Mi respuesta a la pregunta de una atea

(Continuación del post anterior)

Antes que ninguna otra cosa, quiero decir que las respuestas recibidas de los lectores han excedido mis expectativas. Y eso que la experiencia hacía que esperase un alto nivel de respuestas de los lectores de este blog. Los análisis del sufrimiento, de sus causas, de la posibilidad de que el ser humano comprenda o no las acciones de Dios y nuestra actitud ante la desgracia (incluso el análisis del propio término “desgracia”) han sido interesantísimas.

Cuando digo que las respuestas han excedido mis expectativas, es literalmente cierto. Yo sólo tenía en mente algo mucho más modesto: identificar las premisas falsas de las que partía la pregunta de Heather Mac Donald. Todo lo que se ha dicho en los comentarios es muy útil para ayudar a comprender la visión cristiana del sufrimiento y de la acción de Dios… pero no servirá de nada si no sacamos primero a Heather del lío lógico en el que ella misma se ha metido.

En las discusiones de temas religiosos (y en cualquier discusión, realmente), es imprescindible escuchar de verdad lo que el otro está diciendo. Ponerse en su pellejo. Entender su motivación y los presupuestos de los que parte. A menudo, en el caso del cristianismo, la gente que no lo conoce o lo conoce únicamente a medias tiene una serie de ideas preconcebidas más o menos absurdas sobre lo que creen los cristianos, que les impide valorar verdaderamente el cristianismo. Creo que ya conté una vez lo que decía el Arzobispo Fulton Sheen: No habrá más de cien personas en los Estados Unidos que odien a la Iglesia Católica. Sin embargo, hay millones que odian lo que erróneamente piensan que es la Iglesia Católica, que es algo muy diferente.

La primera premisa oculta ha sido correctamente identificada por los lectores, en general. Consiste en la falsa opinión de que los creyentes pensamos que Dios actuó en el primer accidente, el que no tuvo víctimas, y no actuó en el segundo. No es extraño que Heather piense eso: es una idea de Dios propia de la magia y del paganismo antiguo (o del neopaganismo moderno), en la que Dios o los dioses están al servicio del hombre, como una especie de “superman” poderoso que puede ayudar en un momento difícil pero que, después, se va volando para no molestar. Es decir, es una concepción puramente humana de Dios y no es extraño que nuestra amiga atea se burle de ella, porque, en efecto, es ridícula.

Dios, el Dios verdadero, es mucho más que eso. Él es el verdadero centro del universo y un cristiano, si lo es de verdad, no puede ver a Dios como un “genio de la lámpara” que le resuelve sus problemas. Al contrario, la oración fundamental del cristiano es “hágase tu Voluntad”. Job, como han señalado Fredense o Cristhian, tuvo que pasar de su idea humana de Dios a comprender lo que Él es en verdad. El cristiano no busca que Dios le ayude a cumplir sus planes, sino que se pone al servicio del Plan de Dios. Como decía Yolanda, si alguien “pierde la fe” por una desgracia, es que realmente no tenía fe, sino una creencia humana en que Dios estaba ahí para asegurarle una buena vida. Por eso, los cristianos, aunque cueste a veces, nos esforzamos por encontrar la voluntad de Dios en todo lo que ocurre, también en el sufrimiento, pidiendo a nuestro Padre que nos ayude, pero confiando en Él. Si hay algo que está claro en el Evangelio, aunque sea escandaloso, es que incluso la muerte puede ser un camino de salvación, de gracia y de Vida eterna, mediante el poder de Dios.

Esta primera premisa tiene una segunda parte: Heather asume que los cristianos creemos entender perfectamente lo que Dios ha hecho al disponer que se salven los pasajeros del primer vuelo. De nuevo, se equivoca. En realidad, como dijo por activa y por pasiva Santo Tomás y como han dicho innumerables profetas, santos, místicos y teólogos, las acciones de Dios siempre son mucho más profundas y están mucho más llenas de sentido de lo que nosotros podemos comprender. Podemos vislumbrar algunos aspectos de las acciones de Dios, pero su riqueza siempre nos sobrepasa infinitamente.

