(16) Misericordias prohibidas -a propósito del caso Priebke-

Si algo hay de apasionante y maravilloso en nuestra fe es su dimensión totalizante, integral, absoluta. Nada humano ni divino le es ajeno, porque su centro es precisamente Cristo. Y el Catecismo, con su preciosa trama de correspondencias internas, nos lo recuerda. Y como nada humano se le escapa, todo lo bueno y verdadero de cada cultura halla su sitio en el corpus de nuestra doctrina, desarrollándose en su plenitud a la luz de la Revelación.

Sin embargo, los conceptos de piedad, misericordia, compasión, adquieren con el Cristianismo un relieve característico prácticamente impensable para el mundo pre-cristiano, aunque con algunas excepciones.

En el Antiguo Testamento, si bien el odio a los enemigos es natural, se reprueba el ansia vengativa y se reconoce que tampoco el “bueno” está exento de pecado (Eclo 28,1ss). Está presente ya la exigencia de dar de comer al enemigo hambriento (Prov 25,21).

Entre los paganos, la compasión se concibe como un gesto de grandeza en los grandes héroes míticos, tal como lo vemos en la Antígona de Sófocles (representada por primera vez en el 442 a.C.). Antígona desafía la ley civil de dejar insepulto a su hermano Polinices –considerado traidor a la patria- , asumiendo la muerte con entereza al enterrarlo, convencida de que las leyes humanas no pueden prevalecer sobre las divinas, que prescriben la sepultura de los muertos. En el magnífico texto, la protagonista enfrenta al tirano Creonte –su propio tío- con estas palabras:

“..Y no creía yo que tus decretos tuvieran tanta fuerza como para permitir que solo un hombre pueda saltar por encima de las leyes no escritas, inmutables, de los dioses: su vigencia no es de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe cuándo fue que aparecieron. No iba yo a atraerme el castigo de los dioses por temor a lo que pudiera pensar alguien: ya veía, ya, mi muerte –y cómo no?—, aunque tú no hubieses decretado nada; y, si muero antes de tiempo, yo digo que es ganancia: quien, como yo, entre tantos males vive, ¿no sale acaso ganando con su muerte? Y así, no es, no desgracia, para mi, tener este destino; y en cambio, si el cadáver de un hijo de mi madre estuviera insepulto y yo lo aguantara, entonces, eso si me sería doloroso (…)

De todos modos, ¿cómo podía alcanzar más gloriosa gloria que enterrando a mi hermano? Todos éstos, te dirían que mi acción les agrada, si el miedo no les tuviera cerrada la boca; pero la tiranía tiene, entre otras muchas ventajas, la de poder hacer y decir lo que le venga en gana.

Cuando un momento más adelante, Creonte le protesta que un enemigo muerto no puede tener el mismo tratamiento que un amigo, por más que haya sido su hermano, ella le responde con serena gallardía: “No nací para compartir el odio sino el amor.”

Ahora bien: la compasión con todos los enemigos, percibidos también como hermanos, será ya no una pieza literaria sino una realidad perfectamente consumada en Ntro. Señor Jesucristo, en el perfecto Sacrificio de la Cruz,escándalo para los judíos y locura para los gentiles.” (1 Cor 1,23).

El perdón y reconciliación, lo mismo que la misericordia, son el resplandor que surge enceguecedor, “escandaloso” e inexplicable, de la “locura” de la Cruz:

-“¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo!”(Pregón Pascual)

-San Pablo: “Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación. (Romanos 5, 10-11)

A partir de El, finalmente, entre los que han sido bautizados en Su Nombre,

- “Ya no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijosde Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes.”(Gálatas 3, 28-29).

Sabemos, entonces los cristianos, con certeza inquebrantable, que en Cristo somos reconciliados porque de Su costado abierto surge la gracia que hace posible realmente una nueva creación, y porque sólo en El se realiza la maravilla que se preanunciaba Isaías: “Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve;aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como la lana.”(Is.1,18)

Y en los últimos siglos, luego de un tiempo lamentable en que la espiritualidad católica -influida por el protestantismo- sufrió las heridas del jansenismo, de manos de santos como S. Francisco de Sales, Sta. Teresita del Niño Jesús y su “caminito” espiritual, San Pío X, y muchos otros, las cosas vuelven a su recto cauce. Debemos reconocer también el profundo alcance de la devoción al Sdo. Corazón de Jesús, tras las apariciones en Paray le Monial a Sta. Margarita, y el desarrollo reciente del culto a la Divina Misericordia tras la canonización de Sta. Faustina y gracias al impulso que le diera el beato Juan Pablo II.

Digamos, pues, por fin, que si una virtud caracteriza al cristiano, como expresión acabada de su Caridad, en la que seremos finalmente juzgados, es en la Misericordia.

