(382) El combate a la Inmaculada se ensaña con sus hijos (sobre el p. Spahn y su familia religiosa)
«Es necesario ser santos no a medias, sino totalmente para gloria de la Inmaculada y mayor gloria de Dios. La Inmaculada, ¡ese es nuestro ideal! Acercarse a Ella es asemejarnos a Ella.»
(San Maximiliano Kolbe)
En este día de la Inmaculada, -el nombre propio con que María Santísima se presentó ante Sta. Bernardita-, es oportuno volver la mirada también a sus hijos predilectos, los sacerdotes, y entre ellos a los más celosos y fieles. En honor a su Madre, pues, debemos dar nuestro testimonio acerca del p. Carlos Spahn, por quien venimos a rogar intensas oraciones y ofrecimientos espirituales, junto a su familia religiosa.
Porque “nobleza obliga”, hemos de dar cuenta de las gracias recibidas, y la gratitud es de bien nacidos. Y nosotros damos gracias a Dios por haber conocido y tratado personalmente a este santo varón y sacerdote que ha dado muestras de una integridad, transparencia y paternidad “según el Corazón de Cristo” como muy pocos. En pocas ocasiones hemos visto tan perfecta amalgama entre la firmeza y profunda seriedad para defensa de la doctrina católica, aunada a una suave caridad y ternura con los “pequeños”, sin distinción.
Para quienes no lo conocen, brindamos unas líneas acerca de su trayectoria personal:
Profesor elemental de música, egresó del Seminario menor de Paraná, (Argentina) como Bachiller especializado en letras y continuó sus estudios en el seminario mayor “Santa María Madre de Dios” de San Rafael, Mendoza (Argentina). Se desempeñó como Vicario y administrador parroquial en General Alvear (Mendoza). Capellán y Profesor de filosofía y teología.
Licenciado en Teología Dogmática en la Universidad “Santo Tomás de Aquino” (Angelicum) en Roma y realizando luego la profundización sobre la filosofía y teología en el “Instituto Tomista”. Dictó clases de Cristología y Teología Fundamental y fue discípulo del Pbro. Dr. Gabriel Amorth en la pastoral de exorcismo.
Desde 1995 hasta el 2002, se desempeñó como Prefecto de Disciplina y Profesor de teología y filosofía en el Seminario “Santa María Madre de Dios” de San Rafael, dictando clases de Mariología, Cristología, Trinidad, Dios Uno, Sacramentos, Patrística, Tratado de la Creación, Teología Natural, Lógica, y otras, continuando asimismo su labor como exorcista.
Fue también Vicario de la Parroquia “San Francisco Solano”, y Director de la Facultad de Filosofía y Humanidades de San Rafael, siendo, a su vez, fundador y profesor de dicho Instituto.
Miembro del Consejo general de profesores de la Universidad Nacional Pontificia de Cuyo con sede en la provincia de San Juan, fue nombrado Profesor de Teología en el Terciario del Colegio “San Antonio” de General Alvear, en la misma diócesis.
Fundador del “Instituto Para la Liberación y Crecimiento Espiritual de las Almas” (IPLyCEA), con la denominación de “Apóstoles del Inmaculado Corazón de María” (AIC), en la diócesis de Campeche (México), juntamente con otros sacerdotes y nombrado en esta diócesis también como exorcista y profesor de Filosofía y Teología del Seminario “San José” de la diócesis.
En 2012 fundó en la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez la Familia Religiosa del Inmaculado Corazón y Divina Misericordia (Fricydim), rama masculina, femenina y tercera orden, con la aprobación como Asociación Pública de fieles. Fue nombrado exorcista de esta arquidiócesis continuando este ministerio durante 23 años. Es actualmente el superior general de dicha familia y profesor de filosofía y teología del mismo. Dirige las obras de construcción de un Centro de Espiritualidad para varios apostolados. Ha dictado conferencias sobre diversos temas en distintos lugares y ha colaborado en publicaciones de artículos y recensiones.
Ha publicado un voluminoso Tratado de Mariología “Hijo, he aquí a tu Madre”; el devocionario “Gemidos Inenarrables, camino al cielo”, y “Venid Subamos al Monte del Señor”, con temas de reflexión para los Ejercicios Espirituales. En 2019 publica asimismo “Fundamento, viabilidad y oportunidad de una definición dogmática", acerca de María Corredentora.
A continuación, un elocuente video de hace unos años, sobre su familia espiritual, Fricidym:
Dejamos también aquí un antiguo video privado sobre los proyectos de Fricidym:
Pero todos estos derroteros humanos serían polvo, si no fuesen respaldados por virtudes concretas y probadas.
En el caso del padre Carlos, hemos sido testigos muy providenciales, en ocasión de alguna de sus conferencias, de la reacción estrepitosa de su principal enemigo, el mismísimo demonio, que se manifestó por medio de una posesa presente en el lugar. Los que estuvimos allí no lo olvidaremos fácilmente. No tenemos idea del odio que provoca en el infierno la virtud de los sacerdotes fieles, y más allá de lo espeluznante de la situación, completamente imprevista, no pudo menos que tranquilizarnos y llenarnos de una profunda paz y gozoso orgullo, el escuchar del propio enemigo la confesión de que “Ella” estaba junto al padre Carlos, y que no podía mirarla, porque “¡es demasiado hermosa!!”, insistiendo luego sobre la amenaza de que no lo dejaría nunca en paz, y señalando también que eran muchos los miembros de la Iglesia que estaban combatiendo del lado del infierno.
