InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Humor

10.05.23

Nueva novela: Yo fui secretario de León XIV

Últimamente, me encuentro cada dos por tres con las mismas preguntas de los lectores: ¿y si las cosas siguieran igual de mal en la Iglesia en lugar de arreglarse? ¿Y si se pusieran aún peor? Son preguntas más que comprensibles en estos tiempos de crisis eclesial, sobre todo cuando uno va viendo que pasan los años y no parece que se vislumbre una solución en el horizonte.

Esas preguntas me preocupan tanto como a los lectores, así que he escrito una novela para hablar de ellas: Yo fui secretario de León XIV. Memorias de un futuro próximo.

En un futuro más o menos cercano, a cuatro o cinco desastrosos pontificados del presente, la Iglesia no solo no ha mejorado sino que ha ido cayendo más y más bajo, hasta el punto de que humanamente está agonizante, el Vaticano se encuentra en bancarrota y el papado está completamente desprestigiado. Claro que el mundo no está mucho mejor. El estancamiento del progreso, la desorientación moral y la crisis demográfica han hecho que Occidente pierda el liderazgo mundial y vegete en la irrelevancia, la desunión y el paganismo. Mientras tanto, en Oriente y África, tres grandes bloques guerrean entre sí de forma casi permanente.

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19.02.22

18.01.22

Leves elogios

Existe en inglés una simpática expresión, muy sutil como solía ser antaño el humor anglosajón, que dice to damn someone with faint praise. Es decir, condenar a alguien elogiándole levemente. Un ejemplo puede ser que pregunten a un catedrático por el libro de un colega y responda diciendo que, bueno, no contiene grandes faltas de ortografía. Si lo mejor que puede decir del libro es que no tiene faltas ortográficas garrafales, no hace falta seguir hablando. Un ejercicio letal del understatement británico o decir poco para decir mucho (en este caso, decir poco bueno para decir mucho malo, pero sin decirlo).

Por alguna razón, me han venido a la cabeza esas expresiones al leer lo que cuenta el card. Omella de su visita al Papa. Como el asno de Buridán, tras la lectura he quedado preso de la indecisión y no consigo resolver si está criticando ferozmente al Santo Padre with faint praise o lo que sucede es que el nivel clerical está tan bajo que un leve elogio sin sentido es lo mejor a lo que se puede aspirar.

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6.09.21

La protohomilía perdida

A lo largo de los siglos y a través de las edades, se han escrito numerosos tratados de homilética y oratoria con el laudable fin de ayudar a los sacerdotes a componer sus sermones dominicales. No cabe duda de que estos voluminosos y completos tratados han resultado muy útiles a incontables clérigos a la hora de sostener muebles cojos y encender chimeneas en las largas noches de invierno. No obstante, a pesar de ese carácter a la vez práctico y versátil, común a tantos libros de temas eclesiásticos, se percibe en los tratados modernos una carencia fundamental. Unum eis deest, una cosa les falta: la protohomilía.

Como sabrán los lectores, la protohomilía es un texto de venerable antigüedad que, según diversas tradiciones, establecía a grandes rasgos lo que debía decir cada sacerdote la primera vez que predicase, antes que todas las demás homilías que ese mismo clérigo pronunciaría después durante su vida, porque era absolutamente necesario para que esas homilías posteriores sirvieran de algo. Así se encauzaba bien su labor homilética desde el principio, siguiendo la vía marcada por sus sabios predecesores. A pesar del carácter excepcional y primigenio de la protohomilía, esta podía y debía repetirse posteriormente de vez en cuando, cuando el sacerdote fuera trasladado de parroquia, por ejemplo, o para refrescar su mensaje fundamental en la mente de los feligreses.

Desgraciadamente, la protohomilía, que se ha atribuido a diversos santos Padres y Doctores de la Iglesia, se perdió durante las invasiones bárbaras, persas y musulmanas tanto en Oriente como en Occidente y solo muy recientemente ha sido recuperada, merced a la labor infatigable de sesudos investigadores con los palimpsestos maronitas del lago Baikal. El blog Espada de Doble Filo se complace en ofrecer a los lectores la primera traducción (provisional) al español de este texto, realizada desde el nabateo occidental.

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20.11.19

Las más guapas

Para desasnar un poco a los lectores jóvenes e impartirles algo de la sabiduría ganada con los años, me ha parecido oportuno traer al blog una frase leída por ahí en Internet, del P. Manuel Martínez Cano:

“¿Por qué las mujeres católicas son más guapas? Porque la gracia de Dios perfecciona la naturaleza”.

En una frase humorística, claro, pero, como dicen los yanquis, it’s funny because it’s true, es divertida porque es verdad. Ceteris paribus, las católicas son más guapas que las que no lo son.

No me refiero simplemente a la belleza interior (que también), sino a la belleza en el sentido más habitual de la palabra. La belleza externa de una mujer es algo indefinible, que no se puede reducir a la física y las matemáticas. Incluye siempre un nosequé que hace que sea una belleza humana y no simplemente física o biológica.

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