(377) “Mater Populi Fidelis”: ¿Enseñanza oficial de la Iglesia o pseudo opinión teológica? (I)

FrAnge

Rebuzne Tucho en Roma

Y en el Infierno, Lutero,

Que María es Corredentora

Lo confiesa el Orbe entero.

(Coplita católica popular)

María es Corredentora por su obediencia en la Anunciación, aceptando ser Madre del Salvador; por dar a luz al Redentor y ofrecerlo al mundo; por compartir los sufrimientos de Cristo al pie de la Cruz, uniéndose a Su sacrificio por nuestra salvación” (S. Alfonso Mª de Ligorio)

Pensábamos publicar hoy, en honor a Nuestra Madre, Corredentora y Medianera de Todas las gracias –fiesta que celebramos hoy–, una nutrida recolección de citas magisteriales sobre este título que hoy celebramos, pero preferimos difundir un sólido y fundamentado análisis que nos ha llegado de un querido amigo, padre de familia numerosa, que prefiere mantener su identidad bajo el nombre Bruno de María. A él nuestra profunda gratitud, esperando que sea de gran utilidad a los fieles lectores, y rogándoles que contribuyan a su difusión.

Dada la extensión del sustancioso análisis lo publicaremos en dos partes, no queriendo mutilar el escrito y favoreciendo así una más detenida lectura.

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«MATER POPULI FIDELIS» ¿Enseñanza oficial de la Iglesia o pseudo opinión teológica?  (por Bruno de María)

Ante todo, cabría preguntarse por la imprecisión del nombre de esta Nota: ¿Cuál es el «Pueblo fiel»? ¿La Iglesia Católica, católicos y protestantes (hermanos separados), o toda la fraternidad universal?

En segundo término, hay que señalar que la nota doctrinal María Populi Fidelis, por el hecho de que lleve la firma del papa no significa que sea un documento que obligue o prohíba algo. Es un documento que contradice enseñanzas del magisterio anterior, que figuran en las Actas Apostólicae Sedis. Podríamos decir que hay una contradictio in terminis.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe no debería hacer su propio comentario teológico, su propia “investigación o reflexión teologal” de la que libremente sí hacen los teólogos para profundizar en la fe.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe está para corregir errores doctrinales, señalar verdades, no para entrar en la libre discusión teológica cerrando así el camino de profundización acerca de la Madre de Dios como asociada a la obra de la redención, o como Mediadora Universal de todas las gracias.

La nota doctrinal del Cardenal Fernández saltea voluntariamente los argumentos a favor de la Corredención, donde aquí no están esgrimidos sino desterrados de raíz, y deja sólo la opinión contraria y, por lo tanto, la posibilidad del avance teológico acerca del dogma de la Corredención, que fue tan pedido por obispos, teólogos marianos, sacerdotes y fieles católicos de todo el mundo (¿sensus fidei?) durante tantos años. Es una forma de congelar y desvirtuar la mariología.

Miles de peticiones de organizaciones católicas, obispos, teólogos marianos y de innumerables fieles católicos no han sido escuchados y se han visto confundidos y alarmados por esta nota doctrinal del Cardenal Fernández. Este documento no refleja una búsqueda de la verdad objetiva, ni parece intentar ver las señales del Espíritu Santo que suscita a los fieles el deseo ardiente de ver coronada a María Madre de Dios como Corredentora de la humanidad. Podríamos decir que no está a favor de la gente sencilla, de los pobres, de los humildes y devotos sinceros de los que tanto nos habla San Luis María Grignon de Montfort en el Tratado de la Verdadera Devoción.

El sensus fidei no es tenido en cuenta aquí, sino que lo que se observa es que una autoridad eclesiástica inclina la balanza de una discusión teológica libre y legítima. La nota que pretende condenar la palabra Corredentora calla el hecho de que esta fue elegida y utilizada por el Magisterio anterior, y señala que ahora es «inoportuno» el uso de este término: Corredentora.

Cualquiera podría pensar que esto es un intento de «cerrar la boca» al sensus fidei. Se puede levantar sospechas fundadas de un intento de destruir una verdad acerca de la Madre de Dios propuesta como fe católica ya en documentos eclesiásticos.

