(219) Contra Apostasía, Testimonio: Convocatoria nacional 8 de Septiembre

“La Iglesia siempre parece estar muriendo pero triunfa frente a todos los cálculos humanos (…); la suya es una historia de caídas aterradoras y de recuperaciones extrañas y victoriosas…”
(Card. J.H. Newman)
No es novedad que frente al Ser y la Verdad, se yerguen siempre insolentes las imposturas, los remedos grotescos, hijos del padre de la Mentira. Así en las patrias, como en el seno de la propia Iglesia, cabe la advertencia “estaban entre nosotros, pero no eran de los nuestros” (Jn.2,19).
Hoy en Argentina se perfilan cada vez más claramente dos banderas, de las cuales el desfile de pañuelos verdes y celestes ha sido sólo una expresión. Por las raíces de nuestras naciones hispanoamericanas sigue bullendo la savia fresca de la fe verdadera, y aunque hay muchas ramas marchitas, asoladas por la embestida de vientos foráneos o de parásitos con apariencia de flores, este árbol sigue vivo y dispuesto a seguir cobijando miles de nidos en sus ramas más vigorosas. Por eso esta nación se viene alzando a favor de la vida, pero como la guerra es una, debe también despertar y alzarse en defensa de la Fe verdadera.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar:
Ante lo sucedido en estos días en Argentina, con la media sanción a la ley infanticida de los niños por nacer, más allá del desánimo que hoy a muchos paraliza, quisiéramos compartir algunas reflexiones sobre las actitudes asumidas hasta ahora por muchos católicos, y la que nos cabría en esta hora.
La lucha es entre la Iglesia y la anti-Iglesia.; entre la Iglesia de Dios y el anti-dios; entre la Iglesia de Cristo y el Anticristo. El ataque moderno no nos tolerará. Es el enemigo, totalmente equipado y apasionado contra la Verdad por la cual viven los seres humanos. El duelo es a muerte. Hillaire Belloc
Mayo es, en parte del mundo, el Mes de María. En Argentina es el mes de la Patrona de nuestra nación, la Santísima Virgen de Luján, cuya fiesta celebramos el 8 de mayo. Hoy, 13, resuenan nuevamente las profecías de Fátima, cada vez más claras en su cumplimiento, y el 24 exclamamos con toda el alma, “¡Auxilium Christianorum, ora pro nobis!”, escuchando a San Juan Bosco, que nos instaba a invocarla confiadamente, si queríamos saber qué son los milagros…