Por ejemplo, en el caso que citaba Maricruz en su comentario, ella pudo ver cómo la muerte imprevista de su madre entraba dentro del plan de Dios, porque esa muerte hizo que ella y sus hermanos crecieran espiritual y humanamente. Sin embargo, con total seguridad, esa acción de Dios tuvo muchos más efectos que también estaban dentro del plan de Dios. Sin duda, era parte de la historia de salvación de su madre. Quizá también afectó a un vecino que volvió a la Iglesia por esa razón, a otro pariente que se dio cuenta de lo poco importantes que son los planes que uno se hace en la vida, al sacerdote del funeral que estaba a punto de perder la fe y recibió una gracia especial de Dios al leer ese Evangelio, a una persona que pasaba por la calle, oyó la ambulancia y se dio cuenta de que él también moriría algún día, a pesar de todo su dinero, al frutero de la esquina… no lo sabemos y podemos alegrarnos de no saberlo, porque es señal de que la riqueza del plan de Dios es inagotable. Si Dios quiere, en el cielo podremos disfrutar eternamente de contemplar las innumerables combinaciones de salvación que Dios preparó en nuestras vidas y en las de nuestros seres queridos.

Hay una segunda premisa oculta que nos intenta “colar” la autora de la pregunta (supongo que inconscientemente y con toda la buena intención del mundo). Esta premisa implícita supone que los cristianos debemos nuestra fe a hechos como el del amerizaje del avión americano o que la demostramos mediante esos hechos. Si eso fuera cierto (que no lo es), su conclusión sería totalmente lógica: los cristianos que creemos en un Dios bueno por las personas salvadas de un accidente, deberíamos creer en un Dios malo a causa de las víctimas de otros accidentes.

En realidad, como los lectores sabrán por experiencia, nosotros no recibimos nuestra fe por hechos como los del avión que amerizó sin problemas. Ni por hechos como lo del avión cuyos pasajeros murieron. La realidad es exactamente la contraria: porque tenemos fe, podemos ver la acción de Dios en lo que ha sucedido. Porque tenemos fe, sabemos que Dios estaba presente, tanto en el primer avión como en el segundo.

La fe proviene de un encuentro con Cristo. Es un encuentro con muchas dimensiones: personal, intelectual, emocional, experiencial, sacramental, etc. La forma en la que se da ese encuentro con Dios puede ser distinta en cada caso, pero siempre tiene como resultado una forma distinta de ver el mundo y la vida. Por eso, San Juan da tanta importancia a que Jesús curara al ciego Bartimeo y ese relato de curación se utilizaba como catequesis bautismal en la Iglesia primitiva: porque todos estamos ciegos y necesitamos que el don de la fe nos abra los ojos.

Humanamente, se pueden considerar los casos de los dos aviones como casualidades, como mala o buena suerte, como terribles desgracias, como manifestaciones de un destino inexorable o como manifestaciones del absurdo de la vida. Pero quien tiene fe, puede ver ambos casos como lo que realmente son, como parte del plan de Dios, incluso aunque no los podamos comprender totalmente. La fe nos abre los ojos para que veamos la realidad como es en verdad.

Los cristianos hemos experimentado que Dios nos quiere como somos, infinitamente y de forma gratuita, incondicional y sobreabundante. Porque hemos experimentado en nuestras vidas que Dios nos quiere, sabemos que todo lo que ocurre, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, es parte del plan amoroso que Dios tiene para nosotros. Somos como niños, que quizá se aburren en el colegio y disfrutan mucho al ir de vacaciones a la playa, pero saben que ambas cosas son buenas para ellos, porque sus padres les quieren mucho y sólo les dan lo mejor.

Una vez que hayamos despejado los malentendidos que estaban presentes, de forma oculta, en la pregunta de Heather Mac Donald y de mucha gente como ella, podremos pasar a explicarles la visión cristiana del sufrimiento, como tan bien han hecho los lectores. Y, sobre todo, podremos explicar que, para los cristianos, el sentido del sufrimiento no está principalmente en razones, sino en una persona: Cristo, el Hijo de Dios, crucificado por amor a nosotros.

29 comentarios

  
Bruno
Miguel:

La actuación ordinaria y extraordinaria de Dios es un tema que me parece muy interesante, pero dudo si es algo objetivo o subjetivo. Es decir, si se trata de acciones distintas de Dios o de formas distintas de que nosotros podamos ver esas acciones. Quizá podrías tratar un día el tema en tu blog.

Luis López:

Yo díría que Dios interviene siempre, aunque de formas distintas según el caso y siempre respetando la libertad humana. Eso sí que es un gran milagro: que el Señor del Universo, que dice a las galaxias "ven" y ellas van, respeta la libertad de unos seres insignificantes como nosotros.

