16.07.09

Cuatro brochazos

Un lector, Pacojota, me ha enviado este vídeo de un pintor loco que se lanza a dar brochazos y a pelearse con un cuadro, sin orden ni concierto. Les invito a que lo disfruten. Hay que verlo hasta el final. Son menos de cinco minutos y merece la pena.

.


.

No he puesto el vídeo simplemente por la “proeza pictórica”, aunque ésta, ciertamente, llame la atención. Creo que puede ser un símbolo de algo más profundo. Constituye una parábola muy gráfica de lo que es la vida cristiana y que puede quedar grabada en nuestra retina.

Leer más... »

15.07.09

Cerca/lejos. Respuesta a una objeción sobre el amor

Quaestio quodlibetalis XVIIIb. Una de las mejores cosas de escribir en un blog es que recibe uno muchas preguntas interesantes, que ayudan a corregir y perfeccionar lo que se dice. Al hilo del artículo titulado “¿Nos quiere Dios a todos lo mismo?”, yo afirmaba que los seres humanos sólo podemos amar de verdad a quien tenemos cerca de algún modo. Un comentarista, Pedro-1, presentó, entre otras cosas, las siguientes preguntas/objeciones:

Subrayas en negrita que “a quien podemos querer es a los que tenemos cerca". Sería muy triste y muy poco recomendable que tuviera que ser siempre así. […] millares de monjas lavan, alimentan, curan y atienden a muchos enfermos de quienes no saben el nombre porque los quieren. Hay personas que se han metido en una vivienda en llamas para salvar a un anciano o a unos niños porque los quieren aunque no los conozcan. […]

Quien se va a una misión en África, va por amor a esas personas a quienes ya quiere y que aún no conoce. Luego los misioneros quieren muy en general. Y los sacerdotes y las monjas y los voluntarios de Cáritas y de otras organizaciones que ayudan en España y en el resto del planeta. Yo creo que los hombres podemos y debemos amar en general y en particular. […]

“Si hablamos en general, no hablamos de verdadero amor, sino de una simple benevolencia". La simple benevolencia o algo más noble ya los sienten los paganos. Pues entonces que mal hemos entendido a Jesús que nos pidió que amásemos a nuestros enemigos. Si por quienes no nos odian ni buscan nuestro mal sólo sentimos una simple benevolencia, es decir una simple simpatía ¿qué podremos sentir por quienes desean hacernos daño?

Leer más... »

13.07.09

Por qué la gente no se confiesa

No, no voy a hablar de los casos de pederastia. Son algo inexpresablemente horrible pero, al menos, son poquísimos en comparación con el número total de sacerdotes. Voy a hablar de algo mucho más extendido, que me resulta más cercano y cuyas consecuencias he sufrido en multitud de ocasiones.

El tema me lo ha sugerido un artículo aparecido en Religión Digital titulado “España ya no se confiesa. En él, se habla de cifras muy tristes sobre la confesión en nuestro país (aunque no queda muy claro de dónde salen esas cifras). Aparentemente, el 80 % de los católicos españoles no se confiesa.

No son estas cifras, sin embargo, las que han hecho que me subiera la sangre a la cabeza. Lo que me ha fastidiado sobremanera es que el artículo parece atribuir este problema a los fieles. Ya he oído a muchos sacerdotes decir lo mismo: “es que la gente no viene a confesarse”, “prefieren otras cosas”, “no nos ven como intermediarios ante Dios”, “creen que no tienen pecados”… No es extraño que el artículo concluya que la confesión es un “sacramento destinado a desaparecer”.

Leer o escuchar este tipo de cosas me deja patidifuso. ¡Curas sinvergüenzas! Si no me lo desaconsejaran la caridad cristiana y el respeto debido a los ungidos del Señor, añadiría un párrafo entero de insultos. O dos, que el papel es barato, sobre todo el virtual.

Leer más... »

12.07.09

Letanías de la humildad

Ayer decía Luis en el blog que “en el Cielo, nos alegraremos no sólo del Amor con que [Dios] nos ama, sino que nos alegraremos de que ame más a otros. Ciertamente esa será la prueba de que estemos en el Cielo, la alegría porque los demás reciban más que nosotros”. Ese rápido vistazo a algo de lo que disfrutaremos en el cielo, me recordó una oración del Cardenal español Merry del Val, las letanías de la humildad, que piden la gracia para ir practicando ya aquí en la tierra lo que decía Luis (quien espero que no me reproche el inequívoco aire jesuítico que tienen).

En mi opinión, lo más importante para adquirir humildad es fijar los ojos en Dios y no mirarse mucho a uno mismo, aunque sea de forma bienintencionada. Sin embargo, creo que esta oración puede ser un buen correctivo cuando veamos que la tentación de soberbia o vanidad nos amenaza, nos ataca o nos vence vergonzosamente y sin que opongamos resistencia. El propio Merry del Val era hijo de embajador y fue nombrado arzobispo con tan solo 35 años de edad y cardenal y Secretario de Estado del Vaticano con 38, así que debió de conocer de primera mano el peligro de creerse mejor que los demás.

Y sí, antes de que alguien lo diga, es cierto que el autor del blog necesita mucho este correctivo.

ADVERTENCIA IMPORTANTE: Las oraciones para pedir humildad son extremadamente peligrosas, porque Dios suele conceder lo que se pide… y, a menudo, el camino de la humildad es la humillación. Luego no nos quejemos.

Leer más... »

11.07.09

¿Nos quiere Dios a todos lo mismo?

Quaestio quodlibetalis XVIII. Voy a intentar responder a una pregunta que me hicieron dos lectores, Alejandro y Helena, hace mucho tiempo. La pregunta fue: ¿nos quiere Dios a todos lo mismo? Supongo que a los lectores les pasará lo mismo que me paso a mí. Cuando uno escucha esa pregunta, instintivamente responde: pues sí, claro, ¿cómo no nos va a querer Dios a todos lo mismo?… Sin embargo si uno reflexiona sobre el tema, enseguida se ve que es más profundo de lo que parece. De hecho, es un tema tan amplio, que sólo voy a intentar dar unas pinceladas sobre él, para que los lectores puedan añadir sus vivencias y sugerencias.

¿Qué queremos decir nosotros cuando decimos que queremos a todo el mundo? Muy poca cosa. Nos estamos refiriendo a que tenemos una cierta benevolencia y que desearíamos que las cosas le fueran bien a todo el mundo, que no tenemos nada en principio contra nadie. No queremos decir, sin embargo, que queramos en sentido estricto a todas las personas del mundo, porque eso es imposible. No queremos ni podemos querer a una persona de un pueblo perdido de China, de la que nunca hemos oído hablar, cuyo nombre no conocemos y de la que no sabemos nada. Eso es imposible, porque no podemos querer a quien no conocemos.

Nosotros, a quien podemos querer es a los que tenemos cerca, a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestros vecinos y amigos y a las personas con las que nos encontramos personalmente por algún medio. El amor no es algo general, es algo concreto, se refiere a una persona real, con su propio nombre, a quien conocemos y a quien tenemos cerca, por lo menos cerca de forma espiritual o moral. Si hablamos en general, no hablamos de verdadero amor, sino de una simple benevolencia. Cuanto mas hablamos en general y más lejanos están de nosotros las personas a las que decimos que queremos, menos concreto es ese amor y menos se puede considerar verdadero amor. Por eso el planteamiento mismo de la pregunta es, en cierto modo, engañoso, porque Dios no nos quiere a todos en general, sino que nos quiere a cada uno en particular.

Leer más... »