(336) San Pío X, los liberales y la opción política -I- (por Antonio Caponnetto)

SPX2“Con su mirada de águila más perspicaz y más segura que la corta vista de los miopes raciocinadores, veía el mundo tal cual era, veía la misión de la Iglesia en el mundo… y su deber en el seno de una sociedad descristianizada… contaminada por los errores del tiempo y por la perversidad del siglo” (Pío XII, Breve por ocasión de la

Beatificación de Pío X, Documentos Pontificios, nº 83, Vozes, 1958, 2ª edición.)

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“La llamamos democracia, pero es ,de hecho, la anarquía hecha costumbre” (Oswald Spengler)

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“La democracia acaso deba entenderse así:  los vicios de unos pocos puestos al alcance de todos.” (Henry Becque)

A raíz del último post, en el que algunos comentaristas sacaron a colación  dos notas pastorales de San Pío X con relación al liberalismo en ciertas circunstancias concretas, y tras la publicación de las mismas en el blog del p. Olivera, nos ha preocupado que algunos sacasen de ello y como conclusión precipitada, pretexto para una interpretación errónea de la doctrina sostenida por el santo pontífice, considerándolo como un cambio sustancial en la misma.

De ello podríamos colegir una concepción nominalista de la autoridad, hoy tan instalada, por la cual se considera que algo es recto y bueno por afirmarlo la autoridad, cuando el orden es a la inversa: existe un bien objetivo y el (buen) gobernante legisla y se inclina a favor de ese Bien. No comprender esta importante distinción es lo que lleva a creer hoy a tantas personas que por ejemplo, un papa podría cambiar la doctrina como si se tratase de un vestido de moda. Y así, aunque queriendo clarificar, podríamos en cambio contribuir a la confusión.  

Por esta razón, y ya que un lector celebra la publicación de dichas notas “por amor a la Verdad y para que se empiece a hablar del tema con un poco más de conocimiento”, vimos necesario ofrecer una respuesta, recurriendo directamente a dos textos en que Antonio Caponnetto desarrolla un exhaustivo análisis del tema, primero, en “La democracia, un debate pendiente” (Katejon, 2014, Tomo I, p.69 ss y Tomo II, pp.56 ss) y en una segunda oportunidad, en la obra que nos honra haber reeditado, “La Perversión democrática” (Santiago Apóstol, 2023). Considerando al autor como uno de los investigadores que en nuestro tiempo ha sostenido invariablemente una posición más sólidamente fundada y lúcida, esperamos que sirva de provecho a nuestros lectores.

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San Pío X, los liberales y la opción política (Iª Parte)

por Antonio Caponnetto

                Dadas las circunstancias que son del dominio público, se han reflotado algunos textos de San Pío X conteniendo indicaciones o instrucciones para orientar la acción política de los católicos.

Los divulgadores de dichos textos (bien conocidos por los estudiosos de estas cuestiones arduas), suelen omitir –con la mejor intención y legítimo afán de ayudar a los fieles- por lo menos dos detalles, no menores a nuestro juicio.

- El primero, que dichos textos de San Pío X toman la forma de lo que hoy llamaríamos, si se nos permite el lenguaje actual, acompañamiento pastoral a una porción específica de la grey católica: la grey madrileña de principios de principios del XX. Estará bien capitalizar esos textos para el presente o apropiarse de ellos para que presten un servicio en nuestros días. Pero el recaudo de contextualizar esas enseñanzas en tiempo y espacio es ineludible. Y si tal recaudo no se toma es más la confusión que la claridad lo que se sigue.

- El segundo detalle generalmente omitido es que la categoría “liberal” o la afirmación de ser un partidario del “liberalismo”, que menciona San Pío X, no aplica necesariamente a lo que hoy existe bajo ese rótulo. Diríamos más: no aplica casi en absoluto. La razón más evidente y más sintética que podemos dar, es que el liberal de aquí y ahora (en la Argentina de octubre-noviembre de 2023, en vísperas de un ballotage electoral) se define libertario, y que su programa es una mezcla  repugnante y monstruosa del liberalismo con el anarquismo.

Si el papa San Pío X se dirigiera hoy a los católicos para instruirlos sobre sus relaciones con estos personajes siniestros, no quedan muchas dudas de que su expresiones, lejos de contener algún pedido de mitigación de las condenas o de afabilidad en el trato, serían categóricamente fulminantes. No hay forma de servir a la vez a dos señores.

Hace unos años, concretamente en el 2014 y 2015, con ocasión de un debate que suscitó mi libro “La perversión democrática”, recientemente reeditado, me ocupé de las consignas de San Pío X en materia política. Y quedé gratísimamente sorprendido al constatar que el gran pontífice era el que más se había preocupado por presentarle a los católicos una respuesta concretísima, táctica y estratégica, a la famosa pregunta sobre lo que hay que hacer en política.

Lo esclareció, principalmente, en tres documentos cuasi desconocidos: el motu proprio Fin dalla prima nostra de diciembre  de 1903, la encíclica Il fermo proposito, del 11 de junio de 1905, y otra más, titulada Pieni l’animo di salutare timor, del 28 de julio de 1906.

Es lamentable que no exista una difusión analítica adecuada de estos textos, de raigambre universal, y que en su lugar primen las instrucciones ocasionales para resolver poco menos que un motín entre dos facciones de la “derecha” católica madrileña de principios del siglo pasado.

Vamos a reproducir a continuación unos fragmentos del volumen primero de mi libro “La democracia: un debate pendiente” (Buenos Aires, Katejon,2014,p. 69 y ss). Lo haremos suprimiendo ciertas alusiones personales, que no nos parece prudente reflotar ahora:

                El caso del que nos hemos ocupado en La perversión democrática no es el del Papa San Pío X avalando el sufragio universal, ni la partidopolización,  ni siquiera el de la evaluación moral del acto electoral o partidocrático. Mucho menos el de San Pío X “instando a participar” en los meandros coyunturales del régimen masónico. Es un caso mucho más acotado y ceñido, en tiempo y espacio: el de la mediación doctrinal y prudencial que le tocó hacer, sobre la cuestión del mal menor, en carta fechada el 20 de febrero de 1906, dirigida al Obispo de Madrid.

