InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Moral

21.07.25

El grave y olvidado pecado de la gula

La gula parece a veces el “hermano pobre” de los pecados capitales. Casi nadie se lo toma en serio (excepto los niños, que son los que paradójicamente se toman todo en serio). En la mente de la gran mayoría de los católicos, se trata de un mero “pecadillo” que nunca es grave, resulta muy difícil de cometer en la práctica y más parece una reliquia de tiempos pasados y rigoristas que algo que nos tenga que preocupar a nosotros.

Como casi siempre que miramos con suficiencia y superioridad a nuestros padres en la fe, los que no nos enteramos de nada somos nosotros. Es cierto que la gula puede ser, y muchas veces es, un mero pecado venial, pero es falso de toda falsedad que no sea nunca grave. Es más, me atrevo a decir que es uno de los pecados graves y veniales más frecuentes, a pesar de que a menudo los que caen en él ni siquiera lo consideran un pecado.

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25.06.25

Cómo destruir tu civilización en tres sencillos pasos

¡No más conspiraciones y sociedades secretas! ¡Las guerras y el terrorismo están pasados de moda y, además, son demasiado complicados y cuestan mucho dinero! ¡Los superrayos mortales nunca funcionan bien! Es hora de buscar una solución más económica y confortable para tus necesidades malevolodestructivas. Destruye tu civilización en tres cómodos pasos, sin levantarte del sofá.

Supervillano, ¿te has cansado de que los superhéroes frustren tus planes una y otra vez? ¿Estás harto de no poder terminar tu monólogo sin que el pesado del héroe escape de sus ligaduras y salve la civilización? Finalmente, el secreto del éxito está a tu alcance por un módico precio.

Los sencillos tres pasos para destruir tu civilización, ofrecidos en exclusiva por InfoCatólica, son:

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14.06.25

El sermón infrabólico

Cuando se lee el sermón de la montaña, inmediatamente tendemos a defendernos de él, en lugar de acogerlo con alegría, como una buena noticia. Es instintivo y automático en el hombre caído, porque lo que dice el sermón nos parece algo imposible e incluso inhumano. Como nos da vergüenza taparnos los oídos, que es lo que nos gustaría hacer, nos apresuramos a buscar razones, excusas, interpretaciones alternativas o lo que sea menester para convencernos a nosotros mismos de que eso no va con nosotros y no se supone que de verdad debemos hacer lo que dice el Señor.

La más frecuente de esas excusas que buscamos consiste en asegurar, con aire de sabiduría y erudita hermenéutica, que en realidad se trata de un texto hiperbólico, es decir, una exageración literaria para hacer más impresión. A los hebreos, dice la excusa, les gustaba mucho exagerar, pero todo el mundo entendía que no era más que eso, una exageración. Del mismo modo que, cuando una madre le dice a su hijo “te voy a matar”, nadie, empezando por el mismo niño, cree que le vaya a matar de verdad.

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2.06.25

¿Comienza la caída de Amoris Laetitia?

En estos primeros días de un nuevo pontificado, muchos habrán pensado sobre lo que va a suceder con Amoris Laetitia, la exhortación postsinodal del Papa Francisco que introdujo indirectamente el divorcio en la Iglesia, permitiendo la comunión sin arrepentimiento ni propósito de la enmienda para los que vivían en una nueva unión de carácter adulterino

Algo tiene que suceder con ella, porque lo cierto es que en Amoris Laetitia se niegan varios principios fundamentales de la fe y de la moral católicas: la existencia de actos intrínsecamente malos, el principio de que el fin no justifica los medios, la certeza (definida en Trento) de que Dios siempre da la gracia necesaria para no pecar, la seguridad de que Dios no quiere que pequemos, la obviedad de que los pecados mortales son eso, pecados mortales que llevan al infierno y no simples fallos en alcanzar un ideal, etc. Cualquier católico está dispuesto a aceptar el magisterio de la Iglesia, pero no podemos mantener creencias contradictorias, porque ad impossibilia nemo tenetur. Es imposible mantener, a la vez, la constante Tradición dogmática y moral de la Iglesia y varias enseñanzas de Amoris Laetitia que niegan esa Tradición. En consecuencia, parece forzoso concluir que esas enseñanzas específicas de Amoris Laetitia no son verdadero magisterio y que hay que abandonarlas.

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7.05.25

Elogio de la polarización

Estos días en que se habla de los cardenales del cónclave y del posible nuevo Papa, casi siempre surge algún lector que se queja de la “polarización”, diciendo que no es propio de cristianos hablar así, que hay que llevarse bien, que es un escándalo que los católicos discutan y cosas similares.

Todo muy comprensible, claro. ¿A quién no le molestan las peleas y las discusiones? ¿No dice San Pablo que las rencillas, divisiones y disensiones son “obras de la carne” (cf. Gal 5,19-29)? ¿No es Cristo el Príncipe de la Paz?

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