Una nota doctrinal que desconcierta, confunde e indigna a muchas almas, como cuando el mismo Cardenal promovió, con Fiducia supplicans la bendición de parejas Corredentorasodomíticas y lesbianas creando hasta ahora no solo una gran división en la Iglesia sino además, favoreciendo una situación de pecado contra natura. ¿Podrá estar este Cardenal autorizado moralmente y doctrinalmente a tratar temas de la Purísima Virgen Madre de Dios?

En ningún momento, en esta nota doctrinal, se prohíbe a los teólogos seguir utilizando la palabra Corredentora, ni siquiera a los simples fieles. Solo se indica que es «inconveniente».

¿Por qué no se prohíbe? Porque está en evidencia la absoluta conveniencia expresada por varios papas anteriores y que figuran en las Actas Apostólicae sedis. Por tanto, esto no obliga en conciencia.

La ley es un ordenamiento de la razón al bien común. La ley no es la expresión de la voluntad. La voluntad es potencia ciega, no puede dirigir. El último acto de la prudencia es el acto del imperio: «haz esto» y «no hagas aquello». En este documento no existe esto. Tiene un carácter de reflexión teológica, así lo dice la misma nota.

Habla de que ha habido consultas y propuestas, pero no dice sobre qué, si a favor o contra de la Corredención. Habla de «cuestiones relacionadas con la devoción mariana y sobre algunos títulos marianos». Y dice que «son cuestiones que han preocupado a los últimos Pontífices…» ¿Preocupado a favor de la Corredención o en contra?

Solo conocemos al Papa Francisco que manifestó su descrédito. Dice que esto ha aportado un rico material que alimenta esta REFLEXIÓN. Y más adelante dice:

«el presente documento SIN QUERER AGOTAR LA REFLEXIÓN Y SIN SER EXAUSTIVO intenta preservar el equilibrio necesario…».

Dice Fernández que es una reflexión teológica, y por tanto, vale tanto como la de cualquier teólogo, con el añadido de una pobreza  extrema en su lamentable argumentación.

No se puede decir, por tanto, que quien reflexione sobre la Corredentora sea un desobediente o esté contra esta nota doctrinal. Ya que, como dice la nota, la REFLEXIÓN NO INTENTA AGOTAR… NI SER EXAUSTIVA.

Repetimos, esto se trata de una opinión teológica, no manda ni prohíbe nada.

Esta “reflexión” no se halla en armonía con el Magisterio y con la Tradición de la Iglesia. No es una continuidad con el sentir común de la Iglesia en su Magisterio perenne, ni de los Padres de la Iglesia y menos aún de las Escrituras.

El Cardenal calla argumentos serios y contundentes acerca de los teólogos mariólogos que defienden la Corredención.

Muchos pseudos mariólogos se proponen extinguir la presencia viva de María Madre de Dios en la historia de la salvación para congratularse con la mentalidad protestante de turno. Esta postura luciferina de ciertos teólogos, a favor de los cuales sale esta nota doctrinal del Card. Fernández, no soportan el pie Inmaculado sobre sus cabezas. Nota que parece más bien para recibir aplausos y congratulaciones por el “avance” hacia una religión universal, sin doctrina y sin dogmas, antes que para asegurar la fe de los católicos simples y sencillos.

Una nota doctrinal que no estimula al misterio, al amor a Dios y a su Santa Madre. Una nota fría, sin objetivos claros expresados, aunque sí tal vez ocultos, que desaniman y desalientan el amor a la Santísima Virgen. El mismo mentor de Fiducia supplicans, de Amoris laetitia, y otros escritos… donde, en realidad, nunca se vio precisamente el deseo del resplandor de la Verdad y la protección de malas interpretaciones en los simples fieles.

En la presentación, el Cardenal Fernández expresa ya su inquietud y el motivo de la NOTA doctrinal. Dice que es para dejar en claro que Cristo es el «Único Mediador» (¿evitar confusión?) y hacer «un esfuerzo ecuménico».

La confusión del Único Mediador no viene de los católicos sencillos sino de la mentalidad protestante liberal —ni siquiera tradicional— que excluye toda participación de las acciones de Cristo a su Santa Madre, no como necesidad absoluta, obviamente, sino siempre relativa y en dependencia de Cristo.

