Nosotros mismos nos buscamos los problemas

Hace unos diez años hubo una curiosa polémica entre algunos apologetas católicos sobre si Dios castiga o no castiga. Recuerdo que pensé que era una controversia absurda y extrañísima. A fin de cuentas, la Escritura dice multitud de veces que Dios castiga y lo mismo ha hecho la Iglesia durante dos milenios. A pesar de ello, diversos apologetas defendían obstinadamente lo contrario, sordos a cualquier argumento.
Poco a poco, me fui dando cuenta de dónde estaba el problema: toda una generación de cristianos se ha educado en libros de espiritualidad, tratados de Teología, homilías, traducciones bíblicas y lecturas y oraciones litúrgicas que, sistemáticamente, evitan las enseñanzas “duras” o “difíciles” de la doctrina católica. Por ejemplo, a numerosos traductores de la Biblia no les gusta la palabra “castigo” y la sustituyen por otras más suaves a oídos modernos. Por muy buena intención que tuvieran muchos de esos apologetas, era inevitable que la idea de los castigos de Dios y muchas otras enseñanzas difíciles les resultaran ajenas, imposibles o incluso ofensivas: nunca habían oído hablar de ellas.
Esta semana me he acordado de aquello al ver la llamativa elección de la segunda lectura del domingo pasado, tomada de la Carta a los Colosenses. La cita exacta es: Col 3, 1-5. 9-11. ¿Por qué esa extraña selección? Se toman los versículos del 1 al 5, se saltan los tres siguientes y después se sigue con los versículos del 9 al 11. Al principio pensé que se trataría de un inciso de San Pablo hablando de un tema diferente, como sucede a veces en sus cartas, pero pronto comprobé que no era así, porque el hilo argumentativo no se desvía en ningún momento en el texto original.
Según sugiere un patrón repetido una y otra vez, me temo que todo indica que, a la hora de preparar el leccionario, se saltaron esos tres versículos porque hablan de “la ira de Dios sobre los rebeldes” y de que “entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera”. Son cosas que, por desgracia, a muchos les resultan insoportables.
Para una gran parte de los católicos, incluidos sacerdotes, hablar de la “ira de Dios” es algo trasnochado, medieval y contrario al Evangelio. Están convencidos de que se trata de algo propio del Antiguo Testamento, pero superado en el Nuevo. ¿Cómo no van a pensarlo, si se censuran los versículos en que el concepto aparece en… tachín, tachín… el Nuevo Testamento, más concretamente en la Carta a los Colosenses este mismo domingo? La Carta a los Colosenses, además, no es un caso aislado en que San Pablo se “pasó de la raya” o algo por el estilo. Se habla de la ira de Dios en otros muchos lugares del Nuevo Testamento: Mt 3,7; Lc 21,23; Jn 3,36; Rm 2,5; Rm 5,9; Ef 5,6; Hb 4,3; Ap 6,16; Ap 13,10; Ap 19,15, etc. Así pues, se trata de una doctrina propia del Evangelio y parte de nuestra fe. Le disguste a quien le disguste.
Está muy bien que los conceptos complejos o que chocan al mundo de hoy sean explicados con cuidado en las homilías y en los libros de espiritualidad y de Teología. Lo que no es de recibo es que esas partes de la fe y de la Escritura se omitan por sistema, hasta conseguir que desaparezcan por completo de la mente de los fieles. No es que los cristianos de a pie las rechacen, es que ni siquiera han oído hablar de ellas.
Nos quejamos a veces, con razón, de que numerosísimos cristianos tienen una fe débil, mundanizada y aguada, que apenas se distingue de lo que piensa el mundo. Lo cierto es que nos lo hemos ganado a pulso.
100 comentarios
¿Por qué no se habla del Juicio Final? (I)
¿Por qué no se habla del Juicio Final? (II)
Higinio Fernández: ¿Por qué ya no se habla del Juicio Final?
¿Cómo van a creer los fieles en el purgatorio?
¿En qué creen nuestros obispos?
Y aplicar el castigo a las naciones
sujetando a los reyes con argollas
A los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada…
Luego engancha el “…es un honor para todos sus fieles”.
