(137) ¡Los nuevos santos gritan a sus naciones! (1) los jóvenes Isabel de la Trinidad (Francia) y José Luis Sánchez del Río (Méjico)

SabetYo creo que cada santo le habla a la Iglesia en general, a cada cristiano en particular, pero también y muy especialmente, a su propia patria, porque las patrias también deberán dar cuenta algún Día de los “faros” que han recibido para alumbrarse y abrirse paso entre las tinieblas, porque sus ejemplos no están allí para mirar para otro lado y seguir andando por donde a cada uno le parece, sino para seguir sus huellas, que conducen siempre al Camino seguro.

Las canonizaciones de este domingo nos hacen pensar entonces en que más que sugerentes, son como “gritos” a sus pueblos, tal como viene pintando el mundo…

Santa Isabel de la Trinidad, esa -todavía bastante desconocida- joven carmelita  hermana espiritual de Teresita de Lisieux…Una especial devoción me une a ella y me regocija en este día, pues nuestra hija lleva su nombre, precisamente en su honor.  ¡Cuánto debería ser escuchada hoy por las jóvenes y por la tan ecuménica Francia -otrora hija predilecta de la Iglesia-, cuyo Senado ha acordado hace unos años la demolición de 2.800 templos cristianos, “debido al desuso de los mismos y al alto coste para restaurarlos”, http://verdadyvida.org/ES/francia-derribara-2800-iglesias/ mientras se siguen construyendo mezquitas y los musulmanes siguen avanzando…¿Han olvidado que no hay acción fecunda si no brota de la contemplación, en la vida de oración?

A los franceses que levantan un altar a la libertad y otro a la razón, esta santa joven les advierte que

“… el alma que goza de mayor libertad de espíritu, es aquella que más se olvida de sí mismaNos miramos demasiado a nosotros mismos, quisiéramos ver y comprender, no tenemos suficiente confianza en Aquel que nos envuelve en su amor.”

¿Se creen fuertes?

 “El alma que se habitúa a vivir bajo la mirada de Dios, se halla revestida de su misma fortaleza. Es valiente aun en medio del sufrimiento.”

Se trata de una joven que hace proyectos serios y grandes, a largo plazo, llegando a pensar nada menos que en qué papel cumplirá en la eternidad. Ante ésta, se propone como lema ser “Alabanza de gloria de la Santísima Trinidad” y crecer de día en día “en la carrera del amor a los Tres".

¿Qué papel juega en nuestra vida ese amor a la Santísima Trinidad, cuando la gran porción apóstata que hoy sufre la Iglesia pretende convencernos de que “todos” somos hijos de Dios, banalizando así el bautismo, o sugerirnos que cualquier ídolo o demonio puede equipararse al Dios Verdadero, porque al fin y al cabo, “lo importante es la buena voluntad”? Como si esto fuese poco, las sorprendentes y absurdas invectivas contra el espíritu “proselitista” que anima las misiones -cuya patrona es precisamente otra carmelita…- so capa de “respeto a la diversidad”, pretenden apagar el ardor de los genuinos corazones cristianos por anunciar a todos los hombres la única y adorabilísima Verdad.

Sobre el verdadero Amor, palabra tan bastardeada que se la ha llegado a identificar nada menos que con su opuesto, el egoísmo, Santa Isabel de la Trinidad escribe:

“¡Amar! Es tan sencillo…es entregarse a los designios de su voluntad divina como Él se entregó a la voluntad del Padre. Es permanecer en Él porque el corazón del que ama ya no vive en sí sino en Aquel que es el objeto de su amor. Es sufrir por Él, aceptando alegremente todos los sacrificios e inmolaciones que nos permiten agradar a su Corazón..”

“Oh, Amor! Qué dulce es sufrir por Ti y contigo. No te olvides de mi fragilidad humana. Ayúdame pues nada puedo sin Ti, Dios mío. Sed mi apoyo y mi fortaleza.” (20-10-1900)

Su mirada se había detenido desde pequeña en Santa Teresa de Jesús, -“la Grande”-, para seguir sus pasos, pues los santos forman para nuestro consuelo una inmensa escalera al Cielo, una interminable “caravana”, y las huellas de unos son pisadas por otros, invitando a las nuestras.

En su Diario Espiritual, da cuenta de sus primeras experiencias místicas a los 19 años de edad.

Sabet2“Estoy leyendo estos días el Camino de Perfección de Sta. Teresa. Su lectura me interesa enormemente. Me hace mucho bien. Sta. Teresa dice cosas admirables de la oración y mortificación interior, de esa mortificación que deseo totalmente adquirir con la gracia de Dios. Como me es imposible hacer por ahora grandes penitencias, puedo al menos inmolar constantemente mi voluntad durante el día.

¡La oración! ¡Cuánto me agrada Santa Teresa cuando trata de ella al hablar de la contemplación, de ese grado de oración en que Dios lo hace todo y nosotros no hacemos nada, en que une a Él mismo tan íntimamente nuestra alma que ya no somos nosotros quienes vivimos. Es El quien vive en nosotros.  He reconocido en estas páginas los momentos de éxtasis sublimes que el Señor se ha dignado otorgarme tan frecuentemente durante los últimos Ejercicios Espirituales (…) ¡Qué difícil y laboriosa resulta la oración mental ordinaria después de estos éxtasis, de esos arrobamientos sublimes en que el alma se olvida de todo y contempla solamente a su Dios! ¡Qué esfuerzo hay que realizar para recoger todas las potencias! Qué difícil es esto y cuánto cuesta!… Me sería imposible manifestar todo el bien que me está haciendo este libro de Santa Teresa aunque lo escribió especialmente para sus hijas las Carmelitas.