Que Cristo es el Único Mediador no se le debe aclarar a los hermanos separados, ya que este título, utilizado en contra de la mediación de la Madre de Dios, lo tienen bien aprendido. Aclarar esto a la gente sencilla católica, si realmente son católicos, no necesitan más aclaración: nunca opondrán la mediación subordinada de María a la Única mediación de Cristo.

Los argumentos que se esgrimen parecen más para discusión de teólogos que para la gente sencilla. No se conocen simples fieles que se hayan planteado el tema de la Corredentora como un obstáculo o una pretensión de María de quitarle un título a su Hijo, ni que se hayan confundido. Pero sí es evidente y contundente que la gente sencilla y simple está más confundida, y realmente confundida, con la declaración Fiducia supplicans que por la palabra Corredentora y Mediadora, de la que tanta preocupación se manifiesta aquí.

El esfuerzo por mostrar que Cristo es el único Mediador se hace en contraposición de la Santísima Virgen y no en la misma dirección. Así hacen los protestantes que rechazan a María. Afirman: «Cuanto más María, menos Jesús». No entienden la unidad entre el Nuevo Adán y la Nueva Eva («Que el hombre no separe lo que Dios ha unido»). Nunca el ir más a la Madre de Dios es ir menos al Hijo amado de Ella. La Virgen Madre nos lleva a Cristo, pero también Cristo a Ella: «Hijo, he aquí a tu Madre» (Jn 19, 27).

Corredentora2¿Un esfuerzo ecuménico o una forma teológica, no católica, de mirar a la Madre de Dios en su colaboración en la obra de redención y en la mediación, como un problema para una aceptación del mundo protestante?

Hay un pernicioso principio dialéctico que dividió la Iglesia Católica desde los “reformadores” protestantes, especialmente Lutero: la oposición Cristo-María. Lamentablemente, lo único que queda de esta nota es que este principio se ha vuelto a colocar.

Una mirada no católica, sino protestante, que invita a renovar la división más que a un «esfuerzo ecuménico».

Dice la nota:

«El principal problema, en la interpretación de estos títulos aplicados a la Virgen María, es cómo se entiende la asociación de María en la obra redentora de Cristo, es decir, “¿cuál es el significado de esa singular cooperación de María en el plan de salvación?”» (cita al Papa Juan Pablo II, que por otra parte, sin decir nada, saben que él citaba la Corredentora y que deseaba proclamar el dogma mariano).

Dejamos en claro que la nota doctrinal no dice que esté prohibido utilizar la palabra Corredentora, sino que es «inoportuno». Tratándose de una nota doctrinal, es bueno que quede en claro lo establecido.

En los últimos 30 años, nos dice el Cardenal Fernández, ha habido muchos congresos, asambleas, etc., por lo que ha permitido a este Dicasterio contar con un abundante y rico material que alimenta esta reflexión. Pero luego no parece que se hayan utilizado serios y variados argumentos de ambas partes, sino solo de una y en forma superficial y parcial.

¿Qué sucede con el término Corredentora?

En sentido etimológico, la palabra redimir (del latín re y emo = comprar) significa volver a comprar una cosa que habíamos perdido, pagando el precio correspondiente a la nueva compra. Aplicada a la Redención del mundo, significa, propia y formalmente, la recuperación del hombre al estado de justicia y de salvación, sacándole del estado de injusticia y de condenación en que se había sumergido por el pecado, mediante el pago del precio del rescate: la Sangre de Cristo Redentor ofrecida por Él al Padre.

Por tanto, redimir significa rescatar, recomprar; y corredimir, colaborar con el rescate o esa recomprar junto con el comprador. ¿Dónde está la confusión? Si Pedro quiere comprar un vehículo y le da dinero a su amigo Juan para que vaya a comprárselo: ¿quién compró el vehículo? O mejor: ¿de quién es la acción esencial y principal? ¿De quién es el vehículo? ¿Esto es tan complicado? Juan no lo va a reclamar para sí mismo. Ni la justicia dirá que el vehículo es de Juan.

Lo único que queda claro en la nota es que se quiere desechar toda posibilidad de una declaración dogmática de María como Corredentora.

