Comentarios que hacen pensar

El mes pasado, Isaac García Expósito tuvo la amabilidad de incluirme en su lista de “Blogs que hacen pensar". Además de agradecérselo, le dije que no sabía si mi blog haría pensar a la gente, pero que a mí sí que me hacía pensar. Y mucho.

Por supuesto, siempre me alegro de recibir comentarios de lectores que opinan sobre un tema más o menos como yo y profundizan en ese tema o señalan algún aspecto que a mí me había pasado desapercibido. Pero también me parecen muy valiosos los comentarios que se oponen a la totalidad o parte de algún artículo, porque me obligan a someter a prueba todo lo que digo, a comprender mejor las cuestiones y a replanteármelas cuando es necesario.

Hace tiempo escribí un breve al catolicismo que, por cierto, debió tener buena acogida, porque fue recogido por varias páginas y blogs en Internet. Aquí en Religión Digital, recibí un comentario, de Sofía, que me llamó la atención.

Es que la conversión no es a la Iglesia, es al Evangelio de Jesucristo.
No es que no crea en la Iglesia Católica, aunque sólo fuese por eliminación. Pero es Jesucristo el Maestro. En Jesucristo no hay sombra, en la Iglesia sí. No es una razón para abandonarla: la Iglesia somos todos, y cada uno se tiene que plantear hasta qué punto no es sombra él mismo. Hay que creer en que el Espíritu está en la Iglesia a pesar de todo, pero siempre creeré en la Iglesia desde el Evangelio. Nunca al revés.

Según me dice Sofía, su intención no era esa, pero a mí me llamaron la atención las dos primeras frases del comentario, porque llevadas a sus últimas consecuencias, niegan el presupuesto fundamental del artículo (la mayor, como decían los escolásticos) , ya que pueden entenderse como que converso es sólo el que se convierte a Jesucristo, no el que se hace católico. Es evidente que, si ni siquiera se puede decir que las personas de las que hablaba eran conversos, puesto que varios de ellos creían ya antes en Cristo aunque no eran católicos, el artículo tenía poco sentido.

Lo ínteresante de la dificultad es que era sensata y lógica. Es totalmente cierto que uno sólo se puede convertir a Dios. Convertirse en sentido estricto a un ser humano o a una realidad o institución meramente humana sería idolatría. También es cierto que en Jesucristo no hay sombra alguna, mientras que los católicos estamos llenos de pecados y que él es el único Maestro y el único Señor. Sin embargo, a pesar de esa sensatez, había algo que no terminaba de resultarme correcto. Tradicionalmente, en la Iglesia se ha hablado siempre de “conversión” para los protestantes u otros cristianos que se hacían católicos y este comentario parecía rechazar frontalmente esa forma de hablar y de comprender la vuelta a la Iglesia Católica.

Estuve dándole vueltas a la cuestión durante algunos días, hasta que encontré, creo yo, la clave de la misma. El punto central de la objeción estriba en el contraste u oposición entre Cristo y la Iglesia: Cristo es Dios y la Iglesia está formada por hombres, Cristo es perfecto y los cristianos somos pecadores. Por lo tanto, habría que distinguir conversión a la Iglesia de conversión a Cristo.

El problema está en que se trata de una falsa oposición. Convertirse a la Iglesia Católica es convertirse a Jesucristo, es pasar a formar parte plenamente del Cuerpo de Cristo. Esos conversos a la Iglesia Católica, por serlo, eran conversos a Cristo y viceversa.

Eso sí, hay que tener cuidado con lo que decimos. El hecho de que no haya oposición, no significa que desaparezca la distinción. Como decía Sofía, la Iglesia tiene que ser siempre consciente de la multitud de pecados que existen entre sus miembros y de su limitación intrínseca. Entonces, ¿cómo podemos atrevernos a decir que entrar en la Iglesia es convertirse a Jesucristo?

