(253) Convocatoria a favor del Dr. Rodriguez Lastra
“Y cuando os lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no os preocupéis de cómo o de qué hablaréis en defensa propia, o qué vais a decir; porque el Espíritu Santo en esa misma hora os enseñará lo que debéis decir….” (Lc.12, 11-12)
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La Verdad no puede ser abolida por decreto, ni tampoco la justicia, por un fallo judicial inicuo y vergonzoso, que -mediatizado como un verdadero circo- es un claro exponente del Absurdo que vivimos.
Todos sabemos que la “cabeza” de este médico argentino, es puesta hoy en la picota como estandarte intimidatorio para todos los que osen oponerse a la cultura de la muerte y la mentira. La victoria que no pudieron obtener el año pasado en la Argentina, piensan ir conquistándola paso a paso, con fallos judiciales y estrategias mediáticas.
Así, hoy es el “aviso” a los médicos, mañana será a los docentes, luego a los padres de familia, tal como se viene planeando prolijamente en el proyecto de reforma del Código Penal Argentino.
La Verdad y la Vida son víctimas equivalentes en un sistema que mientras legisla a favor de cuanta aberración pueda pasar por las mentes trastornadas, se rasga hipócritamente las vestiduras ante el abuso infantil, pero promueve el “derecho” a asesinar a esos mismos niños alegando su inexistencia, por una mera cuestión de tamaño.
No es este, pues, un caso aislado, sino un hito más en el avance del Ánomos, que paradójicamente, pretende hablar de Justicia, dando la espalda a toda verdad objetiva y a la fuente y sustento de toda Ley.
Los bautizados debemos saber que estamos ante el Leviatán, como David ante Goliat, pero es preciso seguir dando testimonio hasta el final, esperando que la fidelidad en lo poco nos alcance la gracia de la fidelidad y perseverancia definitiva.
Por eso recordamos esta convocatoria en Buenos Aires, como se ha venido dando en otras localidades de nuestro país, con esperanza de que cunda su ejemplo, en defensa de los más inocentes.
Porque en última instancia, desde la Encarnación del Verbo, la Verdad y la Vida tienen por rostro al Inocente por antonomasia, lo sepan o no sus detractores.
Y como el propio médico recordó hace poco, que estos acontecimientos nos vayan preparando para pensar qué sucederá cuando los “no deseados” seamos nosotros, aunque ya hayamos nacido…
¡Dios no muere!
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