Pero resulta que la misericordia no es un mero sentimiento -como tampoco no lo es el Amor-, sino que debe traducirse en obras. Tradicionalmente, los catequistas sabían y enseñaban que las Obras de Misericordia son catorce: siete corporales y siete espirituales. Y cuando se habla hoy de “opción preferencial por los pobres”, yo no puedo sino leerlo en ese contexto, como comentábamos hace algunos artículos.

¿Quiénes son los pobres? ¿Puede negarse, acaso, la condición de “pobres” a aquellos a quienes ni siquiera se les reconoce el derecho a nacer, o hasta el simple reconocimiento de su ser personal , para esgrimir el derecho al aborto? ¿O tantos abandonados a su suerte, en situaciones de extrema necesidad no sólo física, sino psíquica y espiritual, como por ejemplo, los presos sin juicio ni sentencia, o con causas armadas por el gobierno estatal, en varios regímenes totalitarios actuales?

Sin embargo, parecería que hay algunas almas a quienes el mundo de hoy (civilizado, presuntamente evangelizado, y más o menos consciente de lo que ha dado en llamar “dignidad humana”) considera que deben ser radical y expresamente excluidas del “derecho a la misericordia”.

Entre esos leprosos contemporáneos están, más que ningún otro grupo quizá, los “políticamente incorrectos”, ya sean vivos o muertos.

No son los violadores, ni los perjuros, ni los blasfemos, ni los sacrílegos, ni los satanistas, ni los caníbales, ni los médicos abortistas, ni siquiera los pedófilos (no olvidemos que hay países en que ya están legalizándose), ni los estadistas que conducen a multitudes a la muerte, siempre y cuando resulten vencedores. De todos ellos se puede presumir un atisbo de bondad y arrepentimiento (aunque no conste nunca testimonio, oral o escrito, de ello) para elevar ante su muerte una plegaria honorable y elogiosa. Y está muy bien, sabiendo que la misericordia divina puede arrancarlo en el último instante.

Así, por ejemplo, cuando en abril fallece Margaret Thatcher (quien como premier británica ordenó personalmente atacar en la guerra de las Malvinas un crucero argentino que estaba fuera de la zona beligerante, asesinando allí a 323 personas), el Santo Padre buscó dar testimonio de reconciliación al decir que “recuerda los valores cristianos que estaban en la base de su compromiso con el servicio público y en la promoción de la libertad entre las naciones”, y “confiando su alma a la misericordia de Dios y asegurando a su familia y al pueblo británico un recuerdo en sus oraciones, pide la abundante bendición de Dios para todos aquellos cuyas vidas ella tocó”.

La misma indulgencia veríamos si muere un personaje que hubiera participado en matanzas por el comunismo, que sabemos que ha dejado en el siglo XX unos CIEN millones de muertos. Para botón de muestra, los honores del mundo rendidos a Santiago Carrillo, sin que se hable de arrepentimiento por nada del pasado.

En América también tenemos hoy, gobernando, a más de un personaje que no oculta su pasado terrorista, como la presidente de Brasil o varios funcionarios del gobierno argentino.

Pero cuando se difundió la captura y asesinato salvaje de Khadafi a manos de “rebeldes” armados y pagos desde el exterior, casi nadie pidió misericordia para su cuerpo ni para su alma, aunque la Santa Sede lo aludió como «suceso dramático (que) obliga a reflexionar», en la espera de que no se produzcan “nuevas violencias debidas al espíritu de venganza o revancha”.

Pero hace unos días, en un rincón de Italia murió a los 100 años de edad Erich Priebke, un católico alemán que había participado bajo órdenes de guerra -ajustadas a las leyes vigentes- como capitán de las SS nazis, de la matanza de 335 personas, a sus 31 años. Por ese hecho fue extraditado hace 15 años de la cuidad argentina de Bariloche (donde se lo reconoció como vecino ejemplar), para ser juzgado en Italia -pese a tratarse de actos prescriptos-, donde quedó en prisión hasta ahora. En su video-testamento, llegó a decir

“Siento, desde lo más profundo del corazón, la necesidad de expresar mis condolencias por el dolor de los familiares de las víctimas de las Fosas Ardeatinas (…) Como creyente, nunca olvidé este trágico hecho (ya que) para mí la orden de participar en la acción fue una gran tragedia íntima".

