(237) Por el honor de Nuestra Señora –Las JMJ: ¿peligro para la fe?-
“Cuando estas cosas empiecen a suceder,
erguíos y levantad la cabeza,
porque se acerca vuestra redención". (Marcos 13;29)
Hay circunstancias ante las cuales nuestra fe es sacudida hasta las entrañas y nos preguntamos hasta dónde lo que se vive en las JMJ sigue siendo católico, lisa y llanamente, hasta dónde hay que advertir en ellas un peligro muy próximo para la fe y ocasión de pecado, y hasta dónde es lícito “dejar pasar” cuando hasta el mismísimo honor y reverencia debidas a María Santísima es rebajado o directamente puesto en entredicho de manera pública, en un evento presuntamente “evangelizador".
Es la Reina del Universo, la Purísima, la Madre de Dios, la Inmaculada, el Terror de los demonios, y si se toca a la Madre, es deber de hijos reaccionar. Y si la ira como pasión es neutra moralmente, dependiendo de su orden a la razón y la voluntad (Cf. CIC. Nro.1767-68), ¿cómo no airarnos justamente cuando Nuestra Señora es representada como una mujer cualquiera, explícitamente “aterrada” y reticente a la voluntad de Dios, aunque finalmente la acepte? ¿Cómo no advertir el odio satánico a la Inmaculada, aunque quienes lleven a cabo la afrenta no sean más que unos ignorantes, funcionales al desorden reinante? ¿Y cómo no advertir la huella de la Bestia en la ridiculización -aunque sea involuntaria- del Arcángel San Gabriel, emisario de la Encarnación?