Cuando me toca leerlo, como me lo sé de memoria, lo suelto en misa y no se entera ni el cura. Mis hijos merecen una iglesia con pantalones y no esa panda [...] de la CEE. Gallinas cluecas que cacarean escandalizadas cuando aparece un poco de casquería en el lenguaje. Le damos las gracias a Lubac , Von Baltasar y compañía por emplumar de ese modo la doctrina y la palabra De Dios, que es lo que es, un clero que empluma la tradición recibida escandalizado de la Cruz. A ver si leen esto algunos que se den por aludidos. Las vocaciones suavecitas que tienen son la respuesta al modo suavecito, no al combate vigoroso contra los enemigos del alma. Un chaval no va a ir con tonterías a tomar el celibato como modo de vida si no es con coraje… y en el coraje hay lucha, castigo, látigos … sangre, que es lo que sudan nuestros curas jóvenes en su lucha contra la impureza.
Gran artículo. Muchas gracias por dar voz a los que nos duelen estas cosas.
"Te dejas el salmo 149, que en misa..."
Quizá dedique otro artículo a los salmos, porque es algo tremendo.
"Las vocaciones suavecitas que tienen son la respuesta al modo suavecito, no al combate vigoroso contra los enemigos del alma"
Hay mucho de cierto en eso.
"van precisamente contra la propia Iglesia que aparta del camino estrecho de la salvación"
La Iglesia no aparta a nadie del camino estrecho de la salvación, porque es la santa Esposa de Cristo. Los que sí pueden hacerlo son algunos eclesiásticos.
¿Estás segura que lo de las potencias del alma, que decía el Astete, no es protestante? porque me quedan muchas cosas que corregir y poco tiempo para hacerlo. Y el Temor de Dios ¿es un Don del Espíritu Santo o también es protestante? Y ¿qué pasa con el Purgatorio? Eso sí que no puedes decir que sea protestante, es Doctrina Católica anticuada de la que aprendieron mis abuelos, ¡pobres! ¡tan engañados ellos que rezaban el Rosario a la Virgen María y creían en los Novísimos sin darse cuenta que eran protestantes!
En cambio ahora y, de sopetón, el Papa Francisco se puso a dar catequesis sobre las virtudes a personas que no sabían lo que significa virtud. Y todo es así.
Trescientas misas sin el "Yo pecador" y, de repente un día se inicia la misa con él; en Pentecostés se reza el Credo de Nicea y suponen que la feligresía lo va a seguir, etc...Todavía al Salve Regina le seguimos cuatro viejas, pero día llegará en que esa antífona ya no podrá cantarse en latín.
"O sea, que Lucrecia era un troll"
Sí, me temo. Van cambiando de nombre y correo electrónico para despistar, pero antes o despues se delatan. Entonces les borro y ellos cambian de nombre y correo electrónico, y vuelta a empezar. Es muy pesado para todos, pero qué le vamos a hacer. Dios les ilumine y les sane.
"Algunos, ilusos, nos creimos que los leccionarios se preparan teniendo en cuenta solamente el bien de los fieles"
Bueno, es perfectamente posible que así sea. Las buenas intenciones no aseguran acertar, en particular cuando la fe está tocada y se percibe erróneamente la realidad. Si los preparadores creían equivocadamente que la ira de Dios, etc. eran cosas ajenas al Nuevo Testamento, es muy posible que buscaran el bien de los fieles al tratar de evitar que escucharan esos versículos.
Bien es verdad que eso equivale a ponerse por encima de la Palabra de Dios y, por lo tanto, del propio Dios, pero los humanos hacen cosas absurdas constantemente.
También es posible que pensaran que los seglares son como niños, a los que hay que proteger de las verdades complicadas. Claro que los mismos que pensaban eso eran los que no dejaban de hablar de la mayoría de edad de los laicos en la Iglesia. De nuevo, los humanos hacen cosas absurdas constantemente.
Ya en la edición de la LH en cuatro volúmenes, que es la que deben rezar (Dios quiera que lo hagan) los sacerdotes y la mayoría de los religiosos (exceptuando a algunos monjes) de rito latino, se hizo un recorte de los versículos imprecatorios y de algún salmo, como el 57. Luego, parece lógico que se emplee un poco el mismo criterio para el Leccionario, que al fin han de escuchar todos los fieles en la Santa Misa.