No obstante, en este caso, se presumió mundialmente la falsedad, a pesar de contar con documentos firmados y filmados, grabaciones, confesión sacramental y unción de los enfermos poco antes de morir (que, dicho sea de paso, goza de indulgencia plenaria). El mundo presume que una persona que ha pasado por las filas del nazismo no puede arrepentirse jamás ni preservar un gramo de bonhomía, ni albergar un mínimo espacio para la obra de la gracia de Dios. Porque el Nazismo es un monstruo tan grande, sobrehumano e invencible que ni el mismo Dios puede con él. Esto, hoy, es casi “dogma” para una enorme cantidad de gente, incluidos muchísimos católicos. Así que nos venimos a enterar, de hecho, que hay pecados absolutamente “irredimibles", y que por lo tanto, la Sangre de Cristo no habría sido suficiente…Y esto es una blasfemia indignante, aunque se proclame en silencio.

Por eso el cuerpo insepulto de este hermano nuestro ha permanecido escandalosamente varios días debatiéndose entre Alemania, Italia y Argentina, adónde iría a parar, sin que ninguna nación permita que se le ceda un palmo de tierra para sus restos, para concluir decidiendo que se sepultaría en un “lugar secreto”, sin que se haya oído la voz de ningún pastor para pedir misericordia, aunque esta oveja pertenecía hace rato, fielmente, al Redil del Señor, Dives in Misericordia. Mientras tanto, el único sacerdote que se avino a rezar una Misa de Réquiem por su alma luego de varios días de espera, en Roma, fue el p. Abramovich -paradójicamente, converso del judaísmo-, perteneciente a la FSSPX, cuyo domicilio sufrió por ello, al día siguiente, fuertes agresiones vandálicas.

Debo decir que siento una inmensa vergüenza, enojo y tristeza como católica. No termino de admitir que un personaje de ficción pagano como Antígona tenga más coraje que muchos sacerdotes de mi tiempo. Hubiera deseado que esta Misa la celebrara sin pensarlo tanto sin temor, cualquier párroco romano o algún obispo, ¿por qué no?, haciendo declaraciones “de catecismo básico” al mundo, dando testimonio concreto, sencillo y elocuente de Misericordia, fortaleciendo la fe de millones de católicos que no estamos dispuestos a que se nos ideologice la fe de ningún lado. Pues si de algo me glorío es de profesar la fe de la Iglesia, única verdadera, y sobre todo entera, completa. Sin recortes. Porque por no recortarla, precisamente, han dado su sangre los mártires de 2000 años y su sangre nos susurra que la integridad de la fe “vale la pena”. Porque así como al Cordero sin mancha no se le debía quebrar ni un solo hueso, tampoco a su Palabra se le debe quitar ni una coma, y enterrar a los muertos, y rogar por ellos, es una obra de misericordia elemental para todo cristiano.

Estamos hechos, sin duda, para la integridad y la unidad, y si algo tiene la muerte de terrible, es la separación de cuerpo y alma, y por ello la consumación de nuestra esperanza en las postrimerías, como participación de la Resurreción de Cristo, es la resurrección de nuestra carne. Por eso el tratamiento que se le da a los difuntos no es de poca monta, por más que su sentido se haya degradado hasta casi desdibujarse entre las costumbres neopaganas modernas.

La túnica inconsútil de Cristo es signo elocuente de esa íntima integridad que debemos defender a toda costa, testimoniándola con las obras de cada día, evitando que se rasgue con la apostasía. Apostasía que puede ser de cuño político -cayendo al más crudo paganismo-, pero también dejando insensiblemente que se nos obligue a judaizar en ideas y gestos, asociándonos al rencor talmúdico, que por doquier hoy pregona la venganza como ley de las naciones bajo el slogan “ni olvido ni perdón”. Pues hay que saber que en todo este “espíritu”, subyace una cuestión teológica, más que política. Porque entre los que aún esperan la llegada del Mesías, existe la concepción de que éste no sería un sujeto individual, sino colectivo: el propio pueblo carnal de Israel, y por eso toda ofensa a él sería un agravio contra el mismo Dios, imperdonable; una suerte de “pecado contra el Espíritu Santo”. Por eso podemos y debemos condenar las matanzas en Siria, pero no podemos hablar ni opinar de las que se producen en Palestina, a riesgo de ser tenidos por gente “peligrosa”.

Pero yo ya no espero la llegada del Mesías, porque sé que es Cristo, y a los judíos les deseo -lo mismo que a los musulmanes y a todo pueblo de la tierra-, el mayor de los bienes: no sólo respetar sus vidas aquí en la tierra, sino que conociéndolo a El, se conviertan y participen plenamente de Su Reino. Y no tengo problema en rezar por el descanso eterno de Thatcher o de Truman, junto con Khadafi, Carrillo, Lenin, Stalin, Hitler y quien quieran proponer, a excepción por supuesto, de los demonios: mi oración no se la niego a nadie. Porque aunque sí puedo -y a veces debo- realizar un juicio prudente de sus obras, para toda alma pido misericordia. Y no podemos tener o implorar misericordia si no admitimos humildemente la miseria ("humildad es andar en verdad” decía Santa Teresa), y si no reconocemos que toda ella puede ser curable por la gracia.