Porque así lo quiso el Señor y así lo enseña la Escritura. Cristo, el único Maestro, envió a los apóstoles a enseñar: quien os escucha, me escucha a mí. Puso su poder divino de perdonar pecados en manos de pecadores, miembros de la Iglesia: a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Otorgó autoridad en su nombre a Pedro: te daré las llaves del Reino de los Cielos. Hace de los cristianos “otros Cristos”, al regalarles su Espíritu Santo: recibid el Espíritu Santo. Como dice San Pablo, nos asoció a su obra de salvación y redención: completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo.

Todas estas frases son tan asombrosamente audaces que, si no estuvieran en la Escritura, no nos habríamos atrevido nunca a imaginar algo así. Unen lo divino y lo humano, lo perfecto y lo imperfecto, al Santo con los pecadores, de una forma tan escandalosa como la propia Encarnación. ¿Quién, que no fuera el propio Espíritu Santo, se habría atrevido a decir que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo?

La Iglesia no tiene la temeridad de decir que ella es tan magnífica y estupenda que equivale a Jesucristo. Al contrario, lo que sucede es que la Iglesia no es nada por sí sola. No es más que una humilde manifestación de Cristo. A la Iglesia se la describía antiguamente con el mysterium lunae, el misterio de la luna. Como la luna, que no tiene luz propia sino que sólo refleja la luz del sol, así la Iglesia no es más que la luz de Cristo que brilla en medio de las sombras y la pobreza de sus miembros.

Ha sido la omnipotencia misericordiosa de Dios la que ha unido la Iglesia a Jesucristo de una forma tan estrecha como el cuerpo con la cabeza o como la esposa con el esposo. Es pura gracia, totalmente inmerecida: no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.

Sólo Dios podía hacer el milagro de que su gracia, su Palabra, su autoridad y su amor estuvieran siempre presentes en su Iglesia que, a fin de cuentas, no es más que un pueblo de pobres y pecadores que han encontrado en Cristo el tesoro de la misericordia de Dios. El Señor no puso su amor en vosotros ni os escogió por ser vosotros más numerosos que los demás pueblos, pues erais el más pequeño de todos los pueblos; pero el Señor os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres.

34 comentarios

  
Mª del Pilar
A mí los blogs me hacen pensar y darme cuenta de lo ignorante que soy y de que me falta espíritu crítico para afrontar ciertos temas.

Te adjunto unos comentarios del libro de Jacques Loew, sobre una persona que llega ,razonando, a explicarse los temas de Dios...
"Jesús, que ha venido a la tierra para recordar, para mostrar a Dios y para indicar a los hombres cómo se le debe entender y servir.Jesús, del que la Iglesia es la hija y cuya perennidad y crecimiento son por sí mismos un milagro permanente y demostrativo".

"A partir de ese instante Dios, Jesús y la Iglesia son indisolubles en ti, pues no cree el que cree a madias o cree con reservas...Como fatalmente se da lo humano en la Iglesia, conserva respecto a lo humano tu derecho de crítica y de reforma. Pero no puedes ejercitar este derecho sobre lo que es de esencia divina en la Iglesia, es decir, palabra de Jesús o de sus discípulos directos. lo que Dios ha dicho es palabra divina; acércate lo más po...
12/10/07 3:52 PM
  
jose de maria
Maravilloso, genial para los que somos ignorantes, pero poquito soberbios, porque aceptamos plenamente la Escritura, Bruno, Dios te bendiga
12/10/07 6:17 PM
  
captain weberhook
Fabuloso post. Yo añadiría simplemente, por si ayuda, la idea de San Agustín sobre el Christus Totus: Cristo es la cabeza, la Iglesia es su cuerpo. Sólo juntos tenemos al Christus Totus.
12/10/07 7:55 PM
  
