5.04.14

(33) La "Oración Abrasada" (de S. Luis María y nuestra)

OrAbrasada

Podemos decir que el Credo en sí, el tesoro de la Fe, es inseparable de aquellos que están brillando como luceros junto a nosotros gracias a esa misma fe, que confesaron con su palabra y vida de manera ejemplar. ¿Cómo divorciar la atracción de la fe de nuestra familiaridad con los santos, “nuestros hermanos, las águilas”, como los llamaba Sta. Teresita?

947 “Como todos los creyentes forman un solo cuerpo, el bien de los unos se comunica a los otros […] Es, pues, necesario creer […] que existe una comunión de bienes en la Iglesia. (…)"Como esta Iglesia está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común” (Catecismo Romano, 1, 10, 24).

Hace unos días, conversando con una persona desanimada, decía que ante ciertas cosas que se ven y oyen, uno se queda a veces sin palabras, con el alma en suspenso, ansiando sólo el silencio y la oración. Pero resulta que la oración es, ya, palabra; la palabra más fecunda. Y yo creo que en esos momentos, en que tal vez ni sabe uno cómo orar, la oración de los Santos, de quienes están ya mirando al Verbo “cara a cara”, es particularmente consoladora y eficaz para mostrar el rumbo.

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17.03.14

(32) A.Grün: la “espiritualidad invertida” que desemboca en una moral corrupta (y III)

“La librería es un templo; el librero, un predicador; los frutos que se buscan son la luz, la santidad, el gozo en Jesucristo y la vida cristiana. El mostrador es un púlpito de la Verdad” (Beato Santiago Alberione)

GEspabajo

Abusando quizá de la paciencia del lector, ofrecemos este post más extenso de lo que hubiésemos querido, por creerlo en conciencia necesario, al umbral de la llegada de Grün a nuestro país, con la esperanza de servir de advertencia a muchos desprevenidos.

Habiendo tratado de recorrer hasta ahora los puntos fundamentales en los que este autor se aleja considerablemente de la verdad revelada sobre Nuestro Señor y del misterio del hombre herido por el pecado, veremos aquí hacia adónde lo llevan estos presupuestos.

Al referirse al paso de Jesús por el Desierto, hemos visto que no vacila en rebajar el misterio del Verbo Encarnado, afirmando que allí “Jesús hace experiencia en su propia carne del animal salvaje. No huye de él, sino que intenta conciliarse con lo salvaje y con lo animal” (Luchar y amar, p.205).

Unas páginas antes, ya había afirmado que  los demonios son fuerzas internas, complejos que se apoderan de los hombres” (p.201).

No debe sorprender, pues, que nuestro autor transite un rumbo completamente torcido también en lo atinente a las principales “coordenadas” de espiritualidad, y finalmente en las cuestiones morales que preocupan más al hombre de nuestro tiempo.

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5.03.14

(31) Otra vez, epidemia teológica: Grün y el misterio de la Redención (II)

Grunafiche
El fenómeno de la Nueva Era, juntamente con otros nuevos movimientos religiosos, es uno de los desafíos más urgentes de la fe cristiana. Se trata de un desafío religioso y, al mismo tiempo, cultural: la Nueva Era propone teorías y doctrinas sobre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo incompatibles con la fe cristiana. Además, la Nueva Era es síntoma de una cultura en profunda crisis y, a la vez, una respuesta equivocada a esta situación de crisis cultural: a sus inquietudes e interrogantes, a sus aspiraciones y esperanzas” (Card. Paul Paupard, Religiones y sectas en el mundo, 6, 1996, p. 7).
En la primera parte de este análisis hemos tratado de presentar un marco de la doctrina de Don Anselmo a la luz de sus principales fuentes, en lo que hay sobrado fundamento para afirmar que se inscribe en el movimiento de la New Age, ante el cual la Iglesia ha llamado la atención sobre su incompatibilidad con la fe revelada. Ahora bien, tratándose de un predicador de quien el público a menudo acude por una “espiritualidad católica”, la confusión que causa es bastante considerable, por lo que parece merecer un análisis más o menos extenso, en el que apelamos a la paciencia del lector.

Cabe preguntarnos entonces: ¿cuál sería el termómetro principal, el “eje temático” en que debería basarse el fiel incauto para saber que no está frente a un impostor que le venderá “gato por liebre”?

Debería considerar, antes que nada, lo que profesa el orador/escritor acerca del Misterio de la Redención, que al fin y al cabo, funda toda nuestra fe.

Podrían creer algunos, que aún pese a las fuentes de las que abreva, su “olfato católico” y una gracia especialísima lo hubiesen preservado de grandes errores en cuanto a la fe que suponemos profesan todavía algunos benedictinos. Pero sin embargo, nos encontramos con que para Grün la verdad no está en el Credo que profesamos los católicos.

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28.02.14

(30) Otra vez, epidemia teológica en Argentina -vacuna y casco para las doctrinas anticatólicas de Anselmo Grün- (I)

“Si éstos callan, gritarán las piedras” (Lc 19,40).
GrunArg Figurémonos una Academia de Gastronomía, y frente a ella, una notoria Panadería. Y resulta que en los recipientes de “polvo para hornear”, esa pobre (?) gente coloca veneno para ratas, pero con un envoltorio más atractivo y elegante que todos los demás. ¿Qué les parece la “travesura”?… ¿Qué debe hacer una autoridad sanitaria frente al hecho? ¿Y qué actitud cabe a quienes han visto los efectos de intoxicación de sus familiares o amigos, ante la desidia corriente para corregir la cosa? Por mi parte pienso que no cabe jamás la resignación ante la pasividad generalizada en una epidemia, sino la acción diligente y enérgica para que se proteja cuidadosamente la “salud de la población”.

