2.10.09

Vocatus atque non vocatus

Quaestio Quodlibetalis XXII. Esta mañana, un lector del blog, Gallizo, dudaba de la importancia de la oración. Por supuesto, dudaba de forma teórica, porque él confiesa ser ateo, pero sus objeciones me han parecido muy interesantes. Contestaba Gallizo a los que le animaban a intentar rezar que, si Dios existiese “no haría falta que le hablase, él sabría lo que pienso y siento y por qué, de tal modo que con mis oraciones o a falta de ellas, el resultado sería el mismo”. Es decir, si Dios lo sabe todo, ¿para qué puede servir la oración?

Esta objeción de Gallizo a la oración en general, me ha recordado que Jung, el conocido psicoanalista discípulo de Freud, tenía grabada una inscripción en latín sobre el dintel de su casa en Kusnacht, Suiza. La frase grabada en la piedra, con esa sonoridad inimitable del latín, decía: Vocatus atque non vocatus, Deus aderit. Traducido al castellano, significa algo así como: “se le llame o no se le llame, Dios estará presente”. Jung la tomó de una edición original que poseía del libro de Erasmo, Collectaneas adagiorum. En él se recogían proverbios clásicos y, entre ellos, se encontraba esta frase, que procedía del oráculo de Delfos, en una respuesta que había dado a los espartanos con ocasión de la Guerra del Peloponeso.

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1.10.09

Círculos y esferas: las otras religiones y el cristianismo

Durante los últimos días se ha estado hablando, en el blog La Puerta de Damasco, de D. Guillermo Morado, sobre la relación y comparación entre el cristianismo y otras religiones. Es un tema complejo y relevante, especialmente en una época como la nuestra, en la que las otras religiones no corresponden a tierras lejanas, sino que están presentes en la misma Europa a través de la inmigración e incluso en nuestras casas, gracias a la televisión.

He leído hace poco un texto de Ronald Knox sobre este tema y creo que aporta una intuición interesante a la discusión. Sólo son unos pocos párrafos sacados de “El torrente oculto”, pero Knox tiene, a menudo, la habilidad de encarar los temas de una forma propia, que arroja una nueva luz sobre ellos. Además, su buen humor y su fina ironía inglesa hacen que sus aportaciones sean siempre refrescantes, además de interesantes.

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29.09.09

El caballo de Troya: Todos somos Iglesia

Quaestio Quodlibetalis XXI. El otro día, hablábamos de eslóganes ateos y hoy vamos a hablar de un eslogan cristiano. Bueno, más bien un eslogan no muy católico, pero que se oye con cierta frecuencia. Me refiero a la máxima “Todos somos Iglesia”, que ya he leído varias veces en algunos comentarios, bienintencionados pero a mi juicio gravemente erróneos, de este blog.

Su utilización varía, pero, en general, suele utilizarse como una forma de diluir la enseñanza y la práctica de la Iglesia. Por ejemplo, ante el hecho de que la Iglesia siempre ha enseñado que el divorcio es inmoral, se responde que seguro que había gente que no estaba de acuerdo. Por lo tanto, como “todos somos Iglesia”, no es verdad que la Iglesia enseñara eso, sino sólo que parte de la Iglesia enseñaba eso. Con ello se consigue, en la práctica, una legitimación o excusa para no tener que aceptar ninguna doctrina que a uno no le guste o con la que no esté de acuerdo. De hecho, existe un grupo llamado “Somos Iglesia” que utiliza esta táctica, con diversas variantes, para defender, entre otras cosas, el sacerdocio de la mujer, la determinación democrática de la doctrina de la Iglesia, la abolición del celibato sacerdotal, etc.

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26.09.09

Timos informáticos

En los últimos días, he recibido varios correos electrónicos de esos que intentan timarte a través de internet. Incluyo uno al final, porque resulta muy divertido. Los correos originales estaban en inglés y, claramente, han sido traducidos con algún traductor automático. Y, por cierto, deben de ser timadores con muy poca habilidad, porque, en los dos últimos días, he recibido tres veces la misma carta, firmada por tres “viudas” diferentes: Janet Morgan, Elisabeth Williams y Emily Cherry.

Las supuestas viudas me proponen algo que parece un negocio estupendo: enviarme sin ningún tipo de contraprestación tres millones y medio de dólares (cada una), procedentes de la herencia de sus difuntos maridos. Con la única condición de que utilice el dinero para obras pías y para la beneficencia, claro. Para justificarlo, cuentan una triste historia de un diplomático kuwaití fallecido y su desconsolada y cristianísima viuda que no sabe qué hacer con el dinero.

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25.09.09

Ordo Virginum

Hace algunos días, se hizo referencia en el blog al Orden de las Vírgenes. Como la mayoría de los católicos no sabe qué es el Ordo Virginum, me ha parecido una buena idea hablar de él. He pedido a una lectora que me envíe algo de información sobre el tema.

Todos estamos acostumbrados a la existencia de congregaciones religiosas, que forman parte de la vida cotidiana de la Iglesia. Sin embargo, en los orígenes del cristianismo no existían estas congregaciones, lo que existía era el Orden de las Vírgenes (y el de las Viudas). Eran mujeres consagradas totalmente a Dios en virginidad, que ya se mencionan en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas de San Pablo. En lugar de estar organizadas en congregaciones, como las religiosas actuales, dependían directamente del obispo y la diócesis y prestaron durante siglos servicios valiosísimos a la Iglesia.

Esta institución, sin embargo, terminó por caer en desuso y, a partir del siglo XIV, son muy pocos los casos de vírgenes consagradas de esta forma. El Concilio Vaticano II decidió recuperar el Ordo Virginum y, desde entonces, poco a poco, cada vez más mujeres van entrando en él. Actualmente, en España hay más de ciento cincuenta vírgenes consagradas.

Quizás lo que más me ha gustado de lo que cuenta esta lectora es que las vírgenes consagradas son un signo escatológico. Es decir, son signo para nosotros de lo que será la vida del cielo, de que Dios basta para hacernos felices. Nos recuerdan (yo diría, incluso, nos demuestran) que Cristo se ha desposado con la Iglesia y nos quiere a cada uno inmensamente. No está mal, ¿verdad?

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