(288) D. Nicola Bux: La defensa del Vicario de Cristo y la opinión del hombre Bergoglio

Reproducimos a continuación un breve artículo de D.Nicola Bux, quien a propósito de las últimas declaraciones del papa sobre la homosexualidad, pone sobre el tapete una cuestión que más allá del tema del que se trate, manifiesta lo poco clara que se halla en muchos fieles la distinción entre las palabras del Vicario de Cristo y las opiniones del hombre que ocupa el oficio petrino, como así también los diferentes grados de asentimiento debido al Magisterio, y qué es lo que forma o no parte del mismo. 

A este tema aludía también la exposición que publicamos en el post anterior del p. Spahn, pero llama la atención que algunos católicos –tanto fieles como sacerdotes- sigan, no obstante, poniéndose inmediatamente en guardia y creyendo equivocadamente que quienes se preocupan por la transmisión fiel del depósito de la fe “atacan” al Papa o a la Iglesia, dándose la curiosa y triste circunstancia que estamos viviendo, la de una verdadera “ortodoxia proscripta”, recelando de esos fieles como otrora se temía de los herejes o propagadores de doctrinas dudosas. 

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La defensa del Vicario de Cristo y la opinión del hombre Bergoglio

-por D. Nicola Bux-

(Texto orignal aquí) El Card. Martini ya había advertido contra la papolatría: y entonces era pontífice S. Juan Pablo II. El Card. Ruini dijo recientemente que criticar al Papa no significa estar en su contra.

¿Qué está pasando? Quienes siempre han apoyado la doctrina católica son considerados enemigos del Papa, cuando se sabe que sólo los que aman la verdad son verdaderos amigos: Amicus Plato, sed magis amica veritas . 

A raíz de las declaraciones recientes expresadas por el Papa Francisco, los que tienen pensamiento católico se preguntan: ¿acaso no tiene el Papa la asistencia especial del Espíritu Santo?    

Respuesta: sí, si está “adherida a una doctrina segura, según la enseñanza transmitida” a la Iglesia (cf. Carta del Apóstol San Pablo a Tito 1,9), es decir, “una enseñanza que conduce a una mejor comprensión de la Revelación en materia de fe. y costumbres “(Catecismo de la Iglesia Católica, 892); no, si comunica sus opiniones personales, que difieren de ella. 

El católico medieval sabía distinguir los dos “cuerpos” del Papa: el cuerpo del hombre y el cuerpo del vicario, es decir, cuando expresa sus opiniones y cuando enseña las palabras de Cristo. En el primer caso, el católico (pero también el laico que sigue la recta razón) no está obligado a adherirse con religioso obsequio del espíritu, mucho menos con el obsequio de la fe (cf. Ibidem).

La polvareda mediática levantada por las opiniones del hombre Bergoglio sobre el reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, ya sea que se haya provocado para ayudar a Biden o Zan, -dado que la oficina de comunicaciones del Vaticano había censurado previamente las vergonzosas declaraciones-; o que haya surgido por iniciativa del Festival de Cine de Roma, lo cierto es que despierta el consenso de los católicos conforme a la ideología actual, pero deja perdida a esa parte de los católicos que todavía posee el sensus fidei .

Además, cabe señalar que estas opiniones constituyen una ingerencia de la suprema autoridad eclesiástica en el ámbito civil, ya que auspician una ley que dé la categoría de familia a las uniones mencionadas. ¿Podemos suponer que se ha dado este paso, para luego autorizar a los clérigos, siempre dispuestos a abrazar la moda, a bendecir las uniones civiles? Hay bastantes señales que van en esta dirección. 

Pero, ¿fue realmente apropiado el alboroto en este momento de escándalos vaticanos? Cabe recordar que en los sínodos de los jóvenes y de la familia se hicieron sugerencias que ya contenían tales aperturas, pero que no obtuvieron el amplio consentimiento de los padres y se relataron de manera genérica en las subsiguientes Exhortaciones Apostólicas. El hecho es que en estos siete años, personas inclinadas a tales opiniones o involucradas personalmente en ellas, han pasado a ser el centro de atención del Vaticano. Cui prodest, levanta polvareda mientras el pontificado recibe aplausos de los que están fuera de la Iglesia, pero se eleva el clamor de los católicos. Lo siento por el pobre clero y laicos que, al carecer de herramientas críticas, se pierden.

¿Se quiere provocar la salida de la Iglesia de quienes son fieles a la moral católica? No debemos caer en esta tentación , sino resistir con fe.  

Por lo tanto, debemos rememorar las Consideraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre los planes para el reconocimiento legal de las uniones entre los homosexuales, Ciudad del Vaticano 2003, publicada el 3 de junio, en memoria de los santos mártires de Uganda, que dieron su vida por negarse a acceder a los requerimientos del rey, que tenía intenciones homosexuales.

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