J. Silva
Me parece interesante el tema y espontaneamente me da por relacionarlo con Jonás, de reciente lectura litúrgica. Nosotros en la Iglesia como Jonás, negando nuestra parte, pero "pontificando". Negar la Iglesia es negar el contexto que el mismo Jesús se procuró, los apóstoles con todo y sus dudas y negaciones y su traidor incluido. Es mirada corta insistir en ese estilo de Iglesia y desconocer la otra, la cotidiana y que lucha por ser fiel, la perseguida y purificada. La Iglesia es una consecuencia de la conversión a Jesús, a pesar de que la conversión es tan personal Dios nos da una familia. Nosotros como Jonás...
12/10/07 8:48 PM
  
J. Silva
?Por supuesto, si el mundo fuese la obra maestra de un arquitecto deseoso de simetría o de un profesor de lógica (en una palabra, de un Dios deísta) la iglesia ofrecería un espectáculo de perfección y de orden, y la santidad sería el primer privilegio de la jerarquía: cada grado de ésta correspondería a un grado superior de santidad, hasta llegar al más alto de todos? ¿Querríais vosotros una Iglesia como esta?, y ¿os encontraríais en ella como en vuestra casa? No me hagáis reír. En vez de sentiros como en casa os quedaríais en el umbral de esta congregación de superhombres, dando vueltas con las manos a vuestro sombrero como un mendigo en la puerta del Ritz? la Iglesia es la casa de una familia, una casa paternal, y en tales casas siempre hay desorden: a lo mejor les falta una pata a las sillas, o hay manchas de tinta en las mesas, o los tarros de confitura se vacían solos en los armarios?? (Bernanos, La liberté pourquoi faire?)
12/10/07 9:13 PM
  
juvenal
La cuestión es la piedra de toque de la iglesia de hoy.
12/10/07 9:36 PM
  
Bruno
Bueno, los comentarios de hoy son de gran altura teológica.

José:

Me uno totalmente a lo que dices. Hasta el mejor teólogo tiene que hacerse humilde para recibir la Revelación de Dios. Cuando no existe esa humildad surgen las herejías o, más frecuentemente, las tonterías.

J. Silva:

Muy buena la referencia a Jonás y a Judas y, sobre todo, la referencia a la Iglesia como una familia que, en mi opinión, es un punto de vista que aclara mucho el tema.

Muy apropiado también el texto de Bernanos. Así es como un ser humano se "inventaría" la Iglesia. Por suerte para nosotros, es Dios quien la ha fundado... a su estilo y no al nuestro.
12/10/07 10:15 PM
  
Bruno
Capitán Weberhook:

La patrística siempre da luz y más en el caso de un fuera de serie como San Agustín.

Tras oír lo que enseña Agustín, podríamos decir que la conversión tiene que ser al Cristo Total, con su cuerpo que es la Iglesia, para ser una conversión verdaderamente consecuente.

Mª del Pilar:

Es la segunda vez que citas ese libro en este blog, creo. ¿Podrías decirnos la editorial, por si lo veo la próxima vez que vaya a una librería religiosa?

Juvenal:

Quizá por eso hay tanta gente que "patina" en este tema.
12/10/07 10:18 PM
  
Carmen Bellver
He estado intentando dejar un comentario. Pero no hay manera. A ver si ahora tengo suerte.

Me quedo con tu frase:
"la Iglesia no es más que la luz de Cristo que brilla en medio de las sombras y la pobreza de sus miembros".
12/10/07 10:54 PM
  
Mª del Pilar
"La vida a la escucha de los grandes orantes". Jacques Loew. Narcea, S. A. de Ediciones. Madrid.
12/10/07 11:09 PM
  