Ojalá que la piadosa mujer que enjugara el Rostro de Cristo, sea modelo perdurable en nuestros corazones, para no ceder nunca al respeto humano, dando lugar a la com-pasión en el via crucis de nuestro prójimo, con o sin el aplauso del mundo, o incluso con su vituperio.

36 comentarios

  
Andres
Excelente, gracias por escribir sobre esto!
21/10/13 9:51 PM
  
luis
La corrección política, he ahí la nueva diosa ante la que se postran príncipes y sacerdotes.
Y es una diosa celosa, ¡ay de quien quiera atenuar sus odios! ¡Ay de aquellos que incurren en sus odios!
21/10/13 10:30 PM
  
Martin Ellingham
El p. Abramovich fue expulsado de la FSSPX o la abandonó.
Saludos.
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V.G.: gracias por el aviso, Martín. ¿Puedo pedir a todos que roguemos para que retorne cuanto antes a la plena comunión?
21/10/13 10:54 PM
  
Benigno Soto
"Los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad" (Oficio Doctores).

Y los que enseñan no sólo la justicia, sino también la misericordia, la verdadera misericordia de Cristo y de su Esposa, la Iglesia, igual o más.

Bien por Virginia.
21/10/13 11:01 PM
  
José Miguel Artecho
"...dejando insensiblemente que se nos obligue a judaizar en ideas y gestos, asociándonos al rencor talmúdico, que por doquier hoy pregona la venganza como ley de las naciones bajo el slogan “ni olvido ni perdón”.
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Así es, Virginia. Donde afloja le fe católica -misericordia y perdón, perdón 70 veces 7-, se va a la apostasía, y se cae bajo el influjo del mundo y del padre de la mentira, príncipe de este mundo: "ni olvido ni perdón".
21/10/13 11:11 PM
  
Curro Estévez
Gracias Virginia, nos has traído aire fresco en esta atmósfera irrespirable.
Parecer ser, en efecto, que hoy los católicos occidentales no están para ser mártires, sino para contentar al mundo.
La séptima obra de misericordia corporal, la de "enterrar a los muertos", ha caído en el relativismo que denunciaba el papa Benedicto: Hay que enterrar sólo a los muertos "buenos".
Decía Miguel Mañara a sus hermanos de la Caridad en la Sevilla del siglo XVII cuando, después de acompañar a los ajusticiados en el momento de su muerte, reclamaba de las autoridades, como hizo Nicodemo, el cadáver para darle sepultura: "No miréis los delitos de este hombre, sino pensad que enterráis a Cristo mismo".
21/10/13 11:19 PM
  
Ricardo de Argentina
¡Ay de la Iglesia políticamente correcta!
¡Ay de los pastores que temen la reprobación del Mundo por hacer lo que agrada a Dios!
Que Él se apiade de ellos.
21/10/13 11:34 PM
  
Gregory
Muy buen articulo sin duda, me gusto salvo por lo de lo politicamente incorrecto en mi opinión este termino es ambiguo. Lo que me interesa en lo evangelicamente correcto el perdon es cristiano, no es automatico pero se puede, y se debe pedir es una opción que tiene como referencia el amor de Dios. Para perdonar es necesaria la oración la busqueda del amor mayor que reconcilia y da vida y no es fuente de muerte ni de amargura sino de paz verdadera que brota del corazón.
22/10/13 12:47 AM
  
daniel
En verdad son peores que los paganos.Lo digo para hacerles justicia ya que creían en la ley natural y es un deber filial hacia ellos su defensa. Para estos el cuerpo del difunto era una "res sacra" protegida por las leyes humanas y divinas y, por ende, intocable. De hecho, violarlo se consideraba una grave ofensa contra los dioses, un sacrilegio que tenía que ser castigado y expirado para evitar su ira contra la ciudad. En nuestra fe es todavía mayor, templo del Espiritu Santo e imagen del Creador. Muchos políticos deberían leer "Edipo en Colono" del mismo autor y "Tobías" para entender las bendiciones que atrae el que da adecuada sepultura a los difuntos.
22/10/13 2:03 AM
  
EBC
Es bueno recordar ahora y leer el libro de Tobit, en el Antiguo Testamento, que comienza precisamente contando cómo este hombre enterraba a los insepultos, pese a una prohibición expresa; y cómo Dios, de manera providente, lo prueba, y LO BENDICE GRANDEMENTE.