                El Papa tuvo que intervenir en una reyerta suscitada por una diversidad de notas polémicas aparecidas en la revista Razón Española, durante el año 1905. Las notas –como ya adelantamos- eran principalmente sobre la doctrina del mal menor; y sus protagonistas el Padre Venancio Minteguiaga y el Padre Villada, jesuitas y casuistas ambos. En el debate intervino Nocedal y algún otro representante de la llamada escuela integrista, y cuando el enredo parecía no tener fin y el tema en litigio era acuciante, tomó la palabra San Pío X, a pedido del obispo madrileño.

                Entonces, y tras analizar los pormenores de este caso, sostenemos lo siguiente [tomando a continuación la cautela de poner en negrita lo que es textual del Pontífice]

 San Pío X campea por encima de la disputa suscitada por las notas de Razón Española.

No se inclina por la doctrina del mal menor ni por el principio del doble efecto, sino por un consejo prudencial aplicable a un tiempo y a un espacio determinado. Afirma que la doctrina del mal menor comunicada por Minteguiaga y Villada nada contiene ‘que no sea enseñado actualmente por la mayor parte de los Doctores de Moral’, y llama a los católicos a deponer ‘las antiguas discordias de partido’ para luchar en beneficio material y espiritual del país. Ninguna casuística asoma en su carta al Obispo, ni preceptiva que cueste descifrar, ni longitud de palabras innecesaria. Ninguna táctica malminorista ni tibieza de procederes. ‘Tengan todos presente –dice- que ante el peligro de la religión o del bien público, a nadie es lícito permanecer ocioso. Es menester que los católicos […] dejados a un lado los intereses de partido, trabajen con denuedo por la incolumidad de la religión y de la patria”.

Es decir, no al abstencionismo o neutralismo político, y no al partisanismo disociador.

En consecuencia -y condescendiendo a un terreno más acotado y operativo, puesto que para eso había sido consultado- será aceptable y deseable, sostiene,  que ‘tanto a las asambleas administrativas como a las políticas o del reino vayan aquellos que, consideradas las condiciones de cada elección y las circunstancias de los tiempos y de los lugares,[…] parezca que han de mirar mejor por los intereses de la religión y de la patria en el ejercicio de su cargo público’. Si hay que elegir, pues, en ámbitos municipales o locales, a quienes tengan que desempeñarse en asambleas administrativas o políticas, el consejo prudencial del Pontífice es muy claro. No a los males menores ni a los menos indignos, sino a aquellos que ‘han de mirar mejor por los intereses de la religión y de la patria en el ejercicio de su cargo público’.

Corre por parte de quien no sepa proporcionar las cosas, conferirle a este buen consejo pastoral de San Pío X, el carácter de dogma de fe. Pero sigamos.

Es rápido darse cuenta de que en esas páginas no aparece el Papa pidiendo sufragio universal o libre juego de los partidos políticos. Ni siquiera aparece diciendo que será aceptable y deseable la intervención de los católicos para que a los cargos públicos vayan quienes velen mejor por la religión y la patria. Dice algo distinto, no contrario ni opuesto, pero sí diferente, en un contexto redondamente ajeno del que se lo ha extrapolado. Y por lo tanto con otra significación.

Pero ya al margen del destrato que ha sufrido esta cita,  la verdad es que resulta difícil adscribir a San Pío X a una “evolución de la Santa Sede respecto de la participación de los católicos en la política”, en el sentido de una mayor contemporización con las prácticas democráticas del liberalismo. Y esto no sólo por el mantenimiento del Non Expedit sino por la promulgación de encíclicas como Gravissimo officii o Notre charge apostolique. La verdad es que las predilecciones políticas del Pontífice cuyo lema fue Instaurar todo en Cristo estaban muy lejos de cualquier evolución a favor del sufragio universal o de la partidocracia.

Todo un signo de su posición en la materia fue la designación del prestigioso Cardenal Merry del Val como Secretario de Estado. Cuando al poco tiempo de ocupar la silla petrina, se le planteó a San Pío X la llamada Ley de las Cultuales, obra del masón Emilio Combes, por entonces a cargo del gobierno francés; juntos, ambos hombres, el Pontífice y su Secretario de Estado, rechazaron con firmeza la ignominia, aún sabiendo que al hacerlo exponían a los católicos galos a la marginación política, a la persecución civil y hasta a la expoliación fiscal. Prevaleció el valiente “non possumus”, tras una noche de vigilia y de oración.

“No dejaba de preocupar al Papa la orientación que en varios Estados iba tomando la política. Se tendía a romper todos los lazos y principios cristianos en la vida pública. En varias alocuciones de consistorios, en discursos, en multitud de escritos, condenó estas tendencias. Su posición en Roma y con respecto al gobierno italiano permaneció inmutable, siguiendo la norma de 1870. En cambio, en varios círculos católicos de Italia, que iban formando algunas asociaciones cristiano-demócratas, y por parte de varios obispos y distinguidos seglares, se pretendía dejar de lado el principio del ‘non expedit’, que había prohibido a los católicos tomar parte en las elecciones legislativas y en la vida politica. El Papa en principio rechazó la tendencia; pero dejó a la prudencia de los obispos el dispensar en casos concretos, aunque siempre reservándose la última palabra. De este modo entró en el Parlamento el año 1909 un grupo de 24 diputados, que representaban los intereses y principios católicos. En el punto de la cuestión romana, Pío X se mantuvo inflexible. En Roma mismo corrían tiempos malos para la misma persona del Papa, como cuando el 20 de septiembre de 1910, el judío Natham, alcalde de la ciudad, tuvo un discurso sumamente injurioso al Papa[…]. También prohibió [San Pío X], contra las representaciones de varias personalidades católicas de Francia, las Associations Cultuelles, previstas por la ley de separación, porque prescindían de la SPX leyendojerarquía establecida por Dios y conducían finalmente a la sujeción de la Iglesia bajo el yugo del Estado liberal; la prohibición apareció en la encíclica Gravissimo Officii munere, del 10 de agosto de 1906[…]. No dejó de preocupar al Papa la acción católica de Italia, que tendía a desarrollar su actividad como democracia cristiana.

Ante todo anhelaba el Sumo Pontífice la unánime aceptación de los principios básicos de León XIII, desterrando la diversidad de tendencias.

