(9) La ponzoña de la Mentira
Cuando Nerón inculpó a los cristianos del incendio de Roma, debe haber habido más de un ciudadano que se previniera contra ellos, y más allá del fruto bendito del martirio que se siguió de ello, -bien mayor que Dios obtiene de todos los males-, es indudable que la calumnia original no fue un acto puramente “humano”, sino engendrado en los abismos infernales.
No es gratuito entonces -nada en la Sagrada Escritura lo es-, que Ntro. Señor designara a Lucifer como el Padre de la Mentira , homicida desde el principio (Jn.8,44) y Príncipe de este mundo (Jn. 14,30). Debemos colegir, por tanto, que alguna íntima relación causal debe haber entre
- el accionar concreto de Satanás en la historia, en el mundo concreto y real en que nos movemos –aunque sin pertenecer a él-,
- el imperio de la Mentira, y
- la persecución a los cristianos.
Puede parecer una verdad de Perogrullo este razonamiento, pero sin embargo creo que es muy oportuno a veces, “repasar las tablas de multiplicar”, cuando no nos dan las cuentas…