También conviene leer y meditar lo dicho por Jesús, en Lucas 6, 26 con respecto al aplauso del mundo para sus seguidores.
22/10/13 2:13 AM
  
María Rosa
Muy bueno y aleccionador.
22/10/13 2:36 AM
  
Geist Alejandro Evaristo (Padre Archimandrita Makarios Geist)
Sin duda estos comentarios no son lo que parecen y sin dudas uds.tambièn tienen sus razones que no quieren decir que sean todos nazis convencidos,algunos pueden ser cristianos que piensen que el perdòn debe estar encima de todos los crimenes.Cuantos comulgan con toda suerte de horrendos crimenes de este pobre hombre al fin y al cabo muerto hoy como cualquiera de nosotros tienen que dar cuenta solo a Dios,serìa ideal que evitaran enfermar la conciencia de nuestros jovenes confundiendo compasiòn con juzticia debida.+ Makarios de Corfù
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V.G.: Esa prevención suya es lo que hace que tantísima gente que quiere vivir con un poco de coherencia nuestra fe, se anule por el temor a que la llamen nazi o a que la "etiqueten" junto a los "leprosos oficiales", abortando así tanto el acercamiento de ellos a la Iglesia, como el sentido común católico ante TODO tipo de pecador. Creo que es muy peligroso empezar aquí nosotros a competir a ver qué tipo de crímenes o de pecados son más dignos de misericordia, ¿no le parece, padre? En última instancia, ¿hay pecado peor que el odio a Dios? ¿Y cuántos conversos se confiesan si alguna vez lo han sentido? ¿Y pensamos en ello, en medio de nuestra alegría sincera por su conversión?...
22/10/13 6:03 AM
  
Maria-Ar
Muy buen artículo!
Gracias Ma Virginia!

Véritas Vinci!
22/10/13 6:58 AM
  
Javiergo
Valiente, justo y excelente post el tuyo, Mª Virginia. Me he quedado sin palabras. Pocas personas, por no decir ninguna, se atreven a hablar con tanta claridad como tú sobre asuntos que parecen 'intocables', que son 'tabú' y 'políticamente incorrectos'. La Misericordia de Dios no excluye a NADIE que se haya arrepentido de sus pecados, sean cuales sean esos pecados, y sea quien sea el que los comete, solo faltaba.

No solo como católicos estamos alejados - gracias a Dios - del rencor talmúdico sino también de las herejías gnósticas, zoroastrianas, dualistas y cátaras, donde se categoriza a personas, colectivos, etc., como intrinsecamente perversas e irredimibles, como el mal absoluto. Hay que leer a San Agustín, que conoció de joven la ponzoña maniquea, para entender mejor todo esto, que tú, amiga y hermana en Cristo, explicas con perfecta claridad. Muchas gracias
22/10/13 9:43 AM
  
J.C. García de Polavieja
Como siempre, María Virginia, aciertas y dices con valor lo que otros callan por cobardía. Necesitaríamos otra Mª Virginia en la península. Voy a pedirle a Dios que nos la proporcione, porque tú ya tienes trabajo sobrado en Argentina.
22/10/13 10:48 AM
  
maríax
muy bueno!!! Y no sólo no esperamos que llegue el Mesías,sino que esperamos su Retorno,es decir su Parusía. Porque creemos que Ya vino y se fue,pero volverá a juzgar a vivos y muertos y a poner a sus enemigos bajo el escabel de sus pies.Como dice el p.Castellani:"Vuelvo pronto"-Él lo dijo-y sólo un tonto por "vuelvo pronto" entiende "vuelvo lento" o "me voy para siempre y me remonto"...(¿Cristo vuelve o no vuelve?,edit. Vortex)
22/10/13 1:30 PM
  
Néstor
Sin duda que el nazismo cometió crímenes horrendos, pero en nuestro mundo post-segunda guerra mundial ha pasado a ser el único símbolo del mal absoluto. Sin embargo, los 12 millones que murieron en los campos de concentración del nazismo son, numéricamente al menos, insignificantes en comparación con los probables 150 millones que son abortados cada año en nuestra sociedad políticamente correcta, con la bendición y el beneplácito de los mismos sectores liberales y progresistas que se horrorizan del holocausto nazi.
22/10/13 1:59 PM
  
Ricardo de Argentina
Virginia, tal como le respondes al P. Makarios, es cierto que hay "leprosos" para la "civilizada" cultura contemporánea, los cuales no merecerían ni la más mínima misericordia.
¡Eso no es cristiano!
Eso nos retrotrae a "los tiempos de las bárbaras naciones".
Eso es incorporar el odio en la cultura dándole un falso estatus de "justicia", como equivocadamente propone el P. Makarios.
No, la justicia ha de pasar por el crisol de la misericordia, caso contrario deviene venganza.
22/10/13 5:17 PM
  
luis
Es un misterio. En un mundo que sostiene que todo es relativo, que cada uno tiene su moral, que no existen valores absolutos, que cada uno tiene su propia idea del bien y del mal y debe seguirla, los nazis son el mal absoluto, sin relativización alguna, sin remisión, con el diamantino valor absoluto del Bien. Pero ojo: sólo los nazis.