En cuanto al segundo comentario, totalmente de acuerdo, ya lo decía San Pablo, de forma hiperbólica: morir (para estar con Cristo) es con mucho lo mejor.

17/02/09 12:12 PM
  
Bruno
Luis:

Hábilmente, has escapado de la trampa lógica de Heather, llevando la discusión a tu terreno y negando implícitamente sus premisas ocultas. Lo que prueba o no que Dios existe son otro tipo de cosas, porque Dios es mucho más que un guardaespaldas poderoso.
17/02/09 12:13 PM
  
Bruno
Cristhian y Fredense:

La historia de Job consiste en el duro paso de comprender "humanamente" a Dios a comprenderle como Él es en verdad y como se ha revelado a nosotros. Es algo que todos tenemos que hacer, ya que siempre es más fácil apegarnos a nuestras imágenes humanas y dominables de Dios, que ponernos realmente en sus manos.

¿Habéis leído la carta Salvifici Doloris, de Juan Pablo II, en la que medita sobre el sufrimiento a la luz del libro de Job? Es estupenda.
17/02/09 12:15 PM
  
Bruno
Germán:

Me ha llamado la atención leer la frase del Evangelio que has citado. Aunque, por supuesto, la conozco de memoria, me ha conmovido profundamente.

Ni un gorrión, que se vende por unos cuartos, cae sin consentimiento Divino... Ánimo, vosotros valéis mucho mas que un gorrión...

Las sencillas frases del Señor son mucho mejores que cualquier cosa que podamos decir y, además, todo el mundo puede entenderlas.

En cuanto a Heather, quizá los aviones eran de Boeing y es todo un truco de la competencia :)


Fleming y Óscar:

Es fácil ver a Dios en las cosas que nos resultan buenas o agradables. Para ver a Dios en medio del sufrimiento o de la oscuridad, es necesario haber tenido antes una experiencie de su Amor misericordioso por nosotros. Por eso la predicación de la REsurrección de Cristo cambia la vida: porque Dios puede sacar vida de la muerte y darnos la felicidad verdadera aun en medio del sufrimiento.
17/02/09 12:18 PM
  
Luisillo
Yo le que he echado en falta en tu, por otra parte, excelente argumentación, es alguna referencia a una realidad escandalosa, incluso para muchos que se dicen creyentes, y es el que el cristiano (el que de verdad vive de la fe) no considera la muerte de nadie como un mal en sí mismo, puesto que es parte de la propia vida, y un nacimiento a la VIDA ETERNA.

Asunto distinto es que nos produzca tristeza (a veces enorme tristeza) por la separación de un ser querido, o por la situación en que deja el fallecido a su familia, etc.
17/02/09 12:24 PM
  
Bruno
Winston:

Qohelet nunca me ha caído muy bien, pero, a la luz de esta discusión, creo que lo entiendo mejor. Se queda prácticamente sin palabras ante la magnífica y desconcertante omnipotencia de Dios.
17/02/09 12:37 PM
  
Bruno
Luisillo:

Creo que tienes toda la razón. Sólo he esbozado el argumento, diciendo que Dios también actuaba en el segundo accidente, pero creo que había que decirlo expresamente. Voy a intentar mencionarlo sin alargar mucho el artículo (que, ya de por sí, es demasiado largo para Internet).

Gracias.
17/02/09 12:38 PM
  
Bruno
Juvenal:

El Problema del Dolor es un libro estupendo.

Quizá su desventaja (o su ventaja, según se mire) es que es casi puramente racional y puede resultar un poco seco a las personas que no sean tan racionales. A mí me gustó mucho y se complementa muy bien con la Salvifici Doloris de Juan Pablo II.
17/02/09 1:56 PM
  
Fredense
Bruno, no la he leído, gracias por la sugerencia.

A mi, particularmente, me encantó la explicación de Yolanda, sobre todo por lo que tiene de testimonio personal.

Un saludo muy cordial.
17/02/09 4:59 PM
  
luis
Puestos a recomendar, es muy bueno el analisis que hace Peter Kreeft del libro de Job. Muy bueno y conciso,está en el site de mi amigo Tollers:

http://tollers.jack.googlepages.com/etvoil%C3%A0!