"Ya en la edición de la LH ... se hizo ..."
Sí. Sucede en todo. También pasa en las oraciones litúrgicas, en las oraciones para la devoción privada, en los libros de catequesis, etcétera, etcétera.
Por eso sus efectos son tan terribles, porque una generación entera de cristianos ha sido privada de una parte de la fe, quizá precisamente de la parte que más necesitaban conocer porque es la que va en contra de la mentalidad ambiente en nuestro mundo.
Lo irónico es que, al menos en principio, se hizo para evitar confundir a los fieles y lo que se ha conseguido es confundirles muchísimo más, presentándoles una fe recortada e incompleta, que no tiene sentido. Y haciéndoles creer que la Palabra de Dios necesita ser corregida, en vez de ser ella la que viene a corregir los errores del mundo. Es demencial.
Prácticamente solo lo perciben los que leen libros antiguos, que son una ínfima minoría, y los también poquísimos que aún lo han recibido por tradición oral.
Son problemas muy graves, pero no vienen de fuera, del mundo apóstata, sino de nuestro interior. Mientras eso no se arregle, los problemas no harán más que crecer.
Saludos cordiales.
"Un día me pasó algo así con el Syllabus"
El Syllabus es un documento magisterial complicado, porque constituye una recopilación de puntos de carácter muy distinto: los hay doctrinales, prudenciales, con distintos grados magisteriales, etc. De algunas de las cosas que abarca ciertamente se puede decir "eso ya no es así", como suele pasar con los juicios prudenciales, que es necesario distinguir de los doctrinales. Como toda obra humana, tiene defectos y carencias, además de puntos proféticos que nos vendría muy bien recordar hoy en día. Por ello hay que saber de Teología y de Historia para entenderlo correctamente.
Algo similar a lo que le sucedió al señor de su anécdota le sucedería al que lee sin los conocimientos necesarios las actas de uno de los primeros concilios, por ejemplo.
Es un texto que se leía completo (del versículo 23 al 29), si no recuerdo mal, en la Misa el día del Corpus.
Tras la Reforma Litúrgica postconciliar, el texto de Pablo se sigue leyendo, sí... pero incompleto: ¡el versículo nº 29, desapareció de la lectura de esa narración paulina...! ¡Nunca más he vuelto a escucharlo en la Misa.
Recuerdo muy bien cómo me impresionaba el escuchar esas últimas palabras en la Iglesia… sobre todo la palabra "condenación". Y recuerdo también cuánto me extrañó (y cuánto lamenté) que se eliminaran.
Y... ¡felicitaciones, Bruno, por todos tus artículos...! Gratitud, también inmensa...
"Con el tiempo, la Reina Valera se va agigantando"
La Reina Valera tiene sus propios errores garrafales, producto del protestantismo de sus traductores, pero al menos son errores distintos que los actuales y menos blanditos y agnosticoides.
Mejor las versiones de Scio de San Miguel o de Torres Amat (esta última es la que tenían en mi casa).
1Co 11:27 Así pues, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor.
1Co 11:28 Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz;
1Co 11:29 porque el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación.
Y por eso todo muchas personas comulgan en pecado mortal
Desde que cogieron manía a la expresión Dios de los ejércitos, se podía esperar que vendría todo tipo de tijeretazos.
Queda el consuelo de que en el misal anterior a 1962 se leen las lecturas en latín y vernácula, la del latín al menos como Dios manda.Y así uno puede descansar tranquilo sin desquiciarse.
En cuanto a lo que dice Milton, entiendo que, lamentablemente es así: no aparece ¡ningún! día en el Leccionario: ni en el ciclo bienal ferial ni en el dominical trienal ni en el festivo. Y hasta incluso el lunes de la semana XXIV del T.O., año par, la lectura es: ¡1 Cor 11, 17-26. 33!... Sin palabras.
Sí está presente en el Oficio de Lectura de la LH (martes VII, año I).
Justamente al contrario que lo se hacía antes en que pensaban que los niños eran como adultos con lo que éstos maduraban mucho antes sin perder su inocencia.
¿Se puede madurar sin perder la inocencia? Tanto como permanecer infantil y ser malicioso. Son cosas distintas.