Misteriosísimo.
22/10/13 6:29 PM
  
Enrique G. B. A.
Ante una multitud de situaciones en que se ve el mal, suele escucharse que tal o cual, no tiene perdón de Dios.
Desde la soberbia de un corazón endurecido o desde la humillación de la fragilidad humana, más bien debería oírse que Dios puede perdonar lo que el hombre en ocasiones no alcanza a perdonar.
Por lo menos, no cargar a la cuenta de Dios, sea nuestra ira o nuestra desazón, en esto también pecadores, necesitados de misericordia, por no creer en la de Dios.
22/10/13 10:41 PM
  
Enrique G. B. A.
Dicho lo anterior, me parece poco acertado hablar de órdenes de guerra, ajustadas a las leyes vigentes, para el asesinato en represalia, no ya de combatientes desarmados, sino de civiles no combatientes.

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V.G.: por supuesto que nadie niega lo horrendo del hecho, Enrique. Ni siquiera lo ha negado el propio Priebke, y por eso dijo que el hecho lo ha torturado toda la vida. Un hecho no más horrendo que Hiroshima y Nagasaki, luego de haber incluso terminado la guerra, y por orden directa de Truman, que fue enterrado con honores, sólo por haber resultado vencedor.
22/10/13 11:13 PM
  
fernando
Gracias Virginia por tu caridad tan claramente expuesta,chapeau, he recibido una gran lección.
Kappler el jefe en Roma de Priebke fue el que le ordenó la matanza cumpliendo con la orden del déspota,Kappler fue convertido por el Padre Flaherty en la prisión de Regina Coeli
El Señor siga contigo
23/10/13 1:08 AM
  
¿Loqué?
Excelente artículo, Virginia.
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¡Saludos!
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23/10/13 6:02 AM
  
Pedro Luis Llera
Magnífico artículo: como todos los suyos que he leído.
Gracias.
23/10/13 11:12 AM
  
Jose Ignacio
Muy buen articulo Virginia.
24/10/13 12:30 AM
  
silvia
María Virginia:nuevamente te felicito y ruego a Dios te colme de bendiciones por tu valentía . Quiera Dios que tu sinceridad abra los ojos a muchas conciencias adormecidas que ya ni recuerdan esta magnífica obra de misericordia. (Soy la jujeña que te preguntaba si conocías a Elena Calderón). Gracias por tu esclarecedor ejemplo!!
24/10/13 12:35 AM
  
daniel
Excelente artículo, con argumentos que surgen mayoritariamente de la fe católica.
La misericordia no excluye que haya justicia. Creo que se combina de alguna manera con ella.
A pesar de su edad, y del tiempo transcurrido desde las matanzas, al final Priebke fue encontrado, detenido, extraditado de su refugio de paz argentino y condenado. Y sufrió una pena prolongada alejado del país donde había vivido 50 años en paz.
En todo esto que le sucedió, yo veo una manifestación de la voluntad de Dios.
Misericordia divina, porque Priebke se convirtió a la verdadera Fe, y durante años fue un ciudadano ejemplar, pero también Justicia divina manifestada en su deportación a Italia, proceso y condena, y alejamiento de su país de adopción.
Sin duda la Justicia divina fue atemperada por la Misericordia divina. Imaginemos si Priebke hubiese sido detenido nada más terminar la Segunda Guerra Mundial. Podemos imaginar que juicio y condena hubiese recibido. Llevaría décadas muerto. Y, de haber sido así, probablemente, su alma no estaría ni en el purgatorio ni en el Cielo.
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V.G.: Sí, Daniel; también Nerón estuvo dentro de la permisión de la Divina Providencia, y gracias a él la fe fue regada con sangre de mártires, pero de allí a alegrarme por las persecuciones...no me cierra del todo. Creo que un juicio recto debe separar, por una parte, lo que ud. dice, acerca del mayor bien que Dios saca de todos los males, pero por otra parte, dejar bien claro que el ensañamiento con un hombre por errores cometidos (ni siquiera por propia voluntad) hace 70 años, es claramente un mal, proveniente de una concepción de justicia de raíz talmúdica, que nada tiene que ver con el sentido cristiano de la justicia ni de la paz en una sociedad.
24/10/13 11:21 PM
  
Juan Mariner
Hasta el autor de los crímenes más abominables puede ser perdonado si se arrepiente de sus pecados.
25/10/13 11:27 AM
  
