“El signo más típico y grave de la descomposición del mundo moderno es, precisamente, la guerra a la sabiduría que contempla los principios del ser…” (Julio Meinvielle: Concepción católica de la Política)
«La disciplina canónica no se ha dado hoy a las iglesias, sino que nos ha sido transmitida sabia e íntegramente por nuestros predecesores. (…) Para que las normas que se han conservado en las iglesias desde antiguo hasta ahora no se pierdan en nuestro tiempo, ni se nos pida cuenta de no haber guardado lo que se nos confió; despertad, hermanos, como custodios de los misterios de Dios, viendo cómo ahora otros los arrebatan.” (San Atanasio, carta a los obispos, año 340 )
‘La batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será acerca del Matrimonio y de la Familia. No teman, añadió, porque cualquiera que actúe a favor de la santidad del Matrimonio y de la Familia siempre será combatido y enfrentado en todas las formas, porque ésta es el punto decisivo. Sin embargo, Nuestra Señora ya ha aplastado su cabeza’”. (Carta de Lucía Dos Santos al Card. Caffarra)
A poco ya más de un año, vuelvo a este blog-hogar con el corazón rebosante de gratitud, esperando que Dios nos conceda volver mucho más seguido, en medio del cambio de nuestra fisonomía familiar, que a pesar del invierno que se aproxima, cada día nos regala nuevos pimpollos de esperanza.
Esa esperanza fue la que nos movió a poner las manos en el arado para retomar con el favor de Dios, la organización de los Encuentros de Formación Católica que debieron interrumpirse por la Plandemia y sus ecos variados, dentro y fuera de nuestra patria.
Con gran gozo, pues, esperamos compartir en los próximos días -¡gracias a TLV1!- las conferencias del XXIII Encuentro, que se llevó a cabo en la ciudad de San Miguel, con la presencia especial de nuestro querido Mons. Athanasius Schneider, quien como pastor fiel y solícito, volvió a visitar a estos sus hijos tan lejanos en este mes de mayo, traído especialmente por Nuestra Señora de Fátima (¿acaso hay alguna gracia que no obtengamos por medio de Ella?).
El lema de este año fue Globalización Anticristiana –la familia, refugio y resistencia-, cuya justificación es cada día más obvia.
Compartimos aquí algunas fotos de estos días colmados de bendiciones para grandes y chicos -¡qué fiesta han sido las familias numerosas que nos acompañaron esta vez, colmando la “Guardería” de risas y juegos infantiles!-; para laicos y consagrados.
Y también fue una fiesta porque pese a tantísimos ataques, Dios sigue regalando a nuestra pobre patria herida, una buena cantidad de sacerdotes y religiosos genuinamente católicos.
Precisamos de paso, que el término “encuentro” -como otros tan bastardeados últimamente-, tiene en el diccionario de la RAE más de una docena de acepciones, pero nosotros lo utilizamos no como “voluntad de amontonamiento” anestésico-sincretista, sino como ir al encuentro de alguien, esto es: Ir en su busca para concurrir en un mismo sitio con él.Así, pues, sabiéndonos homo viator, de camino a la Patria, queremos hacerlo en el hallazgo y pregusto de la única Verdad, junto a hermanos en la fe y con las mismas ‘coordenadas’, sin cuya compañía y sostén el camino se tornaría aún más difícil, árido y sinuoso.
Una vez más, entonces, hemos renovado la certeza de constituir una verdadera familia como hijos de Dios, entre las exposiciones de los primeros días, y los Ejercicios Espirituales (16 y 17/5) con que finalizó la visita de Monseñor. A modo de Índice de próximos posts, se pueden ver en el Cronograma (al pie) los temas de las conferencias, y con el favor de Dios, subiremos luego las pláticas del Retiro.
Queda, pues, -entre Benito y Pelayo- seguir resistiendo, aprovechando y agradeciendo cada gracia con que el Señor nos anima y fortalece, seguros de hacia Dónde caminamos. ¡Dios sea por siempre bendito y alabado!
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Difundimos a continuación la conferencia del Dr. Jordán Abud del último Encuentro de Formación Católica de Bs.As., sobre un tema que a nuestro juicio, ofrece muchos y muy necesarios puntos de reflexión para padres y educadores en general, puestos a enfrentar los tiempos en que Dios nos ha puesto a batallar, sin negarnos nunca la gracia necesaria para ello.
