Iglesias a rebosar

Estos días de agosto, en los que hay muy poca gente en Madrid, las misas parecen a veces algo tristes, con las iglesias casi vacías. En algunos casos, el sacerdote no se molesta siquiera en pronunciar una homilía, porque “para cuatro gatos que hay…”

Esta reacción es muy humana. A todos nos gusta que las iglesias estén llenas de gente y oír las oraciones pronunciadas con fuerza por muchas gargantas. Rodeados de muchos cristianos es más fácil sentirse seguros en la fe, en medio de un mundo que la ha perdido.

Sin embargo, en mi opinión, este tipo de sentimientos muestran que, a menudo, olvidamos algo esencial

: las iglesias en las que se celebra la misa siempre están a rebosar de cristianos, porque toda Eucaristía se une a la liturgia celeste, a la alabanza a Dios que tiene lugar en el cielo. Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.

Cuando se celebra una Eucaristía, de algún modo es como si el edificio estallase al no poder contener lo que allí sucede y se abriese el techo para dejar entrar a ángeles y santos que cantan y alaban a Dios gritando: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Con nosotros adoran el misterio del Verbo hecho carne, interceden por nosotros y se alegran de la obra que ha hecho el Señor en nuestras vidas. Por eso no existen ni pueden existir las misas “privadas”. Sería como intentar guardar una puesta de sol en un banco o recoger una vida entera en una fotografía.

Conscientes de esta realidad, los cristianos siempre hemos considerado que la Eucaristía es el lugar de mayor cercanía con los que nos han precedido en la fe, mucho más que cualquier cementerio. En la celebración de la misa rezamos por nuestros difuntos, para que Dios les purifique de sus pecados, pedimos su intercesión por nosotros ante Dios y disfrutamos de la seguridad de su presencia, unidos en una misma alabanza al Dios de vivos y muertos, porque para él todos están vivos.

Quizás la culpa del olvido de la presencia de la Iglesia del cielo en las Eucaristías la tenga la moda en la decoración de una gran parte de las iglesias en las últimas décadas, que han eliminado las imágenes y pinturas de los santos. Durante años hemos sufrido iglesias frías y vacías, que más parecen fábricas que otra cosa.

En cambio, cuando celebramos la Eucaristía rodeados de las imágenes de los hermanos en Cristo que han llegado ya a la Jerusalén del cielo, es más fácil ser conscientes de su presencia y de que verdaderamente están celebrando con nosotros el gran misterio de nuestra fe. La representación de sus vidas entregadas a Dios constituye un evangelio vivo, que nos empuja a seguir a Cristo sin mirar atrás.

Por eso, decorar el interior de las iglesias con imágenes de los santos es una tradición antiquísima. En general, las Iglesias orientales son una clarísima muestra de esta costumbre. Quien viva en Madrid, puede pasar por la calle Nicaragua a ver la iglesia ortodoxa griega, cuyo interior está también cubierto de preciosos iconos. A menudo estos iconos tienen el fondo dorado, como un signo del cielo, de modo que contemplarlos nos haga suspirar por el Reino de los Cielos

Los que hayan estado en las catacumbas de Roma (o de otros lugares, como Túnez), sabrán también que, desde los primeros tiempos, era costumbre para los cristianos celebrar la Eucaristía sobre las sepulturas de los mártires, como una señal de fe en su victoria e intercesión. Conservando esta costumbre, los altares de las iglesias suelen guardar en su interior una reliquia de santos o mártires, de los que han entregado su vida a Cristo y la han recibido centuplicada.

También la misma liturgia nos recuerda siempre la presencia entre nosotros de los que nos han precedido en la fe. La Plegaria Eucarística I, que refleja el antiguo canon romano, recuerda por su nombre a los apóstoles y a los mártires de la Iglesia romana. En el bautismo y en las ordenaciones sacerdotales se recitan o se cantan las letanías de los santos, pidiendo que recen por los que van a ser bautizados u ordenados.