El otro día presencié una imagen que lo dice todo. Las abuelas de mis sobrinas nietas fallecieron en 2023 en un plazo de dos meses. En una comida familiar mi hermano, la fidelidad con dos patas, elevo la copa para brindar: "Por las abuelas que nos dejaron y que viven en nuestra memoria" y, de repente, la niña mayor, que tiene 10 años, abrió mucho los ojos y miró a su madre que se hizo la desentendida. Esa niña tiene preguntas que nadie le responde por su propio bien, supongo. Si hablara con la niña como la cristiana que soy su madre no volvería a hablarme. Y así estamos todos llenos de buena voluntad.
Llevo unos cuantos años de sacerdote y desde hace más de diez sufro enormemente por lo que comentas en tu artículo.
Desde entonces tengo pensado hacer un trabajo y presentárselo a los Obispos porque la selección de textos para el Leccionario de la Santa Misa que se hizo después Concilio Vaticano II sistemáticamente se salta textos fundamentales sobre el tema del artículo, la ira de Dios y el castigo También del demonio. Y muy especialmente del infierno.
Don José Maria Iraburu tiene publicado en la Fundación Gratis Date y en Infocatólica (08 Salvación y condenación; 741 Iglesias descristianizadas por silenciar los novísimo. 4 El infierno) un trabajo que recoge los más de cincuenta textos distintos (52) en que Jesucristo habla en el Evangelio del infierno y de las penas del infierno, llamándole de distintas formas:
"Fuego eterno, horno de fuego, fuego que nunca se apaga, condena de la gehenna del fuego"
"Llanto".
"Rechinar de dientes".
"Gusano que no muere".
"Castigo eterno".
"Perdición".
"Tinieblas".
En el Apocalipsis se le llama también " muerte segunda". Y en el Catecismo, "condenación eterna".
¿Cuántas de esas más de 50 veces que Jesucristo habla del infierno y sus penas no las recoge el Leccionario de la Misa?
¿Y cuántas no se incluyen en el Leccionario de la Misa de los domingos y festivos, impidiendo a los católicos conocerlas porque no leemos casi la Biblia en casa, y a los sacerdotes predicar sobre este tema con el respaldo de que aparece en el Leccionario, porque esto no se enseña en los Seminarios?
La cifra puede ser escandalosa. Y, por eso, los Obispos, los sacerdotes, los consagrados y los laicos no conocemos la verdadera dimensión, enorme, de la enseñanza del infierno en las palabras de Cristo recogidas los cuatro Evangelios.
Y éste es un freno inmenso a la evangelización, porque los católicos creemos que todos vamos al cielo, ya que es lo que nos han predicado desde que existe el nuevo Leccionario de la Misa. Y éste es gravemente erróneo, no en lo que está bien que es muchísimo y muy bueno, sino por tantas omisiones injustificadas de textos que son tan Evangelio de Jesucristo como las demás. Y trágicamente, se han ocultado a los fieles desde hace más de 50 años, haciéndoles vivir engañados en un tema de suma importancia, y de consecuencias eternas, para los condenados en el infierno.
Jesús dijo en San Mateo 7,13-14: "Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos".
Y esto no se enseña en la Catequesis desde 1965, hace 60 años. Y desde entonces no se predica prácticamente nunca, engañando así a los católicos, que creemos que siendo buena gente, y no matando y no robando, todos iremos al Cielo. Y esto es mentira, un engaño de Satanás.
Espero que pronto alguien experto en Liturgia y Biblia dentro de la Iglesia Católica realice este trabajo y se lo presente al Papa León XIV y a todos los Obispos, para que revisen el Leccionario.
El concepto "temor de Dios" se sustituye sistemáticamente por "veneración". "Teme a Dios", "venera a Dios".
En Génesis, cuando Dios le dice a Eva respecto al hombre "y te someterá", la traducción al catalán dice "I et voldrà sometre", es decir "intentará someterte".
En el famoso salmo 50, en castellano se habla de delitos, y en catalán de "faltas".
Hay más, es digno de estudio.
"Y esto no se enseña en la Catequesis desde 1965, hace 60 años. Y desde entonces no se predica prácticamente nunca, engañando así a los católicos, que creemos que siendo buena gente, y no matando y no robando, todos iremos al Cielo. Y esto es mentira, un engaño de Satanás".