Pues en ese caso, si molesta el nombre (que es el más adecuado y por eso utilizado por el magisterio), se puede proclamar el dogma de: María asociada a la obra redentora de Cristo en la salvación de los hombres. ¡Y ya!!!

Pero no obstante, así como quisieron quitar la palabra «consubstancial» y «transubstanciación» para el Misterio Trinitario y el eucarístico respectivamente, para romper con todo, así ahora les molesta una palabra tan clara y precisa. Lamentamos que no se haya hecho referencia a que en las Actas Apostolicae Sedis figura la palabra Corredención Mariana como palabra ADECUADA. Pequeño detalle.

Mediadora «con cuidado», dice la nota doctrinal.

Tampoco está prohibido seguir utilizando la palabra Mediadora universal de todas las gracias; solo dice la nota doctrinal que hay que tener «especial prudencia» en la aplicación de esta expresión, «Mediadora». Si para la palabra Corredentora se requiere tanta explicación que por eso no conviene utilizarla —según el Card. Fernández—, tampoco se debería utilizar la palabra Mediadora, ya que hay que tener «especial prudencia» según el escrito. Ya no nos quedaría este término tampoco si seguimos la lógica de la primera afirmación.

Una pintura superficial de la imagen de la Madre de Dios (títulos superficiales, no esenciales).

Se observan, en efecto, muchos títulos que son pinturas superficiales incomparables con la Maternidad divina, que parece ser esquiva. Muchas de las expresiones y títulos señalados en la nota, atribuidas a María, se podrían aplicar a cualquier santo y le quedarían bien igual, no habiendo ninguna distinción sustancial entre la Madre de Dios (culto de hiperdulía) y los santos (culto de dulía). Expresiones superficiales que no distinguen a la MADRE DE DIOS del resto de los santos, y por tanto tampoco en su misión específica en la obra de la Redención de los hombres: «la primera discípula»; «la primera en colocarse entre los humildes y pobres del Señor»; «es más discípula que Madre»; «es la primera y más perfecta discípula de Cristo»; «es para todo cristiano la primera que ha creído»; etc. Es cierto que todas se le aplican a María Santísima y muchas más que éstas, solo que se colocan las que no distinguen su misión esencial con el resto de los santos.

Sí, leyeron bien, «es más discípula que Madre». El hacer sobre el ser.

Los cimientos de un edificio comparados con la ventana. Muestra que no hay conocimiento ni de Teología en general ni de Mariología.

Hay muchos discípulos, pero una sola Madre de Dios.

Más parece un portazo con llave para un futuro avance legítimo en la teología mariana, que el riesgo de una mala interpretación no existente entre los simples fieles.

Llama la atención en la nota doctrinal el hecho de que se quiera ir para atrás no para ver el magisterio en favor de la Corredención, sino para quitar las aprobaciones realizadas. Ya que

«en presuntos fenómenos sobrenaturales, que hayan recibido un juicio positivo por parte de la Iglesia, donde aparezcan algunas de las expresiones o títulos como los anteriormente citados (Corredención y Mediación) se tendrá en cuenta que en el caso que se conceda por parte del Dicasterio un Nihil obstat […], tales fenómenos no se convierten en objeto de fe –es decir, los fieles no están obligados a darles un asentimiento de fe».

Una nota con una advertencia, como si se dijera: “Por eso también nosotros advertimos: 1) a los que inventan apariciones y revelaciones privadas, para que no pongan la palabra Corredentora y que utilicen con cuidado la palabra Mediadora de todas las gracias, porque de lo contrario no tendrán el Nihil obstat. 2) Y también una advertencia para Cristo y su Santa Madre: si quieren revelar algo a la Iglesia a través de algún siervo, a partir de ahora, por favor no mencionen dichas palabras, porque de ninguna manera obtendrán el deseado Nihil obstat de Tucho Fernández.”

Un poco de historia:

El título «Corredemptrix» (Corredentora) aparece varias veces en la Acta Apostolicae Sedis (AAS) y su predecesora, la Acta Sanctae Sedis (ASS), en documentos de las Congregaciones Romanas y en textos papales a principios del siglo XX.

Fue considerado el nombre como APROPIADO al ser elegido para expresar ese Misterio de Asociación con Cristo en la obra de la Redención.