Y por supuesto, una de las mayores victorias del enemigo es hacernos creer que no existe, o que su ataque debe ser soslayado, “¡no hay que exagerar…!”. De esa indiferencia a la colaboración implícita con él, hay un paso, por eso decía S. Maximiliano que “El veneno más mortal de nuestros tiempos es la indiferencia.”
Dejar de combatir puede ser alta traición, sobre todo cuando se tiene mando. Y si no, miremos a Alemania, en donde hace décadas está oficialmente prohibida la práctica de exorcismos a todos sus sacerdotes. Sobran las palabras, ¡pero qué doloroso es que tantas veces los pastores, que deberían defender con su vida a las ovejas, sean quienes las entreguen a los lobos…!
Resulta más acorde con las máximas del mundo, que la Iglesia se limite a combatir la pobreza y los males puramente materiales, o que predique la paz mundana (la bolsa de gatos anestesiados) del diálogo y la tolerancia, en vez de mostrar de frente el horror del pecado y el real peligro de condenación. En este marco, siempre es de buen gusto rezar por los pobres de todo tipo, pero hay pocos que recuerdan la necesidad de rezar por los posesos y por la cada vez mayor cantidad de almas que sufren ataques violentos de todo tipo por parte del demonio. Sobre este tipo de pobreza nos llamaba la atención hace unos años el p. Mancuso, amonestando sobre la urgente necesidad de oraciones por ellos. No es casual que entre los proyectos de la familia religiosa de Fricidym se halle un apostolado específico en este sentido, y que esto sea furiosamente combatido por el enemigo.
Por eso, en medio de todas las palabras que van y vienen, no hemos de perder de vista lo esencial: no se trata de una batalla “con seres de carne y hueso” (Ef.6, 12) sino con los espíritus inmundos, que por supuesto, no han dejado de penetrar también en las filas de la Iglesia y en su propia Jerarquía, para sembrar cizaña a través de la mentira, como nos lo relata Nuestro Señor, hasta la Siega (Mt.13, 24-30).
Por esa razón, San Maximiliano funda la Milicia de la Inmaculada, y advierte que
“El conflicto con el Infierno no puede ser mantenido por los hombres, ni siquiera por los más inteligentes. Sólo la Inmaculada tiene de Dios la promesa de la victoria sobre Satanás. Ella busca almas que se consagren enteramente a Ella, que se conviertan en sus manos en instrumentos poderosos para la derrota de Satanás y la difusión del Reino de Dios.”
Es muy justo, pues que se difundan los testimonios de algunos hermanos de esta hermosa familia religiosa que ha de ser consuelo del Corazón de Cristo en medio de su Iglesia, y cuya reapertura suplicamos como un milagro, teniendo en cuenta que “La oración es poderosa más allá de los límites cuando nos dirigimos a la Inmaculada, que es reina incluso del corazón de Dios.” (S. Maximiliano)
Hemos de levantar la mirada entonces, una y otra vez, y admitir que como el enemigo sabe que le queda poco tiempo, refuerza las huestes y estrategias, y entre ellas, un blanco predilecto ha de ser la Inmaculada: no la puede ver, porque es DEMASIADO hermosa; Ella molesta, claro, y hay que minimizarla, correrla de la escena, si es posible colocarla detrás de bambalinas, omitirla todo lo posible, porque “no es conveniente”, y mientras tanto, callar y aplastar a sus mejores soldados, como se hizo con el Sto. Padre Pío, o con S. Maximiliano Kolbe. Estos han arrebatado muchas almas al infierno sin adormecerlas con falsas compasiones, y deben ser perseguidos y calumniados. Como señalaba San Antonio de Padua:
La verdad engendra odio; por esto algunos, para no incurrir en el odio de los oyentes, velan la boca con el manto del silencio. Si predicaran la verdad, como la verdad misma lo exige y como abiertamente la divina Escritura obliga, incurrirían en el odio de las personas mundanas, que acabarían por excluirlas de sus entornos. Pero como caminan según la mentalidad de los hombres del mundo, temen escandalizarlos, siendo que nunca se debe hacer menos a la Verdad, ni siquiera a costa del escándalo.
En el fondo, es siempre lo mismo: quien quiera entender, que entienda. No hay posibilidad de diálogo ni de componendas, ni de paz alguna entre los hijos de la luz y de las tinieblas. No es el mismo lenguaje, no son las mismas obras; son campos irreconciliables y la batalla es a todo o nada, teniendo en cuenta que las armas de la oración y el sacrificio son irrebatibles y jamás debemos claudicar en ellas.
Supliquemos, pues, pastores valientes y justos para defender esta obra de Dios, y para que resplandezca por sobre todas las cosas, la verdad.
Sólo hay dos banderas. ¡Viva nuestra Reina Inmaculada!
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