(16) Misericordias prohibidas -a propósito del caso Priebke-

Si algo hay de apasionante y maravilloso en nuestra fe es su dimensión totalizante, integral, absoluta. Nada humano ni divino le es ajeno, porque su centro es precisamente Cristo. Y el Catecismo, con su preciosa trama de correspondencias internas, nos lo recuerda. Y como nada humano se le escapa, todo lo bueno y verdadero de cada cultura halla su sitio en el corpus de nuestra doctrina, desarrollándose en su plenitud a la luz de la Revelación.
Sin embargo, los conceptos de piedad, misericordia, compasión, adquieren con el Cristianismo un relieve característico prácticamente impensable para el mundo pre-cristiano, aunque con algunas excepciones.