J. Silva
Sofía, hace dias quería hacer este comentario, mas no por usted, de quien aprecio los aportes. Mi comentario va más a la actitud de reducción de la Iglesia a ortodoxia y moralismo y a la actitud contraria que termina en otra "ortodoxia" y otro "moralismo". Lo que ha querido Jesús es otra cosa, por eso es tan sano lo que usted dice. Jesús el primero y luego sí el resto, a la medida y referido a él. En lo que sí insisto es en que a veces renovar, actualizar, es cambiar de énfasis. Menos énfasis en la moral y el dogma y más en la vitalidad del Anuncio del nombre de Jesús, del efecto en sí de la Palabra en el corazón humano. Se trasladó la confianza de la persona del Señor a las verdades elaboradas para explicitarlo a él y del estilo de vida (moral) según él mismo, no según las explicitaciones (moralismo). La moral es una sencilla consecuencia de un buen anuncio.
13/10/07 8:24 AM
  
J. Silva
Entonces ¿nada de dogma y moral? No, claro que no, pero que no reemplacen al Señor. Nacieron para explicar lo que debía ser explicado y conservan la verdad perenne (dogma) y hubo y directrices de vida que al notarse que se compartían se hicieron herencia común, otras se tomaron del mismo Señor (moral). Que sigan siendo instrumentos, medios, no hacerlos fines. En sentido práctico, cuando alguien se acerca con curiosidad a un creyente, que le sea presentado Jesús de Nazareth y no que a la tercera visita ya se le dé como tarea el vivir los mandamientos. Es entonces cuando se ahoga la semilla que todavía necesitaba luz, la luz del Señor. Un catequista orante sabe cuando están maduros los tiempos para ese algo más que tanto nos preocupa y que nos gusta escuchar repetir a la gente. "El 1º es..."
13/10/07 8:37 AM
  
Bruno
Sofía:

Si tu comentario se refería al comentario anterior y no al artículo, me gusta más, ya que venía a decir algo parecido a lo que yo afirmaba (aunque deberías haberlo indicado así, porque si no, era difícil adivinarlo). Siento el malentendido.

Por supuesto, si quieres puedo quitar la referencia a ti, pero creo que queda claro que el artículo no versa tanto sobre tu opinión como sobre la dificultad que me sugirió el comentario en el tema tratado: si el paso al catolicismo desde el protestantismo, por ejemplo, se puede llamar verdaderamente conversión. ¿Qué te parece lo que he dicho en este artículo?
13/10/07 11:44 AM
  
Bruno
J. Silva (I):

Estoy de acuerdo en prácticamente todo lo que ha dicho. Los santos siempre han presentado el cristianismo como ante todo un seguimiento de Jesucristo y no como una serie de normas y dogmas (aunque estos tengan su importancia y su lugar). Hacer otra cosa no es más que una versión moderna de lo que criticaba San Pablo: preferir la Ley al Espíritu.

Lo único que creo que habría que precisar es que no se puede decir que la moral es una vida en general al estilo de Jesús y moralismo (en el sentido negativo del término) es explicitar ese estilo de vida en normas concretas, porque entonces tanto Jesús en el evangelio como San Pablo, Santiago o San Pedro en sus cartas serían culpables de moralismo, ya que dan preceptos concretísimos multitud de veces.
13/10/07 11:56 AM
  
jovi
la Iglesia es cada vez más Iglesia si se va convirtiendo a Cristo.
13/10/07 12:01 PM
  
Bruno
J. Silva (II):

El moralismo, que es contrario al verdadero cristianismo, puede consistir, en mi opinión, en dos cosas relacionadas:

1) reducir el cristianismo a moral, pensando que lo único importante y lo único de lo que deben hablar los curas es de que "seamos buenos" (o castos o solidarios o cumplidores o lo que sea), mientras que la salvación, la gracia, el cielo, Jesucristo, el Espíritu Santo, la Iglesia, los sacramentos, la fe, etc. no tienen importancia práctica.