En segundo lugar, quería evitar que esa democracia cristiana prescindiese de la autoridad de los obispos. La dificultad era tanto mayor en Italia, cuanto que esa democracia tendía también a ejercitar actividades políticas, que en Italia estaban vedadas a los católicos”.(Llorca, García Villoslada, Montalbán, Historia de la Iglesia Católica, vol.IV…etc.,ob.cit,p. 440-442. Subrayados nuestros)

La prolongada cita de Llorca-García Villoslada-Montalbán no necesita interpretaciones, pero se nos permitirá colocar algunos énfasis didácticos en orden a aclarar aún más el tema específico que nos ocupa:

-San Pío X condena las tendencias modernas a separar la acción política de los principios cristianos tradicionales. Si a algo insta no es a participar en campañas electorales, sino –y como lo dijera Benedicto XVI- a tomar conciencia de que “en la base de nuestra acción apostólica, en los diversos campos en que trabajamos, debe haber siempre una íntima unión personal con Cristo, que hay que cultivar y acrecentar día tras día” (Benedicto XVI, Catequesis del miércoles 18 de agosto de 2010, en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo).

-San Pío X, lejos de considerar inocua o neutra cualquier clase de participación política, se opuso a ciertos “círculos católicos de Italia que iban formando algunas asociaciones cristiano-demócratas”. Lejos asimismo de negarle nocividad inherente a ciertas prácticas cívicas, confrontó con “varios obispos y distinguidos seglares, que pretendían dejar de lado el principio del non expedit, que había prohibido a los católicos tomar parte en las elecciones legislativas y en la vida política”.

-San Pío X mantuvo la inflexibilidad y la intransigencia respecto de la pugna con el Estado liberal y masónico, dentro o fuera de Italia. Hasta tal punto que, “contra las representaciones de varias personalidades católicas”  se manifestó en clara disconformidad con determinadas organizaciones que, aunque bien intencionadas, en la práctica, podían conducir a los católicos que actuaran en las cosas públicas, a quedar sometidos “bajo el yugo del Estado liberal”.

-San Pío X, en consonancia con su antecesor León XIII, hizo público su rechazo a la llamada democracia cristiana, y a quienes tendían a canalizar sus opciones y actividades políticas bajo los modos y los contenidos “que en Italia estaban vedadas a los católicos”.

-San Pío X, aunque “reservándose la última palabra”, confió a  “la prudencia de los obispos” la facultad de otorgar “dispensas” “en casos concretos”, para quienes quisieran dedicarse a la actividad política auspiciada por el sistema, sea para poder elegir o ser elegidos. Se trata de eso: de dispensas en casos concretos, garantizadas por la prudencia de los obispos de los respectivos lugares en los que esas dispensas y esos casos concretos fuesen necesarios.

-San Pío X, al igual que sus antecesores y predecesores, no tenía por qué considerar “un pecado el hecho de votar y participar como algo intrínsecamente malo”. Y si no lo consideró así, la tal consideración en absoluto impugna nuestra perspectiva, puesto que –como ya fue aclarado desde el instante inicial de esta réplica- nunca sostuvimos tal afirmación. Hay pecado sí, en el liberalismo; y hay pecado en la mentira que el sufragio universal nos impone con su principio de que el éxito numérico es criterio de verdad. Pero ni hay pecado en participar en política, ni en la posibilidad –bajo ciertas circunstancias, requisitos y condiciones- de elegir a un gobernante o de ser elegido para determinado cargo.

Es la clásica distinción –sobre la que hemos insistido hasta el cansancio en La perversión democrática- entre tesis e hipótesis. La tesis es la doctrina católica en toda su pureza y esplendor; la hipótesis es lo que es posible realizar, o necesario de tolerar, teniendo en cuenta las circunstancias y las situaciones particulares. Con la condición de que jamás se sacrifique la vigencia de la tesis en el altar del circunstancialismo o del oportunismo político. Ni de que se use la hipótesis como pretexto para  anular la perennidad de la tesis.

Ni que se olvide el axioma de que a mayor tolerancia de un mal inevitable, mayor es el grado de imperfección y de riesgo moral.

Pero esta última actitud, lamentablemente, es la que parece orientar los pasos del católico actual. Y en ocasiones hasta tales extremos, que cada hipótesis que triunfa sobre una tesis, se convierte en motivo de regocijo, de justificación de personales conductas o de enrostramiento de que tal tesis ha sido, por fin, superada.

La verdad es que si hay un mal puerto para ir por leña de democracia, sufragio universal y partidopolización, ese puerto es el pontificado de San Pío X.

Quien se detenga en algunos párrafos claves de su encíclica Notre charge apostolique podrá comprobarlo sin dificultad. En el número 14, por lo pronto, condenando los errores de Le Sillon sostiene que esta agrupación

“quieren dividirla [a la autoridad], o mejor dicho, multiplicarla de tal manera que cada ciudadano llegue a ser una especie de rey”. La autoridad[dicen los Sillonistas] es cierto, dimana de Dios, pero reside primordialmente en el pueblo, del cual se desprende por vía de elección o, mejor aún, de selección, sin que por esto se aparte del pueblo y sea independiente de él; será exterior, pero sólo en apariencia; en realidad será interior, porque será una autoridad consentida”.

Resulta evidente que lo reprobado es el principio básico del sufragio universal, según el cual cada hombre es un voto, cada voto una autoridad soberana o regia, esa autoridad se entrega en elecciones a un sujeto determinado, y del pueblo depende tanto como emana.

 Por eso, que cinco parágrafos después, en el número 19 de la Notre charge apostolique, agrega San Pío X, recordando expresamente a León XIII, que

“la autoridad pública procede de Dios, no del pueblo ni puede ser revocada por el pueblo”.

Para acotar en el número 28:

“Su catolicismo [el de los Sillonistas] es deficiente porque admite sólo el régimen democrático.[…]. Enfeuda, pues, su religión a un partido político. Nos, no tenemos que demostrar que el advenimiento de la democracia universal no significa nada para la acción de la Iglesia en el mundo”.

La democracia universal, entonces, la del sufragio universal, la del derecho nuevo, la del constitucionalismo moderno, la de la soberanía del pueblo y la de la partidocracia, vuelve deficiente el catolicismo de quienes aceptan tales premisas. Y los enfeuda a una predilección discorde y opuesta respecto del Magisterio de la Iglesia.

En el Motu Proprio Fin dalla prima nostra enciclica, del 18 de diciembre de 1903, San Pío X marca una distancia insalvable entre esta “democracia universal” y la única acepción válida de la expresión “democracia cristiana”, dada por León XIII, como “acción benéfica en favor del pueblo, fundada en el derecho natural y en los principios del Evangelio”. Y para disipar malos entendidos se dirige a quienes así conciben la actividad pública en pro del bien común, para recordarles que

“deberán abstenerse en absoluto de tomar parte en cualquier acción política, que en las presentes circunstancias, por razones de orden altísimo, está prohibida a todos los católicos” (San Pío X, Motu Proprio Fin dalla prima nostra enciclica, 18-12-1903, parágrafo XIII.).