17/02/09 5:54 PM
  
kepa
Pues será así, que el Dios que imaginamos no intervenga en ciertos casos, pero el Dios que vimos en la Tierra intervenía siempre que se lo pedían... y no daba explicaciones raras sobre el plan salvífico. Lo que hacía era curar al ciego, levantar al paralítico, y las oraciones que la gente le pedían no eran tampoco muy diferentes de las que ahora le pedimos: pan, salud, amor, una pizca de suerte. Y a Jesus no le parecían mal aquellas peticiones, y hacía caso a aquella gente (a veces se hacía de rogar, lo que parece indicar que la insistencia es efectiva), pero siempre acababa por actuar.
Así que a mi me descuadra un poco esa interpretación tan elevada de los silencios de Dios ahora, frente al pragmatismo actuante de Dios entonces.
Está claro que a veces una desgracia nos ayuda, no solo espiritualmente, también humanamente, pero yo, si rezo, pido cosas muy concretas, y en general, no me hace mucha gracia que me hablen de abstracciones. Para eso ya tenemos a los políticos. "Danos hoy el pan de cada día" me parece una frase bastante sencilla de entender, y si Dios nos dijo que rezaramos así, no veo porque tendríamos que rezar algo como "Danos hoy el plan salvífico de hoy".
Es un misterio, y no hay quien lo entienda. A veces, Dios hace caso a nuestras peticiones. A veces, no. Yo me inclino a pensar que hace siempre caso a nuestras peticiones terrenales, cuando las pedimos con suficiente insistencia, y cuando no van a suponer un mal para nosotros. Aunque me temo que en Africa tendrán una opinión menos optimista...
17/02/09 5:54 PM
  
Bruno
Kepa:

Dios es nuestro Padre y, como tú dices, es bueno y necesario que le pidamos todo aquello que necesitemos, también las cosas más concretas (es difícil imaginar algo más concreto que "nuestro pan de cada día"). Dios se complace en responder a esas peticiones como a mí me encanta coger en brazos a mis hijos o comprarles una golosina.

Eso sí, como Padre nuestro que es, no nos da solo cosas que nos gustan, sino que mira más a nuestro bien que a nuestro gusto y nuestro bien último es transformarnos a imagen de su Hijo Jesucristo, que es el único que ha cumplido perfectamente su Voluntad. Recuerda que, en el Padre Nuestro, justo antes de hablar del "pan nuestro", se pide "hágase tu voluntad". Y la Voluntad de Dios no es una abstracción, es algo concretísimo, aunque te burles de lo del "plan salvífico", que es lo mismo dicho con otras palabras :) .

Por otra parte, yo estoy convencido, como dices, de que Dios siempre escucha y responde nuestras peticiones. Lo que sucede es que a menudo no sabemos lo que pedimos. Pides que tu amigo enfermo no se muera, pero quizá no tienes ni idea de que lo que necesitas para convertirte es que tu amigo rece por ti desde el cielo, o ver claramente ante tus ojos que la vida aquí no es lo más importante, o ver a tu amigo morir como un santo... Cuántas veces Dios nos da lo que necesitamos y no lo que creemos necesitar.

Un saludo y gracias por el comentario.
17/02/09 6:52 PM
  
Bruno
Luis:

Gracias por la recomendación.

Tiene Tollers cosas estupendas. No había visto lo de la Catena Argentea y me ha encantado. ¡Es buenísimo! Espero que lo continúe y no lo deje ahí. Es más, espero que, si lo continúa, lo edite en papel, aunque sea una edición privada. Hay cosas que se merecen una lectura en papel, para disfrutarlas adecuadamente.
17/02/09 6:58 PM
  
cristhian
Dios es un Padre amoroso como no hay otro, pero es muy pero muy mal mesero! Nunca te trae exactamente lo que pides ni cuando lo pides! Y mucho menos atiende chantajes ni negociaciones turbias ;).
17/02/09 7:02 PM
  
Winston Smith
Qohelet no te gusta Bruno…Creo que es el libro olvidado de la Biblia, quizás por incomprendido. Un libro que despierta la perplejidad, como deshilvanado, junto con el de Job, de la continuidad argumental de toda la Biblia. Su lectura contradice y rompe nuestra imagen de Dios, siempre limitada, siempre imaginado a semejanza nuestra. Y una vez descolocados e indefensos, con el parapeto de nuestra sabiduría deshilachado y roto, se nos cuelan sin querer, preguntas que no sabemos responder acerca del mal, del dolor, de la muerte y del silencio de un Dios, Todopoderoso que en menos de un instante podría cambiar el curso de las cosas y acabar con el sufrimiento de las víctimas inocentes, y sin embargo las consiente.