A pesar de que el mundo y nuestra propia falta de fe nos hacen creer que estamos solos, los católicos nunca lo estamos realmente. En Jesucristo hemos sido hechos hijos de Dios y la Iglesia es una familia que trasciende el tiempo y el espacio. Por eso, confortados por nuestros hermanos, podemos decir: creo en la comunión de los santos.

10 comentarios

  
Bruno
Sofía:

Gracias por tu comentario. Me ha parecido que resumía muy bien todo lo que he querido decir, así que me he permitido copiarlo libremente como conclusión del artículo.
17/08/07 4:17 PM
  
Marcos Pita Varela
Gran artículo en fondo y forma. Respecto a la decoración de las Iglesias, en el mejor de los casos parecen fábricas. En el peor parecen locales sindicales...

Aunque entiendo la buena intención con que se suele hacer, no me gustan las iglesias repletas de collages, pegatinas, colgantes de cartón, pancartas, carteles cutres, etc... que pretenden concienciarnos sobre distintos problemas sociales o sobre campañas benéficas de la Iglesia. Cada cosa tiene su sitio, y el templo merece un respeto en su ornamentación.

Un saludo.
17/08/07 4:22 PM
  
Carmen Bellver
Creo que cuando soplan vientos de reforma se puede caer en los extremismos. A mi no me gusta el barroco, por ejemplo y, sin embargo, es toda una época donde por ejemplo la música tiene inmejorables aportaciones.

Me gustan las iglesias con los santos necesarios, ni más ni menos. Y ya sabes que disfruto mucho del arte.

Así que yo también creo en la comunión de los santos.
17/08/07 4:35 PM
  
Bruno
Carmen:

Yo sólo trataba el tema desde el punto de vista teológico-litúrgico, subrayando la importancia de expresar gráficamente el misterio de la comunión de los santos.

Desde el punto de vista artístico, por supuesto que puede haber imágenes feas y cursiloides que es mejor evitar. El buen gusto o, mejor dicho, la belleza, es también un signo que nos lleva a Dios.

Otra cosa distinta es las formas que toma esa belleza. A uno le puede gustar más el Gótico que el Barroco, pero tanto las iglesias góticas como las barrocas pueden ser preciosas (y eso lo aprecia también aquel a quien, personalmente, no le gusta uno de los dos estilos).
17/08/07 4:49 PM
  
Bruno
Marcos:

Totalmente de acuerdo. Yo lo de fábricas lo decía arquitectónicamente, pero lo de centrales sindicales refleja muy bien la profusión de carteles, pancartas y anuncios que están claramente fuera de lugar.
17/08/07 4:53 PM
  
gabi
Perdonad, pero yo estoy absorbida por las malas relaciones entre Blazquez y el que presuntamente debería ser su equipo en la Conferencia Episcopal. El Vice, el Secre... y consternada porque la gente se agarre a su historia de cuarenta años de partido único, religión única...para traer una mayoría socialista. Parece que sólo la dictadura, eliminando la democracia, puede evitar que se quemen iglesias, se asesinen religiosos...
17/08/07 5:41 PM
  
Montaraz
Gran artículo. Unes dos temas: la fe y su expresión visible. Porque cuando algo no se expresa, tiende a desaparecer. Y algo así ocurre con la comunión de los santos. Y con todo lo que suene a escatología. Si no se expresa, si no se plasma artísticamente, acaba muriendo. Porque necesitamos que la fe nos entre por los ojos además de por el oído.
17/08/07 9:01 PM
  
César Castillo
Te felicito por tu artículo. Lleno de fe para animarnos a ver por encima de lo que se aparenta. Un saludo.
18/08/07 10:02 AM
  
Bruno
Cesar:

Bienvenido al blog.
18/08/07 1:32 PM
  
manuel
Existe una interpretación de la misa que anda por ahí que me fascina; no sé su procedencia, pero me arrastra...en el momento de la consagración cuando alrededor de la mesa se unen miriadas de ángeles, así como nuestros ángeles custodios de cada uno,se unen al momento trascendental presentando en sus manos los merecimientos de cada uno de nosotros...y desde esta perspectiva es cuando ahí precisamente es cuando me siento tan poca cosa para lo que podía llegar a ser...
23/08/07 3:01 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.