Elisa
Simplemente gracias .
26/10/13 2:33 PM
  
Quque
Habrìa que recordar que en Argentina un grupo de militares y civiles que se decían católicos y tomaron ilegalmente el gobierno dejaron y abandonaron en el mar, quemaron o dejaron insepultos miles de personas, sin darles a su familia el derecho de velarlos...
En los argumentos que uno usa (obediencia debida) se escapan las ideologìas...
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V.G.: Sr. Quque: es ud. quien demuestra, en este comentario, el grado de "infección ideológica" en que se halla nuestra sensibilidad católica. 1) el tema de este artículo no es la dictadura argentina, sino un hecho puntual de absoluta falta de coherencia católica en el tratamiento a un difunto. 2) el argumento de la obediencia es elemental: si hay riesgo de la propia vida en la desobediencia a un acto, no puede decirse que tal acto fuese plenamente culpable por verse afectada su libertad. 3)El repudio a hechos cometidos tanto por la dictadura militar argentina, como por el nacionalsocialismo, no autoriza un comportamiento propio de la ley del Talión para un cristiano.
28/10/13 3:42 AM
  
Quique
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V.G.: No, Quique: no me interesa jugar aquí al "ping-pong". Que María, Sede de la Sabiduría, le de la paz que por lo visto no termina de encontrar.
29/10/13 1:48 AM
  
Israel
"Un católico alemán que había participado bajo órdenes de guerra -ajustadas a las leyes vigentes- como capitán de las SS nazis, de la matanza de 335 personas, a sus 31 años".
¿De verdad cree usted que un capitán de las SS de 31 años estaba simplemente "obedeciendo órdenes"?. Puede decirlo de un capitán de la Wermacht, pero no de un NAZI convencido como lo era un capitán de las SS. Ese comentario me hace pensar que usted dedicaría una oración (seguro) a Priebke, pero no (aunque diga lo contrario) a Lenin. Y que conste que yo, personalmente, no se la dedicaría ni a uno ni a otro. Tan asesino es uno como otro.
¿Como se atreve a decir que la conducta de Priebke se ajustaba a las leyes vigentes? En todo caso sería a las vigentes en la Alemania nazi....
¿Como se atreve a hablar de "asociándonos al rencor talmúdico, que por doquier hoy pregona la venganza como ley de las naciones bajo el slogan “ni olvido ni perdón”?. Tanto hablar de los miles de muertos cristianos, de los mártires (a los que reconozco su valor y su fe) y luego se ríe (poco menos) DE LA RELIGIÓN QUE PERDIÓ 6 MILLONES DE PERSONAS....
Allá cada uno con su conciencia....
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V.G.: Comencemos por aclarar que los judíos que fueron asesinados bajo el régimen nazi no lo fueron por su religión sino por su RAZA. En segundo lugar, si ud. no es capaz de dedicar una oración a alguien (sea quien sea), estamos hablando idiomas diferentes, así que ni siquiera tiene sentido seguir argumentando. Dejo aquí su comentario simplemente como muestra del odio que luce nuestra cacareada civilización de los "derechos humanos". Y por supuesto, también rezo por la conversión de gente como ud., tanto para poder recibir a Jesús Eucaristía, como para complacer a mi Madre, que es también la suya.
30/10/13 12:23 AM
  
Quique
Gracias Marìa Virginia. Lmanetablemente seguimos sin revisar los errores a los que nos llevò confundir la fe con una ideologìa polìtica (reinado temporal de Cristo por cualquier vìa). Estoy de acuerdo con Ud. con que el Sr Priebke como todo ser humano merece responso y una tumba. Lo que no corresponde es el acto pùblico que iban a hacer los seguidores del nazismo. Toda su argumentación olvida ese detalle. Asì como a un cura secularizdo se le impide una boda pùblica en este caso hubiese correspondido un poco màs de silencio. Nada màs.
No sè por què prejuzga que yo no tengo paz.
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V.G.: Quique: si me equivoco, me alegro por ello y le pido disculpas.
Sobre el acto que menciona, no es que lo olvido, sino que sinceramente ni me había enterado, y por supuesto que lo repudio, sobre todo teniendo en cuenta que el difunto se decía católico, y esto es incompatible con el nacionalsocialismo, pudiendo hacerse un gran daño a muchos con la confusión que genera dicho acto.
Con respecto al ejemplo que ud. pone del sacerdote, no creo que sea comparable, ya que el muerto, valga la redundancia, no está "celebrando su propio entierro"; y el mismo no constituye un ejercicio apologético de sus pecados pasados -como es el caso del sacerdote concubinario-, sino que muere de vejez, luego de más de 50 años de haber cometido actos de los que consta su arrepentimiento públicamente, todo lo cual habla de un ensañamiento con la memoria de alguien a través también de su familia, ejerciendo la lógica de la venganza, que repugna a una sociedad cristiana. Y finalmente: no reniego de la casi inevitable reacción torcida del mundo, sino de los que se dicen católicos, y aceptan esa reacción como natural y legítima.
30/10/13 10:35 PM
  