2) pensar que podemos ser perfectos por nuestras propias fuerzas, a base de "puños" o de ser muy "comprometidos", olvidando que no podemos hacer nada que merezca verdaderamente la pena sin la gracia de Dios.
13/10/07 12:17 PM
  
J. Silva
Me excuso por la inexactitud: en el caso del cristianismo, moral sin Jesús se hace moralismo u otra cosa, mas no vida según el modelo de Jesús y la vida según Dios. El moralismo olvida o desconoce la fuente de la fe (P. Rivero). "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva" (Benedicto XVI).
13/10/07 12:18 PM
  
Bruno
Jovi:

Totalmente de acuerdo. La Iglesia es más ella misma cuanto más se convierta en todos los aspectos a Jesucristo, igual que los cristianos lo son más verdaderamente cuanto más se conviertan a Cristo.

Mª Pilar:

Gracias por la referencia.
13/10/07 12:22 PM
  
Bruno
Estimado J. Silva:

Creo que era evidente que se trataba de un malentendido, pero he querido señalarlo para evitar que pudiera confundir a algún lector.

Muchas gracias, como siempre, por sus comentarios.
13/10/07 2:49 PM
  
Yolanda
Sofía:
¿crees realmente que quien cree más en las ideas correctas que en las personas va a cambiar? Recorto, descontextualizo, recontextualizo y pego. Resuelto por hoy; mañana ya veremos. Así anda una tal... no me acuerdo, persiguiéndome de blog en blog (muy cristiana ella y correcta seguidora del magisterio 100%, recortando y pegando fragmentos de comentarios míos (¡qué trabajo se toma en manipular para infamar!). A veces me pregunto si realmente alguien tiene intenció de dialogar y aportar en estos foros.
13/10/07 4:24 PM
  
Mario Enrique Bruzzone
Todos reconocemos las imperfecciones de la Iglesia (obviamente ?jerárquica?) al estar integrada por hombres.
Sin embargo, muchas veces (muchísimas en realidad) cuando alguien hace referencia a alguna de ellas, sobran voces que se alzan diciendo que se ataca a la Iglesia.
De la misma manera (al menos teóricamente) aceptamos que EN ESENCIA sólo forma nuestra fe, los puntos que hacen al Dogma y al Magisterio Extraordinario.
Pero de la misma manera que en lo anterior, si alguien se atreve a decirle al cura de la parroquia que le parece que la pintura del templo debería ser de otro color, también allí surgen voces similares.
Y ni hablar si pretende inmiscuirse en los asuntos económicos, o cosas por el estilo.
Por ende, aún aceptando plenamente que sin duda alguna la Iglesia es el Cuerpo Místico del Señor (caso contrario no habría durado hasta ahora) la expresión de sofía me parece valedera, ya que indirectamente descarta todas esas cuestiones temporales (imperf...
13/10/07 4:47 PM
  
Mario Enrique Bruzzone
como no se porqué motivo quedó trunco el mensaje anterior, ya que estimaba que no tenía los famosos 1.000 caracteres, lo finalizaré aquí, aunque en verdad, es muy poco lo que debo añadirle.


indirectamente descarta todas esas cuestiones temporales (imperfectas).
MARANA-THA
13/10/07 4:53 PM
  
Bruno
Sofía:

Lo cierto es que no se qué más esperas.

Yo creo que era lógico entender tu comentario como un comentario al artículo, si no dices otra cosa.

Además, tu habías hecho (bastantes) comentarios anteriormente en este blog, afirmando que piensas que los protestantes y los católicos formamos parte de la misma Iglesia (no así los testigos de Jehovah ni los mormones), lo que parece ir en la línea de que convertirse del protestantismo al catolicismo no es realmente convertirse. Si piensas otra cosa, yo encantado.

Además, este artículo no intentaba discutir contigo (eso lo habría hecho en aquellos comentarios), sino solucionar un problema que yo me plantee a ráíz de un comentario tuyo y al cual he estado dando vueltas (por eso sólo he citado las frases que me hicieron pensar, pero con un vínculo al artículo en cuestión, para que quien quiera lo lea).