¿Y si este mismo ejemplo lo trasladamos a la esfera espiritual…?

¿Y si alguno cree que es más importante la salud del alma que la del cuerpo, dando crédito sincero a la Palabra de Dios, que nos pide temer más a los que matan el alma que a los que matan el cuerpo(Mt.10,28)?.

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17.02.14

(29)...Batallando como ovejas, palomas y serpientes

estampida Un comentarista del post anterior, señalaba “¿cómo les hacemos ver a nuestros hermanos bautizados que estamos en un combate con el Mundo (ONU incluida)?”

Esta es una inquietud que se presenta hoy a más de un fiel que empieza a comprender la seriedad de la cosa, y que sigue rodeado de una multitud que prefiere mirar para otro lado y quiere hacernos creer que estamos locos, que no hay motivo de alarma. Y sí…convengamos que no es muy alentador mirar con estupor la llegada de una estampida de elefantes a la sala llena de cristales, señalarla, y comprobar que algunos, en vez de defenderse de ello, buscan rápidamente un chaleco de fuerza para nosotros, diciendo “¿Qué elefante? No…¡si es un pajarito!”.

Efectivamente, hay todavía a nuestro alrededor una gran cantidad de cristianos que se resisten firmemente a creer en la oposición frontal entre muchas máximas y “dogmas” del mundo contemporáneo, y los principios evangélicos. Y esto entraña un grave peligro ante el que hay que prevenirse.

En ese peligro vemos caer a veces a algunos católicos muy “lúcidos” (¿lo son realmente?), de creer que frente a tamaña invasión de basura de todo tipo -moral, educativa, estética, pseudoreligiosa- que nos rodea con el sello inconfundible de la mentira, ya casi no hay lugar para que se ventile francamente la verdad, sin que sea de inmediato pisoteada o escarnecida. Se piensa entonces que sólo queda sentarse a esperar el regreso de Nuestro Señor, atrincherándose lo mejor posible en “guettos” para no contaminarse, mirando por la ventana cómo se pudre el prójimo, arrastrado por la corriente.

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12.02.14

(28) La ONU y la guerra por la Palabra

Cuando en el otoño de 1870 llegan los prusianos muy cerca de Nevers, Bernardette sólo dice: “Yo temo únicamente a los malos católicos” (R. Laurentin, “Vida de Bernardette”, Herder, p.180)

onu El católico no puede ser cronolátrico, sino litúrgico. Al fin y al cabo, toda fecha está escrita en la eternidad, y de ella recibe sus resonancias más significativas. Por eso habría que ver qué relaciones misteriosas se tejen Allí entre la fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes, que hoy celebramos, y la sesión plenaria que hoy dedicó la Asamblea Nacional de la ONU para celebrar el 20ª aniversario del Año Internacional de la Familia, en donde se examinaría el papel de las políticas sobre la familia desde el 2015.

Con el informe de días atrás elaborado por la Comisión de Derechos del Niño, pidiendo a la Iglesia un cambio en su doctrina moral más elemental, no podemos pensar que se detengan en su ofensiva anticristiana.

Estamos, pues, en pie de guerra completamente desembozada ya, según parece. Pero cuando empiezan los “bombardeos”, a muchos distraídos que aún no se han dado por enterados de la situación, no les queda más remedio que ponerse el casco y tomar las armas, correr a los refugios seguros…o quizá también, lamentablemente, pasarse al bando enemigo para obtener alguna tranquilidad espuria.

De alguna manera, pues, esta divisoria de aguas cada vez más profunda va sirviendo para despabilar a más de uno, y por otra parte, saber quiénes son los camaradas.

Será la hora de las grandes paradojas…porque no faltarán en estos tiempos algunos bautizados que –ya por incomprensión, sin culpa alguna, ya sea por franca apostasía, serán arrastrados por las olas del mar embravecido que es el Mundo, corifeos de las mentiras de los “sabios”, sirviendo a la confusión general, como necios.

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4.02.14

(27) Leonardo Boff y la Iglesia docente

boffyhuonder La tradicional distinción entre Iglesia docente y discente era bastante clara, aunque haya caído en desuso. Sin entrar en sutilezas, digamos que la misión docente que compete especialmente a los obispos, llamada por eso magisterial, “está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n.888).

En numerosas ocasiones, sin embargo, hemos oído que tal o cual verdad no se proclama con suficiente firmeza aduciendo razones presuntamente “pastorales”, y esta misma palabrita mágica exime muy frecuentemente de las tareas elementales de la enseñanza, como son la corrección y aún la amonestación de los errores. Más de una vez he oído que tal o cual obispo, ante la difusión de enormes barbaridades o abusos en algún colegio católico, “tiene asuntos mucho más graves y urgentes” que atender, y entonces me pregunto si sería lícito que una madre deje de alimentar a sus hijos arguyendo que hay cosas más urgentes en la casa…hasta que un buen día un médico le diga que sus niños están sufriendo una desnutrición grave.

Perdón, pero no me convence el argumento pasteral (léase pastelero). No me convence sobre todo cuando uno ve que en ausencia de la comida que debe dar la madre, llega una vecina loca y le da a los hijos hambrientos, por la ventana, comida para perros, o incluso insecticida.

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