InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Liturgia

17.01.10

Como niños malcriados

Los católicos estamos muy malacostumbrados. Somos como niños malcriados, que están tan habituados a tenerlo todo que ya no aprecian nada. Y eso se nota en toda nuestra vida cristiana: estamos tan acostumbrados a que Dios exista, a que nos quiera, a que su Hijo se haya encarnado, a que se nos dé como comida, a que perdone nuestros pecados, a que mande a sus ángeles a que cuiden de nosotros, a que nos haya regalado su Iglesia y a mil cosas más que ya no nos sorprenden esos prodigios.

Quizá el ámbito en el que más se nota esto sea la liturgia. Nuestra liturgia está cuajada de tesoros para la oración y la meditación. Como una corona real, está engarzada con piedras preciosas de una belleza única y singular, ansiada y envidiada por los pueblos que no conocen a Dios… Y, sin embargo, apenas prestamos atención a lo que se dice en la Misa. Apenas rezamos con las oraciones, ni alabamos con sus himnos. Ni siquiera se nos ocurre conservar ansiosamente en nuestra memoria todo lo que podamos abarcar. Somos como un Alí Babá tan tonto que no piensa en llenarse los bolsillos al pasar por la cueva del tesoro.

Demos un ejemplo. Si preguntase cuál ha sido la frase cantada o recitada en el Aleluya del Evangelio de este domingo, dudo que se acordase de ella más de uno de cada mil católicos. Y la frase se las trae. Si de verdad escucháramos en Misa y pensásemos lo que se dice, esta frase habría dejado boquiabiertos a todos los que allí estaban, como me dejó boquiabierto a mí. Y, muy probablemente, habría suscitado protestas, preguntas, murmullos e incomprensiones. Otros, en cambio, no habrían podido evitar postrarse de rodillas para dar gracias a Dios en ese mismo instante. Nadie habría quedado indiferente.

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12.01.10

¿Por qué es tan mala nuestra música litúrgica?

Recojo hoy en el blog el resumen de un artículo realizado por un lector (Luis), que expone ocho mitos frecuentemente escuchados sobre la música litúrgica. Creo que podría servir como base para una interesante discusión sobre el tema de la música en la liturgia.

Por desgracia, en España la música sagrada se cuida muy poco (y ese descuido se nota). Cuando la música litúrgica se resiente, la propia liturgia se resiente también, porque música y liturgia siempre han estado intrínsecamente unidas. Se me ocurren muchas cuestiones relacionadas con el tema:

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8.01.10

Unidades pastorales y otros adefesios lingüísticos

Acabo de leer que en la diócesis de San Sebastián se ha creado una nueva unidad pastoral. Es decir, una especie de agrupación de parroquias, capillas y casas religiosas cuya dirección se ha encargado a algunos laicos comprometidos. No voy a hablar del hecho en sí, porque no conozco los detalles del mismo. Me voy a limitar a subrayar el horrible nombre del engendro: unidad pastoral.

Sería difícil haber elegido un nombre más feo que el de “unidad pastoral”, con sus resonancias burocráticas. Y, lo que es aún peor, de burocracia eclesial. No me cabe duda de que la fealdad de las palabras que utilizamos para hablar de la Iglesia y de sus asuntos reflejan una forma prosaica, materialista y mundana de entender la Iglesia que, por desgracia, se ha hecho muy común en nuestra época y nos afecta a todos. Proliferan los coordinadores, consejos, directores, asesores, áreas, grupos, unidades y demás zarandajas empresariales.

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28.12.09

El segundo ángelus

Un lector, Norberto, me envía una oración que ha inventado. Es un segundo ángelus, porque se refiere a la “segunda anunciación”.

El Papa Juan Pablo II, en su exhortación apostólica Redemptoris Custos, habló de la “anunciación” que también recibió San José al aparecérsele un ángel, según cuenta el Evangelio de San Mateo: “José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". […] Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús”. Es otra “anunciación” paralela a la que recibió la Virgen y que se relata en el Evangelio de San Lucas.

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26.12.09

El Niño Manuel – Villancico

Para celebrar la Navidad, traigo hoy al blog este villancico casero, muy sencillo, titulado “El Niño Manuel". Como se puede ver fácilmente, o mejor dicho escuchar fácilmente, grabamos el villancico cuando ya estábamos casi afónicos. Esteban (2 años) y Cecilia (4 años) aportaron también sus voces con gran entusiasmo y con ideas muy claras sobre cómo debe sonar el villancico, diga lo que diga la partitura.

Por si a alguien le resulta extraño el título o no sabe quién es ese Manuel al que se refiere, explicaré que Manuel es el nombre que se da, en muchos villancicos tradicionales españoles, al Niño Jesús. Se trata de la españolización de Enmanuel, que significa “Dios con nosotros", es decir, el nombre con el que se llama a Jesús en la profecía de Isaías 7,14: “Por eso el Señor mismo os dará una señal. Mirad, la Virgen está encinta y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel".

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