- La Sagrada Congregación de Ritos utilizó el título en un decreto de 1908 (ASS 41 [1908], p. 409).

- La Sagrada Congregación del Santo Oficio también empleó el título en decretos de 1913 (AAS 5 [1913], p. 364) y 1914 (AAS 6 [1914], pp. 108-109), en el contexto de la aprobación de oraciones e indulgencias.

En efecto, en 1913 el Santo Oficio aprobó el uso devocional del título «nuestra Corredentora» en una salutación; y el 22 de enero de 1914 concedió 100 días de indulgencia a una oración que invoca a María como «Corredentora del género humano».

Esto muestra que, a inicios del siglo XX, la Santa Sede aceptaba el uso devocional del título, dentro de la mariología tradicional. Y sabemos del valor doctrinal que tienen las AAS.

«El Santo Padre Pío X, benignamente accediendo a las peticiones que se le han presentado, ha querido conceder una indulgencia de cien días, que puede ganarse una vez al día, a todos los fieles que, con corazón contrito y devoto, reciten la siguiente oración:

“Bendigo tu santo Nombre, alabo tus sublimes prerrogativas de verdadera Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, Corredentora del género humano”.

Dicha indulgencia puede también aplicarse, a modo de sufragio, por las almas del purgatorio.

Dado en Roma, por la Sagrada Congregación del Santo Oficio, el 22 de enero de 1914.» (Acta Apostolicae Sedis, vol. 6 [1914], p. 108).

La oración completa, que incluye la invocación arriba indicada, es la siguiente:

“Santísima Virgen, Madre de Dios, mira con bondad desde el cielo, donde reinas, a este miserable pecador, tu siervo.

Consciente de su indignidad, en reparación por las ofensas cometidas contra ti por lenguas impías y blasfemas, desde lo más profundo de su corazón te bendice y exalta como la más pura, la más bella y la más santa de todas las criaturas.

Bendice tu santo nombre, bendice tus sublimes prerrogativas como verdadera Madre de Dios, siempre Virgen, concebida sin mancha de pecado, como Corredentora del género humano. Bendice al Padre eterno, que te eligió de manera especial como su Hija; bendice al Verbo Encarnado, que, al asumir la naturaleza humana en tu purísimo seno, te hizo su Madre; bendice al Espíritu Santo, que te eligió como su Esposa. Bendice, exalta y da gracias a la augusta Trinidad que te eligió y te favoreció tanto que te elevó por encima de todas las criaturas a las más sublimes alturas.

Oh santa y misericordiosa Virgen, implora el arrepentimiento de tus ofensores y acepta este pequeño homenaje de tu siervo, obteniendo también para él, de tu divino Hijo, el perdón de sus pecados. Amén.”

Pueden verificar el texto original aquí

- A partir de Pío IX, los últimos Papas han venido reafirmando de manera insistente y cada vez más clara y terminante esta misma doctrina de la revelación y de la tradición.

Haciendo alusión al texto de Génesis 3,15, el Papa Pío IX termina diciendo:

«… así la Santísima Virgen, unida a Él con apretadísimo e indisoluble vínculo, ejercitando con Él y por Él sus sempiternas enemistades contra la venenosa serpiente y triunfando de la misma plenísimamente, aplastó su cabeza con el pie inmaculado.» (PÍO IX, Bula Ineffabilis Deus, 8-12-1854). Cf. Doc. mar., nº 285.

Triunfar con Cristo quebrantando la cabeza de la serpiente no es otra cosa que ser Corredentora con Cristo. A menos que se quiera desvirtuar el sentido obvio de las palabras.

- El Papa León XIII entre otras afirmaciones decía:

«La que había sido cooperadora en el Sacramento de la Redención del hombre, sería también cooperadora en la dispensación de las gracias derivadas de Él.» (Cf. AAS 28 [1895-96] 130-131; cit. por Carol, Mariología, BAC, Madrid 1964, p. 765).

«La Virgen, exenta de la mancha original, escogida para ser Madre de Dios, y por eso mismo asociada con Cristo a la obra de salvación del género humano…» (LEÓN XIII, Supremi Apostolatus, Doc. mar. 329).