La santa habla admirablemente de la amistad. ¡Oh, qué amistad más auténtica y más perfecta existe en una persona, sea o no religiosa, cuando se consagra al bien espiritual del prójimo, prefiriendo el interés ajeno a su interés personal! Una amistad así, vale mil veces más que todas esas amistades del mundo hechas a base de palabras afectuosas, demasiado gastadas. “Esas palabras regaladas  -dice la Santa- déjenlas para con su Esposo, pues tanto han de estar con Él y tan a solas, que de todo se habrán menester aprovechar…”

Y ella reflexiona:Isabel

“Oh, Jesús mío! Sí, lo reconozco. He amado apasionadamente a las criaturas. Me he entregado con exceso a ellas. He suspirado ardientemente por su amor. Pero ahora lo comprendo bien, soy solamente vuestra, y sobre todo, Amado mío, deseo ser amada únicamente por Vos…”

Su mamá copiaba párrafos enteros de Santa Teresa para su uso privado, y esto había calado hondamente en su hija, de exquisita sensibilidad, quien le escribirá en 1903:

“…Pide a nuestra Madre Santa Teresa, a quien me enseñaste a amar desde mi niñez, que sea una santa Carmelita. Después, alégrate de ser amada por este corazoncito que es todo de Dios…”

…¿Qué clase de ejemplos reciben hoy los niños, a merced de las nuevas políticas educativas, que arrancan cuanto antes a los hijos del hogar…? ¿Qué papel juegan en la formación de nuestros jóvenes, la lectura y meditación de los textos de los santos, que inevitablemente engendran santos o al menos ardientes deseos de santidad?…¿Hasta dónde se toma conciencia del “secuestro de almas” a Cristo por parte del mundo, el demonio y la carne, cuando los educadores nos resignamos a la influencia de los ídolos propuestos por las modas, por fuertes que sean sus seducciones?

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JoselitoDel niño cristero San José Luis Sánchez del Río podemos saber por la película Cristíada, y por numerosas publicaciones, gracias a Dios. Eleuterio nos ha dado ayer un post que evoca su biografía del “pequeño gigante” mejicano martirizado en 1928 a manos del odio masónico a la fe, durante la heroica gesta de los cristeros, modelo de guerra justa. 

Citamos solamente aquí la carta a su madre desde la prisión:

«Cotija, lunes 6 de febrero de 1928.

Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate este día. Creo en los momentos actuales voy a morir, pero nada importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios, yo muero muy contento, porque muero en la raya al lado de Nuestro Señor. No te apures por mi muerte, que es lo que me mortifica; antes, diles a mis otros hermanos que sigan el ejemplo del más chico y tú haz la voluntad de Dios. Ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre. Salúdame a todos por la última vez y tú recibe por último el corazón de tu hijo que tanto te quiere y verte antes de morir deseaba. José Sánchez del Río»

Parece que nos alegramos de estos santos, pero… la verdad es que hoy escuchamos a padres o docentes hablar de una supuesta “inconveniencia” de hablar a los niños sobre verdades fundamentales como la Muerte, el Pecado, el Infierno, el Purgatorio, el Juicio…  Se considera que “ya tendrán tiempo”, o que “no es necesario preocuparlos”.

pies santosEs hermoso ver a niños y jóvenes en los altares, pero ¿acaso creerán que la santidad brota como los hongos, sin que nadie les predique, sin que se plante ninguna semilla…?

Y no obstante, cuando Jesús dice “Dejad que los niños se acerquen a Mí, y no se lo impidáis”, se refiere a que se acerquen a TODA la Verdad que El nos ha revelado, y a no recortársela a nuestro antojo. Muchas veces presentimos que ellos están más cerca de Cristo que los adultos, pero ¿no nos damos cuenta de que el mundo hace lo imposible por alejarlos? ¿Por qué no darnos cuenta de que, al fin y al cabo, nuestros niños y jóvenes también tienen que poder gozar del más importante de los derechos, que es el derecho a ser santos?…Es llamativo que la gran mayoría de los niños santos en la Historia de la Iglesia, hayan sido mártires. ¿Pero cuánto se habla del martirio y de la Cruz en catequesis, y hasta en las propias familias? ¿Qué hacemos con una educación en la fe que sólo sabe hablar de solidaridad, fiesta y encuentro, pero que no es capaz de preparar para las más altas entregas a las almas en la época en que son más generosas, es decir, en la infancia y adolescencia?…  

A los adolescentes con vocación, es común que muchos sacerdotes les propongan primero que “prueben el mundo” (en el seminario metropolitano de Bs.As., hasta se les permite conservar “novia” durante los primeros años..!), y ni imaginemos lo que se diría hoy a un joven con el tipo de arrojo de Joselito, si se presentaran condiciones similares a las suyas…

Aquí un breve relato de su martirio:

 ¡Qué día de fiesta grande es hoy, y cómo deben rebosar de alegría y gratitud nuestros corazones, asociándonos a los ángeles!!

¡Querida Santa Isabel de la Trinidad, te suplicamos que ilumines a nuestras niñas y jóvenes, sembrando en sus corazones pasión por la gloria de Dios, por la pureza, por la luz y todo lo que lleva a ella, especialmente por la belleza!

¡San José Sanchez del Río, que nuestros jóvenes sean viriles para anunciar el nombre de Cristo Rey resistiendo todas las seducciones que hoy les “cortan los pies” para impedirles caminar hacia Él, y ayúdalos a que sigan avanzando!

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Para agendar: Ciclo de Conferencias: “Lutero, ¿santo?”

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