Dos años después, en 1905, en la Encíclica Il Fermo proposito, mantiene lo esencial de esta postura antiregiminosa, mitigando la cuestión del abstencionismo absoluto con la presentación de algunas alternativas, que ya había esbozado anteriormente.

San Pío X, en efecto, remite a su precitado Motu Proprio, para recordar que les es legítimo y necesario a los católicos cooperar al bien de las respectivas patrias que habitan mediante la “Acción Popular Cristiana, que abraza en sí todo el movimiento social católico, un ordenamiento fundamental que fuese como la regla práctica del trabajo común y el lazo de la concordia y caridad”.

“Singularmente eficaz”, denomina también  a

“cierta institución de índole general que, con el nombre de Unión Popular, está ordenada a juntar los católicos de todas las clases sociales[…], en torno a un solo centro común de doctrina, de propaganda y de organización social […].Los católicos, quedando a salvo las obligaciones impuestas por la ley de Dios y por los mandatos de la Iglesia, pueden[…] mostrarse tan idóneos o más que que los otros en el cooperar a la felicidad material y civil del pueblo” (San Pío X, Il Fermo proposito, parágrafos 12,13 y 16.).

A continuación les recuerda a los italianos, que “deben participar con permiso en la vida política”, de conformidad  con “la norma decretada por Nuestro Antecesor de s.m, Pío IX, y continuada después por el otro Predecesor Nuestro de s.m, León XIII”; mas acota un punto capital, que transcribimos textualmente:

“Pero la posibilidad de esta benigna concesión Nuestra ha de poner a los católicos en la obligación de prepararse cuerda y seriamente para la vida política, cuando a ella fueren llamados. Por eso importa mucho que aquella misma actividad, loablemente ejercitada ya por los católicos en prepararse con buen régimen electoral a la vida administrativa de los Municipios y Consejos provinciales, se extienda por igual a prepararse convenientemente y a organizarse para la vida política…” (Ibidem, parágrafos 17 y 18. Subrayados nuestros ).

Así como de los textos más arriba mencionados surge la inequívoca impugnación de San Pío X del sufragio universal y de las mentiras ideológicas del liberalismo que giran alrededor de este mito basal; en estos textos agregados a continuación, el Papa solicita a los católicos una participación política que no privilegie las estructuras partidocráticas sino las instituciones sociales; y reclama sobre todo que preparándose “cuerda y seriamente para la vida política”, lo hagan ejercitándose “con buen régimen electoral”. No vemos qué duda puede caber de que ese buen régimen electoral no es el sufragio universal, por cuyo apego –entre otras muchas cosas- se sancionó a los Sillonistas. Precisamente lo que se está buscando es una alternativa cuerda y seria.

Digamos por último, a propósito de un cierto mitigamiento que se supone encontrar en la posición del Magisterio de considerar que la democracia y sus usos (sufragio universal, partidopolización compulsiva, soberanía del pueblo, etc) poseen una perversión intrínseca, que fue el Papa San Pío X, en la Vehementer Nos, parágrafo 12, el que habló de “maldad intrínseca” para referirse a la injerencia del Estado en los ámbitos propios de competencia eclesiástica.

Es verdad que la dura expresión, en principio, se aplica al caso francés; específicamente a la creación de las llamadas Sociedades Cultuales, mediante la cuales el Estado  masón se entrometía en los asuntos eclesiásticos, tras separar la Iglesia del Estado.

Pero esta encíclica es el fruto de varios jalones repulsivos que no pueden omitirse, pues en su conjunto marcan el derrotero de aquello en lo que se convierte la Política de Estado en un país, bajo el dominio combinado del liberalismo y del marxismo. Por ejemplo,

la ley declarando obligatoria la instrucción laica en la enseñanza primaria pública (28 marzo de 1882);  la ley restableciendo el divorcio (27 julio de 1884);

la  ley suprimiendo las oraciones públicas al comenzar los periodos parlamentarios (14 agosto de 1884);  la ley contra el patrimonio de las Órdenes y Congregaciones religiosas (29 diciembre de 1884);

la ley excluyendo de la enseñanza pública a los institutos religiosos (30 octubre de 1886);  la  ley declarando obligatorio el servicio militar de los clérigos (15 julio de 1889);

la ley excluyendo del derecho común a las Órdenes y Congregaciones religiosas (1 julio de 1901);  la ley de supresión de los Institutos religiosos dedicados a la enseñanza (17 julio de 1904).

En una vibrante homilía del 19 de abril de 1909, el gran Papa Santo del siglo XX, arengaba  a los buenos católicos, diciéndoles:

“El que se revuelve contra la autoridad de la Iglesia con el injusto pretexto de que la Iglesia invade los dominios del Estado, pone límites a la verdad; el que la declara extranjera en una nación, declara al mismo tiempo que la verdad debe ser extranjera en esa nación; el que teme que la Iglesia debilite la libertad y la grandeza de un pueblo, está obligado a defender que un pueblo puede ser grande y libre sin la verdad. No, no puede pretender el amor un Estado, un Gobierno, sea el que sea el nombre que se le dé, que, haciendo la guerra a la verdad, ultraja lo que hay en el hombre de más sagrado. Podrá sostenerse por la fuerza material, se le temerá bajo la amenaza del látigo, se le aplaudirá por hipocresía, interés o servilismo, se le obedecerá, porque la religión predica y ennoblece la sumisión a los poderes humanos, supuesto que no exijan cosas contrarias a la santa a ley de Dios. Pero, sí el cumplimiento de este deber respecto de los poderes humanos, en lo que es compatible con el deber respecto de Dios, hace la obediencia más meritoria, ésta no será por ello ni más tierna, ni más alegre, ni más espontánea, y desde luego nunca podrá merecer el nombre de veneración y de amor”.

Lo que queremos decir, ya sin subterfugios, es que los elementos constitutivos esenciales, en virtud de los cuales Pío X habla de una maldad intrínseca en el caso francés, pueden aplicarse analógicamente y en sentido traslaticio, al caso español, como lo haría después Pío XI en la Dilectissima Nobis; y a la actual situación argentina, tras largas décadas de persecución al catolicismo, y muy especialmente bajo la actual tiranía kirchnerista, cuya matriz está en el peronismo.