Si Dios es bueno, ¿por qué existe el mal? El libro de Job es más asumible porque deja al margen esta pregunta, la más trascendental quizás, en la primera escenificación: Es el diablo quien ocasiona los males a Job para probarlo. Dios los autoriza y limita aceptando el reto que el maligno le ha planteado sobre su siervo, pero no es Él quien los lleva a término. A partir de ahí las preguntas sin respuesta: ¿Por qué es necesaria la prueba?¿Por qué la justicia divina retribuye con desgracias incontables al hombre más humanamente justo?

Una y otra vez reconstruimos nuestra idea humana de Dios y desde ella tratamos de explicar lo inexplicable para sentirnos seguros. Necesitamos explicación de las cosas, porque detrás de lo explicable hay algún modo control, yo controlo a Dios; pero detrás de lo inexplicable sólo hay miedo e inseguridad. Así, el dolor y el sufrimiento ya no son arbitrarios sino merecidos por nuestros actos, (cuando prevalece la idea de un Dios que no puede dejar de ser Justo), o bondadosos, (cuando prevalece la del Dios misericordioso que los permite para nuestro bien último). Pero esa idea mía, ¿es realmente Dios o es mi propia vanidad? De nuevo Qohelet…

Bruno, dices que no es cierto que los cristianos debemos nuestra Fe a hechos milagrosos… ¿Seguro? ¿Por qué Jesús los prodigó tanto?¿Para qué los hizo?¿Para qué han quedado escritos?¿Qué pretenden demostrar? La respuesta en Jn 20, 30 “Jesús realizó en presencia de sus discípulos otras muchas señales que no están en este libro. Hemos escrito éstas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con esta fe tengáis vida gracias a Él”.

¿Tu Fe y la mía serían la misma si no hubiéramos conocido el Evangelio de Jesucristo? A través de él creemos en el testimonio de otros que conocieron a Jesús y sus discípulos y creemos en las pruebas que nos dan de que se trata del Mesías. Luego, la sra. Mc Donald tiene su parte de razón, porque sin esas pruebas no habría Evangelio y sin éste, no tendríamos la Fe que tenemos. ¿o sí?.

Pero la sra. Mc. Donald puede tener razón en algo más. Hace una correlación elemental y dice que si el bien en el mundo prueba la existencia de un Dios bondadoso, el mal probaría la de un Dios malvado, (que sería el que infligía los males a Job, el Malo, el demonio). ¿Acaso no creemos en el Malo? “ …No nos dejes caer en tentación y líbranos del Mal… Siempre que uno escucha el mensaje del Reino y no lo entiende, viene el Malo y se lleva lo sembrado en su corazón…la cizaña son los secuaces del Malo; el enemigo que la siembra es el diablo…”

Saludos.

18/02/09 2:12 AM
  
cdim
Enhorabuena Bruno tanto por el tema que has propuesto para este articulo, asi como la metodología que has seguido (participación de todos) y de contenido también muy bien. Te quería hacer una preguntas por curiosidad ¿Que formación academica tienes?
18/02/09 10:28 PM
  
Bruno
cdim:

Soy Licenciado en Físicas y en Estudios Eclesiásticos. Ahora mismo estoy redactando la tesina para la Licenciatura en Teología (aunque va muy retrasada por falta de tiempo, la verdad).

A pesar de todo lo anterior, trabajo como traductor jurado de inglés y traductor de francés.

Un saludo.
19/02/09 1:18 AM
  
Santi
Existen los milagros. Por tanto, Bruno, la amiga atea siempre podría preguntarte por qué Dios cura a una persona de cáncer y no a otra. Es este tema, el del mal, el que está detrás de toda la teología (para mí errada) de Torres Queiruga. Por eso él niega la mayor y dice que no existen los milagros. La concepción de un Dios que hace favores a unos y no a otros dice que es premoderna. Ya sé que los milagros no los hace Dios para favorecer a unos y no a otros, pero ahí está el tema.
Saludos.
19/02/09 4:50 PM
  