Raúl
Mª.Virginia :No tiene Ud. pelos en la lengua,o mejor dicho lo tiene a Cristo.Toma su lanza y se va allá ,a Roma a hacer justicia.Admirable su valentía y claridad.Por que no será gratuito criticar lo "políticamente correcto" en su injusta sinrazón,que creo ha moldeado la política internacional desde hace muchos años.No titubea en subirse a los tejados para decir las cosas con prufunda mirada evangélica.Que Nuestra Señora Madre de Dios la continúe inspirando y la proteja con su manto.
12/11/13 10:49 PM
  
Xaberri
Tengo una mezcla de sentimientos tras leer su artículo.
Previo a leerlo,había leído el anterior sobre el congreso en Argentina y estaba inundado de emoción. Se me ha ido enfriando un poco tras leer este.
Enfriando, pero no lo suficiente para dar gloria a Dios por ver como un miembro --capitán además de las SS, cuerpo de élite, guardia personal, con miembros especialmente formados como nazis-- recibió los sacramentos al final de su vida, que llevan indulgencia plenaria, que con las debidas disposiciones -total dolor de los pecados, etc....- sí libera totalmente de culpa y pena, pero con un grado de disposición imperfecta, libera parcialmente de la pena, porque la culpa sí la libera totalmente el sacramento. Esto como matiz.
Tengo una duda. No se si ha pedido pública y abiertamente perdón. Para mi, tal como está escrito, pedir "disculpas" no es lo mismo porque un capitán de las SS -que, además, alguna otra cosa haría aunque no fuese más que su disposición de obedecer lo que le mandaran, sabiendo, como miembro de las SS lo que podrían mandarle- no es un asesino común y su arrepentimiento debería explicitarse mucho más y más publicamente(quizá lo haya hecho y lo desconozco, y afirmo que me gustaría que así hubiese sido).

Usted afirma que la obediencia debida en tiempos de guerra con una legislación que así lo permitía es un argumento que reforzaría -o simplemnente justificaría- la cualidad de responsabilidad de este hombre. No puedo entenderlo, y hasta que lo entienda, no puedo admitirlo. Creo que toda orden injusta debe rechazarse. Que en las fosas Ardeantinas hubiera admemás de judíos -totalmente incomprensible la liberación de responsabilidad- presos políticos y comunes o presos preventivos sin juzgar, es un argume nto que ninguna guerra podrá justificar.
Sobre el Padre Abramovich, permítamelo, por favor, yo habría tenido antes de citar su pertenencia a una Sociedad no en comunión con La Santa Madre Iglesia, una cierta prevención. Y me ha dejado un poco perplejo que un contertulio la haya informado de su no pertenencia, que usted le haya manifestado su desconocimiento del hecho y que nadie sepa si ese sacerdote al que llaman padre.. no me parece adecuado para un católico - yo hubiese dicho a lo sumo sacerdote- ha vuelto al redil de la Madre Iglesia.

El hecho de que en su pueblo argentino le hayan querido, la confianza en la Misericordia de Dios, y el indicio infalible sobre su vida que representa el recibir los sacramentos a la hora de su muerte, me hace dar a gracias y alabar a Dios por sus designios, que es lo más importante, tambien, en lo que repercute a la vida terrena de este hombre.
Pero los aspectos que no tengo claros no los tengo claros y así se lo manifiesto.


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V.G.:Xaberri: Priebke no se ha convertido a la fe católica en el lecho de muerte, sino hace ya muchos años; de su arrepentimiento por lo sucedido en las Fosas ha habido constancia pública. En cuanto al padre que accedió a celebrar el responso, lo cité para mostrar algo que me parece inaudito e incomprensible, como es que cualquier sacerdote católico celebre las exequias de un católico. Así, sin más, creo que es lo que debería ser.
Le agradezco el comentario, y espero que lo esencial -la fe católica íntegra- sea siempre un punto de encuentro. Un saludo cordial.
21/11/13 11:48 AM
  
louboutin
Et que fait il, sir P.
louboutin https://fr-fr.facebook.com/louboutinfemme
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V.G.:
Estimado:
como puede leerse en el post, se trata de "un católico alemán que había participado bajo órdenes de guerra -ajustadas a las leyes vigentes- como capitán de las SS nazis, de la matanza de 335 personas, a sus 31 años". Más precisamente, del caso de las Fosas Adreatinas, de lo cual -como también se cita en el post- él mismo había manifestado un profundo arrepentimiento.
A su disposición, en María Reina.
06/05/14 5:00 AM

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