Además, te he ofrecido modificar este artículo para que quede clara la cosa.
13/10/07 5:26 PM
  
Bruno
Sofía (II):

Además, he intentado poner tu comentario en la mejor luz posible, reconociendo todo lo que creo que tenía de bueno y que me ha hecho pensar.

Además, si no me importaran las personas, lo que haría sería ignorar lo que dices, borrarlo o insultarte. Si me molesto en pensar lo que dices, en rezar por ti y en contestarte educada y razonadamente es porque me importas como persona e hija de Dios.

Además, si sólo discuto argumentos en este blog es porque creo que eso es lo que se puede discutir (y éste es un blog para discutir). Cuando se empieza a discutir a las personas, suele caerse siempre en juzgarlas y eso es algo que no quiero hacer.

En cualquier caso, si en algo te ofendido, lo siento mucho (una vez más, :) ).
13/10/07 5:30 PM
  
Bruno
Mario:

No tengo, la verdad, ningún problema en reconocer todas las imperfecciones, pecados, sombras y limitaciones de los miembros de la Iglesia y no recuerdo haber discrepado nunca en eso con Sofía. De hecho, para mí eso constituye un signo de fe más que lo contrario, como ya expuse en un artículo.

Creo que lo del magisterio extraordinario hay que matizarlo. Dice el C. Vaticano II: "Esta religiosa sumisión de la voluntad y del entendimiento de modo particular se debe al magisterio auténtico del Romano Pontífice, aun cuando no hable ex cathedra; de tal manera que se reconozca con reverencia su magisterio supremo y con sinceridad se adhiera al parecer expresado por él"
13/10/07 5:43 PM
  
Juan Antonio
Bruno y Sofía,

por lo poco que puedo adivinar a partir de vuestros comentarios (tengo que adivinar porque no os conozco) no creo que ninguno de los dos tengáis mala intención, ni en los posts ni en los comentarios. Llamar manipulación a coger un trocito del comentario total (el trozo que ha hecho pensar a Bruno) quizás es exagerado... Supongo que es un malentendido, quizás sería bueno añadir las 3 líneas que faltan del comentario al post.
13/10/07 6:02 PM
  
Juan Antonio
Bruno y Sofía (II):

Por variar, a mí la parte más interesante del comentario de Sofía me parece

"la Iglesia somos todos, y cada uno se tiene que plantear hasta qué punto no es sombra él mismo."

me hace pensar que cuando estoy en el trabajo, donde la mayoría creo que son agnósticos, realmente se puede ver por mi comportamiento que soy cristiano?
13/10/07 6:09 PM
  
Bruno
[Final del comentario de Sofía, cortado]

-No he sugerido ni por un momento que en vez de discutir argumentos discutas a las personas. Sigue discutiendo argumentos, pero sin utilizar a las personas, pues eso es reducirlas a ejemplos de "ortodoxos" y "heterodoxos". No tienes la culpa de ver así las cosas y estar siempre juzgando desde esos parámetros. Los perfeccionistas también tienen su lugar bajo el sol. No me has ofendido en nada. Sólo te señalo lo que no me parece bien de tu actitud. Paz y bien. :)
13/10/07 7:08 PM
  
Bruno
Sofía:

He corregido el artículo y he puesto todo tu comentario. Espero que te guste más así.

No he puesto a nadie nunca como ejemplo de heterodoxo. Me limito a discutir las opiniones tal como se exponen en el blog. Lo que sí hago es intentar ver si esas opiniones concretas son ortodoxas o heterodoxas o, en un lenguaje menos teológico, si son verdaderas o falsas.