Justo, coincide. Yo nací en 1944 por lo que en 1965 tenía 21 años y había terminado los estudios de Magisterio, me aparté de la Iglesia y, cuando volví, todo me sonaba extraño. Me decía a mí misma: "Dios mío, ¡cuántas cosas han cambiado con el Concilio que la Iglesia está irreconocible!" Luego me dijeron que en realidad muchas de ellas no eran fruto del Concilio, pero nadie me ha dicho por qué han ido desapareciendo. Algunas parecían irracionales porque en mi parroquia quitaron el púlpito desde donde había predicado San Vicente Ferrer, que a nadie molestaba y tenía un valor histórico, desplazaron el Sagrario y quitaron los reclinatorios y los confesionarios. ¿Eso lo dijo el Concilio? ¿O estaban atentando contra la memoria de las futuras generaciones para que ya no pudiesen recordar lo que era un confesionario ni un púlpito?
Mientras espero sentada recomiendo la Santa Biblia de Monseñor Straubinger. Está en PDF en internet por si a alguien le interesa.
Saludos.
Con respecto al tema específico de este artículo, me parece que el principal problema es que ya en los seminarios a los futuros sacerdotes se les enseña, no que la Sagrada Escritura es palabra de Dios, sino que es palabra humana que contiene muchos mensajes de Dios que hay que saber identificarlos. De hecho a mí se me había enseñado así en las catequesis, clases de religión, homilías y conversaciones con curas y religiosos. Un paso clave para el inicio de mi conversión (que aún está en pleno curso) fue la gracia de fe que movió a mi intelecto a asentir, por un acto de la voluntad, también movida por la gracia, que toda la Sagrada Escritura es palabra de Dios.
No se puede ir cambiando de seudónimo. Si sigue haciéndolo, borraré sus comentarios.
"¿Por ejemplo?"
No tiene nada que ver con el artículo, pero, por citar un error típico que también se encuentra en otras biblias protestantes, el amigo Casiodoro tenía la mala costumbre de traducir "tradición" cuando la frase evangélica se refería a algo malo (como las tradiciones humanas de los fariseos) y "doctrina" cuando era algo positivo (como las tradiciones transmitidas por San Pablo), a pesar de ser el mismo término en griego.
"A los futuros sacerdotes se les enseña, no que la Sagrada Escritura es palabra de Dios, sino que es palabra humana que contiene muchos mensajes de Dios que hay que saber identificarlos. A mí se me había enseñado así en las catequesis, clases de religión, homilías y conversaciones con curas y religiosos".
Pues muy mal hecho, porque desde siempre la Iglesia ha defendido la verdad de los textos bíblicos, y el Concilio Vaticano recuerda en 1965:
"Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo. la santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería.
Pues, como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación. Así, pues, "toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena".
La última que he oído, ha sido un religioso de una orden religiosa, que voy a omitir el nombre de la orden, decir en un Retiro, que la serpiente del Génesis, que luego en el Apocalipsis se convierte en el dragón rojo, somos nosotros. O sea, repito, la serpiente del Génesis somos nosotros. La Escritura dice que es el demonio, pero el religioso dice que somos nosotros.
"Y el "yo pecador" también está abolido, mayoritariamente"
Es extraño. María de África también lo ha mencionado, pero es algo que yo no he visto nunca. Mi impresión es que es la opción más frecuentemente utilizada en el acto penitencial de la Misa.
Pampeano es argentino, yo soy española, así que no es la opción más frecuente en el acto penitencial de la misa en muchos lugares dado que un argentino y una española no podrían coincidir en ese punto.
No es lo mismo decir: "Señor, ten piedad", "Cristo ten piedad" que confesarse pecador, hay una corriente que intenta eliminar la conciencia de pecado y dejar las cosas a la Misericordia Divina sin necesidad de insistir demasiado. También he notado que los confesores creen que te confiesas de pecados no suficientemente "gordos" y algunas veces me han dicho que "hilo demasiado fino" supongo que porque, como soy vieja, la posibilidad de pecar en lo que ellos consideran pecado, disminuye mucho: la lujuria, la gula, etc...y solo me prestarían atención si les dijera que soy usurera o que he levantado falsos contra mi vecina. Ante Dios soy pecadora, pero el confesor no está muy seguro.