«Cuando delante de Dios se inclina María como sierva para levantarse Madre de su Hijo, y cuando se consagra toda entera con Jesús en el templo, en ambas circunstancias se asocia desde luego a la dolorosa expiación de los crímenes del género humano; es, pues, imposible no verla participando con toda la fuerza de su alma las agonías infinitas de su Hijo y todos sus dolores… Por lo demás, en su presencia, ante sus ojos, debía cumplirse el divino sacrificio cuya víctima había alimentado, con su más pura sustancia. Este es el espectáculo más conmovedor de dichos misterios (los dolorosos del Rosario): de pie, junto a la cruz de Jesús, estaba María, su Madre, penetrada de un amor inmenso hacia nosotros, que la hacía ser madre de todos nosotros, ofreciendo ella misma a su propio Hijo a la justicia de Dios y agonizando con su muerte en su alma, atravesada por una espada de dolor.» (León XIII, Iucunda semper, Doc. mar. 412).

Por eso no vacila el Papa León XIII en afirmar categóricamente que

«ella tomó parte en la redención humana con su Hijo Jesús». (Cf. Parta humano generi, Doc. mar. 471).

Por lo cual se apresura a llamarla expresamente

«Corredentora nuestra. Tan pronto como, por secreto plan de la divina Providencia, fuimos elevados a suprema cátedra de Pedro… espontáneamente se nos fue el pensamiento a la gran Madre de Dios y Corredentora del género humano.» (León XIII, Urbi primum, Doc. mar. 463).

Veamos ahora lo que nos dice el Papa San Pío X:

- En la encíclica Ad diem illum trata principalmente el Papa de la Eucaristía y del eficacísimo poder de intercesión de la Virgen para obtener todas las gracias. Y ese poder lo funda precisamente en la asociación de María con Jesucristo en la obra de nuestra redención, en los dolores y sufrimientos de la Madre en unión con el Hijo por la salvación del género humano, es decir, en su Corredención.

«Cuando llegó para Jesús la hora suprema se vio a la Virgen de pie junto a la cruz, horrorizada por el espectáculo, dichosa, sin embargo, porque su Unigénito era ofrecido por la salvación del género humano y además tanto padeció con Él, que si hubiera podido, hubiera sufrido con más gusto ella todos los tormentos que sufrió el Hijo. La consecuencia de esta comunidad de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús es que María mereció ser reparadora dignísima del orbe perdido y dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos conquistó con su muerte.» (San Pío X, Ad diem illum, Doc. mar. 488).

«Y puesto que María sobresale sobre todos en santidad y fue asociada con Cristo y por Cristo a la obra de nuestra redención, ella nos mereció de congruo, como dicen los teólogos, lo que Jesucristo nos mereció de condigno, y es por esto administradora de las gracias.» (Idem, Doc. mar. 489).

Muchos autores rehúsan admitir que San Pío X enseñe aquí la Corredención mariana. Por dos motivos: en primer lugar porque en esa encíclica trata de la distribución de las gracias por María, y no de la Corredención mariana. Y, en segundo lugar, porque solo enseña el mérito de congruo de la gracia por María. Pero ambos carecen, sin embargo, de consistencia.

El primero, porque aunque sea cierto que San Pío X en esta encíclica no trate expresamente de la Corredención mariana, no lo es menos que funda el poder eficacísimo de intercesión de María en la comunidad de sentimientos y sufrimientos entre la Madre y el Hijo, en virtud de los cuales María mereció ser reparadora dignísima del orbe perdido.

Pues esto, y no otra cosa, significa la Corredención mariana. Porque nadie se atreverá a negar que la asociación de María con Cristo y por Cristo a la obra de nuestra redención, y la comunidad de sentimientos y sufrimientos entre María y Jesús, por una parte, y la redención del orbe perdido, por otra, son cosas totalmente objetivas. Y en cuanto a que esta reparación o redención haya sido hecha por María con mérito de condigno o solamente de congruo, es cuestión que no afecta a la existencia de la Corredención, sino tan solo a la valoración de la misma. Además, la cuestión de la naturaleza del mérito de María no es objeto de la enseñanza del Papa, ni siquiera intenta éste dirimirla, como algunos infundadamente piensan, sino que la deja a la determinación de los demás, «ut aiunt». Ni porque la consecución de nuestra redención por la Virgen fuera solo con mérito de congruo por eso dejaría de ser real y verdadera.