Ana
Santi: Tampoco curó a todos durante su vida pública, eso es un misterio y lo mismo pasa ahora.
A mi también me ha gustado mucho la explicación de Yolanda porque desgraciadamente tiene conocimiento de causa, ahí hay un testimonio de verdadera fe y amor a Dios pase lo que pase y mira que hemos pedido el milagro, pero Dios tiene sus planes.
Personalmente agradezco de haber nacido en una familia creyente porque desde pequeña no me gustaron ni hadas, ni gnomos, ni magía, siempre fui incapaz de leer cuentos así, tenía que ser sobre algo que yo pudiera ver, oir tocar,creo que les debo la fe y por supuesto a Dios.
Soy muy de espejo y de ir hecha un pincel , que puede ser vanidad pero el otro día mientras me conjuntabapara salir, oi algo sobre el anuncio Dios no existe disfruta de la vida y pensé que si no existiera ni siquiera disfrutaría de la tonta vanidad, aunque parezca un contrasentido.
Cristian en este viaje te puse a los pies de la Pilarica, atu familia, trabajo e intenciones y especialmente a la niña que viene
19/02/09 10:47 PM
  
Yolanda (RNA)
Santi, ¿qué tal pensar que Dios permite el cáncer, permite la ciencia, permite las limitaciones y grandezas de los seres humanos, permite nuestros avances científicos que se desarrolllan cada uno sobre los logros de los anteriores y que la ciencia puede curar unos casos de cáncer y otros no y según en qué momento de la historia?

Y con todo eso, nosotros, que creemos en Dios CON y SIN cáncer (¿o acaso no sabemos, cuando estamos sanos, que el cáncer está afligiendo a otros y eso no interfiere en nuestra fe?), aceptamos lo que nos toque, porque todo ellos es querido o permitido por Dios. Si nos toca salud, nos alegramos con Dios; si nos toca cáncer, nos afligimos en la seguridad de que Dios se aflige con nosotros; si nos curamos del cáncer, nos congratulamos con Dios, que se congratula con nosostros; si nos morimos de cáncer, lo aceptamos igual y nos dolemos en la seguridad de que Dios acompaña y enjuga nuestras lágrimas.

Y Torres Queiruga, (al que has simplificado en tres palabras injustamente, creo) da una idea de un Dios mucho menos "genio caprichoso" y más Padre amante de TODOS sus hijos, la misma, vaya, que nos daba Jesús.

Mira, Santi, difícilmente yo mantendría la fe si dependiera de la imagen de Dios que transmite la más conservadora y rancia (y sí: "premoderna") gente que transita por ReL y pagos semejantes. A Torres Queiruga debo las reflexiones más edificantes que he recibido en los últimos años.

19/02/09 10:50 PM
  
Santi
Ana y Yolanda: Expuse una objeción que puede hacer, y de hecho hace, alguna gente no creyente. La objeción no es la mía.
En cuanto a Torres Queiruga, Yolanda, me alegro que te haya ayudado, pero mi experiencia es que ha creado en mucha gente una gran desafección por la Iglesia. Además, como tantos progres, no consiguen acercar a nadie de fuera a la fe. Si te fijas en las conversiones que Bruno está mostrando y en otras muchas, ninguna viene por los progres.
Saludos.
19/02/09 11:38 PM
  
Yolanda (RNA)
Santi: de Bruno no esperarás conversiones de "progres". por cierto, lo de que Queiruga ayude o no, no lo sabes. ¿Hacemos un sondeo?
19/02/09 11:42 PM
  
Winston Smith
Es obvio que la sra. Mc Donald no tiene ningún interés en demostrar la existencia de un Dios bueno y otro malo, sino que su intención es poner de manifiesto que si existen el bien y el mal, si existe el dolor repartido aleatoriamente entre los hombres, no puede existir un Dios todopoderoso que en su mismo concepto incluye la única y perfecta Bondad: “Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno más que uno, Dios.” Mc 10, 18. De ser así, sólo el bien existiría y el mal, junto con el dolor, habrían desaparecido de la Tierra, por obra y gracia de quien todo lo puede. Aquí es donde quiere venir a parar. Éste es su argumento para demostrar la no existencia de Dios. Al menos, el Dios de los cristianos, de los musulmanes y de los judíos.