Para tomar partido hay que conocer QUE TIENEN EN MENTE unos y otros.
Yo, por ejemplo, estoy de acuerdo con la afirmación "Dios castiga" si esta se refiere a que, como buen Padre, Dios disciplina y corrige a sus hijos y, entonces, permite y hasta promueve ciertas situaciones duras y difíciles para que el pecador tome conciencia de su mal camino y se enmiende.
No estoy de acuerdo con la afirmación "Dios castiga" si se refiere a que Dios, sintiéndose herido, se encoleriza y actúa de manera vengativa hacia el pecador y le cobra su falta enviándole un mal, para que sepa quién manda.
La primera actitud es la propia de un Dios perfecto, la segunda es la propia de nuestra imperfección humana.
Bruno: esperá al domingo próximo.
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Ja, me parece que te refieres a aquello de que "sin Fe es imposible agradar a Dios". Claro, que frase tan insignificante como para borrarla del leccionario, no?
Esta opinión la tienen algunos teólogos, ellos piensan: Si Dios es Padre y ve que sus hijos se van a condenar, envía una guerra como purificación y después de la guerra todos están más sanitos. Claro, todos los que sobrevivan, que serán los menos, porque la mayor parte habrá muerto.
¿Pero entonces donde queda la libertad del hombre? Yo he reflexionado bastante sobre la condenación eterna de una persona, Dios todopoderoso, Dios tan dulce, ¿cómo puede permitir que una persona se condene, una persona que no ha llevado a la muerte a millones de seres humanos, o que no ha creado grandes y graves problemas a su prójimo. Estas preguntas las hacemos porque nos creemos que amamos más que Dios, nos creemos más misericordiosos que Dios, y el problema es que no sabemos amar porque no amamos. Pues hasta tal punto he reflexionado este tema, que lo llevé a la oración, y entonces entendí con claridad meridiana ... No me atrevo a decirlo a sus señorías porque seguro que se escandalizan, pero al final qué es Dios, ¿Dios no es Amor? Pues en esta palabra "amor" si supiéramos amar como ama Dios entenderíamos muchas cosas.
Yo ya lo dije hace mucho lo de Corintios y señalé cómo recortaron en las lecturas bíblicas. Una pista: no solo fue el la liturgia de las horas ni en las lecturas. También en la misa. Miren el cambio increíble en el ofertorio o la oración a San Nicolás en su festividad. ¿Por qué se fue el Dies Irae?
Pero bueno, no se pregunten cosas así. Se volverán automáticamente en filocismaticos y no sé qué más.
Hay también castigos de muerte súbita, como el que se narra en Hechos de los Apóstoles, que obviamente no dan espacio para correcciones ni purificaciones, pero no sabemos lo que ocurrió con estas personas en esos instantes brevisimos que transcurren como una eternidad entre la muerte física y el tránsito definitivo del alma. Tampoco sabemos si ese castigo evitó que cometiera mayores pecados llevandolos a su perdición eterna. Finalmente en esos casos se logra la corrección y purificación, no de los que padecieron el castigo de la muerte, pero de terceros.
Todavía no entiendo por qué.
Pero me sigue haciendo ruido mi frase.
También dije que Dios es inmutable e infinitamente feliz, y que habita en una paz imperturbable, y que por lo tanto es imposible que se enoje.
Salvo, por supuesto, la naturaleza humana de Cristo antes de la Resurrección.
Siento que estoy pasando algo por alto, y no sé qué es.
"Dicitur autem nomen irae de Deo, quia in eo invenitur effectus qui solet esse irati apud nos, scilicet punitio; unde ipsa punitio, qua punit, Dei ira nominatur" (De ver., q. 23, a. 3, c.).
Añado un castigo divino tampoco correctivo o medicinal del que lo padece: la muerte del que muere impenitente, es decir, de aquel de quien Dios ha determinado permitir su impenitencia final.
Y la esencia del castigo no es medicinal ni correctiva, aunque pueda en algunos casos tener esa función, sino vindicativa, es decir, el castigo restaura el orden de la justicia, trastornado por la falta.
Saludos cordiales.
Y es más absolutamente cierto que no nos castiga como merecen nuestros pecados.
Saludos cordiales.
