles de compromiso muy variados». Entre las tradiciones que ha adoptado, el documento señala «las antiguas prácticas ocultas de Egipto, la cábala, el gnosticisimo cristiano primitivo, el sufismo, las tradiciones de los druidas, la alquimia medieval, el hermetismo renacentista, el budismo zen, el yoga, etc.»

(Continuará)

3 comentarios

  
Luis López
Que recuerde, fue Juan Pablo II el primer Papa que puso la voz de alarma ante el fenómeno de la "New Age" (y lo citó expresamente por su nombre).

La contumaz desobediencia de pastores, monjas y fieles ante el Magisterio de la Iglesia que cada vez se observa con más virulencia es la prueba de que esa pretendida búsqueda de la salvación por el "autoconocimiento", ese desprestigio del "don de la obediencia" está haciendo estragos en la conciencia de los cristianos.

Esa es a mi juicio la peor y terrible herejía contra la que tendremos que lidiar en el siglo XXI. Que Dios nos dé fuerzas y piedad.
11/01/10 9:36 AM
  
José J. Escandell
Permíteme ofrecerte un trabajito mío sobre la Nueva Era, que quizás te sirva de algo (a ti y a los lectores de este blog):

http://www.arbil.org/89nera.htm
29/01/10 1:48 PM
  
GEEP
La New Age es un resurgir de la sempiterna "gnosis", cuna de todas las herejías que han sido. Pero ahora es más poderosa y "global", pues ha amalgamado a todos los movimientos "contraculturales" y naturistas, ecologistas, etc. Además está promovida por los centros de poder mundial como la ONU, la UE y los gobiernos masónicos europeos y americanos. Incluso está muy infiltrada en la Iglesia, en órdenes religiosas y entre los fieles, que no reciben la adecuada doctrina al respecto de sus pastores. Está todo podrido y pronto tendrá que ser purificado y renovado, como anuncian las profecías y el Apocalipsis. Y la purificación ya ha empezado (ver Haití y tantos otros... y la España de ZP!). ¡Qué Dios nos coja confesados!!

30/01/10 5:34 PM

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