No se nos diga que en la Argentina de hoy no se aplican las palabras tajantes de San Pio X: la Verdad es extranjera en la nación; el pueblo es tenido por grande y por libre si rechaza la Verdad.

Y tanto el Estado como el Gobierno “haciendo la guerra a la verdad, ultrajan lo que hay en el hombre de más sagrado”.

Le cabe pues, a nuestro actual sistema, analógicamente hablando, el calificativo de ingénitamente malo, que usara San Pío X.

En consecuencia, quien cooperase a la convalidación o legitimación o contemporización del tal sistema y de sus usos políticos connaturales, estaría moralmente desencaminado y aún en gravísimo riesgo espiritual y moral.

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21 comentarios

  
Rmontaud
En su exposición de San Pío X, fallecido 20 días después del inicio de la Primera Guerra Mundial (1/08/1914), incide en el desconocimiento que se da de sus escritos: "Lo esclareció, principalmente, en tres documentos cuasi desconocidos" y "es lamentable que no exista una difusión analítica adecuada de estos textos".
Observo un culto excesivo a la personalidad del Papa mientras desempeña esa labor en activo, que se traduce en señalar machaconamente sus actos, acciones y documentos, que suelen desaparecer una vez deja de ser Papa (por ser Eméritos o fallecer).
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V.G: Por favor, si puede reformular su comentario (¿crítico?) se lo agradeceremos.
28/10/23 9:40 AM
  
Pacomio
Es para dar "graya Dios", porque tanto Ud. Doña Ma. Virginia cómo el Dr. Caponnetto esclarecen y defienden la RECTA DOCTRINA, frente no solo a los malos con patente, sino también, y esto es lo más meritorio, frente a los falsos doctores, que intentan hacer pasar gato por liebre.
La Virgen Soberana les recompense con creces y se digne iluminar y convertir a los taimados defensores del error.
28/10/23 12:04 PM
  
Juan argentino
Viirginia otra pregunta Antonio Caponnetto usa Windows de Bill Gates o dejó de hacer uso de esos medios "perversos al servicio del nuevo orden mundial" Imagino que el escrito lo habrá hecho con máquina de escribir y lo habrá mandado el escrito para no manchar sus manos cayendo en gravísimo riesgo moral y espiritual. Es en serio. Esto lisa y llanamente es manipular las conciencias ajenas, llamar pecado a lo que no lo es porque no conoce las intenciones y sobretodo erigirse en perito de la virtud de la prudencia que hace uso el fiel cristiano.
Saludos y que el Buen Dios los bendiga.
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V.G.: en realidad usamos una hermosa bandada de palomas mensajeras, una de las cuales me ha dicho que lo mande a tomar aire fresco, que vale la pena. (Un"sobretodo" es una prenda de vestir).
Le retribuyo saludos y bendiciones.
28/10/23 3:22 PM
  
Néstor
Muy interesante, sobre todo la condena a la tesis que dice que la soberanía viene de Dios mediante el pueblo (tesis de Suárez, no de Santo Tomás).

Pero no creo que se pueda sostener con el Magisterio actual de la Iglesia que el sufragio universal es intrínsecamente malo, si se lo entiende como el derecho al voto de todo ciudadano mayor de edad, con uso de razón y sin impedimentos derivados de alguna condición jurídica especial.

Dos pasajes del Catecismo, en el primero se da incluso una cierta preferencia al sistema republicano, en el segundo, se habla de favorecer la mayor participación posible de todos los ciudadanos en la vida pública y se admite la posibilidad de diversos sistemas al respecto, sin decir una palabra contraria al sufragio universal:

1904 “Es preferible que un poder esté equilibrado por otros poderes y otras esferas de competencia que lo mantengan en su justo límite. Es éste el principio del «Estado de derecho» en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres” (CA 44)

1915 Los ciudadanos deben cuanto sea posible tomar parte activa en la vida pública. Las modalidades de esta participación pueden variar de un país a otro o de una cultura a otra. “Es de alabar la conducta de las naciones en las que la mayor parte posible de los ciudadanos participa con verdadera libertad en la vida pública” (GS 31).
Saludos cordiales.
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V.G.: En ningún momento Caponnetto sostiene el inmovilismo político, y al contrario, así como las modalidades pueden variar de un país a otro, no veo por qué no puedan variar de un tiempo a otro, proponiendo otros modos más acordes a la honestidad, en vez del sistema democrático, teniendo a la vista sus deficiencias y mentiras.
28/10/23 4:19 PM
  
Mn. Jaime Mercant Simó
Mi más sincera enhorabuena por este magnífico post tan claro como necesario. Muchísimas gracias!
Dios la bendiga a usted y al doctor Caponnetto.
A todos los "católicos liberales" -perdón por el oxímoron-, es decir, a los mismos que se dejan fascinar por personajes tan abyectos como Milei y compañía, conviene recordarles cuáles son las perversidades intrínsecas del sistema democrático contemporáneo, que pretende imponerse "dogmáticamente" como nuevo "fundamentum" de vida personal y política. Digo que conviene recordar esto, hoy más que nunca, porque muchos están empeñados, además, en trasladar estos errores a la vida de la Iglesia, pretendiendo "democratizarla" mediante la imposición anómala de la "sinodalidad", a fin de reemplazar así su estructura esencialmente jerárquica por otra de corte asambleario.
En definitiva, faltan ideas claras -y fe- y sobran los vendedores de humo.

In Christo.
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V.G.: Estimado Padre, le agradezco sinceramente su visita a este blog, honrándonos con su comentario, más que autorizado.
28/10/23 5:24 PM
  
Juan argentino
Hola Virginia veo que no publicó mi comentario donde ......(editado).
Dios la bendiga.
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V.G.: Juan, no publiqué el comentario que no correspondía al tema propio, porque ya bastante discusión y revuelo hay con el tema de este post, como para agregar otro tema polémico en el mismo hilo. Creo que tengo derecho a no convertir mi blog en un conventillo de temas múltiples, y a moderar según este criterio, sin que ud. me acuse de "faltar a la verdad" por ello.
Dios lo bendiga a ud. también.
28/10/23 5:33 PM
  
JSP
Néstor, "la condena a la tesis que dice que la soberanía viene de Dios mediante el pueblo (tesis de Suárez, no de Santo Tomás)." Esto es lo que dice la Palabra de Dios en I Samuel 8:

11. diciendo: «He aquí el fuero del rey que va a reinar sobre vosotros. Tomará vuestros hijos y los destinará a sus carros y a sus caballos y tendrán que correr delante de su carro. 12. Los empleará como jefes de mil y jefes de cincuenta; les hará labrar sus campos, segar su cosecha, fabricar sus armas de guerra y los arreos de sus carros. 13. Tomara vuestras hijas para perfumistas, cocineras y panaderas. 14. Tomará vuestros campos, vuestras viñas y vuestros mejores olivares y se los dará a sus servidores. 15. Tomará el diezmo de vuestros cultivos y vuestras viñas para dárselo a sus eunucos y a sus servidores. 16. Tomará vuestros criados y criadas, y vuestros mejores bueyes y asnos y les hará trabajar para él. 17. Sacará el diezmo de vuestros rebaños y vosotros mismos seréis sus esclavos. 18. Ese día os lamentaréis a causa del rey que os habéis elegido, pero entonces Yahveh no os responderá.» 19. El pueblo no quiso eschuchar a Samuel y dijo: «¡No! Tendremos un rey 20. y nosotros seremos también como los demás pueblos: nuestro rey nos juzgará, irá al frente de nosotros y combatirá nuestros combates.» 21. Oyó Samuel todas las palabras del pueblo y las repitió a los oídos de Yahveh. 22. Pero Yahveh dijo a Samuel: «Hazles caso y ponles un rey.» Samuel dijo entonces a todos los hombres de Israel: «Volved cada uno a vuestra ciudad.»
28/10/23 6:08 PM
  
Pablo Berarducci
La tesis central que acá se presenta ya fue suficientemente analizada, criticada y refutada por el Dr. Héctor Hernández (RIP) esclarecido tomista, fiel patriota y ejemplar cristiano.

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V.G.: Pablo, es al contrario: la crítica de Héctor (cuya probidad cristiana no ponemos en tela de juicio en absoluto) fue posterior a "La perversión democrática", y ante ello Antonio publicó los dos tomos a los que hacemos referencia, que no fueron refutados. Más de 1700 páginas...Si de algo no se lo puede acusar, es de superficialidad o improvisación.
28/10/23 6:14 PM
  
Fernando Romero Moreno
Es increible la capacidad que tiene Antonio Caponnetto de hacerle decir a San Pio X lo que no dice. Está claro que no entiende la naturaleza de lo intrínsecamente malo y que deja de lado adrede los textos clarisimos de Pio IX, León XIII, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII que enseñan lo contrario de lo que él defiende. Si San Pio X admitió excepciones en Italia y reconoció la licitud de votar al menos indigno en ausencia de un candidato ortodoxo en España, entonces no es intrinsecamente malo votar o ser votado bajo sufragio universal ni es siempre inconveniente participar en partidos politicos.
Y si Caponneto tiene razon, entonces San Pio X se equivocó y con él Leon XIII y todos los Papas a partir de Benedicto XV. Pero si no pudo convencerlo de esto ese gran pensador católico, tomista, tradicionalista, iusnaturalizta que fuera Hector H. Hernandez, no seré yo quien lo intente. Y ni Hector ni yo ni nadie del Nacionalismo Católico Argentino es defensor de la democracia inorgánica, de la partitocracia, de las ideologías modernas, del liberalismo católico de Lammennais/Le Sillon/Maritain ni de los errores condenados en Quanta Cura y el el Syllabus.
Tampoco reducimos la acción social y politica a lo electoral, sino que vivimos defendiendo la tesis de la Cristiandad en nuestras familias, en los cuerpos intermedios, en la educación, en la cultura, etc. Así que no se nos acuse de malminoristas, herejes, cipayos ni traidores por seguir con prudencia el Magisterio de la Iglesia y no el de Caponnetto en este asunto, menos aun cuando sus enseñanzas en historia y pedagogía somos los primeros en promover.
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V.G: Fernando, como le digo a otro comentarista, ya Antonio le respondió en más de 1700 páginas a Héctor Hernández, y lamentablemente, éste no comprendió o no quiso comprender, como tampoco sus seguidores, y no creo que lo logremos en este blog.
Personalmente creo que también Antonio merece el calificativo de "gran pensador católico, tomista, tradicionalista, iusnaturalista", y lamento muchísimo la controversia entre ambos, pero como no se trata de un partido de fútbol, es necesario exponer las posiciones, y que los lectores puedan juzgar.
Personalmente no encuentro fisura ni la menor incoherencia lógica en las argumentaciones de Antonio, y por eso creo justo publicarlas. Yo no los acuso de ningún mal moral a sus oponentes, pero puedo en conciencia disentir.
28/10/23 6:57 PM
  
Pedro Couselo
Gracias Padre Javier!!! y María Virginia!!!
(copio y pego en los dos blogs)
Los sigo quizás mas que al resto porque somos compatriotas...
No me cabe la menor duda de que ambos son soldados de Cristo, divulgando, enseñando, advirtiendo, en fin, dando lo mejor y seguramente sin esperar nada a cambio por lo menos en esta vida.
Cerremos filas "codo a codo" aunque a veces esto acarree algún que otro pisotón
Mi mas sincera admiración hacia ambos
Dios los bendiga
28/10/23 7:11 PM
  
Millan
Muy buen aporte sobre todo recordando los libros del padre Meinvielle que tenia una visión teologica de la historia muy adelantada , pero el problema es que Massa y el peronismo es un MUTANTE que pasa de liberal a socialista según sople el viento (que arrastra los billetes verdes) ja
28/10/23 8:30 PM
  
Juan argentino
----Editado-----
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V.G.: Ya le he respondido antes. No entraré en su juego distorsionando el tema.
28/10/23 10:36 PM
  