No pensemos en premios y castigos. Mirad el Magisterio de la Iglesia tan bellamente expresado por el Papa:
youtube.com/watch?v=H-YFHascOOo
Jesucristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, pero tampoco la palabra Juicio interesa. Al principio fuimos nosotros los que no debíamos juzgar al prójimo porque esa era misión de Dios, pero ahora, sutilmente, se induce a pensar que tampoco Dios va a juzgar. Naturalmente eso acaba con los Novísimos y solo deja una posibilidad: todos al Cielo.
Es decir, que el padre humano que repudia a su hijo por ser un terrorista inconfeso, se pasa de rodada, está obligado a él con ataduras imposibles de quebrar, pero no con sus víctimas, que ahí se las compongan, porque la Justicia no mola.
Mi abuela solía decir que si un hijo suyo causaba mal a otros su obligación era reparar ese mal antes que atender al hijo, pero mi abuela no entendió nada, por lo visto.
Camino, 309:
¡Mira qué entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios! —Porque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa su culpa: y, en el divino, se perdona. ¡Bendito sea el santo Sacramento de la Penitencia!
el amigo Casiodoro tenía la mala costumbre de traducir "tradición" cuando la frase evangélica se refería a algo malo (como las tradiciones humanas de los fariseos) y "doctrina" cuando era algo positivo (como las tradiciones transmitidas por San Pablo), a pesar de ser el mismo término en griego.
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LF:
Lo cual yo usé como argumento apologético en mis debates con evangélicos. Les dije que buscaran en sus interlineales las veces que en el NT aparece el término "paradosis" para que constataran que el papel de la tradición es absolutamente bíblico.
Dios castiga de muchas formas y maneras. No le vamos a decir cómo lo hace. Ejemplos hay de sobra en la Biblia de enfermedades enviadas por Dios para castiga a impíos. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que toda enfermedad sea un castigo
Por otra parte, la verdadera libertad consiste solo hacer el bien, no poder elegir entre el bien y el mal. Elegir el mal es un abuso y corrupción de la libertad, precisamente como la enfermedad es una corrupción de la vida.
No toda enfermedad es un castigo por una falta particular, pero sí que toda enfermedad, al igual que la muerte, al igual que los dolores de parto y los sudores del trabajo para conseguir fruto, son castigo por el pecado original.
También están proliferando los que creen que toda la humanidad está condenada por lo que da igual si se peca en la conducta, por aceptación resignada, no por confianza en la Misericordia de Dios.
Recuérdese que son muchos los grupos distintos anunciando el infierno, aunque cada uno con criterio diferente; los buenistas, por ejemplo, también esperan y temen al castigo infernal pero por motivos que pueden ser diferentes que los que inspiran la esperanza infernal de otros creyentes. Unos confían en misericordia incondicional para los lujuriosos y esperan la condenación de los avaros mientras otros creen lo contrario, pero tanto claman al cielo el aborto, la sodomía y el adulterio, como el asesinato, la opresión del pobre y el robo de salario.
Nestor, se te salió el espiritu roussoniano ahí. Estamos heridos por el pecado original, y en no pocas ocasiones nuestro remedio más saludable es un castigo, como, por otra parte lo sabe cualquier padre de familia. Hay ciertos vicios que nos hacen peores que las bestias irracionales.
Con el hecho de suprimir, en la Liturgia, muchas citas que hablan de iras y castigos divinos, la Iglesia está relativizando el tema de un Dios castigador para poner en primer plano lo que es esencial: Dios es Salvador y obra procurando la salvación de todos sin excepción, respetando, obviamente, la libertad de aquellos que no la aceptan y que, por tanto, no la tendrán.
Se habla muchas veces de evolución homogénea del dogma; pero dicha evolución se da de muchas maneras y una es precisamente esta: no se niega lo que se dijo antes, simplemente se armoniza de mejor forma con el mensaje central del Evangelio.
Enhorabuena, Bruno.
Saludos.
La letra decía:
"Inazio, gure Patroi handia
Jesusen Konpainia
fundatu eta duzu armatu,
ez da, ez, etsairik jarriko zaizunik
inolaz aurrean gaurko egunean,
nahiz betor Luzifer deabrua
utzirik infernua".
Ignacio, Nuestro Gran Patrón,
fundó y armó la Compañía de Jesús
y no dejara enemigo en pie
aunque Lucifer deje los infiernos.