Nosotros también vemos esta contradicción y tratamos de explicarnos a Dios “metiendo lo definido en la definición”: Como Dios es la Bondad suprema, si me ocurre un mal, será para mi bien. Si en un accidente pierdo un brazo es porque con los dos no habría entrado en el Reino; si me muero ahora, será porque de hacerlo más tarde no me salvaría y así con todo… Se nos olvida que siguiendo este modo de razonar concluiríamos que los judíos, como raza, necesitan ser gaseados para su salvación o que los habitantes de muchos países del Tercer mundo pasan hambruna para no ir al infierno… Al final, aunque no dudo que involuntariamente, terminamos construyendo un Dios sólo para nosotros, o lo convertimos en un amigo solidario con nuestro dolor, pero impotente para evitarlo. Nos empeñamos una y otra vez en explicarnos a Dios sin entender que si eso fuera posible dejaría de ser Dios, sería otro hombre.

Nuestro Dios es un Dios celoso que no quiere rivales. El primer mandamiento de las Tablas de la Ley lo hemos simplificado en Amarás a Dios sobre todas las cosas, pero siendo éste su sentido último, está escrito de otro modo: “No tendrás otros dioses rivales míos. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua bajo tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto”. Éx. 20, 3 Me pregunto si nuestra explicación de Dios, que sin querer llega a justificar el mal, no es sino una figura, una imagen de nosotros mismos.

En el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel continuamente se imagina a Dios e intenta explicarlo. Encuentra también la contradicción entre el bien y el mal y trata de resolverla de una forma más simple que nosotros, pero quizás menos retorcida. Yahvé todo lo puede y en todo interviene. Así, una derrota no es sino un castigo de Él por los pecados cometidos y una victoria, el premio al buen cumplimiento de la Ley. Lo mismo con todos los males, enfermedades y desastres naturales.

No podemos explicar ni comprender a Dios. Somos nosotros los creados, no los creadores. No damos más de sí. “Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas… Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol… Y a fuerza de trabajo comprendí que la sabiduría y el saber son locura y necedad. Y comprendí que también eso es caza de viento, pues a más sabiduría más pesadumbre, y aumentando el saber se aumenta el sufrir”. De nuevo Qohelet poniendo en crisis la seguridad de nuestra sabiduría y comprensión de Dios.

Qohelet, “hijo de David y rey de Jerusalén” no pudo saber más de Dios. “He reflexionado sobre todo esto y he llegado a esta conclusión: aunque los justos y los sabios con sus obras están en manos de Dios, el hombre no sabe si Dios lo ama o lo odia”. El pobre Qohelet vivió mucho antes del nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios, hecho hombre, verdadero camino hacia el Padre. “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie se acerca al Padre sino por mí; si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre…Quien me ve a mí está viendo al Padre… Creedme, yo estoy con el Padre y el Padre está conmigo”. Jn 14, 6.

Este Hijo de Dios se nos hace humano y accesible y nos instruye directamente, aunque, por más que lo intenta, cuando nos habla de ciertas cosas nos escandaliza… sólo somos hombres y no alcanzamos a comprender: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día… Muchos discípulos dijeron al oirlo: Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?... Jesús les preguntó, ¿Esto os escandaliza?...¿También vosotros queréis marcharos?

Simón Pedro le contestó: Señor, y ¿a quién vamos a acudir? En tus palabras hay vida eterna…” Jn 6, 53.

Pues eso, yo no puedo comprender a Dios, ni puedo inventármelo. Mi camino hacia Él es Jesucristo, en quien quiero creer. Sólo en Él encuentro palabras de vida eterna.