He observado que, en todas tus explicaciones, no dices en ningún momento que piensas que los protestantes (cuando Dios les dé esa gracia) deben convertirse al catolicismo. Puesto que mi "error" parece consistir en haberte atribuido falsamente la opinión contraria, me gustaría oírte decir cuál es la tuya, porque si no, la protesta no tiene mucho sentido.
13/10/07 7:22 PM
  
Bruno
Sofía (II):

Finalmente, no deja de sorprenderme que me juzgues, cosa que yo nunca he hecho contigo, y más en una cosa totalmente interna, como es que lo que me importa de verdad sea la corrección y no las personas y que me busco a mí mismo al intentar ser amable con los que pasáis por aquí. Para ser sincero, tengo muchos pecados, pero no creo que ése sea uno de ellos. En cualquier caso, lo dejo en manos de Dios.

Un saludo.
13/10/07 7:24 PM
  
Bruno
Sofía:

"Si rezas por mí o eres educado, es por ti mismo no por mí. Está muy bien, pero sigue siendo tu "corrección" lo que en realidad importa."

"...sí es cierto que te importan más las "ideas correctas" que las personas"

Si eso no es juzgar mis intenciones (y condenarlas), no sé lo que es.

En mi opinión, los cristianos podemos y debemos juzgar absolutamente todas las opiniones con las que nos crucemos, pero no podemos juzgar el fuero interno de las personas (como mucho y por educación, podemos suponer buenas intenciones en los demás).

Por ejemplo, yo puedo decirle a un Testigo de Jehová que lo que afirma es incompatible con un verdadero cristiano, pero no puedo meterme a juzgar si lo cree o no de buena fe o está siendo infiel a la voluntad de Dios hasta donde él la conoce.

En cualquier caso, si bien pienso que, en este caso, lo que me atribuyes es erróneo, de lo que sí peco a menudo es de soberbia, así que no me viene mal una pequeña humillación ;)
13/10/07 8:26 PM
  
Bruno
Sofía:

Sinceramente, nunca pienso que vayas a estar equivocada por el hecho de ser tú. No eres, ni mucho menos, la "heterodoxa" en mis pensamientos: no eres más que Sofía, con sus errores y sus aciertos. De hecho, creo que hemos estado de acuerdo muchas veces en bastantes de tus comentarios.

Aunque después de todo este lío no lo parezca, este artículo intentaba en parte ser un homenaje a tu comentario, porque me pareció lo suficientemente interesante como para tenerme pensando unos cuantos días sobre el tema. En fin, es difícil acertar...

Un saludo cordial en Cristo.

P. S.: por cierto, me ha gustado mucho lo de la "ortodoxia de la heterodoxia". Si no te importa, lo utilizaré en algún post.
13/10/07 8:40 PM
  
manuel
Creo que en la iglesia, como en toda otra colectividad,existen un 10% de buenos buenisimos, un 10% de malos malisimos,un 50% de malos degradaos a buenos, 50% de buenos degradaos a malos.
Incluso los malos malisimos estan en la iglesia porque han oido hablar de Jesus, han tenido un toque en el corazon y le conocen de alguna manera,luego les queda ese peregrinar en la profundizacion hacia Él que podría llevarles a convertirse en ese 10% de buenos buenisimos o santos.
No por estar en la iglesia se salva uno, hasta que no se alcanza la categoria de Santo.
Conocer a Jesus es lo que nos acerca a la iglesia, la cual nos facilita y ayuda en el dia a dia con el ejemplo de los Santos y la practica de los Sacramentos el camino recto hacia Dios.
El que no pertenece a la Iglesia, esa ayuda que nos dejo Jesus, no puede contar con ella y le costara muchisimo mas esfuerzo para llegar a Dios.
14/10/07 9:20 AM
  
manuel
La Iglesia es el instrumento de ayuda que nos dejo Jesus para que pudiesemos allanar ligeramente el camino hacia Dios y que por nuestros medios no podriamos conseguir nunca.

Se puede llegar a dominar un idioma sin ayuda de nadie.
Se puede hablar un idioma yendo a una academia.
Se puede hablar un idioma zambullendose en el pais donde lo hablen.

Se puede entender el amor mas facilmente viviendo en una comunidad donde lo vivan
14/10/07 9:33 AM

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