Ataque informático
Después de varios días sin conexión a Internet, por problemas técnicos, por fin he podido abrir el correo del blog. Me he llevado una buena sorpresa al encontrar ¡800 mensajes nuevos que correspondían a 800 mensajes en el blog!
Me temo que no se trata de un nuevo interés por la teología y la religión. No es más que publicidad de casinos y juegos de azar online, repetida hasta el infinito en los comentarios de algunos de los artículos del blog. Por lo visto, algunas personas sin escrúpulos pero ingeniosas crean programas informáticos que navegan por la red en búsqueda de lugares en los que insertar publicidad de forma gratuita. Estos programas intentan encontrar lugares que reúnan requisitos predeterminados: algunas palabras clave, número de visitas, falta de seguridad, etc.
No sé muy bien cuáles habrán sido los criterios en particular que han hecho que un artículo sobre el Camino Neocatecumenal sea objeto de publicidad masiva sobre casinos y máquinas tragaperras virtuales. En cambio, en otro caso, la cosa está tristemente clara: en un artículo dedicado a la crítica de la prostitución, se han introducido multitud de anuncios sobre viagra, drogas y pornografía. ¡Hay que fastidiarse! Además, el problema no consiste únicamente en que aparezca en el blog publicidad inapropiada o repugnante, sino que los casi mil mensajes publicitarios me impiden ver y responder fácilmente a los mensajes auténticos de los lectores.

Una de las grandes bendiciones que Dios me ha regalado por el tiempo que dedico a este blog ha sido la oportunidad de conocer a muchas personas interesantes: compañeros de camino hacia la patria eterna dentro de la Iglesia, sacerdotes, religiosos, familias en misión, conversos, nobles adversarios en mil y una discusiones…
Mi padre, que es ingeniero industrial, nos ha contado varias veces lo difíciles que eran algunos de los exámenes de su carrera. Quizá los problemas más complicados eran los llamados “problemas de idea feliz”. Eran problemas que no se podían resolver con los métodos habituales, sino que había que inventarse un método sobre la marcha. Por lo tanto, era necesario tener una “idea feliz” en el examen, que permitiera resolver el problema.
Como habrán notado los lectores perspicaces, he estado un tiempo de viaje y no he podido escribir en el blog. No es necesario que me agradezcan todo ese tiempo libre adicional del que han disfrutado al no leer mis artículos. Sin duda, lo habrán empleado sabiamente en nobles y esforzadas empresas, que probablemente han hecho del mundo un lugar mejor. Sin embargo, todo lo bueno se acaba y ya estoy de vuelta, dispuesto a aburrirles de nuevo.
¡Ha sucedido! Ha nacido el Esperado, el que cumple todas las promesas de Dios. Es Aquel a quien aguardaron nuestros padres, bendiciendo el día de su venida. Por Él se alegraron los profetas, en su nombre reinaron los reyes e impartieron justicia los jueces. Es el que fue anunciado a los patriarcas. Él es la respuesta a los anhelos profundos de los todos los hombres, desde que el mundo existe.