Saludos.
20/02/09 1:47 AM
  
Crisanto
Yolanda:
Que Queiruga ayuda no lo pongo en duda. La cuestión es a qué ayuda. La iglesia paralela que tiene montada en Galicia y que organiza romaxes donde se parodia la Eucaristía te dirá que les ayuda muchísimo. La "monjas" de la Compañía de María de Santiago, de las que es mentor espiritual, te dirán que les ayuda una barbaridad: a no tener vocaciones y pronto a dejar el Colegio en manos de una asociación de padres. Por de pronto a los seminaristas de Santiago no les ayudaba lo más mínimo y, como se le plantaban y le discutían y no se "convertían" a su teología, abandonó el Instituto Teológico Compostelano. Quienes le conocen personalmente hablan de una soberbia luciferina y es absolutamente intolerable con quien no piensa como él. En la Facultad de Filosofía de Santiago, donde está ahora, tampoco suscita ni grandes ni pequeñas pasiones, más bien pasan de él. Para mí está entre los tontos útiles al espíritu del mundo: los usan contra el Papa y la doctrina de la Iglesia y luego los tiran a la papelera, como a Küng, Boff, Tamayo, etc. Decir que esta gente no hace daño a la Iglesia es de una ingenuidad lamentable, aunque yo lo llamo falta de discernimiento, que es lo que hoy más se debe pedir a los católicos. Su teología, de todas formas, será efímera, como la de todos los progres.
En la revista 30 giorni de Febrero o Marzo de 2008 (la tienes en internet) puedes ver la magnífica crítica que le hace Massimo Borguesi a su libro sobre la Resurrección, aunque vale para toda su teología; creo que lo ha calado perfectamente. En absoluto ejerce como sacerdote católico, pero es tan hipócrita que en la carta que dirige a Borguese se presenta como tal, y no sólo como filósofo. Todo un personaje. Para ti todo.
Saludos.
20/02/09 9:48 AM
  
Ana
Santi :queda claro
20/02/09 4:37 PM
  
Yolanda
Crisanto:

quitando lo que de ofensa personal pueda tener tu comentario, eso de que "Quienes le conocen personalmente hablan de una soberbia luciferina y es absolutamente intolerable con quien no piensa como él" será más bien "quienes le odian", como tú. Por otra parte, soberbias luciferinas hay por estos blogs a barullo, a montones (y eso sin entrar en por qué la soberbia de Queiruga es "luciferina"; ¿qué me dices de la soberbia de Cigoña entonces?).

Mira, a MÍ me ayuda. cada vez que gentes como vosotros amenaza mi fe y minan mis deseos de permanecer en la Iglesia, leo a Queiruga y me reconcilio con la fe y con mi deseo de permanecer en la Iglesia, que por mal que esté por causa vuestra, es la Iglesia, mi Madre.

En cuanto a romaxes, etc, mil veces prefiero participar en romaxes (que ni las conozco) que participar con quienes tantos golpes de pecho se dan en cada eucaristía y tienen tanto odio (¿luciferino podría llamarse?) contra sus hermanos.
21/02/09 12:05 AM
  
Maricruz Tasies
Hola Bruno, gracias por citarme, nunca nadie lo había hecho, se siente divertido.
No soy española y lo que dicen aquí poco entiendo, pero bien, pasé solo a darte gracias y a confirmarte en tu afirmación sobre mi madre: su muerte, lo verifiqué, suscitó cosas importantes en la vida de fe de varias personas.
De ella aprendí la fe y de ella me alimenté en la confianza hacia el Plan de Dios, sería el colmo que no la citara de vez en cuando, cierto?
Gracias por todo y te estaré leyendo.
Por cierto, te leo desde Costa Rica en América Central.
Hasta pronto.
Maricruz Tasies (Totús)
23/02/09 1:25 PM
  
asun
Torres Queiruga tiene fe en Jesucristo, por lo que yo sé. No es un jesusiano de la teología pluratonta, como Vigil y cía, los autoatriarios que dicen que Torres Queiruga se queda corto y que no da el paso definitivo: negar la divinidad de Jesucristo y la Trinidad.
También critican el pluralismo asimétrico de Torres Queiruga, que mantiene la especifidad del cristianismo y la fe en Cristo. Los de la teologìa pluratonta son superrespetuosos con todas las religiones, excepto con el cristianismo de toda la vida en el que no tienen ninguna fe, y al que quieren sustituir por un jesuanismo descafeinado transitorio.
Una lástima que la gente meta en el mismo saco a Clodovis y a Leonardo Boff, o a Pagola con Tamayo. Clodovis y Pagola son cristianos, Leonardo Boff y Tamayo son pluralistas en línea jesuánica. Aunque en el caso de Leonardo hace aportaciones interesantes para el mundo de hoy, pero cristiano, cristiano, no parece que lo sea. Lo de Tamayo es punto y aparte. Lo suyo es el Islam como idea fuerza anticapitalista, aparte del antiicarismo permanente. Todavía hay diferencias entre unos y otros.
A mí Torres Queiruga también me ayuda. Los autoatriarios no.
23/02/09 9:43 PM
  
luis
Un buen analisis sobre la teologia de la resurreccion en Torres Queiruga:

http://www.padrebuela.com.ar/pag_res.asp?id=157
24/02/09 12:49 PM

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