(157) Minimalismo mariano -de blasfemias y sacrilegios tolerados, consentidos y promovidos-
Debemos profesar una ferviente devoción a la Santísima Virgen, si queremos conservar esta hermosa virtud; de lo cual no nos ha de caber duda alguna, sí consideramos que ella es la reina, el modelo y la patrona de las vírgenes […]. San Ambrosio llama a la Santísima Virgen señora de la castidad; San Epifanio la llama princesa de la castidad; y San Gregorio, reina de la castidad"[..]
(S. Juan M. Vianney, Sermón sobre la pureza).
La virginidad de María tiene tanto más valor y belleza cuanto que Cristo no sólo se la reservó celosamente después de haber sido concebido en ella sino que eligió por madre a una Virgen que previamente estaba consagrada a Dios
(S. Agustín Sobre la virginidad).
A veces uno necesita callar un poco a fin de recobrar fuerzas para seguir adelante, porque se hace muy cuesta arriba mirar para uno y otro lado y encontrar aquí un enemigo, allá un traidor, allí un tonto útil a este circo romano redivivo…