10.05.11

Para casarse con cuatrocientos años de retraso

Estos días, estoy ayudando con la edición de una tesis de Historia de la Iglesia que me está resultando particularmente interesante. Trata sobre el matrimonio en el Virreinato del Perú, en el siglo XVII. En aquella época, el matrimonio canónico presentaba ciertas dificultades para los indios conversos, debido a costumbres como la poligamia entre las clases más altas o algunos grados de incesto permitidos en la cultura incaica y a la posibilidad de que uno de los dos cónyuges se convirtiese y el otro no. Ante esta situación, es magnífico ver el enorme esfuerzo de evangelización que se hacía en todos los ámbitos en la América española.

Para que los indios tuvieran absolutamente claro lo que era el sacramento del matrimonio, los Concilios de Lima y los diversos manuales editados preveían no sólo una catequesis teórica, sino también una serie de preguntas concretísimas para asegurarse de que se entendían los requisitos y las consecuencias del matrimonio. Por ejemplo, se preguntaba a los novios sobre los grados de parentesco entre ellos, mencionando los diversos casos concretos de afinidad y consanguinidad, por las posibles uniones anteriores en todas sus modalidades, por los errores sobre el matrimonio más frecuentes en la cultura indígena, por los impedimentos, etc.Todo ello de la forma más concreta y clara posible, para que no hubiera lugar a error. Y, para evitar cualquier posible malentendido, se traducían las preguntas y catequesis al quechua (en algunos casos, con un gran esfuerzo, por la necesidad de traducir conceptos nuevos, que no existían en la cultura incaica).

Al leer estas cosas, me he quedado pensando en la situación actual en España. En los cursillos prematrimoniales que conozco, de primera mano o por conversaciones, se prescinde de la cuestión de lo que significa en realidad y de forma concreta casarse ante Dios. En el mejor de los casos, se habla en general sobre ello, pero sin explicar de forma concreta las consecuencias que tiene este acto y, sobre todo, sin señalar las diferencias con lo que promueve la cultura dominante. Lo más triste es que los asuntos omitidos son, normalmente, los que más necesidad tienen de clarificación y explicación. Sin duda, habrá parroquias ejemplares en las que esto no suceda, pero, desgraciadamente, todo apunta a que la situación es muy general.

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30.04.11

Respuesta a un ateo (Gringo)

GringoSiempre digo que me encantan los comentarios de los ateos. Y es verdad. No sé si porque tenemos la suerte en este blog de contar con ateos muy majos o porque los comentarios ateos me llaman la atención por su punto de vista diferente al mío.

Contestando a un comentario de Gringo, me he alargado mucho, así que lo coloco como post independiente. Creo que puede servir para tratar varios temas muy importantes que se tocan en esta discusión sobre el ateísmo, la moralidad, su justificación, si los ateos pueden ser personas moralmente buenas, etc.

Su comentario decía:

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28.04.11

Capellanes ateos

CapellanesEn los Estados Unidos, las Fuerzas Armadas son una institución importantísima, que agrupa a unos dos millones de personas y que tiene un gran prestigio en el país. Todo aquello que afecta a los militares tiene un impacto significativo en la sociedad norteamericana en su conjunto. Por eso, una de las decisiones más polémicas del Presidente Obama fue acabar con la política Don’t ask, don’t tell (no preguntes, no lo digas), que permitía la participación de personas homosexuales en el ejército, pero sólo si no hacían pública su condición de tales.

Actualmente, las Fuerzas Armadas estadounidenses cuentan con más de 3.000 capellanes, repartidos entre las diversas religiones reconocidas en el país. La mayoría son cristianos, ya sean católicos o protestantes, pero también hay capellanes judíos, musulmanes y un capellán budista. Es probable que pronto se nombren capellanes hinduistas e incluso un capellán wiccan (una bruja, para entendernos).

Ahora, sin embargo, según el New York Times, una serie de grupos que defienden el ateísmo o el humanismo laico están intentando nombrar a uno de sus miembros como “capellán” ateo. Según dicen, con ello esperan que mejore la aceptación del ateísmo entre los militares y facilitar sus actividades de distribución de literatura, celebración de eventos, etc. A su juicio, es la única forma de dar una voz a la gran cantidad de no creyentes que hay en las Fuerzas Armadas norteamericanas.

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25.04.11

¿Alguien sabe qué es este anuncio?

He visto este anuncio en una parada de autobús en la calle Bailén, frente a la iglesia de San Francisco el Grande. Lo cierto es que llama la atención, por su diseño y su contenido. Un anuncio de metro y medio de alto, con una gran cruz blanca sobre fondo oscuro y una frase evangélica (”Dejad que los niños vengan a mí“).

No he visto que incluyera ninguna información sobre quién ha colocado el anuncio ni qué se pretende con el mismo. Y eso me escama. Quizá sea algo bueno, pero no me extrañaría que fuera algún tipo de ataque contra la Iglesia, quizá relacionado con los escándalos de pederastia. Por otra parte, la forma de citar el evangelio (Mt 19:14) es más habitual entre los evangélicos y la traducción es poco habitual (un católico español tendería a decir “dejad que los niños se acerquen a mí"), así que quizás sea algo protestante.

¿Alguien sabe qué es el anuncio? ¿Forma parte de una campaña? ¿Quién lo ha colocado?

La verdadera marcha

Yendo el sábado por la noche hacia la parroquia en la que celebramos la Vigilia Pascual, me fijé en la gente que pasaba por la calle. Como eran ya las once, se trataba de los jóvenes habituales vestidos para irse de marcha, que entraban y salían de los bares de la zona. Y otros no tan jóvenes, decididos fuera como fuese a divertirse y a mantener al menos la apariencia de la juventud. Es decir, lo mismo que cualquier otro sábado por la noche. Aparentemente, ignoraban por completo qué día era.

Después, cuando empezó la vigilia, disfrutamos del maravilloso espectáculo de la Iglesia vestida de fiesta como una novia que espera a su Esposo. El cirio pascual, signo de Cristo, luz del mundo. El canto desafiante e indescriptiblemente poético del Exultet. La proclamación de las nueve lecturas que, desde la creación hasta la nueva creación del domingo de Resurrección, explican el verdadero significado del mundo y de la Historia humana. Los bautismos de niños que, en ese momento, eran hechos hijos de Dios, coherederos de Cristo y templos del Espíritu. Los cantos de alegría por la resurrección del Salvador del mundo, llenos de un gozo que es más fuerte que la muerte. Y el grito de victoria: ¡Cristo ha resucitado! Respondido con una fe teñida de sorpresa agradecida: ¡Verdaderamente ha resucitado!

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