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12.03.16

(118) San José y las imágenes sagradas

Doloresygozos“Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios".  (Santa Teresa de Jesús)

Haz José, que nuestra vida se deslice santa y pura / y que siempre esté segura por tal Patrón defendida.

 

¡Qué santo tan grande entre todos los santos; qué suavidad tan firme; ¡qué silencio tan profundo, el de aquel que mereció dar  nombre a la Palabra! ¿Cómo dejar de alabarlo, contemplarlo y suplicar la gracia de imitar sus virtudes tan domésticas, y por eso, tan altas?

A veces veo que la devoción a San José llega tal como es él: silenciosamente, casi sin darnos cuenta…como crecen las raíces profundas de los robles. 

Y en este año de la Misericordia, San José es paradigma de la Misericordia del Padre, que deposita su predilección soberana dejándonos siempre extasiados, entre el desconcierto y el anonadamiento. “¿Qué es Señor, el hombre, para que te acuerdes de él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad…” (Sal.8, 5-6)

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1.03.16

(117) Educación hoy: del terror al absurdo, entre humor y realidad

cabezaCastigat ridendo mores

A veces unos minutos de humor pueden ser más elocuentes que una suma de argumentos, cuando está suficientemente sana la inteligencia. Porque lo que está en juego en las guerras contemporáneas es sobre todo, la integridad del alma, y la amargura acecha con su sombría guadaña, y -lo que es peor- a veces con antifaz luminoso…

Las decapitaciones en Oriente se convierten en un verdadero signo de lo que se juega hoy no sólo entre los cristianos, sino en el interior de todo hombre con sentido común: el testimonio del martirio -cruento o incruento- es exigido a todo el que pretenda seguir manteniendo “la cabeza sobre los hombros”, esto es: la fe y razón por sobre la voluntad caprichosa, los sentimientos y los sentidos.

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3.02.16

(116) Sobre la obediencia desordenada (y una carta de L. Castellani)

prudenciaHay multitud de fieles que creen que la fidelidad exige una obediencia ciega, de renuncia al sentido común y a la prudencia, y obsecuencia ante toda autoridad, sobre todo si se trata de autoridad religiosa.


-¿Los santos han sido capaces de pecar y errar? -Ciertamente.

-¿Seremos por ello devotos de sus pecados y errores? -Sería una necedad; sólo alabamos en ellos las virtudes, que nos sirven de estímulo y ejemplo. Solamente en Nuestro Señor resplandece la Verdad y Belleza sin la menor sombra, y en su Madre Santísima, vestida de sol y coronada de estrellas.

-¿Y nuestros superiores, no siendo santos, son capaces de pecar y errar?

-Con mucha más razón, así parece; podrán pecar y errar en lo poco y en lo mucho, sin duda alguna, y su vida será combate intenso, como la nuestra. No admitir esta posibilidad, rozaría la idolatría, como podrá darse cuenta…

-¿Pero debemos igualmente obedecerles? -Por supuesto, en todo aquello que no suponga pecado ni ocasión próxima para nuestra alma o la ajena. 

En resumidas cuentas: ¿puede uno obrar contra la virtud de la obediencia, obedeciendo?

Claro que sí, obedeciendo MAL, o mejor dicho, desordenadamente.

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27.01.16

(115) Consejos y clamores a los Obispos (de San Bernardo de Claraval)

 sbdoAclara San Bernardo que es por obediencia a un obispo por lo que se determina a escribir el tratado que lleva por nombre “Sobre las costumbres y oficios de los obispos”, que como la gran mayoría de las obras de los santos, sigue conservando vigencia frente a mucho palabrerío contemporáneo que finalmente se lleva el viento.

Como el abad de Claraval, también muchísimos fieles hoy nos preguntamos “¿quiénes somos nosotros, para escribir a los obispos?” Sin tener ningún mandato preciso, respondemos sencillamente: “Somos hijos”. Hijos que piden, que claman, que esperan…

Hijos que esperamos el Pan de la Verdad en nuestra mesa y Misa diaria, hijos que esperamos la misericordia de la claridad, y especialmente, que los pastores ahuyenten con su cayado a los lobos, que no los inviten a “cenar junto al Rebaño”, y que si es preciso, les den su merecido enviándolos lejos, acciones todas ellas que disiparían una densa neblina que hace que muchas ovejas caigan despeñadas todos los días a nuestro alrededor. Misericordia para las ovejas antes que para las fieras, pues, es lo que la grey suplica.

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24.01.16

(114) Santo cura Brochero: Sacerdote como Dios quiere y la Iglesia necesita

brocherojovenLos sacerdotes santos son faros de esperanza frente a algunos ejemplos que desmoralizan a la grey, acosada ya bastante por el descrédito del sacerdocio católico en que se ceba la prensa mundana para ocultar las maravillas que Dios obra en sus “otros cristos” cuando son dóciles a su gracia.

La figura imponente del santo “cura gaucho” es uno de esos faros, que con la próxima canonización esperamos sirva de modelo para los neosacerdotes, que a veces ven amenazado su celo apostólico por la contaminación ideológica del Evangelio, así como por la pusilanimidad semipelagiana del “Dios no pide tanto”, que se aplica ya a la justificación del pecado propio o ajeno, ya a la aceptación complaciente del relativismo sincretista reinante. ¡Cuántos sacerdotes jóvenes se “paralizan” ante la sibilina y eufemística sugerencia del “respeto por las diferencias” o  del “no violentar las conciencias”, sellando sus labios para la prédica del “sí-sí; no-no"!

Hoy el Cura Brochero es para ellos antorcha fulgurante que anima a seguir subiendo sendas estrechas y escarpadas, para alcanzar las estrellas de las almas.

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