- Por otra parte, posteriormente a la encíclica Ad diem illum, en el decreto del Santo Oficio Sunt quos, se da a María el título de Corredentora nuestra, y en otro de la misma Congregación se conceden indulgencias a una oración que contiene la advocación de la Virgen Santísima como Corredentora. (Cf. AAS 5, 364; 6, 108).

Notemos además, en el testimonio de San Pío X, como destacable el haber indicado la voluntad de Jesucristo como razón de la asociación de María en Él en la obra redentora.

El Papa Benedicto XV no solo confirmó la doctrina de la Corredención de María como la enseñaban los papas anteriores sino que incluso articuló esta verdad mariana con mayor claridad aún.

En efecto, escribió:

«Los doctores de la Iglesia enseñan comúnmente que la Santísima Virgen María, que parecía ausente de la vida pública de Jesucristo, estuvo presente, sin embargo, a su lado cuando fue a la muerte y fue clavado en la Cruz, y estuvo allí por divina disposición. En efecto, en comunión con su Hijo doliente y agonizante, soportó el dolor y casi la muerte; abdicó los derechos de madre sobre su Hijo para conseguir la salvación de los hombres; y, para apaciguar la justicia divina, en cuanto dependía de Ella, inmoló a su Hijo, de suerte que se puede afirmar, con razón, que redimió al linaje humano con Cristo. Y, por esta razón, toda suerte de gracias que sacamos del tesoro de la Redención nos vienen, por decirlo así, de las manos de la Virgen dolorosa.» (Benedicto XV, epístola Inter sodalicia, 22-5-1918; cf. Doc. mar., nº 556).

En este magnífico texto, el Papa afirma, como puede verse, los dos grandes aspectos de la Mediación universal de María: la adquisitiva (Corredención) y la distributiva (distribución universal de todas las gracias).

(Continuará)

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8 comentarios

  
Oscar
Callaron cuando eliminaron el capítulo dedicado a la Virgen en el CV2, cuando se suprimió alguna oración a la Virgen en la misa moderna, cuando se mentaba la fraternidad humana y el nuevo orden, la falsa paz de las falsas religiones, esta es otra más, otra en el camino de protestantizacion de la Iglesia. Enmienda a la totalidad.
08/11/25 2:20 PM
  
Giancarlo
Ya puede formar, con varios bloggers principales de Infocatólica su secta new age, hippie y feminista de garage donde idolatren a la "Virgen María".....

El cardenal Fernández tiene que arrepentirse de otras cosas también...
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V.G.: JAJAJAJAJAJJAJJAJAJ!!!!!!!!!! Me han insultado bastante, pero no precisamente como "feminista de garage". Voy a ponerlo en la colección.
Ahora en serio, coincido en su última frase. Y le propongo leer atentamente el Tratado de la Verdadera Devoción a la Sma. Virgen, de S. Luis María. Y pido por su conversión. Que María Reina lo guarde!

08/11/25 2:25 PM
  
Pacomio
"Los que enseñan la justicia a las multitudes brillarán como estrellas por toda la eternidad "
Gracias Doña Virginia, por su claro magisterio y firme fidelidad.
08/11/25 3:16 PM
  
Giancarlo
¿A escrito ud algun articulo denunciando los aquelarres interreligiosos en Asis con JPII donde colocaron a Buda sobre el altar de Dios?(new age)
¿No defiende ud la misa protestantizada novus ordo que va de la mano con la "devociones y apariciones marianas" pero calla la persecusecusion a la Misa Tradicional en Latin?!
¿No promueve ud una relevacion privada de "corazoncitos" donde se muestra a Jesus como "solo amor" mientras se empodera a la "Virgen Maria"(corredentora)?!
Vaya forma de "amar" a la Virgen Maria....