Javier B.
Pues permítame algunas observaciones.
1) La cantidad no es criterio de verdad. Es curioso, pues se critica el sufragio universal de alguna manera en ese sentido, pero luego se habla de unas "1700 páginas", como si eso implicara que contienen verdad o una refutación acabada.
2) Doy el link al libro de Héctor Hernández: https://www.quenotelacuenten.org/wp-content/uploads/2014/01/Pensar-y-Salvar-la-Argentina-2.pdf.
3) "Yo no los acuso de ningún mal moral". ¿¡Es usted consciente de los insultos que profirió contra, por ejemplo, buenos y probos sacerdotes, como los padres Francisco José Delgado y Javier Olivera Ravassi, los cuales han defendido la licitud de votar a Javier Milei!?
4) Esto de Antonio Caponnetto es insostenible: "mientras rija el sistema del sufragio universal –y muchísimo más mientras se lo consienta expresamente– no sólo no existe la obligación moral de votar, sino que votar en tales condiciones es un pecado". Pero hay que reconocer que guarda cierta coherencia: pues él rechaza el votar, en este régimen, como pecaminoso. Entonces se sigue que votar a cualquier candidato sería malo, aunque se presentara el mismísimo Jesucristo. El problema es que el principio no es correcto. ¿Usted también sostiene que votar en este régimen es siempre pecado?
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V.G.: Le permito las observaciones.
1- Es un simple dato para demostrar que existió sobrada respuesta y argumentos.
2- Se agradece.
3- No considero haberlos insultado, máxime cuando en ningún momento personalicé.
4- Su pregunta es sofística y ridícula; ¿no le parece insultante y casi blasfemo, comparar a Nuestro Señor con los politicastros de turno?: El es la Verdad encarnada, y ya la historia ha mostrado que cuando se sometió a elección popular, el "pueblo" eligió a Barrabás. Sostengo que el voto como participación de este sistema tiene como consecuencia cierta la proliferación de estructuras de pecado, de las que luego nos quejamos por los rincones.

28/10/23 11:08 PM
  
Pablo Berarducci
Hola, gracias por permitir la opinión.
No acuse a nadie de superficial ni improvisado.
Ratificó que la "tesis" es lo que refutó Hernandez. AC la repite en varios de sus escritos, anteriores y posteriores a los libros que acá se comenta.
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V.G: Pero Pablo, se han seguido repitiendo los mismos argumentos...todo fue respondido.
28/10/23 11:25 PM
  
Néstor
Sin duda, no haya nada de malo en promover por ejemplo la monarquía si eso se entiende como lo más conveniente en las circunstancias actuales, pero otra cosa es declarar intrínsecamente malo, por ejemplo, el sufragio universal o el sistema republicano como tal.
Saludos cordiales.
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V.G: El sistema republicano no es sinónimo de democrático, Néstor. Ni mucho menos del democratismo electoralista.
29/10/23 12:01 AM
  
mercedes
Virginia, ya estoy perdida y no se si me respondiste éste tema. Una vez votadas dos malas opciones, ya es una realidad, que va a ganar una mala opción; entonces sería lícito votar al que cada uno considere que es el menos malo.

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V.G.: Mercedes, el tema creo que se responde ampliamente en la II Parte, próximo post.
29/10/23 1:46 AM
  
Javier B.
Apreciada:
He de reconocer su nobleza al publicar mis anteriores observaciones y al darme alguna respuesta. Permítame hacer ahora algún añadido.
En cuanto al tercer punto, pienso que basta con que estén incluidos, por más que no "personalice". Si yo insultara a todas la mujeres, pues usted estaría incluida, a no dudarlo. Y el abundar en tales descalificativos no cabe duda que da la impresión de que no hay igual abundar en los argumentos.

Por lo que concierne al cuarto punto, no respondió a mi pregunta. Nunca comparé, lejos de mí el hacerlo, a Nuestro Señor con algún político. Mi observación fue sobremanera justa y fue al grano (de allí, sospecho, su evasiva): porque si votar es intrínsecamente malo o pecado en sí, no se podría votar ni siquiera a alguien sobremanera virtuoso, sea San Enrique, sean los tres Reyes Magos, sea el mismísimo Rey de Reyes. Traer a colación la elección deicida del populacho judío, pues ¿qué pinta? Mi pregunta es simple y se responde con un sencillo y breve "sí" o "no". Reitero: ¿considera usted que el mero voto ciudadano en el régimen actual llamado "democrático" (como el que tiene la República Argentina) es pecado o intrínsecamente malo? Porque en realidad hay que coger el toro por sus astas y empezar por ahí. Porque si la respuesta es "sí", pues "a tus tiendas, Israel", ya que entonces da igual que el candidato sea Milei, Massa, Macri, Messi, Bukele, Franco o Hitler.
Que el buen Dios la bendiga. Por más que su posición me parezca muy disparatada, no dudo de su buena intención. Quién sabe..., quizá recapacite cuando el "massazo" aplaste a los argentinos con toda su fuerza.

Para terminar, supongamos lo siguiente. Pido honestidad al responder. Se sentencia, de modo inapelable, la deportación de nuestra persona. Sin embargo, se nos da "misericordia": se nos permite la elección del destino entre dos opciones. Las opciones son Venezuela (o Cuba, si les gusta más) y una nación con un gobierno como el planteado por Milei y Villaruel en su proyecto (o, pongamos, el Brasil de Bolsonaro). ¿Cuál eligen? "¡¡¡Ninguno, es intrínsecamente malo!!! ¡¡¡Vade retro!!!". Pues entonces elige el verdugo, y como sabe que es peor, le dice a nuestra persona: "¡Oh, purista! ¡Yo te voy a curar! Te deportaré a Venezuela. Ahí se acabarán tus purismos, cabezota. Pero como mi misericordia es grande, te daré una última opción, cabeza de marmota: si no eliges, te vas derechito a Venezuela sin escalas, y no bromeo". Pues, hombre..., no sé ustedes, pero yo elegiría a Bolsonaro, incluso a Milei. Y nadie sensato me diría "¡pecador, intrínsecamente perverso!", sino más bien "prudente". Claro que no es lo mejor ni el ideal. Pero es menos malo que lo otro. Y si uno se quiere hacer el máritr y el compadrito, pues que cambie de persona y suponga que el deportado no es él, sino que es su hijo amado, su dilecta esposa, su anciano y venerado padre.
Sepan que no exagero, hermanos. He escuchado a un venezolano que dijo que la República Argentina se está pareciendo cada vez más a Venezuela. ¡Ay! ¿No escuchan las risas de los demonios y hasta del mismo Massa? ¡Vamos!