"Zure soldaduak
dirade aingeruak
zure gidaria
da Jesus haundia;
garaitu ditu zure Konpainiak, etsaiak.
Ez dauka fedeak,
ez kristau herriak,
ez dauka beldurrik
inongo aldetik"
Tus soldados son ángeles,
Tu guía es el mismo Jesús,
la Compañia ha vencido a los enemigos.
Ni la Fe ni el pueblo cristiano
tienen miedo de nada ni nadie.
"Inazio hor dago,
beti ernai dago,
armetan jarria
dauka konpainia
txispaz armaturik,
bandera zabalik,
gau eta egun gu guztiok
pakea dezagun
beti gau eta egun".
Ahí está Ignacio,
siempre vigilante,
tiene a su Compañia armada de chispas
con las banderas al viento.
Noche y día nosotros
construiremos la paz,
noche y día.
Ya sé que la traducción queda rara, pero el himno sonaba que parecía que se oían trompetas y tambores, a mi me recordaba al Arcángel San Miguel.
La última vez que lo cantamos el párroco pidió disculpas `por el tono de la marcha y nos dijo que tuviéramos en cuenta que eran otros tiempos.
Por lo visto ya no tenemos enemigos, ni siquiera Satanás. Ahora al enemigo no se le vence, se pacta con él.
Cuando el hijo pródigo de la parábola, ya arrepentido, regresa a su padre, no se lee que hubo castigos, sino una fiesta, una celebración. En el hermano no hubo alegría sino tristeza, porque él sí quería castigos, pero no los hubo. Y es que, en el Cielo, es gozo lo que se produce cuando un pecador se convierte.
Durante mucho tiempo yo fui como ese hermano; creía que no era justo que al pecador arrepentido lo trataran igual que a mí, que me había esforzado al máximo por cumplir los mandamientos. Hasta que un día, Dios me hizo comprender que no era por mi esfuerzo que me mantenía invicto, sino por Su Gracia y Misericordia.
Entendí que LA MISERICORDIA QUE ACOGE, CON UNA FIESTA, AL PECADOR QUE REGRESA, ES LA MISMA QUE SOSTIENE EN CASA AL QUE NO SE HA IDO.
Claro que Dios castiga. La Escritura lo dice multitud de veces. Lea, por ejemplo, Hebreos 16,6-13:
"Porque el Señor castiga al que ama y azota a todo el que recibe por hijo. Perseverad firmes en corrección. Dios se ofrece a vosotros como a hijos, ¿porque cuál es el hijo a quien no corrige su padre? Mas si estáis fuera de corrección, de la cual todos han sido hechos participantes luego sois bastardos, y no hijos. Fuera de esto si tuvimos á nuestros padres carnales, que nos corrigiesen, y los mirábamos con respeto, ¿cómo no obedeceremos mucho más al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos en verdad en tiempo de pocos días nos corregían según su voluntad, mas este en aquello que nos es provechoso, para recibir su santificación. Toda corrección al presente en verdad no parece ser de gozo, sino de tristeza, mas después dará un fruto muy apacible de justicia, a los que por ella han sido ejercitados. Por lo cual alzad las manos caldas, y las rodillas descoyuntadas. Y dad pasos derechos con vuestros pies, para que el que claudica no se desvie, antes sea sanado" (Biblia de Scio de San Miguel, siglo XVIII)
Y si lo quiere en el latín de la Vulgata de San Jerónimo: quem enim diligit Dominus castigat flagellat autem omnem filium quem recipit...
El uso creativo de sinónimos para ocultar que Dios castiga, como enseña la Escritura, es una obsesión moderna.
Así que quedaría muy flaquita.
No creo que esto sea así, sino que Dios castiga, por ejemplo, cerrando los ojos de los castigados, tienen ojos y no ven, privándoles de gozar de la verdad, extraviados en las sombras del Mal.
Reconiendo la lectura atenta y desapasionada de la obra de R. Sapolsky, en particular su libro “Decidido”, que aborda de manera competente este delicado asunto.
Lo del Vaticano y los teólogos pues... ¡depende de qué Vaticano y qué teólogos!. Esto daría para otro post...
https://www.facebook.com/watch?v=793579973003167
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