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V.G.: El pretérito perfecto del indicativo se construye con el auxiliar "haber", por favor no omita la H, y recuerde que los acentos existen.
Durante el pontificado de S.Juan Pablo II no existía Infocatólica, así que no pude escribir nada entonces. Deploro el aquelarre de Asís, por supuesto. No callo la persecución (la persecusecusion no sé qué es) a la Misa tridentina en absoluto, aunque en el NOrdo puede ser celebrado dignamente el Santo Sacrificio si se observan las normas, a pesar de los desastres hechos con la reforma del mismo. Si hay consagración, no opondré a Cristo contra Sí mismo.
Lo de la revelación privada a la que se refiere, con corazoncitos, no sé a qué se refiere. No soy afecta a las revelaciones novedosas, así que tiene que afinar mejor su investigación, lo mismo que la ortografía, por favor. Fin de nuestro diálogo.
08/11/25 3:41 PM
  
Néstor
Y es que ni siquiera dice el documento que ahora sea inoportuno o inapropiado el término "Corredentora", sino que es "siempre inoportuno (o inapropiado, según el idioma)" ¿O sea que se equivocaron los Papas anteriores que usaron ese término en textos magisteriales?

Saludos cordiales.
08/11/25 5:48 PM
  
Oscar Torres
Que mujer tan desagradable la que escribe estas bobaliconerias protestantes.
El documento es magisterio de la Iglesia, y los católicos no necesitamos que una hija de vecino con ínfulas de teóloga (muy mediocre) nos venga a querer educar.
Y lávese la boca cuando hable del Cardenal Fernández, igualada.

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V.G.: Oscar, no me la doy de teóloga, ni pretendo ser agradable, pero si le asquea tanto, por favor no visite más este blog, y no espere que le publique nada más. Este pasa para saber que lastimosamente, hay gente ignorante que se deja confundir con las ocurrencias de turno.

Ese documento no es Magisterio, porque contradice el anterior, y no obliga a nada ni a nadie.
Por supuesto que me lavo urgentemente la boca después de nombrar al personaje, porque realmente ensucia lo que toca.
09/11/25 12:51 AM
  
Pbro. Eduardo
Excelente información y reflexión teológica! Muchísimas gracias. Sería un óptimo trabajo poder recopilar todo lo que la sierva de Dios Lucía del Corazón Inmaculado escribió sobre la mediación de todas las gracias por medio del Corazón Inmaculado y las numerosas veces que la llamó corredentora en sus escritos. Como muestra baste un botón, las palabras que santa Jacinta Marto le dijo en punto de muerte: "Lucía, cuando te llegue el momento no dudes de decir al mundo que Dios nos concede todas las gracias por medio del Corazón Inmaculado de María" (Cf. Memorias de Lucía, cita ad sensum). Muchas gracias por su apostolado de refutación de una decadente Mariología pichulera.
09/11/25 10:57 AM
  
Mar Hurtado
Completisimo.
Añado este fragmento de San Luis Maria

Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable hostilidad, que durará y se intensificará hasta el fin. Y es entre María, su digna Madre, y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer...
Los [falsos] devotos escrupulosos son personas que temen deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al uno al honrar a la otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigan los Santos Padres. Toleran penosamente que haya más personas arrodilladas ante un altar de María que delante del Santísimo Sacramento, ¡como si esto fuera contrario a aquello o si los que oran a la Santísima Virgen no orasen a Jesucristo por medio de Ella! No quieren que se hable con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas veces.
Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes: “¿De qué sirven tantos rosarios? ¿Tantas congregaciones y devociones exteriores a la Santísima Virgen? ¡Cuánta ignorancia en tales prácticas! ¡Esto es poner en ridículo nuestra religión! ¡Hábleme, más bien, de los devotos de Jesucristo (frecuentemente lo nombran sin descubrirse, lo digo entre paréntesis). ¡Hay que recurrir a Jesucristo: El es nuestro único mediador! Hay que predicar a Jesucristo: ¡esto sí es sólido!”.
Y lo que dicen es verdad en cierto sentido. Pero la aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a la Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del espíritu maligno so pretexto de un bien mayor. Porque nunca se honra tanto a Jesucristo como cuando se honra a la Santísima Virgen. Efectivamente, si se la honra, es para honrar más perfectamente a Jesucristo; pues, si vamos a Ella, es para encontrar el camino que nos lleva a la meta, que es Jesucristo.

-Tratado de la Verdadera Devoción, San Luis María Grignion de Montfort.
09/11/25 5:50 PM

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