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Estimado: le agradezco su buen concepto, pero sigo sosteniendo que si no hay bien objetivo, no es "obligatorio" elegir, y ese ejemplo suyo ya me lo han puesto hasta el cansancio. Teniendo que elegir entre la horca, la guillotina y la silla eléctrica, perdón, pero "paso", sin pretender con ello hacerme el mártir ni el compadrito. Comprendo que mucha gente se sienta compelida a elegir, y no vea más allá de este sistema que -empezando por los pastores- nos han inculcado que es el único, el óptimo, y sobre todo el absoluto e imperativo bien para una nación. Esto es lo que no creo. Y sostengo que uno de los modos más eficaces para combatirlo, es simplemente no prestarnos al juego electoralista. Hablamos del "mal menor" y por tanto "no cuela" la posibilidad de elección de un BIEN, en cuyo caso por supuesto, sería legítima la elección. SÍ considero legítimo el voto inter pares, como puede ser el caso de los gremios u otros cuerpos intermedios, en los que se conocen más las personas y su probidad -o no- para ejercer sus funciones, y no un programa abstracto redactado por empresas de publicidad, que nunca se cumplen.
En el caso que nos toca, hoy y en Argentina, se trata en todos los casos de personajes nefastos, miembros de bandas delincuenciales y componendas vergonzosas.
No creo que sean reos de pecado mortal quienes asisten a la "cita" cándidamente, pero en el sistema demoliberal, creo que es de una gran irresponsabilidad prestarse a esta farsa en que la masa anónima decide el porvenir de una nación. La gente lo que necesita y pretende es ser bien gobernada, y estoy plenamente convencida de que los candidatos que se presentan al juego democrático están lejos de tener esto como fin, sino llegar al poder, porque el sistema les representa un negocio demasiado redituable, como ha sido hasta ahora.
Finalmente, es preciso reconocer que el montaje electoral es una grave ofensa a la buena fe de todos, ya que en última instancia, el resultado viene dado por el aparato de propaganda, los intereses económicos que sostienen el control social, y el apoyo exterior en los juegos de poder.
Más allá de toda argumentación, creo que si no se admite la perversión del sistema demoliberal el diálogo es muy limitado.
29/10/23 3:48 AM
  
LJ
Que alguien apoye que la economía no sea distorsionada por el control, la intervención y la planificación estatal, que alguien esté en contra de los múltiples y superpuestos cargos y empleos estatales, triplicados por los tres órdenes, municipal, provincial y federal, que alguien esté en contra de subsidios estatales, bonos, asignaciones a menores, planes y clientelismo de políticas ocultas, pautas publicitarias gigantes a medios de incomunicación para formar imágen de bondad estatal y necesidad, etc. etc, No significa que esa persona apoye la sinodalidad, promovida por actores muy cercanos a políticos y líderes mundiales pro ideologías, pro onu y demás organismos de la élite globalista.
Es más, están en las antípodas. Sino mezclamos naranjas con manzanas. O le atribuimos los males de otros a sus contrarios. Eso se puede ver en twitter. Los liberales rechazan a los progresistas, que aman nutrirse de la teta del estado, son socios.
29/10/23 2:35 PM
  
Lic. Juan Carlos Monedero
Entre otros grandes intelectuales, Sacheri y Meinvielle decían que el sufragio universal obligatorio era INJUSTO, CONTRADICTORIO, IMPRUDENTE y CORRUPTOR.

INJUSTO:
Es el primado de la cantidad en cuanto expresión de la mayoría y en cuanto negación del organismo social. El mínimo constitutivo de la polis es la familia y no el individuo. La cantidad vs. la calidad.

CONTRADICTORIO:
En nombre de la libertad, el individuo es obligado a expresar su libertad

IMPRUDENTE:
En el contexto argentino, no se terminan de conocer los detalles de las propuestas, se desconocen los negociados, las componendas y pactos de quienes aspiran al poder.

CORRUPTOR
El sufragio termina promoviendo la corrupción, legitima la partidocracia.
29/10/23 10:01 PM
  
Lic. Juan Carlos Monedero
El sistema está pensado para perpetuarse a sí mismo.
Milei devuelve a millones la esperanza en la democracia. Nosotros no tenemos que “ser de derecha” (aunque eso sea mejor marketing y nos traiga más gente, nos permita vender más libros y ganar más dinero con likes y visualizaciones), debemos procurar restaurar el Orden Social Cristiano.
Si bien anular el voto es la opción correcta para los católicos, es insuficiente. Los católicos deben trabajar para modificar el sistema.

Hay que superar el socialismo y el liberalismo.
El liberalismo fue la primera etapa de la Modernidad. El marxismo es la segunda. Si reflotamos el liberalismo, lo que haríamos es combatir a la Modernidad con otra faceta de la misma Modernidad.

Resumamos: una alternativa (Milei) se presenta como buena pero en realidad es pésima. La gente ya sabe que los partidos tradicionales son un desastre pero ahora le están vendiendo la ilusión de que Milei los va a salvar. Y este es otro tipo de engaño.
El sistema nos hace elegir entre falsedades. En agosto, había tres candidatos que pueden ganar: Milei, Bullrich y Massa. Todas alternativas con graves errores doctrinarios. Así, pues, es falsa la opción 1, falsa la opción 2 y falsa la opción 3. ¿Quién gana? La falsedad. Ahora ocurre lo mismo pero entre dos.
29/10/23 10:08 PM
  
Federico Ma.
Véase el texto del entonces Cardenal Ratzinger, si bien a título de opinión personal,
"“un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia”, finalizando "“but votes for that candidate for other reasons, it is considered remote material cooperation, which can be permitted in the presence of proportionate reasons” (Ratzinger en un memorandum dirigido en 2004 al entonces cardenal MacCarrick).

Allí parece admitir Ratzinger como moralmente lícito en determinadas circunstancias el votar a un pro aborto o pro eutanasia... Llamativo. Claro que es una opinión personal y podrá disentirse de la misma. Pero esa afirmación da cierta pauta para ver cómo entendía él lo de los "principios no negociables", entendimiento que no consideraría como contrario a la doctrina católica.
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V.G.: Creo que si vamos a seguir desempolvando textos personales de cardenales muy queridos que llegaron a ser Papas, para esgrimirlos como argumentos, estamos en terreno muy resbaladizo, porque ya podemos echar mano de todo un poco. Entonces sería mejor ceñirnos a la lógica más sencilla, y volver a lo más claro, y admitido por todos. ¿Hay o no una condena del liberalismo en las Encíclicas pontificias? ¿parece natural que uno esté obligado a elegir un mal -chico o grande-, si no somos maquiavélicos? Pienso que nos cuesta mucho el "sí-sí/no-no", pero habría que probarlo mejor, dado Quién nos lo recomienda.
Perdón, Federico, pero creo posible optar por un bien según las posibilidades de cada uno, buscando otras alternativas a los males que el sistema nos ofrece.
30/10/23 10:02 PM

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